14. Te veo.

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Jeongguk miró más allá del lugar en el que se encontraba con la brisa fresca dándole un refresco a su caliente piel. Sus ojos concentrados en la figura que se movía viendo disimuladamente las manos de las personas que caminaban por el lugar.

—Puedes ver el hilo rojo de los demás—Confirmó una vez se encontró con el menudito cuerpo del muchacho. Jeongguk tenía sus brazos cruzados en su pecho mientras miraba desde su gran altura a Tae que lo observaba con una sonrisa incómoda en su rostro—. ¿Puedes o no?—Se metió en todo el rostro del más bajo mientras sus ojos observaban los brillantes labios color cereza.

¿Po-Por qué preguntas e-eso?—El mayor encogió sus hombros y rozó su nariz contra la mejilla del contrario en cuanto sus trabajados brazos envolvieron el cuerpo de Tae—. ¿Por qué has preguntado eso?—Se quejó preguntando mientras se aferraba a la espalda del mayor con fuerza, apretando entre sus dedos la tela de la remera que Jeongguk tenía puesta—. Te he extrañado—Murmuró aspirando con fuerza el aroma a colonia que desprendía el cuello de Jeon, mezclado con un ligero aroma a sal que le hacía recordar a la playa de Busan muy suavemente.

También te he extrañado—Dijo con voz segura. Con sus manos aferrándose a la pequeña cintura de Kim, con su nariz pegada al costado de su cabeza, olisqueando su cabello y el aroma a frutos cítricos que este desprendía. Y Jeon quiso llorar ahí mismo porque parecía ser tan perfecto y efímero como esa vez que lo vio en el aeropuerto; su tez dorada parecía brillar con pequeños destellos a la fuerte luz del sol.

Y trató de contenerse, él juraba que había intentado hacerlo, pero verlo ahí y creyendo que en cualquier momento podía despertar, y no volver a encontrarse hasta no sabía cuándo, lo estaba comiendo por dentro. Entonces su cerebro pudo formular algo y su cuerpo pareció moverse por sí solo cuando tomó el rostro de Taehyung entre sus manos, y pegó sus labios con el contrario. El beso fue lento, suave, creyendo que el otro podía romperse en cualquier momento, el ritmo fue el mismo durante un tiempo. Taehyung agradeció que Jeon haya hecho ese movimiento porque estaba seguro que él lo haría.

Necesito que me digas algo—Taehyung asintió embelesado por la forma en la que los lindos labios de Jeon brillaban—. ¿Estás en Corea?—El menor frunció el ceño sin entender por qué había preguntado eso de repente.

¿Por qué lo preguntas?—Sus frentes se encontraban juntas y las manos de Gguk aún seguían en el rostro contrario. Taehyung miró a los ojos al más alto antes de que con sus pulgares limpiara las comisuras de Jeon, ya que se habían manchado con el suave bálsamo de color que llevaba puesto en ese encuentro.

No lo sé, simplemente tengo la sensación de que estás más cerca, ¿es así?—Tae sonrió y fue un asentimiento corto, pero que Jeon captó al instante.

Podía decir que se sacaba un peso de encima porque confirmaba que el muchacho sí estaba en Seúl y que seguramente en cualquier momento podía cruzarselo en cualquier parte de la ciudad, ya fuera en un parque o en alguna cafetería. Sin embargo, se guardó el hecho de que lo había visto en un taxi saliendo del aeropuerto con rumbo a no sabía dónde. Lo abrazó con fuerza sintiendo como el vínculo único que ambos poseían volvía a hacerse más fuerte y más seguro.

No me respondiste la pregunta—Recordó Jeon al notar como Taehyung observaba sus meñiques y sonreía orgulloso.

¿Cuál? Sí, estoy en Seúl. No recuerdo lo otro—Respondió haciéndose el desentendido, pero en realidad recordaba la pregunta a la perfección simplemente tenía miedo y vergüenza de contarle eso a Jeongguk, no sabía cómo se lo tomaría porque seguía siendo tan estúpidamente irreal.

¿Puedes ver el famoso hilo rojo? ¿Puedes ver el nuestro?—Preguntó casi desesperado por la respuesta.

¿Cómo... Cómo sabes que estamos conectados?

Sí, lo ves—Dijo sonriendo y negando con su cabeza—, lo sospeché desde que Namjoon dijo que había visto un destello de rojo en nuestros meñiques, luego simplemente lo demás fue pensar. Tú siempre estás mirando disimuladamente los meñiques de las personas que aparecen en este encuentro, tu rostro cambia, cuando puedes verlo te pones feliz y cuando no, te pones triste.

Muchas veces veo a muchas personas con hilos rojos, ellos tienen otra mitad, sin embargo quienes no tienen hilo es porque ellos nacieron completos, no tienen una mitad. Después están quienes tienen un hilo, pero no una terminación, es como si el hilo de ellos simplemente se perdiera viéndose apagado y deshilachado, es triste.

¿Qué significa eso?

No lo sé y tengo miedo de preguntar o tratar de averiguarlo.

¿Cómo se ve el nuestro?—Preguntó Jeongguk antes de separarse y tomarle la mano, comenzando a caminar a un ritmo despacio observando todo el lugar en el que estaban.

Está bien, ahora se ve corto, de un rojo fuerte y no está deshilachado. No como la última vez—Murmuró lo último rezando por dentro que el mayor no lo llegara a escuchar.

Bien, eso quiere decir que está bien mientras confiemos en el otro y nos llevemos bien.

Había averiguado algo con su prima Jeongyeon, a ella le gustaba mucho el tema de las almas gemelas, las llamas gemelas, el hilo rojo y demás. Visitaba de vez en cuando a chamanes, tarotistas y a quiénes como su prima denominaba brujas, quienes la ayudaban en todo lo que necesitaba averiguar. Gyeon había preguntado por él, porque estaba preocupada por su salud y la persona le respondió que simplemente era algo del momento por culpa del estrés y porque había algunas cosas que Jeongguk simplemente no podía sacar de su sistema y que eran cosas que estaban lastimandolo, jodiendo con su cabeza y salud más que nada. También llegó a hablarle de algo que había visto en la lectura, un hilo rojo que estaba lastimando a ambas personas involucradas por el hecho de estar lejos y por pensar que los demás no iban a aceptarlos. Jeongguk absorbió toda la información que Gyeon le había otorgado mientras preguntaba algunas cosas más que necesitaba saber, también pudo hacer que su prima preguntara si alguien podía ver el hilo rojo tal y como era, cuando ella tuvo la información, le confirmó que sí.

Ver el hilo rojo propio o de alguien más, era un don que no muchos poseían y tenían un propósito, una misión en su vida. A quien había visitado, le dijo que no podía decir con certeza cuál era esa misión que tenía, pero que quedaba en quien poseía el don en aceptar esto o simplemente olvidarlo. La muchacha le dijo que la mejor elección era el amor y ellos, buscar el propósito y la transformación de toda su misión.

El nombre Namjoon había rondado por su cabeza durante un buen tiempo, pero no sabía si preguntarlo o no, de igual forma miró unos segundos al muchacho que sostenía su mano y que parecía sostenerlo siempre.

Gguk—Llamó Tae cuando pararon en un lugar mirando algunas vidrieras, colocó una de sus manos en el pecho del mayor y acarició superficialmente—, ¿qué sabes de Golden Closet?—Jeon levantó sus cejas preguntándose cómo es qué sabía de la empresa si recién llegaba a Corea.

¿Por qué?—El contrario encogió sus hombros. El hermano mayor del CEO de mi empresa, creo que es el vicepresidente ahí. Tienen buenos diseños y se volvió bastante famosa.

Claro—Entonces Taehyung comprendió que el Namjoon que él había conocido el día de ayer, era el CEO de Jeongguk, con quién él había soñado tiempo atrás.

Todo le llegó a la mente de golpe y se quedó ahí, tratando de absorver toda la información que estaba recibiendo en ese momento. Namjoon era el CEO de la empresa en donde Jeongguk era artista, Hoseok era el mejor amigo y productor del muchacho, y quien lo había ayudado en el aeropuerto cuando su bolso había salido volando en cuanto alguien lo había empujado. Y obviamente si él había estado en el aeropuerto, Jeongguk estaría y Taehyung lo había visto, no su rostro completo, pero sí su perfil y a pesar de que ese día estaba muy cansado como para pensar y el día siguiente había tenido otras cosas en mente, supo que su cabeza no le había jugado una mala pasada y que cuando la noche anterior llegó, poniéndose a repasar todo lo que había sucedido en esos días no había sido su imaginación. Probablemente si él se movía en el aeropuerto por donde ese Hoseok había llegado, se hubiera cruzado con Jeon, pero los días habían pasado y ningún encuentro había ocurrido además del que estaban viviendo.

Cuando Jeongguk sintió el tirón, supo qué era lo que sucedería a continuación por eso no desaprovechó la situación y tomó el rostro del menor dejando un suave beso detrás de otro.

Si llego a contactarte en la realidad, acepta una salida conmigo ¿Sí?—Un pequeño beso—, eres hermoso, precioso, todo...—Otro pequeño beso.

Tú también eres hermoso, Gguk—Taehyung pasó sus brazos por los hombros de Jeon y enlazó sus manos en el cuello del más alto, besando ahora él los labios del otro.

Antes que todo terminara, querían hacer de ese momento aún más suyo. Y lo cumplieron, por un tiempo hasta que lo negro les hizo desaparecer todo a su alrededor y ambos volvieron a sus realidades.

ଘ(੭ˊᵕˋ)੭* ੈ✩‧₊˚

Taehyung miró el blanco techo de la habitación de hotel antes de murmurar algo por lo bajo. Miró la hora en su celular e insultó a la nada, se había despertado dos horas antes de que su alarma sonara y no le había hecho mucha gracia porque descansar bien era algo que tenía que cumplir.

Mordió su labio cuando recordó el encuentro, tocó sus belfos aún sintiendo el hormigueo y los estragos de un beso aunque no hubiera sido así, pero se había sentido tan, tan real que ya no sabía qué pensar. Se sentó en la cama decidiendo que se daría una ducha antes de comenzar su día, tendría tiempo de hacerse un buen desayuno y no pasar hambre durante toda la mañana como mayormente le sucedía.

Cuando su desayuno terminó, se aseguró de ordenar un poco el lugar antes de salir a su lugar de trabajo. Lo sentía extraño, tenía sentimientos encontrados al decir algo así porque hace unos meses atrás todo parecía tan lejano, anteriormente tenía un trabajo en la tienda de su madre, pero no era algo por lo que él había, de algún modo, luchado día y noche, algo por lo que pasó días desvelado para poder pasar algún examen o exposición. Este trabajo que tenía ahora, era distinto y estaba orgulloso de haberlo conseguido.

Tomó su bolso y colocó las cosas esenciales que necesitaría en el día, agarró su carpeta con dibujos y una con hojas en blanco para ver qué podía hacer si en algún momento del día conseguía tener un descanso. Cuando salió de la habitación se aseguró de cerrarla con llave y emprendió su camino para salir del hotel. Aún no había conseguido nada que se ajustara al presupuesto que tenía, si bien era bastante alto se dio cuenta que los alquileres en el centro de Seúl eran mucho más altos de lo que él suponía o creía. Aún tenía más días antes de que su semana terminara así que aún podía seguir buscando algo.

A la empresa llegó al mismo tiempo que Seokjin, que había asegurado que se quedó dormido y era la primera vez que llegaba tarde. Taehyung no entendió bien, si era algún tipo de broma o qué, porque aún le quedaban alrededor de quince minutos de sobra. Pero de igual forma saludó respetuosamente a su mayor y charlaron un poco a medida que iban subiendo en el ascensor.

— ¿Has salido a recorrer Seúl?—Preguntó el mayor mientras apoyaba su espalda contra una de las paredes metálicas del ascensor.

—Algo, más que nada para ver si encontraba algo para alquilar.

— ¿Lo hiciste?—Jin se arregló el cabello en el reflejo y luego miró a Taehyung, levantando una ceja y esperando por una respuesta que se demoró bastante en llegar—. Los alquileres son altos por aquí ¿No? Tengo un amigo, puede ayudarte.

—No lo sé, hyung. Siento como que estoy abusando demasiado de la confianza que estás poniendo en mí.

—No, nada de eso. Al contrario, me da mucho gusto ayudarte, ver que eres tan joven y estás cumpliendo tu sueño, independizandote y todo eso es como que me hace sentir orgulloso de alguna forma porque sé que has luchado muchos años por esto y que probablemente te costó superar todo obstáculo, y también, superarte a ti mismo. Hablaré con Hoseok, mi amigo, y te diré cuándo él puede mostrarte sus departamentos.

Hoseok, Hoseok, Hoseok. Taehyung quiso golpearse mentalmente, maldita sea, estaba en Corea del Sur, en plena ciudad de Seúl, habían muchos Hoseoks rondando por ahí. El amigo de Jeongguk no era el único Hoseok del lugar.

—Claro, muchas gracias, hyung. No sabes cuanto estas ayudándome haciendo esto.

—No es nada, cariño. Ven, vamos a mostrarte tu oficina y luego molestaremos un poco a Yoongi. Al parecer anoche salió de fiesta y hoy se encuentra con muy pocas pulgas.

Recorrieron el lugar, Seokjin dándole el recorrido que ayer no había podido. Mostrándole su oficina que quedaba unos metros más alejada que la del presidente y luego la oficina de Yoongi, para por último encontrarse con la suya, la cual se encontraba frente a la del pálido.

—Hola Yoongi querido—Saludó Seokjin en un tono de voz bastante fuerte.

—Buenos días, hyung—Dijo Tae un poco más suave, tratando de no reírse de la forma en la que Yoongi tenía un ojo abierto y el otro cerrado por el sueño, su cabeza estaba apoyada en su puño y al parecer de esa forma estaba dormitando.

—Buenos días, dulzura. No buenos días para ti, Jin.

— ¿Quién dijo que salieras un día de la semana y más sabiendo que al día siguiente trabajabas?—El mayor se burló sentándose en el sofá frente al escritorio de Yoongi.

—Fue culpa de tu estúpido hermano, él me convenció. Es un idiota.

—Con Namjoon nunca puedes salir, lo sabes. El tipo se emborracha, te diste vuelta cinco minutos y él ya encontró con quien reemplazarte. ¿Cuántas conquistas tuvo anoche?

—Raramente, estuvo tranquilo. No habló con nadie y simplemente estuvimos tomando. Tengo fragmentos de una conversación extraña que no llegué a entender del todo, pero involucraba a Jeongguk y otra persona más.

El rostro de Taehyung por alguna razón, se sintió caliente y su corazón comenzó a palpitar con fuerza llegando a aturdirlo al punto de parecer que estaba latiendo de forma desbocada justo en sus oídos. Trató de disimular sus emociones, pero simplemente no podía. Ellos realmente conocían a Jeongguk y probablemente lo veían muchas veces. Namjoon, por lo que había oído ayer, vivía prácticamente en esa empresa más que en la suya. Todo se le estaba haciendo tan confuso que quiso huir de ahí y no volver.

—Tae, ¿te sientes bien?—No supo en qué momento había comenzado a hiperventilar, pero tenía a Seokjin frente a él con sus manos sobre sus hombros sacudiendolo para que respondiera a lo que él preguntaba.

Trató de hacer todo lo posible para recordar cada ejercicio que hacía cuando algo así sucedía, respiró hondo y luego soltó el aire despacio. Estaba controlando la ansiedad muy bien, pero algo como lo que había escuchado parecía haberlo vuelto sumamente sensible a tener un ataque de pánico ahí mismo. No quería asustar a nadie, no quería que lo miraran como si fuera algún tipo de bicho raro porque sinceramente, ya no sabría qué hacer.

—Sí, sí, estoy bien. Lo siento.

—No, no te preocupes. No tienes porqué disculparte, dulzura.

—Ven, vamos a tu oficina. ¿Yoongi traes una botella con agua?—Seokjin pasó sus brazos sobre sus hombros y con cuidado llevó al muchacho a la oficina, lo hizo sentarse en una silla y luego le dio su espacio.

—Yo... En verdad creí que estaba contralada—Mordió su labio inferior y desvió su mirada.

—No tienes porqué tener vergüenza, Tae. Está bien que sea una mierda molesta lo que te sucede, pero no debes avergonzarte o creer que te veremos como algo raro, no es así. Si tú quieres trataremos de ayudarte en todo lo que podamos ¿Sí?

Yoongi tomó la botella de agua y luego se quedó mirando a un punto fijo durante unos segundos. Él no sabía qué hacer en situaciones como esas y se ponía extremadamente nervioso, agradecía que Seokjin hubiera estado ahí porque si se encontraba solo, lo más que seguro era que se hubiera vuelto loco. Cuando se recuperó salió de la cocina que tenían en el lugar y frunció el ceño porque del ascensor salía Jeongguk, caminando con un porte de modelo que parecía estar en las pasarelas.

—Niño idiota—Murmuró Yoongi antes de seguir su camino y dejar de lado al estúpido que se creía que estaba en alguna escena en cámara lenta.

— ¡Gigi!—Pero Gigi lo ignoró y se metió en una oficina que no sabía de quién era.

Encogiendo sus hombros, Jeongguk caminó hacia el Golden Room, viendo que no había nadie ahí y entonces, revisó el Emeral Room, la oficina de Seokjin y unas cuantas más. El mayor no estaba por ningún lado y se preguntó si ese día por fin había faltado, que era extraño, ya que Jin era un maniático del trabajo, de llegar temprano a los lugares y a veces lo era de la limpieza.

—Hey, Aegi—Paró suavemente con una mano en el hombro a la secretaria de la empresa y la miró unos segundos—. ¿Sabes dónde está Seokjin?

—Sí, está en la oficina del chico nuevo. Al parecer están hablando de algo porque incluso Yoongi fue ahí—Señaló con su dedo índice el lugar y el muchacho asintió.

—Gracias—Murmuró antes de comenzar a caminar en esa dirección.

Con cada paso que Jeongguk daba sus manos comenzaban a sudar, su corazón comenzaba a latir desbocado y por alguna razón un nudo molesto se había hecho en su estómago. No entendía porqué se estaba sintiendo de esa forma si hacía tan solo segundos, él estaba normal, sin ninguna molestia y nada de nervios. Pasó su lengua por sus labios resecos e insultó cuando el lugar parecía alejarse más y más. Tan solo eran unos pequeños pasos, pero a él parecía costarle el triple en llegar ahí.

Cuando lo hizo pudo ver a Yoongi dándole la espalda, a Seokjin parado y junto a él un muchacho que no había visto bien porque la ancha espalda de su hyung estaba obstruyendole la visión. Tocó con sus nudillos delicadamente la puerta de vidrio y esperó a que alguien le dijera algo. Realmente esperó eso, no esperó que en cuanto Jin se diera vuelta le dejara una perfecta vista de la persona a quien estaba tapando, tampoco esperó que el nuevo diseñador fuera nada más ni nada menos que Kim Taehyung, el muchacho con quien su vida estaba unida, por quien había comenzado a tener sentimientos y quien había parecido ser para él una luz en la oscuridad que su vida parecía estar siendo.

Jeon quiso llorar ahí, pero su cuerpo pareció reaccionar por sí solo al ver que Taehyung se había quedado paralizado mirándolo a él. Jugó con sus manos nervioso al notar las miradas de confusión que sus amigos tenían a medida que sus pasos seguían retomandose, uno tras otro, sonando con fuerza en sus oídos al igual que los latidos de su corazón. ¿Era posible morirse ahí mismo de un ataque? Porque a él no le importaba, estaba conociendo por fin a su chico y sentía que con eso ya tenía la vida realizada, pero sabía que no, que nada estaría realizado hasta que lo apretara entre sus brazos y si se dijera que sí, que todo era real y Tae estaba ahí, mirándolo entre asustado y feliz.

Por eso a Gguk no le importó la pregunta de "¿Qué mierda crees que estás haciendo?" que le hizo Seokjin ni tampoco el "¿Puedes detenerte un maldito segundo en tu lugar que él no se encuentra bien?" que Yoongi acotó, él simplemente siguió caminando, chocando su hombro con el de su hyung en su camino, sin mirar a ninguno de los mayores que ahí se encontraban, sus ojos y su cabeza estaba en únicamente una persona; y abrazaria a Taehyung costara lo que le costara.

Tomando aún más de sopresa a todos (incluido Tae) envolvió sus brazos en el menor sintiendo como este aún seguía rígido en su lugar, pero apoyaba su frente en su hombro.

— ¿Qué haces aquí?—Preguntó estúpidamente Jeongguk con la voz temblandole—. No me lo creo—Dijo antes de apoyar una de sus grandes manos en la nuca de Tae y la otra en el medio de su espalda—, te veo—Murmuró con sus ojos llenándose de lágrimas que no quería derramar.

Y ambos sintieron que eso era lo que necesitaban, que ese abrazo era lo que les faltaba para realmente sentirse vivos y con un propósito.

L

a parte desde que entró Jeongguk hasta el abrazo con Taehyung, es mi favorita porque incluso traté de imaginarmela en mi cabeza y no, estoy soft.


Espero que les guste el capítulo y muchísimas gracias a quienes votan, comentan y agregan esta historia a su lista de lectura.

Besos.

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