21. El recuerdo de tu amistad.

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Con extrañeza observó el lugar mientras se abrazaba a sí mismo por el frío repentino que había comenzado a sentir, sus ojos se movieron un momento por el lugar lleno de nieve y luego, en su figura que parecía haberse encogido algunos centímetros porque él se recordaba más alto y no tan cerca del suelo. Suponía que tendría que haberlo sabido en el momento que vio su ropa de invierno, la cual recordaba muy bien usar cuando era pequeño, pero todo era extraño porque él tenía sus pensamientos de adulto, su cuerpo era el problema, él era demasiado pequeño.

Una risa chillona llamó su atención y pudo ver al muchachito que reía, sus ojitos se cerraban a causa de su sonrisa y sus labios esponjosos formaron un tierno puchero en cuanto notó que Taehyung se había quedado quieto, sin hacer absolutamente nada mientras él tiraba bolas de nieve. Las nubes grises tapaban todo rastro del sol y había comenzado a nevar un poco más, el pequeño se acercó a Tae antes de cruzar sus brazos sobre su pecho.

¿Qué esperas, Tete?—Preguntó haciendo un pequeño berrinche—.  Vamos a seguir jugando, se va a hacer tarde y nuestras mamás nos llamarán para que entremos en nuestras casas—Murmuró enfurruñado.

—Sí, lo siento, Minie—Dijo Tae con una sonrisa recordando todo—. Hagamos un muñeco de nieve y que sea el más hermoso de la cuadra ¿sí?—El pequeño Kim rió antes de correr detrás de Park.

Park Jimin había sido su pequeño amigo de la infancia, ese que lo había acompañado durante su niñez y quien le había sacado muchas sonrisas ya fuera con los tiernos berrinches que hacía o cuando contaba chistes que no tenían sentido y tan solo los hacía para hacerlo reír a él. Taehyung le había prometido al pequeño Park que nunca iba a olvidarlo cuando lo vio una última vez parado en el porche de su casa, saludandolo mientras sollozaba fuertemente y le pedía a su mamá que por favor detuviera a la familia Kim. Taehyung prometió, pero no cumplió. Y en su alma bondadosa de niño pequeño se sintió terriblemente culpable por no haber podido cumplir con la promesa que le había hecho a un pequeño Jimin de nueve años.

Lo había conocido en su vecindario, la familia Park se había mudado cuando Tae tenía cuatro años y fue automáticamente formar una amistad apenas se conocieron. Iban al mismo kinder y juntos fueron a la misma primaria, Taehyung aún siendo pequeño no entendía la enorme conexión que ellos tenían y lo fácil que se les hacía desenvolverse el uno con el otro porque Jimin era muy introvertido y en el colegio apenas hablaba, no le gustaba abrirse con los demás y veía muy difícil el hacer amigos. Por eso cuando conoció a Kim, supo que con él iba a poder contar toda su vida aunque su corazón se rompió la vez que su mejor amigo se mudó de país, aunque él no era de hacer berrinches frente a sus padres lo hizo cuando vio a Tae subirse a un taxi con rumbo al aeropuerto, él quería que su mamá hiciera todo lo posible para que la familia Kim no se fuera de su vecindario y arrebataran a Taehyung de su vida de esa manera.

— ¡Jimin a cenar!—Gritó la señora Park secando sus manos en el delantal, teniendo una mirada algo perdida y preocupada.

— ¡Tae adentro!—Escuchó el pequeño Kim ser llamado por su padre.

Jimin colocó una pequeña sonrisa que Taehyung pudo deducir que estaba fingida antes de que, con paso lento caminara hacia la mujer que estaba llamándolo. El pequeño Kim no supo qué hacer, se quedó parado en su lugar mientras observaba a Jimin entrar a su hogar, se quedó tanto tiempo observando la casa de color blanco que solamente reaccionó cuando su padre le colocó una mano en su hombro.

—Tae, ¿estás bien?—Preguntó el hombre con sus labios en una fina línea—. Vamos, mamá dijo que ya terminó la cena. Mañana puedes invitar a Jimin si quieres y le pedimos a su madre para que lo deje hacer una pijamada contigo—Su hijo asintió ahora más tranquilo y con una sonrisa idéntica a la suya. Entraron en la casa sintiendo el calor hogareño que se vivía dentro y como todo para la familia parecía tomar un nuevo color.

Esa noche, Taehyung se fue a dormir con una preocupación molestando en su pecho y él sabía lo que era más no quería preocuparse demás, trató de hacer todo lo posible para poner su mente en blanco y poder conciliar el sueño luego de que su padre le leyera un cuento, lo arropara bien y le diera un beso de buenas noches en su frente, él realmente trató de hacerlo, pero se estaba haciendo inmensamente imposible.

ଘ(੭ˊᵕˋ)੭* ੈ✩‧₊˚

El pequeño Kim se levantó sobresaltado al momento que su ventana sonó con suaves golpes, él sabía quién estaba detrás de esta sin siquiera levantarse. con pasos cansinos y refregando sus manos entre sí, Taehyung se levantó de su cama y abrió su ventana encontrándose con la vista de su mejor amigo, su mejilla estaba roja y sus ojos asustados hicieron que el pecho de Kim se apretara.

— ¿Puedo quedarme contigo, Tete?—El nombrado asintió rápidamente y estiró su mano para que Jimin la tomara y entrara en su habitación.

Las casas de ambos se encontraban separadas por unos cuantos metros y justo en medio se encontraba un gran roble con una de sus ramas conectando hacia la ventana del cuarto de los padres de Jimin y otra rama conectando hacia la ventana del cuarto de Taehyung, con cuidado y tratando de no mirar hacia abajo los menores siempre se paseaban por ahí hasta la casa del otro.

Jimin entró a la habitación sintiendo el acogedor calor que había en esta, haciendo un pequeño puchero con sus gruesos belfos y sosteniendo con fuerza a Tae en un abrazo. Tae hizo que el pequeño Park se acostara a su lado en la cama y jugó con sus dedos antes de soltar la pregunta, mordiendo su belfo inferior con fuerza.

—Minie, ¿tus papás están peleando?—Pero Jimin no contestó, se quedó mirando a un punto y dejó que sus pensamientos se fueran en un hilo de melancolía, y miedo.

Jimin siempre fue un niño bueno. Hacía caso a lo que sus padres decían y como a su papá le gustaba, cada día en la cena él solamente comía y no abría su boca, solo para responder cuando alguno de los dos preguntaba algo. Él nunca desobedecía a su padre porque sabía como se ponía cuando lo hacía, trataba de ser el niño bueno que él quería, callado y amoroso, pero a veces siéndolo ese hombre seguía lastimandolo; a su mamá y a él. Y ya no le gustaba para nada ver como le gritaba a su madre y a veces, golpeaba su mejilla o la pateaba en su estómago. Había tomado la costumbre de ir a la otra casa cuando Taehyung un día escuchó y lo vio asustado, sentado en la rama del árbol, llorando bajo y escondiendo su rostro en sus rodillas.

—Él solamente golpeó mi mejilla, pero a mamá la tomó del pelo y la encerró en el cuarto de huéspedes. Ya no quiero ver eso, él me da miedo—Murmuró el pequeño, sentándose en el borde de la cama y jugando con sus manos nerviosas.

Taehyung no dijo nada, solamente abrazó a Jimin fuertemente y susurró algunas palabras por lo bajo. Él siempre hacía lo posible para que el pequeño Park no se sintiera culpable de que su padre fuera un hombre malo que le molestaba todo y que además, le gustaba gritarle a la señora Park sabiendo que ella era la persona más buena que alguna vez iba a conocer. A Tae no le gustaba los tratos que el señor Park le daba a su hijo y siempre hacía todo lo posible para que sus padres le creyeran, pero siempre había sido sumamente difícil.

—Quédate aquí ¿sí? Mañana vamos a la escuela juntos y le preguntamos a tu mamá si deja que te quedes para hacer una pijamada juntos. Ustedes no merecen eso—Murmuró lo último muy bajo antes de volver a abrazarlo.

Jimin se sentía seguro cerca de Taehyung y por eso le gustaban los abrazos de él, algo en su interior le decía que eso era sentirse como en un hogar con un hermano que estaba dispuesto a protegerte. Porque a pesar de que Jimin era más grande que Tae por meses, se sentía como el más pequeño, como el más adorado y le encantaba sentir eso, le encantaba que Kim fuera su amigo.

Ambos durmieron juntos esa vez y en sus almas de pequeños inocentes, se sintieron bien.

ଘ(੭ˊᵕˋ)੭* ੈ✩‧₊˚

Taehyung se sintió nervioso porque a pesar de que el sueño que había tenido no había sido un encuentro, sino más que nada un recuerdo, supo que enterarse que tal vez Park Jimin su psicólogo era su mejor amigo de la infancia hacía que muchos recuerdos y sentimientos se removieran con fuerza en su interior. Se sentó frente a su psicólogo y lo miró fijamente antes de desviar su mirada.

La sesión pasó tranquila, pero ambos estaban en un hilo de incomodidad que no sabían cómo sobrellevar. Taehyung hizo todo lo posible para contestar con sinceridad todo lo que el psicólogo le preguntaba, y Jimin hizo todo lo posible para que en su voz no se notara los nervios que estaba sintiendo; jugó muchas veces con sus manos y el bolígrafo con el cual estaba anotando cada cosa que su paciente le decía.

Fue a último momento, cuando Jimin dijo que la sesión terminaba ahí y que lo veía la próxima semana, que Taehyung se quedó un tiempo más sentado en la silla frente al psicólogo rascando sus brazos por la repentina alergia que la ansiedad le hacía causar.

—Estás teniendo mucha ansiedad, ¿qué sucede?—Jimin siempre había sido bueno para mirar esos pequeños detalles en sus pacientes que le hacían saber cuándo algo estaba andando mal—. Sabes que puedes contarmelo.

Dicelo, no pierdes nada con intentar. Le dijo su voz interna logrando que Taehyung mirara fijamente a Park y con una tierna sonrisa preguntara—. ¿Tú has vivido en Daegu?

— ¿P-Por qué lo pre-preguntas?—Jimin lo supo al instante.

—Porque creo que eres Park Jimin, mi mejor amigo de la infancia, ese con el que en invierno hacíamos muñecos de nieve y tratábamos de hacer que fueran lo más lindo, y llamativos de la cuadra. pero no sé, no estoy seguro—Pero la sonrisa que tenía en sus labios le decía a cualquiera que él ya había confirmado todo en su cabeza.

— ¡¿Tete?!—Susurró gritando el psicólogo antes de sonreír y pararse de su asiento.

—Minie—Murmuró. Tae había crecido bastante y ahora era más alto que Jimin, por lo cual cuando lo abrazó lo sintió muy delicado en sus brazos. El abrazo trajó mucho recuerdos para ambos—. Jesús, estoy tan orgulloso de ti. Mira, eres uno de los psicólogos más aclamados de Corea.

—Mírate tú, fácilmente podría haberte confundido con un modelo de alguna marca super reconocida en el mundo. Además de que eres pareja de uno de los artistas más famoso del momento.

Se halagaron unos minutos más mientras prometían que el fin de semana se reunirían para ponerse al corriente con sus vidas después de muchos años, además de que Jimin tenía algunas cosas muy importantes para decirle. Taehyung salió más liviano de esa sesión y Jeongguk lo comprobó cuando vio la sonrisa llena de amor que su novio le dedicó.

— ¿Cómo te fue hoy, bebé?—Preguntó antes de entrelazar su mano con la del muchacho más joven.

—Muy bien, amor. ¿Te acuerdas de ese amigo de la infancia que te conté?—El artista asintió—. Lo confirmé, es Jimin—Y la sonrisa que volvió a tocar sus labios hizo que el corazón de Jeon latiera con fuerza, confirmándole una vez más que su lugar en todo el mundo estaba ahí y no se arrepentía de haberlo encontrado, nunca lo haría, de eso estaba más que seguro.


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