✅27 Dudas existenciales, posibles nuevos vecinos y parejas "sensibles"

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5:27 p.m.

... Y es algo que nadie nunca parece comprender, es algo tan sencillo, tan simple que es esa sencillez, esa simpleza, esa constante repetición de lo mismo, lo que la hace tan compleja, lo que nos cubre los ojos como si de una venda se tratase...

Cierro el libro de golpe y fulmino al título.

¿Qué mierda es esto?

A simple vista parece un muermazo de libro que viene a darme la chapa, aunque la portada es bonita..., y refleja otra cosa.

Suspiro mientras dejó el libro de título sin sentido a un lado de mis piernas antes de detenerme a contemplar estas.

Esto no está funcionando, primeramente porque ni siquiera se que estoy tratando de comprender.

Y segundo, porque..., bueno, pues porque no.

En fin, supongo que tengo que seguir con esa mierda sin sentido encima.

Suspiro frustrada y extiendo mis piernas formando otra vez una uve y sonrío con amargura, ni siquiera entiendo que me pasa.

Hago dibujitos al azar con mi dedo sobre mi muslo izquierdo a la vez que trato de ignorar el hecho de que no me atrevo siquiera a mirar mi muslo derecho.

En eso había consistido mi vida hasta ahora, en ignorar mis problemas hasta el punto de creer que ya no existían.

Pero estos no habían desaparecido, para nada, todo lo contrario, se habían ido amontonando hasta convertirse en una bola enorme que me había explotado en la cara.

Seguramente con el golpe de papá.

Recuerdo las palabras del viejito y miro el libro de reojo.

"Espero que tomes una decisión diferente".

Las manos me pican por ir al final del libro para poder entender de qué hablaba pero justo cuando lo tomo llaman al ascensor y lo dejo caer sobresaltada, me siento como cuando era pequeña e intentaba que no me descubriesen haciendo una travesura.

El ascensor abre sus puertas y al otro lado me espera una pareja que se toma de la mano y se miran sonrientes, como si estuviesen en medio de una conversación.

Detrás de ellos viene una mujer vestida mucho más formal que ellos con una serie de papeles en la mano.

Los tres se detienen de golpe y me miran a mi antes de mirar al asco que he hecho con el ascensor.

—Hola —saludo intentando sonar casual, como si toda la basura que hay a mi alrededor no existiese.

Si no lo ves no existe.

La chica me da una pequeña sonrisa mientras que el ceño del chico sigue fruncido, en cambio la mujer que hay un detrás de ellos parece haberse puesto nerviosa perdida.

—¿Estás bien? —le pregunto para desviar la atención de mi, y funciona.

—Sí, sí —se apresura en responder cuando la pareja le mira —, vamos, os mostraré el piso —añade refiriéndose esta vez a la pareja.

No jodas.

¿Gente nueva?

Ahora entendía los nervios repentinos de la otra mujer, la cual debía ser la agente inmobiliaria.

Deben de haberse llevado una excelente primera impresión del lugar y los vecinos.

Excelente Alexa, sigues superándote.

—¿Vives aquí? —pregunta el tío mientras sigue echando ojeadas a toda la porquería que me rodea.

Ruedo los ojos ante su tono incrédulo y hostil y asiento.

—Vosotros no vivís aquí —no es una pregunta.

—No, estábamos pensando en comprar el apartamento del piso once —aclara la chica mientras me estudia de arriba abajo.

Me sentía como alguna clase de extraño espécimen siendo estudiada por estos dos, la otra mujer estaba demasiado ocupada escribiendo algo de forma nerviosa en su móvil.

—Oh, no sabía que estuviese vacío —aunque siendo sincera, no conocía a nadie de mis vecinos hasta hoy.

Nadie añade nada más pero sé que el chico quiere añadir algo más cuando abre la boca pero la vuelve a cerrar. Finalmente se atreve.

—¿Por qué estás en el ascensor?, ¿y por qué...? —ruedo los ojos cuando él señala a mi alrededor sin saber qué palabras usar, no se espera a que conteste y se gira hacia la pobre mujer —, ¿el ascensor siempre está así de sucio?, ¿Comportamientos de este tipo por parte de los vecinos son habituales?

—Mira —intervengo algo enfadada por su forma irrespetuosa de abordarla —, no es por elección propia, si por mi fuera ahora mismo estaría tranquila en mi puta casa con mis amigas o mi novio —que conste que se escandaliza con mi vocabulario —, pero mi vida es un asco en estos momentos y estoy llevando a cabo mi duelo en este maldito ascensor —resumo rápidamente —, así que respeta —añado mientras me abrazo al libro del viejito y cruzo mis piernas.

Si, pero..., tu vida siempre ha sido un asco.

¿Es normal querer llorar por culpa de tu mente?

—Como que no vamos a comprar ese apartamento —murmura el tío mirándome como si necesitara examinarme la cabeza urgentemente, lo cual puede que no sea del todo mentira.

—Max, cálmate, podemos hablar esto después de ver el piso.

El ascensor se detiene en el piso once y la parejita baja junto a la otra mujer, que me mira como si me quisiese matar.

En fin, cositas.

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