EL PRINCIPIO

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°El comienzo

La inmersión no fue bienvenida. Ni deseada.

Que sea primero la mas bonita... Habia dicho el Rey. Lo habia ordenado.

Entonces unas manos estuvieron sobre ella, fuertes y callosas. De los despiadados machos fae Hybernianos.

Era mucho peor de que te sacaran de la cama a rastras en camisón. Peor que los gritos de Feyre y Nesta. Desde el sentimiento de impotencia más profundo que jamás había experimentado.

Los días de hambre no eran nada comparados con el agua caliente que llenaba sus pulmones y la arrojaba a la negra oscuridad de una noche sin estrellas.

El agua no estaba tan fría como su cuerpo suponía. No caliente como el agua calentada por los sirvientes en la bañera... Ciertamente no tan caliente como el verano que la hacía sudar incluso estando de pie en el bosque.

Arya no sólo se sintió quemada cuando se sumergió en un mar sin fondo, sin horizonte, sin superficie.

Pero sintió como si un pedazo del sol hubiera caído en el borde de ese Caldero y creado un hogar dentro de él.

La inmortalidad no fue una juventud serena.

Fue fuego.

Eran rayos de sol agudos que vibraban y se derramaban en sus venas, hirviendo su sangre humana hasta que no era más que vapor, forjando sus huesos quebradizos hasta convertirlos en mármol áspero y firme.

Y cuando abrió la boca para gritar, cuando el dolor destrozó lo que alguna vez fue, no hubo ningún sonido. No había nada en ese lugar más que oscuridad, agonía y poder...

Todo su pasado había sido borrado, quemado y convertido en cenizas.

Y cuando su corazón parecía a punto de dejar de esforzarse en latir, y ella misma dejó de intentar respirar.... Cuando pensó que no le quedaban fuerzas ni nada para salir de allí. Estaba esa línea roja y luces brillantes que la hicieron encontrar el camino de regreso.

Y con un rugido de alivio al saber que volvería a respirar, Arya Archeron y el Caldero se conectaron, atravesando la oscuridad como un meteoro.

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