16. Campo de cosmos y tú.

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Taehyung no quería decir nada, pero el lugar en que se encontraba le hacía doler los ojos. Habían muchos colores y el lugar era extremadamente precioso, el aroma a flores era muy latente en el sitio e hizo todo lo posible para no recostarse en una parte por el simple hecho de no querer aplastar nada. Tenía su cámara en mano, así que no fue mucho el tiempo que le tomó empezar a fotografiar el paisaje que el campo de flores cosmos le otorgaba, era extenso y el atardecer hacía un lindo cuadro.

No esperaba que Jeongguk apareciera, no lo esperaba, porque, de alguna forma se encontraba satisfecho con haberlo conocido en el plano de la realidad y haber tenido algo de tiempo para conocerse mejor entre ambos. Tae descubrió muchas cosas nuevas del artista que, comparadas con las que internet tenía, parecían simplemente una mentira. Descubrió que tenía varias fundaciones y otorgaba dinero, ropa, comida, agua, útiles y demás cosas a los más necesitados, que había creado Golden Closet con su propio esfuerzo y que no había dicho nada que era el presidente porque no quería que los de afuera se llenaran la boca, diciendo que todo eso lo había conseguido regalado, como una forma de aumentar aún más la fama que tenía. También supo, no por medio de Jeon sino que de Namjoon, que el artista se encontraba enfermo, que estaba tomando vitaminas y suplementos de hierro para levantar la fuerte anemia que él tenía; Taehyung se preocupó, obviamente, y le hizo jurar a Jeon que comenzaría a velar más por su salud y que cuando se sintiera agobiado podía ir a él.

—Bebé—Murmuró Jeongguk, observando a Tae unos momentos antes de envolverlo en un abrazo. Sabía que eso era algo jodido, porque desde que habían dado ese paso había algo que Jeon no podía dejar de hacer y era el tratar de mantener sus brazos alejados del más chico. Pero a Tae parecía no importarle porque se dejaba ser, se acurrucaba contra él y comenzaba a murmurarle algunas cosas.

Probablemente estaban yendo muy rápido, estaban dejando que las cosas fluyeran de una forma muy precipitada y en el futuro tal vez eso no sería bueno, pero había algo que ambos sabían y era el hecho de que no podían simplemente frenarlo porque algo les hacía ruido, les molestaba. Así que, simplemente se preocupaban por el ahora y no por lo que podría pasar, porque ellos en ese momento no lo sabían con exactitud.

— ¿En dónde estamos?—Preguntó Tae una vez dejó que su cámara colgara de su cuello, envolvió sus brazos detrás del contrario y se puso de puntitas de pie para dejar un suave beso en los labios de Jeon.

Gguk se juró que Tae era como encontrar el paraíso e infierno en un mismo lugar. Besar sus labios era subir hasta el paraíso y adorarlo unos segundos para  luego bajar rápidamente al infierno, pero sentirse cómodo ahí y seguir disfrutando de él. Taehyung era pecado y Jeongguk estaba más que feliz en disfrutarlo.

—No lo sé—Respondió a la pregunta anteriormente hecha. Miró todo el lugar y suspiró, el aroma de las flores era algo abrumador, pero soportable—. No quiero separarme de ti—Dijo antes de esconder su rostro entre el hueco que se formaba entre el cuello y hombro de Tae.

Taehyung rió, pero de igual forma siguió con sus brazos en el cuello del más alto, moviendo su cabeza lado a lado mientras observaba el paisaje de todo el lugar. El brillo que estaba dando el sol al esconderse daba en la espalda de Jeongguk y Tae juró que parecía un tipo de ángel, su cabello largo y cayendo en ondas, su rostro maduro, pero que a la vez tenía un toque infantil y su sonrisa. Taehyung no creyó que podría enamorarse de esa forma de una sonrisa, tan real, tan preciosa que logró hacer que todas sus terminaciones nerviosas se pusieran en alerta y por alguna razón se sonrojó.

Después de estar un tiempo abrazados, decidieron caminar por el lugar, Tae aprovechando todo para tomar fotografías de Jeon. Y Gguk lo supo aún más, estar con Tae le hacía sacar esa parte de él que no muchos conocían y que a veces le hacía sentirse como un niño, posó de diferentes formas y rió fuertemente cuando logró ver a su chico muerto de risa con sus manos sosteniendo su estómago. Supo que nunca se había sentido de esa forma, tan real y a la vez tan fácil; había tenido relaciones anteriormente, pero muchas habían resultado un gran fracaso porque a veces él no tenía tiempo o porque descubría que solamente estaban a su lado por el dinero que había comenzado a ganar. Pero con Taehyung, nada era así, ambos habían desnudado su alma al otro y sabían secretos que otros no, sabían de la felicidad del otro. Y Kim fácilmente se había convertido en su felicidad, en ese sustento que pensó que nunca iba a poder conseguir y le gustó, lo agradeció.

Jeon llenó el cabello oscuro de Tae de pequeñas flores de colores, cortando algunas con el tallo más largo para que pudieran encajar en las ondas que el menor tenía, luego robó la cámara de Tae de sus manos y tomó varias fotos, sonriendo en el momento que el muchacho se ubicó cuando la luna estaba saliendo más allá de él. Taehyung era una belleza exótica, su color de piel acanelado, sus ojos color miel y la sonrisa rectangular que poseía, tenía a Gguk pendiendo de un hilo. Ambos se encontraban recostados en el suelo, el artista había repartido suaves caricias en el rostro y pelo del otro, sonriendo de vez en cuando.

Con un suspiro y sus ojos brillando, Taehyung se sentó observando a Jeon recostado, tenía sus brazos flexionados y su cabeza apoyada sobre sus palmas, observando el cielo y las estrellas. Al parecer ese campo de cosmos era algún tipo de lugar abierto para turistas y demás porque habían varios faroles por el lugar, iluminando todo a su paso. El fotógrafo no supo qué decir cuando observó el brillo que le daba la luz artificial y de luna al rostro del mayor, supo que su alma se sentía bendecida al estar unida a él y no reclamaba nada porque estaba agradecido, encontrar a una persona como Gguk lo era nunca había pasado por sus planes, no estaba interesado en formar algún vínculo con alguien que no fuera de amistad, pero sabía que el artista le afectaba en demasía cuando se decidió por luchar por él, por ambos, por una relación que no sabía si duraría o simplemente sería un gran y molesto desastre. Él estaría ahí, tomando la mano de Jeongguk en su camino, ayudándolo en todo lo que pudiera. Sí, estaba un poquito más que enganchado.

ଘ(੭ˊᵕˋ)੭* ੈ✩‧₊˚

El cambio de escena fue algo terrorífico porque de estar sentados en un campo con flores rodeándolos, habían pasado a estar dentro de la camioneta del cantante con él conduciendo hacia algún lugar que Taehyung no sabía.

—Me dan miedo estos cambios tan repentinos—Jeongguk lo miró, apartando unos segundos la mirada de la carretera antes de volverla al frente.

—A mí también, no se sabe adónde iremos a parar de un momento a otro—Dijo en voz baja, pero a pesar de lo que él había dicho tenía un lugar en mente para ir.

Taehyung frunció el ceño cuando llegaron a la ciudad de Seúl y recorrieron un tramo hacia un complejo de edificios bastantes lujosos, entonces supo que Jeongguk sabía hacia dónde estaban dirigiéndose porque en ese momento se encontraba estacionando la camioneta en un estacionamiento subterráneo. Tae sonrió y se sonrojó cuando Gguk se apresuró a abrir la puerta, le agradeció en un tono bajito antes de que comenzaran caminar hacia el ascensor que se encontraba en el lugar. Tae tomó la mano de Jeon entre la suya y las agitó un momento antes de sonreirle tiernamente, pero por alguna razón esa sonrisa angelical a Jeongguk no le pareció.

Tomados de la mano llegaron a la casa del mayor, mirándose entre sí cómplices. Jeon hizo que Taehyung se acomodara en el sofá de la sala antes de él moverse a la cocina y ordenar algo para que ambos pudieran comer. Le pareció extraño el hecho de que ese encuentro estaba durando más que los otros, estaba seguro que era el más largo hasta ahora, pero siendo sincero no le molestaba.

— ¿Quieres ropa para ponerte más cómodo?—Tae saltó en su lugar ante la voz gruesa y suave del contrario.

—Sí, por favor—El mayor le hizo una seña con su mano para que lo siguiera y así Kim lo hizo, caminaron en silencio antes de que Jeon tropezara con sus propios pies y casi cayera al suelo, cosa que hizo soltar una risa a Tae.

Sonrojado Jeon murmuró un—: No te rías—Antes de abrir la puerta de una habitación.

El departamento de Jeongguk era muy elegante, pero carecía de cuadros o fotografías, las paredes eran oscuras y la mayoría se encontraban desnudas, sin nada. Pero el cuarto de Gguk era el lugar más acogedor, habían fotografías y algunos dibujos pegados por las paredes, en la esquina de la gran habitación había un piano y una guitarra, junto a esto un escritorio con hojas y una laptop. Jeon se sorprendió que el lugar fuera tan exacto a su habitación del plano real, estaba bastante escéptico así que simplemente revolvió su armario y algunos cajones antes de dar con la ropa que estaba buscando sin reparar mucho en lo que era su alrededor.

Una remera negra con algunas letras estampadas blancas y un pantalón de chándal gris fue con lo que Taehyung se cambió, hizo un puchero cuando vio como el pantalón le quedaba, demasiado grande y se caía de sus caderas a pesar de que lo había ajustado bastante. Se notaba demasiado que Jeongguk era mucho más grande que él, tenía el cuerpo más trabajado y en altura le superaba bastante. Simplemente hizo todo lo que pudo para sostener el pantalón y no quejarse, pero su rostro se volvió completamente rojo cuando Jeon lo vio y comenzó a reír.

—Bebé, solamente usa la remera—Murmuró. Tae sabía que no era buena idea—. No haré nada, lo juro. O sino estarás toda la noche sosteniendo el pantalón de esa forma—Kim lo pensó un momento antes de enfurruñado soltar la prenda y dejar que esta cayera al suelo, por suerte la remera le tapaba la mayor parte de sus muslos hasta casi las rodillas—. Eres tan hermoso, ángel.

—Lo sé—Susurró algo juguetón antes de robarle un beso a Jeon—. Tú también eres muy precioso—Dijo antes de sentir como los fuertes brazos de Jeongguk envolvían su pequeña cintura y lo pegaba a su cuerpo, besándolo con lentitud, suave, marcando un camino desde sus belfos hasta su mandíbula y de ahí hasta su cuello; el cual chupó con fuerza y se separó.

—Sal conmigo más seguido—Soltó, no refiriéndose a ese encuentro, sino al plano de la realidad porque le había gustado pasar con él un tiempo durante el almuerzo.

El ambiente cambió bastante, Jeongguk había bajado sus manos y había acariciado la suave piel de las piernas de Tae antes de que este se colocara de puntitas de pie para poder llegar a sus labios y profundizar el beso. Kim dio un pequeño saltito ayudándose en el momento que Jeon colocó sus manos detrás sus muslos y lo alzó haciendo que el menor enredara sus piernas en la cintura del contrario. La espalda de Kim tocó una de las paredes y el beso fue más caliente que el anterior, apoyándose de la pared siguieron besándose de una forma que no creían posible.

No sabía porqué motivo lo hacía, pero una terrible sensación de querer marcar por completo el cuello de Taehyung estaba dominando por completo a Jeon, por eso no perdió tiempo en chupar con fuerza una de sus clavículas mientras escuchaba como un gemido salía de los belfos contrarios y probablemente hubieran seguido, terminando todo eso en la cama, pero el timbre había sonado y en un sobresalto Jeongguk se había levantado de su sueño cortando por completo el encuentro con Tae.

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Taehyung respiró profundo y abanico su rostro con sus manos, desde la mañana que se había levantado, vergonzosamente no podía olvidarse del encuentro que había tenido con Jeongguk. Cuando él creía que todo iba a llevarse hasta otro extremo, se había levantado alterado, con la respiración algo errática y sudando, y ni hablar de la vergonzosa erección que se cargaba. Había tratado de olvidarlo, pero gritó en su interior cuando el presidente de Golden Closet tomó la decisión de que estar todos los días por ahí era una buena idea.

Había esquivado la intensa mirada de Jeon más de lo que podía contar mientras trataba de realizar un diseño junto a Yoongi, pero lastimosamente no podía concentrarse, no sabiendo que Jeongguk estaba frente a su oficina, haciendo de vago en la oficina de Min.

— ¿Tienes calor, Tae? ¿O Jeongguk es demasiado para ti?—Fulminó con la mirada a Yoongi antes de tomar su frente con su mano. El pálido río y negó con la cabeza, hacía dos semanas que estaban trabajando juntos y se llevaban de maravilla, conformaban un buen equipo.

— ¿Por qué sigue acá?—Lloriqueó y Yoon midió la tela antes de marcarla suavemente.

—Porque sabe que te pones todo nervioso por su culpa y él lo disfruta.

—Quiero morir—Murmuró antes de seguir con su trabajo.

Jeon no estaba más mejor que Tae, ya que se había levantado con una incómoda carpa en sus pantalones de la cual había tenido que hacerse cargo porque, bueno, hablábamos de Taehyung. Un dios griego en persona, por quien Jeongguk estaba perdiendo los pantalones de a poco y no le disgustaba, para nada, él estaba más que dispuesto a dejar todo porque Tae fuera su pareja. Ya casi no le importaba absolutamente nada.

—A eso se le llama acoso, Jeon—Murmuró Yoongi cuando entró a su oficina en busca de algo—. Por tu culpa no ha podido concentrarse en toda la mañana ¿Qué mierda le hiciste?—La sonrisa de inocencia que Gguk tenía en sus labios no se la tragó para nada.

—No hice absolutamente nada—Pero su mirada no estaba en el pálido sino que la había cruzado con Tae y solo por querer molestarlo mordió su labio con fuerza antes de guiñarle el ojo—. ¿Qué dices de Taehyung desfilando?

—Esa mierda pensé cuando lo vi caminar hacia la oficina para la entrevista. Ese chico no tendría que ser diseñador, tiene que ser modelo.

—Él no está interesado. Ya lo hemos hablado, le pregunté qué pensaba acerca de eso y simplemente dijo que no—En realidad había algo más escondido debido a ese no que Tae había dicho. No sabía si Yoongi sabía algo acerca de la ansiedad del menor, pero ese era el problema más que nada.

Cuando el almuerzo llegó, Jeon pasó por Tae para luego salir de la empresa. El mayor rió disimuladamente cuando vio a Tae jugar con sus manos entre sí, en gesto nervioso.

— ¿De qué te ríes?—Preguntó el menor.

—De nada, bebé—Tae puso sus ojos en blanco, pero de igual forma aceptó la mano que el mayor estaba ofreciéndole. Caminaron un par de minutos de esa manera hasta dar con un pequeño restaurante del cual habían escuchado de parte de Kim, que tenía una deliciosa comida y el cual era muy cómodo—. Sabes que no puedes ocultarme nada, ¿no es así?—El menor golpeó muy suavemente el brazo de Jeon antes de negar con su cabeza, su rostro rojo—. Aw, eres un lindo tomate.

—Jeon—Dijo el contrario en un tono de regaño que para Jeongguk sonó muy tierno—, ¿podemos no hablar de eso? Estoy muy avergonzado—Con la mano que tenía libre tapó parte de su rostro antes de morder su labio inferior con fuerza.

Jeongguk no podía mentir, ni decir ninguna otra cosa acerca de como había disfrutado que Tae lo llamara por su apellido, quería seguirlo escuchando todo lo que le restaba de vida, si es que podía. Y si tenían la oportunidad de cruzarse en otras vidas, en esas también quería oír lo bien que el apellido Jeon salía de sus labios. Se mordió el labio dejando que su mente vagara un momento antes de volcar toda su atención al muchacho que caminaba a su lado mirando hacia las vidrieras y con sus ojos brillantes. Bien podría haber esperado toda una vida por esto, pero es que ahora se encontraba más que agradecido de que todo el momento fantasioso y poco creíble haya sucedido. 

Llegaron al lugar y pidieron una mesa para dos, charlaron un poco mientras se decidían porqué iban a pedir, estaban tan perdidos el uno del otro que no notaron a la persona que los miraba detrás de la barra del mostrador del pequeño restaurante. Si bien Jeongguk era bastante conocido alrededor del mundo, ¿quién iba a imaginar que iba a tener a una de sus lindas fans tóxicas justo ahí? La chica murmuró algo por lo bajo que nadie hubiera podido llegar a escuchar antes de tomar su teléfono celular y tomar una rápida fotografía. El artista podría simplemente estar comiendo con un amigo, un familiar, pero ¿Quién iba a explicarle eso a quienes lo seguían cuando creían que podían mandar sobre la vida del artista? Y además ¿Con qué certeza lo dirían si no llegaban a comprender que la vida privada, era eso, privada? 

—Namjoon preguntó sobre ti—Comenzó Gguk luego de un rato de silencio, cortando el filete que había ordenado antes de llevarse un pedazo a la boca y masticar con fuerza, disfrutando del agradable sabor que este tenía—, quiere que vayas conmigo un día al estudio. Al parecer le has caído bien, quien se encuentra algo reticente es Hoseok, pero creo que lo hace más que nada por el hecho de que se encuentra asustado—Dijo todo eso en el momento que tragó.

— ¿Asustado de qué? ¿De mí?—Se señaló antes de tomar un pequeño sorbo del vino que Jeon había pedido—. No le haré daño, ni nada por el estilo ¿Sabes?

—Claro que lo sé, bebé. Pero él es un idiota que aún no comprende cómo es que en realidad tú sí existes y no solo apareces en sus sueños como una persona a la cual nunca iba a conocer. 

—Supongo que puede ser eso... O simplemente está molesto porque no quiere que te distraigas de tus deberes como artista. Sabes que me gusta que vayas a la empresa y estás en todo tu derecho de hacerlo, pero ¿No crees que debas de descansar? Estos días has estado viviendo básicamente en la empresa, entras y sales a la misma hora que yo, no creo que sea sano para tu condición, Ggukie.

—Bebé... No debes de preocuparte tanto por mí, te juro que ya estoy mucho mejor. Cambiando de tema ¿Cómo van con lo que les encargó Jin hyung? Él realmente te adora y confía en ti, cuando sale de la ciudad ese tipo de trabajo no se lo deja a nadie en quien él no confíe.

—Y realmente lo agradezco. Estoy haciendo todo lo posible para que quede perfecto y cuando llegue lo vea, quiero demostrarle que la confianza que él pone en mí no es algo para desperdiciar. No nos falta mucho, debemos realizar algunos detalles y supongo que antes de que hyung llegue, estará listo. 

Charlaron un poco más, ajenos a todo lo de su alrededor, solamente su atención estaba fija en el otro. Y para ellos eso era lo que importaba en ese momento, porque a pesar de que trataban de que sus encuentros fueran muy de ellos, esos momentos en los que se conocían más, en donde charlaban de hasta lo menos importante, era que se daban cuenta que querían ser ellos dos y nada, ni nadie más. 

Y realmente esperaban que nada sucediera, nada que lo arruinara, nada que llegara a separarlos.

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