*Capitulo 3*

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"Contra vientos, guerras y mareas, sólo dime contra qué quieres que pelee por ti, si hasta mi vida sin pensarlo antes te di, porque incluso te he puesto por delante de mi."

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El lunes llegó y los trabajos se aglomeraron de nuevo, la misma rutina de siempre alistarse, irse, almorzar, y hacer los deberes que le dejaban, aveces sentía que no podía respirar por más que quisiera, y eso que apenas estaba empezando el último año, ¿Qué haría cuando tuviera que entregar su tesis?

Llegó al departamento, Dalia ya estaba ahí en pijama, eran ya las cuatro de la tarde y esa chica en pijama. Rió ante tal pensamiento.

-¿Que no tienes vida social? -preguntó él. Los dias pasados agarraron la suficiente confianza para hablarse de aquella manera.

-Nop ¿Qué me trajiste? -la chica saltó del sofá y lo vio con una bolsa de compras en la mano. Este se la aventó y ella la atrapó en el aire.

Dos películas románticas de las que a ella le gustaban, burritos recién hechos y hamburguesas.

-Sorpresa. -dijo este tirándose al lado de ella en el sofá.

-¡Ay, te amo! -le dió un sonoro beso en la mejilla y este solo asintió levantándose.

-Si, si, déjame algo de comer.

-¿Adónde vas?

-Iré a la biblioteca un rato, no tardo, luego veremos tus dichosas peliculas mata pasiones.

-Son románticas -se quejó, pero sabía que le gustaba molestarla.

-Si, aja.

-¡Usa protección!

Cerró la puerta de un golpe pero logró escuchar lo que su compañera le dijo, no pudo lograr no reír ante sus ocurrencias, durante estuvo ahí esos meses la vió demaciado retraída y antisocial, y no era mentira, si era así, pero al conocerla se dió cuenta que era una buena compañía, y lo sería en un futuro.

Empezó su recorrido a aquél lugar, pensó que sería largo como la primera vez, pero al contrario, se encontró tan emocionado por llegar que ya estaba en aquella puerta de madera tallada que le triplicaba la estatura, pensó si era buena idea seguir con aquello, la verdad no sabía ni el porqué seguía buscándolo pero era innegable la atracción. Pensó si era alguna obsesión, pero por más que intentaba encontrar la respuesta lo único que veía era su rostro.

Pasó de largo por el lado de SuHan para ingresar sigilosamente sin que esa señora quisiera persuadirlo otra vez con que no se acercara a su objetivo. Fue directo a aquél lugar donde lo vio rodeado de libros, pero no se encontraba ahí, todo estaba pulcramente ordenado, no como la última vez, que el rubio batallaba para terminar de arreglar el desorden mientras leía un libro, escuchó dos o tres libros caerse en el segundo piso, justo arriba de él, al principio hizo caso omiso pero luego escuchó un quejido.

Fue hasta donde provenía y lo encontró tirado y con sangre en sus manos, corrió hasta a él y tomo sus brazos ayudándolo a levantarse.

-¿Te sientes bien? -preguntó.

-No deberías estar aquí, ¿Eres nuevo? Como sea, tranquilo, sólo es una cortada nada más.

¿De nuevo preguntándole si era nuevo? ¿Que acaso no lo reconocía? Tenía que indagar más para asegurarse que lo que estaba pensando era sólo una idea errónea o por el contrario era la triste realidad de ese chico, y si así era las advertencias de aquella señora tendrían sentido.

-Lo siento, sólo quería compensar el accidente pasado dónde chocamos y se calleron tus libros. -talvez reacciona, pensó.

El susodicho lo miró de reojo con el ceño fruncido para luego negarlo, él jamás lo había visto, y si así fuera estaba seguro que reconocería ese rostro en donde fuera, ese hombre era hermoso ante sus ojos, pero quería mostrarse desinterezado y a la vez ocultar su rotundo nerviosismo.

-Dis-culpa, me debes estar confundiendo... Si nos hubiéramos visto antes te recordaría, pero es la primera vez que nos vemos. -dijo algo tímido, no sabia porqué estaba actuando así, el jamás era tímido, en su lugar él era el que intimidaba a las personas.

-Disculpa, si, te debo haber confundido, esque soy algo distraido... Déjame ayudarte ¿hay algún botiquín por aquí?

-Si, en la biblioteca privada.

Caminó y el azabache lo siguió entre medio de las escaleras justo enfrente había una puerta doble que daba a una sección de libros más pulcra, en el centro del salón había un escritorio algo grande con algunas libretas y cuatro sillas rodeándolo.
El rubio se dirigió a un pequeño espacio en la pared y abrió una pequeña puerta sacando una cajita blanca que contenía gasas, alcohol y uno que otro analgésico y pastillas para cualquier emergencia.

Jungkook tomó la caja que le ofreció Taehyung, y lo dirigió a sentarse en el escritorio mientras él se sentó en una silla. En silencio sacó las gasas y el alcohol y empezó a curarlo, la cortada era algo profunda así que se aseguró de no lastimarlo.

Pero al rubio no le importaba el dolor, sólo estaba absorto en ver el rostro concentrado del chico que lo estaba curando, ese rostro se le parecía familiar pero no sabía de dónde, no tenía idea de dónde lo había visto antes, pero le parecía muy guapo, su cabello azabache, sus ojos color marrón, su rostro parecía de un bebé y se fijó que entre abría sus labios cuando estaba concentrado, su cabello se dividía en dos en su frente, y sus delicadas facciones pero rudas enmarcaban perfecto en ese chico, lo hacía ver rudo y tierno a la vez.

-Listo

Levantó la vista para encontrarse con dos diamantes viendolo fijamente sin parpadear, no sabía porqué lo miraba de aquella forma como si no existiera nada más, ni tampoco sabía el porqué sentía sus mejillas arder en un leve sonrojo, pero no apartó la mirada en ningun momento, al contrario, se levantó de la silla colocándose entre las piernas del rubio sin perder el contacto visual.

-¿Q-quien... eres? -preguntó Taehyung ya al borde de un colapso nervioso, tenía miedo, pero no de ese chico, si no del por qué se comportaba así con él.

-Ya lo dijiste antes, no me conoces. -afirmó el chico que tenía enfrente a escasos centímetros de su rostro, en cualquier momento parecía que lo hiba a besar, mas eso nunca pasó.

-Si no me conocieras... No... Te tomarías el atrevimiento... De acercarte tanto a mi -tenía que alejarse de ese chico si no él terminaría besandolo, no podía negar que le gustaba, y probablemente el azabache ya lo suponía, a lo cual éste sonrió al ver el nerviosismo del rubio.

-Si no me recordaras no serías capaz de ponerlo en duda... Hazlo, intentalo... -dijo cerca de sus labios -. Yo sé que me recuerdas.

El azabache se acercó peligrosamente al cuello del rubio colocando ambas manos al lado de sus piernas y aspirando su aroma, este no se alejó en lo absoluto en cambio tuvo que ahogar un gemido de placer al sentir rozar la nariz del azabache contra su delicada piel.

-Vamos Tae, tu puedes -dijo con una voz ronca que sólo excito al más bajo , pero no le daría el gusto de demostrárselo.

En ese momento vagos recuerdo se hicieron presentes. Èl cantando, ése mismo chico acosándolo mientras leía, porque si, tenía un sexto sentido y desde el principio sabía aquella vez que ese muchacho raro sólo lo observaba a él por eso es que no se despegó de aquél libro, y él mismo chocando con el botando sus libros.

Jungkook no pudo evitar mantener sus manos quietas, las dirigió por debajo de su camiseta rozando su piel de una manera tortuosa que lo hizo cerrar sus ojos, un beso humedo en su cuello y un toque en una de sus piernas por parte del azabache bastaron para que él gimiera su nombre.

-Jung-kook...

-¡Taehyung!

Un chico estaba de pie en la puerta, al ver la escena se dirigió rápidamente a ellos lo cuál los tomó por sorpresa a ambos, el azabache fue empujado por el otro chico y no pudo no ocultar su asombro, el chico era idéntico a Taehyung, lo único que los diferenciaba era el color del cabello y es que el color del cabello del chico que los interrumpió era totalmente negro.

-¡Te le vuelves a acercar a él y te juro que te mato maldito imbécil!

-Taeyang por favor déjalo, el no hizo nada malo, sólo me ayudó a curarme.- dijo éste mostrando la venda en su mano, su hermano rió sarcástico.

-¿Ayudarte? ¿Le llamas ayuda a que éste tipo se haya querido aprovechar de ti?
No me hagas reír Taehyung.

-Ya basta Taeyang, no soy un niño, puedo cuidarme sólo y si dejé que se me acercara fue porque así lo quise.

El pelinegro suavizó su mirada con su hermano aunque no le pasaba la rabia que tenía con aquél desconocido, Jungkook aún no salía del shock que tenía al ver semejante parecido entre ambos, y la verdad aquella situacion lejos de ponerlo nervioso le divertía un poco, si no fuera por el descubrimiento que hizo sobre el rubio minutos antes se reiría. Eso quería decir que el rubio tenía alguna enfermedad que le impedía recordar las cosas, eso estaba claro, sólo quedaba por saber cuál.

-Taehyung esperame afuera.

-Pero...

-No le haré nada joder, esperame afuera.

Tae salió del salón a regañadientes, afuera lo esperaba aquella señora que al escuchar la discusión no lo pensó ni dos veces para ir al encuentro de su niño.

-Si sabes lo que te conviene no te le... -el zabache lo interrumpió.

-Me recordó. -el pelinegro se sorprendió al escuchar esas palabras.

-¿Cómo es que tú..?

-He venido un par de veces, y hasta hoy no había mencionado mi nombre desde la primera vez que vine... recordó mi nombre, eso quiere decir que recuerda la primera vez que me vio.

El hermano de Taehyung no salía del asombro, y esque aquello era imposible que su hermano recordara algo después de ese día, pero no estaba dispuesto a derrumbar el mundo que había construido para que nadie tocara o dañara a su hermanito pequeño, no hiba a permitir que le hicieran daño otra vez.

-Aléjate de él. Estás advertido.

El chico salió de aquél lugar dejando al azabache ahí, era obvio que él no le haría caso, y era más obvio que SuHan, que había escuchado toda la conversación de ambos jovenes hiba a tomar cartas en el asunto.

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