Capítulo Dieciséis🐞

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Al terminar el colegio, los estudiantes salieron de inmediato, querían adelantar todas las tareas que les habían mandado los profesores. Alya y Marinette fueron a la casa de la morena. Después de almorzar, iniciaron con los deberes más difíciles, y se tomaron un descanso antes de iniciar los más sencillos.

- Entonces, ¿cómo va todo con Chat?-

- Sé su identidad- Alya escupió en su vaso el jugo que se iba a tragar. Lo dejó en el escritorio y la miró con los ojos abiertos como platos.

- ¿En serio? ¿¡Cómo!? ¿¡Cuándo!?-

- Ayer. Se nos acabó el tiempo de nuestra transformación-

- ¿Y no me dirás quién es?- la peliazul se cruzó de brazos.

- No sería justo. Yo no le he dicho que Alya Césaire es Miss Peacock-

- Tienes razón- murmuró. Formuló una sonrisa. - Sabes quien es Fire Fox y Chat Noir, los dos que están enamorados de ti- soltó una carcajada.

- ¿Qué es lo gracioso? ¿Acaso lo tuyo con Nino y Jade Turtle es así?- Alya cesó su risa y se acomodó en la silla con ruedas.

- A mí no me gusta Nino-

- Eso no es cierto-

- Sí que lo es-

- ¿Entonces quién? ¿Jade?- la castaña se encogió de hombros.

- Ninguno- Marinette no estaba convencida pero lo dejó pasar. Sabía que su amiga tenía interés en al menos uno de los dos.

- Mejor dejamos el resto para mañana, avanzamos mucho- propuso Marinette cerrando sus libros.

- ¿Cuánto tiempo llevas?-

- La próxima semana serán dos meses, y estoy asustada. ¿Qué haré cuando se note la panza?- Alya posicionó una mano en el hombro de la chica.

- No tenemos que decirles, no es de la incumbencia de nadie- Marinette asintió. Salió del cuarto pensando en el padre del bebé.

**
Adrien estaba sentando frente a su padre. A pesar de los problemas que este había causado, no quería abandonarlo. Incluso si eso fue lo que él hizo, el rubio no era como el mayor al frente suyo.

- ¿Y el colegio? ¿Todo bien?- Gabriel se había vuelto más abierto desde que lo arrestaron. Lo había perdido todo excepto a su hijo, si él lo visitaba es porque le estaba regalando una última oportunidad que no merecía.

- Si, ninguna mala nota. Padre, he decidido asistir a la Universidad de París después de graduarme- Gabriel respiró hondo.

- ¿Cómo así?- Adrien meditó su respuesta.

- Heredaré toda tu compañía, encontraré la forma de mantenerla, pero no quiero ser modelo para toda la vida. Además, quiero seguir estando con la chica que amo-

- ¿La peliazul?-

- Ella- contestó feliz. Un policía entró en el cuarto.

- Un minuto- anunció dejando la puerta entreabierta.

- Adrien, se que me debes de odiar por todo el daño que te he causado todos estos años. Desde que tu madre murió, sentí gran parte de mi desvanecerse, que no me percaté que tú estabas tan dolido como yo. Entiendo si aún me guardas rencor, pero espero que seas feliz con la chica que ames- el rubio se paró y lo abrazó.

Lo entendía. Así como su padre no soportó la pérdida de su madre, él no podría vivir sin su lady, sin Marinette. Ella era alguien maravillosa, no se podía hacer un resumen de lo increíble que era. Y no se imaginaba el tremendo dolor que se debía sentir al perder a la persona con la que deseas pasar el resto de tu vida.

- Adiós padre-

**

Marinette salió del local. Curiosamente, no tenía los antojos raros de embarazo, pero eso si, comía más de lo usual. Y sus padres eran expertos para aquel asunto.

Pasó una mano por su vientre. Lo notó un poquito menos plano. Su segundo mes de embarazo llegaba a su fin y su panza no crecía como debía. A pesar de lo que le dijo Anne, tenía un poco de miedo por la salud del bebé, pero trató de relajarse.

Miró al cielo, estaba oscuro, la noche había caído. Algunas estrellas acompañaban a la luna en su labor de alumbrar las penumbras. Sin embargo, no era tanta la luz que manifestaban. Aunque no estaba lejos de su casa.

Escuchó un ruido a sus espaldas. Se volteó observando con detenimiento, aunque no pudo detectar nada. No tenía la vista nocturna de su compañero. Pero se alivió al verlo salir sonriente. Chat agarró la mano de la peliazul y la acompañó a su casa.

- ¿Y si alguien nos ve?-

- Es lo que menos me importa- respondió. Tras una pequeña caminata, llegaron a su destino.

- Sana y salva mi lady- besó la mano de la chica al estar en la entrada del condominio.

- Muy amable de tu parte, gatito-

- Sabes, me sentiría mejor si recompensas a este gatito- mencionó acercándose a la joven. Ella suspiró pero no borró su sonrisa.

Era increíble como aquel rubio podía evaporar la preocupación y las reglas de todo. Se acercó al rostro del héroe y, posicionando ambas manos a los costados de su rostro, unió sus labios con los de él.

En esos momentos, reflexionaron sobre lo desafortunado pero maravilloso de poseer un miraculous. En un principio los unió, se conocieron en una faceta que ninguno reconocía. Se enamoraron y lo demostraron. Luego, aquellas joyas se empeñaron en separarlos, construir una barrera en su relación, no obstante, pese a todo eso, sus besos clandestinos borraban ese inconveniente de una extraña manera.

Se separaron al cabo de unos segundos. Se miraron y reconocieron en sus ojos la necesidad de estar juntos. Como deseaban poder anunciar una relación que al mismo tiempo era su desgracia.

Marinette sintió al bebé moverse, lo que la hizo reaccionar y entró al condominio. Subió hasta su departamento y fue hasta su habitación. Arrimó su espalda contra la puerta. Tenía que encontrar una solución, y rápido.

Chat Noir suspiró decepcionado. El amor dolía, y a él lo estaba matando. Pero ¿cómo no? Fue escogido por el Poder de la Destrucción. Y su bichito era pura creación.

**

Miss Peacock le sonreía a Jade Turtle. Dios, que lindo era. Aún no creía que lo haya imaginado sin camiseta pero su actitud tan gentil y su sonrisa le hacían volver loca. No le diría a su mejor amiga... o al menos no aún, pero estaba enamorada de Jade.

Y para el pobre moreno, esto no mejoraba su situación. Se había propuesto a salir con Alya, pero su querida compañera le hacía las cosas más difíciles. Notaba las miradas de perrito que le regalaba. Ella sentía algo por él. Y él intentaba evitar lo opuesto, pero no podía.

- ¿Peacock?-

- ¿Si?-

- Umm, e- esas puntas azules, ¿Son reales?- que idiota. ¿Por qué le era difícil preguntarle y rechazarla de un modo bonito? Ah claro, no había modo.

- Pues no, se hacen cuando me transformo- respondió. Jade seguía tenso y esto lo notó la castaña.

- Ven- tomó su mano causándole escalofríos y sonrojos al joven.

- ¿Adónde?-

- A pasear por allí-

Se levantaron y caminaron por varios techos de hogares parisinos. En cierta ocasión transmitían una palabra, pero pasaron la mayor parte del tiempo callados, algo que no los incomodó.

Cada uno iba de un lado distinto y usaban sus brazos para tener equilibrio, como niños pequeños en un parque. Para la morena, era un momento emocionante. Y reía en voz baja para tragarse los nervios. Para el castaño, era un momento confuso, y se sonrojaba a cada minuto.

Llegaron a un punto donde quedaron parados uno a lado de otro, mirando la ciudad a sus pies. Tanta soledad alrededor de los jóvenes calentó el ambiente, y ninguno sabía si aquello era bueno o malo.

Se miraron, Miss Peacock acercó su rostro al de Jade Turtle. Este sentía el aliento de la joven. La besó. Fue un beso muy lento, y largo. Al separarse, la castaña sentía su corazón latir a mil por minuto. No bajaron la mirada, hasta que el moreno borró su sonrisa.

- Mierda- murmuró. Sus ojos se abrieron y pasó sus manos por su cabello. Se notaba agitado.

- ¿Jade...?-

- Peacock, perdón, lo siento mucho, yo no- no debí haber, oh maldición- lamentaba, y la joven lo miraba extrañado.

- Jade, ¿acaso no t- el joven agitó las manos.

- Lo siento. Debo irme- sin dejarla responder se retiró lo más rápido posible.

Ahora sí, adiós a pedirle a Alya ser su novia. Su mente estaba revuelta y usó toda su fuerza para no arrancarse los pelos de la cabeza. Idiota. ¿Así se sentiría Chat? Negó, el debía estar pasando por algo más intenso, pero ahorita estaba con los nervios de punta.

Miss Peacock solo lo observó extrañada y decepcionada.

¿Qué acababa de pasar?

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