(𝐕𝐈)

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Boston, Estado de Massachussets, 3 meses después.

La detective Rizzoli se quedó fuera de sí tras enterarse de que sus compañeros Barry Frost, Bárbara O' Reilly y su hermano Tommy habían quedado sepultados bajo un edificio que se derrumbó de manera sorpresiva.

— Voy a entrar. Mi hermano y mis 2 compañeros están sepultados debajo del edificio. Debemos sacarles cuanto antes — rugió la detective Rizzoli en un tono que no daba pie a la discusión.

— Detective Rizzoli, de momento no podemos entrar. Lo lamento pero le toca esperar a que nos cercioremos de su posición para entrar a rescatarlos— le contestó el capitán de la estación de bomberos de Boston.

— No puede estar hablando en serio. Capitán, si ustedes no entran, entraré yo misma — repuso con firmeza Jane Rizzoli.

— Detective Rizzoli. Si sigue en ese plan, ordenaré que la saquen fuera del cordón policial — le advirtió el capitán de la estación de bomberos.

Jane resopló ante la contestación del capitán y de mala gana, aceptó la orden. Se apartó de los bomberos que buscaban trazar un plan para sacar a las víctimas del edificio y llamó a Korsak.

— Korsak, saca los planos de edificio que se ha derrumbado. Vamos a buscar como sea una ruta para sacar a Tommy a Bárbara y a Frost.

***

Entretanto, la detective Bárbara O' Reilly recuperó la conciencia.

Recordó que estaba tomando fotografías del edificio junto con su compañero Barry Frost cuando el edificio se vino abajo. Intentó levantar la viga que se desprendió, la cual estaba sobre su pierna izquierda, pero no fue capaz, no tenía la fuerza suficiente para quitársela de encima. Se resignó a permanecer inmóvil y a llamar a Frost y al hermano pequeño de Jane, Tommy, el cual los había acompañado junto con su hijo T.J.

— Frost, Tommy ¿estáis bien? — exclamó con desesperación mientras intentaba alzar la cabeza para intentar localizarles.

De momento no recibió respuesta, pero se tranquilizó un poco al escuchar al pequeño TJ llorar, indicando que estaba vivo.

— ¡Frost, Tommy ¿podéis oírme?! — gritó de nuevo con mucha más desesperación.

Empezaban a menguar sus esperanzas de que ambos también estuviera vivos y sobre todo, de salir del edificio.

El detective Frost abrió los ojos y se sintió algo tranquilo al saber que Bárbara estaba viva.

— ¡Bárbara, Tommy! ¿habéis sufrido algún daño? — preguntó Frost cuando volvió en sí.

— Estoy atrapada bajo una viga — respondió Bárbara y sonrió con alivio al saber que pese a las circunstancias, Frost estaba vivo.

Ahora quedaba que Tommy contestara.

— ¡Tommy! ¿puedes escucharnos? — exclamaron Frost y O' Reilly a la vez.

El hermano pequeño de los Rizzoli abrió con dificultad los ojos. Enseguida cayó en la cuenta de que habían quedado sepultados bajo el edificio. Sintió que le dolía muchísimo la cabeza.

— ¡Frost, Bárbara! ¡estoy vivo! Sólo que me duele la cabeza — exclamó el hermano pequeño de Jane Rizzoli.

— ¿TJ está bien? — preguntó Tommy mientras intentaba moverse, pero no pudo porque varios escombros cubrían su cuerpo, haciéndole totalmente imposible buscar a su hijo.

—Cuando recuperé la conciencia estaba llorando — contestó Bárbara. —Pero ya no le escucho— añadió alarmándose por el estado de salud del pequeño.

— ¡TJ! ¡soy papá! ¿Estás bien? — gritó Tommy con la voz quebrada, fruto de un llanto desesperado al pensar que su hijo estaba muerto.

— Escuchadme, es difícil, pero debemos mantener la calma. Jane, Frankie, Korsak y Maura estarán haciendo todo lo posible para sacarnos de aquí — intentó tranquilizarles Bárbara.

— Exacto, nuestro equipo no nos dejará tirados. Vamos a salir de esta — añadió el detective Frost como muestra de apoyo a su compañera.

Ambos detectives se pusieron de acuerdo con la mirada en buscar la manera de entretener a Tommy para que así permaneciera todo el mayor tiempo posible estando consciente hasta que por fin les rescataran.

***

— Venga, ya que estamos aquí, confesaremos cada uno de nosotros un secreto que en otras circunstancias nadie sabría— propuso el detective Frost.

Tommy y Bárbara aceptaron la propuesta. Dado que ninguno de ellos se atrevió a ser el primero en confesar un secreto inconfesable, Frost tomó la iniciativa.

— Estuve enamorado de Jane— confesó.

Tommy y Bárbara se rieron a carcajadas ante la inesperada confesión del detective Frost.

— ¿O me lo parece a mí o todos los hombres del departamento se han pillado por Jane? — preguntó Bárbara una vez que dejó de reírse.

— Supongo. Creo que ninguno hemos sido inmunes a los encantos de Jane Rizzoli — contestó el detective Frost.

— Seamos sinceros. Con todo el respeto, Tommy, tu hermana es impresionante — reconoció Bárbara en voz alta.

— ¿Sabéis? Yo me sentí muy atraído por la doctora Isles — reconoció Tommy.

— Qué fuerte tío. Normal que te gustara, la doctora Isles es muy guapa e interesante — reconoció Frost.

— Bárbara, estás tú muy callada. No te librarás de contarnos un secreto — le advirtió Tommy.

La detective sintió en un momento mucha vergüenza por abrirse emocionalmente, pero viendo las circunstancias en las que estaban y que ellos se habían atrevido a confesar algo que seguramente no hablaron con prácticamente nadie, se atrevió a confesar su secreto.

— Jane es mi novia y por fin nos atrevimos a estar juntas. Quiero salir de aquí y darle un beso. No me importa lo más mínimo que me vean— confesó Bárbara y se le escapó una sonrisa al pensar en su novia, que a sus ojos, era una de las mejores personas que había conocido.

—¡¡Sabía que algo pasaba entre vosotras!!— exclamó Frost con alegría.

— Entonces bienvenida a la familia, cuñadita — bromeó Tommy sintiéndose muy contento por la inesperada noticia.

— Jane se cree que no me doy cuenta, pero era obvio que os gustabais— añadió el detective Frost.

— Me alegra que mi hermana esté contigo. Se ve que eres buena persona y que la quieres de verdad — añadió Tommy.

Y es que, en esa tarde en la que la había conocido, se percató de lo mucho que quería Bárbara a Jane por la forma en la que hablaba de ella.

— Os conozco. Si salimos de esta no quiero que vayáis corriendo a decirle a Jane que lo sabéis — les advirtió Bárbara.

— Lo sé, lo sé. Mi hermana es muy reservada en cuanto a su vida sentimental. No diré nada — contestó Tommy.

— Bárbara, yo tampoco diré nada porque esa decisión es vuestra. Si os animáis a hacerlo público yo seré el primero en apoyaros— respondió el detective Frost.

— Me vais a hacer llorar. Os daría un abrazo pero creo que la viga que está encima de mi pierna no quiere eso — bromeó la detective O' Reilly.

***

Jane y su equipo dieron por fin con una ruta de acceso al edificio.

Con linterna en mano, Jane Rizzoli se adentró en el edificio derrumbado, seguida por su inseparable amiga, la doctora Maura Isles. Antes de entrar en el edificio, el capitán de la estación de bomberos de Boston se ofreció a entrar con ellas en el edificio, seguido por varios bomberos de su unidad, que se ofrecieron voluntarios para ayudar a las víctimas.

Maura Isles encabezaba la fila, pues era la única que portaba un sensor térmico, el cual facilitaría mucho la labor de búsqueda. La situación era muy desesperanzadora porque el edificio seguía derrumbándose. Las esperanzas de localizar con vida a Tommy, Frost, Bárbara y TJ se reducían a cada minuto que pasaba.

Jane sentía una angustia sin igual, mientras seguía a Maura, rezando en silencio para que ella diera con ellos por medio del sensor térmico que llevaba. Cuando parecía que todo ya estaba perdido Maura detectó mediante el sensor térmico 4 cuerpos con vida, que irradiaban calor. La doctora Isles exclamó que allí estaban. Todos sonrieron aliviados al haber dado por fin con ellos y sin perder ni un solo minuto más, los bomberos comenzaron a cavar un túnel para poder sacar a todos.

Jane cogió en brazos a su sobrino TJ y sonrió con alivio al ver que estaba bien y preguntó por su hermano, por su compañero y por su novia. Le informaron que todos estaban vivos y que todos a excepción de Tommy podían salir con su propio pie. Una vez que salieron del edificio, Jane se aproximó a su madre y le entregó a su nieto. La señora Rizzoli no paraba de llorar mientras lo estrechaba entre sus brazos.

Jane permanecía intranquila porque necesitaba ver con sus propios ojos que Tommy, Bárbara y Frost estaban sanos y salvos. Contaba los segundos para poder reunirse por fin con ellos.

Le pareció vislumbrar a su hermano pequeño a lo lejos, el cual fue sacado en una camilla. Avanzó con celeridad hacia él.

— ¡Tommy! ¿estás bien? — le preguntó.

— Sí. Pero me duele mucho la cabeza — contestó él.

— Te pondrás bien, Tommy. ¡Qué bien que estés a salvo! — exclamó dándole a su hermano un cariñoso apretón en la mano mientras veía cómo le subían en una ambulancia para llevarle al hospital.

Las miradas de Bárbara y Jane se cruzaron. La detective no paró de correr hasta que acortó la distancia que le separaba de su compañero, Barry Frost y de su compañera y novia, Bárbara O' Reilly. El detective Frost se rompió uno de sus brazos y Bárbara caminaba con un poco de dificultad como consecuencia de la viga que cayó encima de su pierna izquierda. Pese a eso, ambos detectives salieron ilesos, dentro de la circunstancias.

Frost y Bárbara se miraron con complicidad antes de unirse en un apretado abrazo a la detective Rizzoli.

— ¡Estáis a salvo! — exclamó Jane Rizzoli con alivio.

Toda la adrenalina y preocupación que sintió hasta hacía un momento la somatizó llorando sin parar. No le gustaba llorar delante de la gente, pero esa situación lo merecía porque en ese día podría haber perdido a su hermano pequeño, a su sobrino, a su novia y a su amigo.

Jane miró a su compañero y le hizo un sutil gesto para que las dejara a solas. Barry Frost pilló al vuelo la señal y se apartó para que ambas disfrutaran su momento.

***

Bárbara O' Reilly tenía las emociones a flor de piel, pues una vez que abandonó el edificio las dejó salir y lloró con gran intensidad, sintiéndose aliviada y feliz por haber salido ilesa. Esa angustia vivida no se la deseaba ni a su peor enemigo. Se refugió entre los brazos de Jane, sintiéndose a salvo.

Poca importancia dieron ambas detectives al hecho de que estaban cubiertas de arriba a abajo con restos de escombros, polvo y con una apariencia más que desastrosa. La ilusión por volverse a reencontrar cuando pensaban que les esperaba un trágico destino cobró más relevancia que su aspecto físico.

La detective Rizzoli la estrechaba con fuerza, sin atreverse todavía a soltarla. Ella era la primera en saber y entender que su profesión era muy arriesgada, pues se jugaban su integridad física e incluso su vida todos los días que se colocaban su placa y tomaban su respectiva pistola. Pero aun así, ella sufrió una gran angustia al ver cómo sus seres queridos habían quedado atrapados bajo ese edificio y sintió impotencia cuando le impidieron actuar, pero gracias a su tesón y a su equipo, que siempre le apoyaba, lograron dar con ellos y sacarles con vida.

A esas alturas comenzó a restar importancia al hecho de que estaban en público, a escasa distancia, dejando entrever que su relación iba más allá de lo estrictamente profesional, porque ese momento era de ellas y de nadie más.

—Por un momento pensé que no volvería a verte— reconoció Jane depositando un delicado beso en la mejilla derecha de Bárbara.

— Se me cruzó ese pensamiento por la cabeza. Aun así recordé que tú, Frankie, Korsak y Maura no os ibais a rendir tan fácilmente —contestó Bárbara.

— Confías mucho en mí — puntualizó la detective Rizzoli esbozando una sonrisa sincera.

Bárbara se perdió en los ojos castaños de Jane, que la admiraban con mucha emoción y ternura.

— Pues claro que sí— reconoció. — ¿Sabes en qué estaba pensando cuando estaba ahí encerrada? — aventuró Bárbara.

— ¿En qué? — preguntó Jane con mucha curiosidad.

— En salir y volver a besarte.

Jane instantáneamente se ruborizó ante aquel comentario de Bárbara, deseaba besarla, pero no delante de todo el mundo. Condujo a Bárbara hacia su Ford Crown Victoria y la ayudó a sentarse. Después de eso no le dio más vueltas y sin pensarlo dos veces, la tomó por el rostro y la besó apasionadamente, demostrándole en aquel beso lo mucho que la quería y lo feliz que estaba por volver a verla cuando pensaba que eso no pasaría.

Bárbara estaba disfrutando tanto del beso que sintió que el dolor latente en su rodilla izquierda comenzaba a menguar hasta casi el punto de desaparecer. Sostuvo a Jane del cuello y se aventuró a profundizar más el beso.

A continuación, Frankie, el hermano mediano de Jane, se acercó a ellas. Vislumbró que su hermana mayor estaba besando a la mujer a la que consideraba una de sus mejores amigas. No le sorprendió encontrarlas de esta manera, pues desde que visitó a Bárbara tras su secuestro se percató de la tensión que había en el aire cuando ambas estaban cerca.

Dio un golpe en la ventana del piloto y ambas detectives se separaron inmediatamente. La vergüenza de haber sido pilladas in fraganti provocó que sus rostros estuvieran casi igual de rojos que un tomate. En esos 3 meses que llevaban juntas muchas veces habían hablado de contárselo a Frankie, para que se enterara por ellas y no por otras personas, pero ese momento no llegaba nunca porque les asustaba que él se sintiera muy incómodo por estar en medio respectivamente de su hermana mayor y su amiga.

Jane apretó su mandíbula como señal de enfado nada más verle, dispuesta a saltarle a la yugular si cuestionaba su relación de pareja. De mala gana bajó la ventanilla para encarar a su hermano. Frankie no tuvo tiempo de decir nada porque enseguida Jane saltó con enfado.

— ¡Joder, Frankie! ¡menudo susto nos has dado! — exclamó mientras su mirada refulgía furia.

— Perdón, Jane — susurró el mediano de los Rizzoli alzando los manos en señal de rendición.

— Frankie, tranquilo. Está bien — añadió Bárbara con voz suave al notar lo agobiado que se sentía por haberlas descubierto.

Como siempre, Jane estaba subestimando a su hermano mediano porque Frankie se había acercado a ellas con el único propósito de felicitarlas por atreverse a dar el paso y estar juntas porque intuía que les costó mucho llegar a ese punto. Ninguno se atrevía a decir nada. Bárbara también se esperaba una mala reacción por parte de él. Se esperaba algún reproche por su parte, pero ese nunca llegó.

Frankie esbozó una amplia sonrisa y les hizo la señal de ok.

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