4. Secreto ¹.

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Jeongguk supo que algo iba mal en el momento que despertó con su camiseta pegada a su cuerpo y los ojos pesados por las lágrimas. Se sentó en el sofá en el que había estado durmiendo anteriormente y miró a Hoseok.
Mierda, se había quedado dormido en el estudio de su mejor amigo, mientras este trabajaba en una nueva pista para el álbum de otro artista de la empresa. Pasó sus manos por su rostro refregando este con fuerza antes de soltar un sonoro suspiro.

– ¿Te sientes bien?–Escuchó a Hoseok preguntar cuando se levantó para dirigirse al baño que tenía el estudio.

–Sí, ¿por qué?–Su voz saliendo rota. A pesar de que había dormido bastante horas, su cuerpo se sentía igualmente cansado y frío. 

–No, tú no te sientes bien–Dijo el mayor antes de poner en pausa lo que estaba haciendo y moverse hasta donde Jeongguk se encontraba mojando su rostro. 

–Me siento bien, hyung –Hoseok negó con la cabeza.

–Estás muy sonrojado, Gguk. Ven acá–Le hizo una seña para que se acercara y saliera del pequeño baño que tenía su estudio. El mayor colocó su mano en la frente del contrario sintiendo como esta se encontraba caliente–, siéntate y quédate ahí. Iré por un té y algunos medicamentos, te dije que no salieras esa noche a comprar ramen. 

–Mierda, mi mánager me va a matar. 

–Sí, así también como Namjoon–Jeon rodó sus ojos y con su brazo tapando estos se recostó sobre el respaldo del sofá. 

Su cabeza estaba yendo a mil por segundo dando vueltas alredededor de la imagen del muchacho que seguía apareciendo en sus sueños, lo precioso queestae era y la timidez con la cual parecía cargar. Ya era como la cuarta vez que ambos se encontraban en sueños, pero nunca se había sentido como hace unos minutos atrás cuando aún seguía dormido. Cuando lo vio ahí, con la boca llena y sus ojos abiertos haciéndolo ver de lo más tierno, supo que algo no estaba bien con sus sentimientos; Y después de hablar unos momentos todo había sido como automáticamente, él sabía que habían hablado porque sus recuerdos reproducían la imagen de ellos riendo y de un momento a otro saltaban a los asfixiantes sentimientos que se habían apoderado del cuerpo de Jeongguk. Era como si hubiera tratado de tragar una pelota de golf e incluso era doloroso la forma en la que su garganta ardía, las lágrimas cayeron y él se sinceró. No era una mentira que había veces que se sentía agobiado con todo, a medida que su fama crecía todo el mundo comenzaba a pedir más de él y no podía darles más de lo que ya daba, que era un gran exceso. Se sentía agotado de todo, sabía que tenía el apoyo de sus fans, pero también sabía que necesitaba un descanso para que su cuerpo no colapsara cada dos por tres como últimamente venía haciendo. Sus defensas habían bajado considerablemente, su mánager sospechaba que podía tener anemia y se estaba matando en el gimnasio como su entrenador le decía.

Jeongguk no tenía un poco de descanso, ya había olvidado qué era pasar un fin de semana con su familia y apenas tenía tiempo de hablar con sus padres por teléfono. Tenía demasiados eventos, entrevistas, marcas que patrocinar y no era fácil. Si te metías a esa industria tu vida era de ellos, dejaba de ser tuya en el momento que tu debut salía a la luz, ellos decidían si te quedabas o te ibas al olvido, ellos tenían el poder de decir si querían que siguieras y poder cumplir tu sueño, si no les servías te desechaban como basura y días después nadie te recordaba. Jeongguk estaba harto de todo, pero quería seguir haciéndolo por más que sufriera las consecuencias, lo hacía por su sueño y por las personas que lo apoyaban.

–Toma esto–Se alertó cuando su hyung entró nuevamente al estudio y en un intento disimulado que funcionó al Hoseok estar de espaldas a él, secó sus lágrimas–, me dijo el médico de la empresa que no podía venir a revisarte porque tenía una urgencia. Al parecer Beomhwa lo intentó de nuevo y esta vez fue peor. Pero me dio estos medicamentos y dijo que sigas las instrucciones de esta receta, en menos de dos días estarás más que bien.

–Gracias, hyung. Por todo–Murmuró antes de poner la palma de su mano hacia arriba, Hoseok le ubicó las pastillas y él las tomó junto con el té. Respiró hondo y miró hacia otro lado.
 
Hoseok no era estúpido, tenía ojos y se daba cuenta de muchas cosas por más que siempre aparentaba ser un idiota sin corazón. Notó los ojos rojos, las lágrimas secas manchando las mejillas de su mejor amigo y el como este parecía afligido con algo que no quería decir. Se sentó en su silla e hizo que seguía haciendo su trabajo, pero en realidad su mirada no se despegaba de Jeongguk y su rostro arrugado en dolor.

– ¿Te duele la cabeza? ¿O estás dolido por otra cosa que no quieres decirnos? 

–Siento esta tristeza en el pecho, siento como si algo estuviera sucediendo, pero no es a mí. Lo sé. Es solo que estos sentimientos que estoy teniendo hace algunos días están asfixiándome.

Hoseok lo miró confundido sin saber muy bien qué decir ante lo que el menor le había dicho. Intentó comprender un poco las palabras del contrario, pero no podía encontrarle un significado justo porque básicamente Jeongguk le estaba diciendo que era como que podía sentir los sentimientos de otra persona. Eso era imposible, ¿podía ser que estaba delirando por la fiebre? 

–Estás pensando que me volví un demente ¿No es así?–Hoseok negó. Demonios, su mejor amigo le estaba mintiendo en la cara. Jeongguk se sintió indignado–. Claro que lo estás pensando. Seguro crees que me fumé algo. 

–Jeongguk ¿Qué diablos sucedió?–El menor saltó en su asiento y luego miró a la persona que había entrado al estudio. Sus ojos asustados fueron a Hoseok y este rodó los suyos antes de levantarse de su asiento. 

–Sabes que tienes que tocar la puerta, Namjoon-ah. Por más que tú seas el CEO, debes de respetar la privacidad tanto de tus artistas como los productores–El CEO de KJ Entertainment miró a Hoseok antes de rodar sus ojos y volver su atención a la estrella de su empresa.

–¿Fue por esa vez que te dijimos que no salieras, pero tú lo hiciste igual porque viste a no-sé-quién? Estoy organizando algunas cosas con tu mánager, es más probable que te tomes un mes de vacaciones. Necesitas descansar, recuperarte. Deberás ir al médico para hacerte algunos análisis, queremos asegurarnos que esto no empeore y que no tengas anemia. Si la tienes lo mejor es tratarla y que esto no se haga más grave ¿Está bien? Reprogramaremos las fechas del tour. 

–No, Namjoon. No quiero reprogramar las fechas del tour. Dame una semana, me haré todos los análisis que quieras, tomaré la medicación que me receten. Pero no hagas esto, ya todo el mundo lo sabe. No hay necesidad para que hagan esto. 

– ¿A quién fuiste a buscar esa vez?–El ambiente estaba tenso. Pero Hoseok quería, no, no quería, él tenía que saberlo. ¿Por qué diablos Jeongguk había salido detrás de alguien? 

–Creí que era él y por eso salí a buscarlo. Le iba a preguntar porqué aparecía tanto en mis sueños–Jeongguk se maldijo internamente y se sintió un idiota. Tal vez era por la fiebre o los medicamentos que el médico le había recetado que lo había hecho decir cosas que no haría antes porque para él era lindo guardar ese secreto. Era solo de él. 

– ¿Qué? Dios, necesitamos llevarte a tu departamento. Estás literalmente delirando, hermano. Ven, vamos, te llevo yo. Namjoon-ah ¿Vienes o te quedarás aquí?

–Bien, voy detrás de ustedes–Murmuró y siguió su camino hasta su oficina. Hoseok ayudó a Jeon y lo sostuvo en los momentos que él parecía caer al suelo. 

Jeongguk se sentía tan débil que su cabeza podía formular de forma exagerada que iba a morirse. Tal vez, no iba a ser tan malo como parecía, como muchos creían que era la muerte cuando estaba a segundos de suceder. 

Se subieron al auto de Hoseok y este condujo por las calles de Seúl hasta el complejo de edificios en donde Jeongguk se encontraba viviendo. El mayor observó unos segundos al menor cuando paró en un semáforo en rojo; Jeon tenía su cabeza apoyada contra la ventana del auto con sus ojos cerrados y parecía estar tiritando de frío.

–Están diciendo que Golden Closet está vendiendo muy bien. Tu marca se está abriendo paso en la industria de la moda y está destronando a muchas otras marcas que se encuentran en el top 10 de las mejores acá en Corea–Murmuró Jung con su vista fija en la carretera.

–Sí, lo sé. Yoongi hyung me dijo que dentro de dos meses llegará un nuevo diseñador de Sudamérica. 

–¿Ya? ¿Por qué tan lejos?–Aunque Jeongguk tenía sus ojos cerrados, escuchaba a su hyung. Encogió sus hombros antes de soltar un suspiro. 

Al llegar al complejo y ubicarse en un lugar vacío en el estacionamiento subterráneo, Jeon salió del auto un poco más recuperado, pero aún sintiendo debilidad en todo su cuerpo. Namjoon llegó unos segundos después y estacionó su Audi en el espacio al lado de la Rover de Hoseok. Los tres caminaron en dirección al ascensor. Cuando llegaron al hogar del más chico, los mayores se ocuparon de poner todo en acondicionamiento para que el probablemente resfrío que tenía no se hiciera peor. 

–¿El nuevo diseñador ya firmó el contrato?–Preguntó Namjoon cuando Jeongguk se colocó ropa cómoda y volvió a la sala de estar con una taza de té en sus manos–, escuché de Seokjin que es coreano, pero estaba viviendo en Argentina. Es muy talentoso y Charms tuvo el descaro de rechazarlo. 

–¿Tu hermano te dijo que era talentoso?–Preguntó Hoseok, descansando al lado de la chimenea artificial con el perro de Jeongguk durmiendo al lado y uno de los tres gatos obesos arriba de sus piernas. Namjoon recordó la conversación que había tenido con su hermano Seokjin y asintió–. Lo ha dicho él, en serio debe ser talentoso. 

–Supongo que sí–Jeon gruñó al sentir como su nariz poco a poco comenzaba a congestionarse–. Debo contarles algo. 

–¿Qué pasa? 

–Hazlo ya. 

–Hace unos días que está sucediendo... Hay un chico... No sé quién es, pero él aparece en mis sueños. A veces se me hace confuso porque incluso Hoseok aparece, pero es difícil conseguir algo real de todo eso. Los sentimientos que este chico me genera muchas veces me sobrepasan, tengo la sensación de que lo conozco hace tiempo, pero no es así. No tengo idea de quién pueda ser, me da miedo que él me pueda hacer sentir tan débil con solo mirarme. Y no, no estoy delirando por la fiebre, ya estoy mucho mejor.

No tendría que haber abierto la boca porque sabía que a partir de ese día Namjoon y Hoseok no lo dejarían tranquilo con ese asunto. Miró para el gran ventanal que daba a su balcón y su mirada se quedó ahí durante unos largos minutos, observando las luces que iluminaban los demás edificios y el paisaje que estos le brindaban. Esos sueños eran sus más íntimos secretos y debía de habérselo guardado solamente para él como tenía planeado hacerlo, pero nunca era así de abierto con sus amigos así que le había parecido una buena idea soltarlo. Se había equivocado tanto porque estaba seguro que Hoseok y Namjoon lo tacharían de loco. 

–Me voy a dormir un rato, hagan lo que quieran. Cierren cuando se vayan–Murmuró sin querer ver los rostros de sus amigos y siguió su camino hacia su habitación, se colocó una sudadera cuando llegó a esta y se tiró en la cama. Suspiró, poniéndose de costado y observando la pared de color negro completamente vacía–. ¿Quién diablos eres Kim Taehyung?–Preguntó a nadie en particular. Soltó un bufido y rápidamente se colocó la capucha de la sudadera sobre su cabeza, cerrando los cordones y luego cayendo dramáticamente de nuevo en el colchón–. Maldita mierda, me voy a dormir.

Y así lo hizo, a pesar de que la angustia estaba apretando su pecho con fuerza.

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