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「La noche en que SeokJin había vuelto al estudio a buscar su laptop y se había encontrado con Jimin, a los cinco minutos de la pregunta del rubio dónde, lo invitaba a quedarse con él, éste había sonreído como idiota antes de siquiera dar una respuesta afirmativa y positiva.

Lo miraba sonriente y Jimin no podía evitar sonreír con él. - ¿Eso es un si? -cuestionaba el rubio con un tono dulce, pero sultimente coqueto.

-Si, lo siento -rascaba su nuca, claramente nervioso-. No quise molestarte, no pensé que habría alguien a estas horas.

Jimin bajaba la mirada, pero aún sonreía-. Tuve una discusión con mi padre, necesitaba despejarme y aquí estoy -alzaba sus brazos mirando el estudio.

El mismo tenía una enorme espejo frente a él como de costumbre, barras para estiramiento, un piso pulcramente limpio y una gran ventanal que dejaba entrar las luces de neon de locales cercanos en la cuadra. Las luces tenues del estudio y una luz de neon, en celeste, hacían que Jimin se viera completamente etéreo ante los ojos del arquitecto.

No conocía a Jimin, pero estaba seguro que había una pequeña raíz de amargura en su bonita mirada y él solo quería hacerle compañía el tiempo que fuera necesario aquella noche fría.

-Que bueno que llegué, no hubiera sido bonito que te bebieras todo eso solo -mencionaba, haciendo alusión a las botellas.

Luego un fuerte trueno repercutía en el cielo oscuro, haciendo que ambos saltarán del susto y el cielo brillará una fracción de segundos. La lluvia de improvisto era de esas que no se anunciaban, sino de las que se abrían paso y comenzaban a caer a raudales. Ambos hombres miraban en dirección al gran ventanal y los ojos coquetos de Jimin Park volvían a Seokjin.

-Creo que estarás estancado conmigo esta noche -afirmaba.

Seokjin lo miraba y sonreía dulcemente de lado-. Me parece una excelente idea

- ¿Ah sí? -bromeaba Jimin, fingiendo sorpresa.

-Todo sea por tu bien, no es bueno beber solo.

Jimin hacia un puchero y negaba con su cabeza, estando totalmente de acuerdo con el arquitecto.

-Tampoco es bueno beber con alguien tan atractivo, pero correré el riesgo -exclamaba el más bajo.

Seokjin alzaba sus cejas y Jimin comenzaba a reír por eso, contagiandolo de inmediato.

-Ya tengo un rincón apartado cerca del ventanal -mencionaba el rubio y señalaba la zona llena de almohadones de colores y una manta amarilla.

-Se ve cómodo -replicaba Seokjin.

De repente la mano de Jimin se estiraba en dirección a él-. Probemos que tan cómodo.

Y el rubio era naturalmente coqueto, precioso y sensual. Una combinación letal para alguien como Seokjin que no se dejaba engatuzar con facilidad, pero Jimin Park parecía tener todas las de ganar con él.

Tomando su mano, notaba la diferencia de tamaño, la suavidad de la piel de Jimin y lo bonito que encajaban. Alzando la vista, veía al rubio sonreír de forma amena, sus ojos brillaban por culpa de los carteles de neon de las calles y el sonido de la lluvia del exterior, hacían que a SeokJin comenzarán a gustarle los días nublados.

-No te preocupes, no voy a hacerte daño-prometia Jimin, coqueto y divertido-. Soy bueno, jamás haría eso.

Era totalmente cierto que no lo haría daño, no con esos ojos rasgados, los labios carnosos y la sonrisa juguetona. No con esa voz dulce y melosa, con las insinuaciones justas y directas. Pero si le haría mucho daño cuando no estuviera allí. Su sola ausencia haría añicos al arquitecto, aunque hubiese prometido no dañarle jamás, Jimin lo había hecho y ni siquiera podría cambiar eso.」

La lluvia se escuchaba caer por la ventana y aquello parecía ser la razón de las pesadillas que SeokJin estaba teniendo esa madrugada. Estaba sudado y enredado al cobertor, intentando abrir sus ojos, pero parecía no despertar. Veía la esbelta figura de Jimin adelante de él. Lo veía en cámara lenta, corriendo y sonriendo como solía hacerlo en sus días soleados.

Seokjin intentaba alcanzarlo porque Jimin, le hacía señas de que corriera con él. Que le alcanzará, pero por más que lo intentaba Jimin se alejaba cada vez más. Estaba en un túnel, al final una luz resplandeciente y Jimin vestido de blanco mientras corría presuroso a quien sabe dónde. Su cabello estaba hermoso, sedoso y brilloso, saltando al compás en el que el rubio corría.

Seokjin no podía decirle que esperara, que bajara la velocidad y lo dejara alcanzarle, Jimin solo seguía corriendo y llamándole con su brazo, pero cada vez estaba más lejos de ser alcanzado...

- ¿Jin Hyung? -le llamaba la dulce voz que venía de su cabeza-. Despierta, estás dormido. Jin... Hyung.

Seokjin abría sus ojos de inmediato y apretaba la manta entre sus manos. Estaba desorientado y sudado, cuando sentía una cálida palma sobre su brazo. Sus ojos parpadeaban varias veces para ubicarse en tiempo y lugar, hasta que veía los ojos brillosos de Jungkook y su rostro bonito consternado.

-Estabas teniendo una pesadilla -susurraba y se agachaba al lado de su cama-. ¿Estás bien?

Seokjin pasaba su mano por su rostro y quitaba el pelo de su frente, su corazón latía con velocidad y una sensación de abandono que inundaba su pecho y lo hacía sentirse solo, triste y miserable.

- ¿Cómo es que tú...? -alcanzaba a preguntar.

-Estoy trabajando en una portada, venía a buscar unas cosas y escuché que estabas sollozando dormido, bastante fuerte -Jungkook hablaba con un puchero adorable-, me preocupe y cuando entre ví que estabas retorciéndote... ¿Estás bien?

Seokjin pasaba saliva-. No lo creo...

Jungkook agachaba la cabeza-. Aún sigo trabajando, iba a prepárame chocolate ¿quieres tomar algo caliente conmigo? -El arquitecto lo miraba dubitativo y Jungkook lo notaba-. Eres ardiente, pero solo te estoy ofreciendo algo caliente y compañía, no hay otra intención -mencionaba, casi leyendo los pensamientos del mayor.

Seokjin asentía-. De acuerdo, si... Está bien.

Jungkook sonreía apenas y se ponía de pie para salir, pero antes preguntababa-. ¿Café, té o chocolate caliente?

Seokjin suspiraba-. ¿Chocolate?

- ¿Lo preguntas o lo afirmas? -cuestionaba Jungkook sonriente.

-Chocolate.

El pelinegro asentía y salía de la habitación. Seokjin se pasaba ambas manos por su rostro y miraba su techo, luego captaba el sonido de la lluvia en la ventana y cuando miraba hacia afuera, le parecía demasiado deprimente el clima, la vista... Su vida, ya no le gustaban los climas nublados, ni las lluvias torrenciales, calmadas o de cualquier tipo.

Jungkook estaba sobre la mesa con su computadora, pinceles y un lienzo con una base en celeste pastel que parecía tener ramas de un árbol que SeokJin no podía descifrar aún. Llevaba una camiseta blanca de manga larga, un pantalón gris claro de algodón y estaba descalzo, con unas medias en color negro. Lo más atractivo de la pinta que llevaba el menor, era la media colita que tenía hecha.

Seokjin lo miraba en silencio, acercándose a paso lento mientras Jungkook vertía el chocolate caliente en dos tazas, alzaba la vista y veía a Seokjin. Estaba arruinado, se notaba que no había descansado bien, tenía una remera blanca de cuello ancho suelta, un chandal de color negro y su pelo lacio hacia atrás. Se veía como la mierda, pero el pelinegro lo seguía reconsiderando atractivo.

- ¿Dormiste algo antes de la pesadilla? -cuestionaba, alcanzandole la taza al mayor.

Seokjin aclaraba su garganta y con ceño fruncido sacudía su cabeza.

-Me costó demasiado poder pegar un ojo -admitía.

Y sabía muy bien porque. Luego de que TaeHyung abandonará su habitación, no habían hablado como debían, solo habían dejado en claro que lo sucedido había sido porque así lo quisieron. O al menos TaeHyung le había dicho que no se sintiera culpable, que él había estado muy consciente de sus actos y sus palabras en aquella ducha.

Pero el sentimiento de incomodidad, miedo e incertidumbre lo había acompáñado en todo momento. Tan al punto de no querer abandonar su habitación para evitar ver a TaeHyung, porque solo lograba sentirse culpable. Él estaba convencido en que no tendría que haber arrastrado al menor, sus palabras de "tómalo o pídelo" habían estado de más.

«Maldita sea mi boca» se quejaba tomando su taza, y luego buscando un asiento frente a Jungkook.

- ¿Fue un mal sueño?-preguntaba el pelinegro sin verle. Se sentaba y muy concentrado continuaba en su trabajo.

- ¿Qué haces? -preguntaba Jin, evadiendo la pregunta.

Una sonrisa amarga cruzaba los labios de Jungkook.

-Los ratones te comieron la lengua ¿eh? -soltaba, aún sin verle directo y con el pincel en mano-. ¿O fue TaeHyung quien te la comió? -y ahora sus ojos brillantes y grandes miraban al arquitecto.

-Estaba soñando con Jimin -respondía. Evadiendo una vez más un comentario del menor.

Jungkook fruncia sus finos labios-. ¿Lo sueñas o soñabas muy a menudo?

El castaño tomaba su primer sorbo de chocolate caliente, tan dulce y espeso que casi quitaba la amargura en su interior.

-Desde que lo perdí, solía ser algo constante -respondía-. Luego fue disminuyendo, pero algún que otras veces lo sueño. Es horrible, sin importar lo que sueñe...

Jungkook hacía su trabajo sin dejar de escucharlo-. ¿Qué soñaste esta vez?. Si se puede saber.

Seokjin daba otro sorbo más largo-. Un túnel con una luz resplandeciente al final, Jimin de blanco, hermoso y descalzo corriendo frente a mi. Y yo solo-... -sus palabras se atoraba y sus ojos se humedecian.

-Entiendo... -respondía Jungkook-. Lo lamento -agregaba.

Seokjin sacudía su cabeza en negación-. Gracias por despertarme.

Jungkook asentía, una mueca de compresión pintada en su bonito rostro. Sin saber que más decir, decidía continuar con su trabajo, haciéndole compañía a Jin o Jin a él. No estaba seguro.

- ¿Qué haces? -preguntaba éste, sentándose a su lado y mirando la pintura que tomaba forma.

-Es una nueva portada para un libro. La escritora es una mujer chapada a la antigua -mencionaba-. Su libro es de autoayuda. La editorial quiere colores joviales y cálidos para su portada... Estoy intentando darles lo que buscan -admitía.

El dibujo parecía ser un precioso cielo celeste con ramas de flores de cerezo. La pintura era cautivadora y Jungkook era muy detallista.

- ¿Flores de cerezo, cierto? -cuestionaba SeokJin.

Jungkook asentía-. En primavera hacen que todo se vea más bonito -susurraba.

Seokjin se acercaba a la pintura y Jungkook no quería temblar, por lo que bajaba su mano, pretendiendo limpiar su pincel. El arquitecto se veía triste, mirando la pintura con atención, pero sin expresar mucho en sus orbes.

El corazón de Jungkook se acelerazaba y su mano no pedía permiso para acomodar el cabello despeinado que SeokJin tenía en la parte posterior de su cabeza. De inmediato aquellos ojos tristes se posaban en él ante el primer toque y Jungkook no podía evitar sonreír de oreja a oreja.

-Estabas un poquito despeinado aquí -mencionaba divertido, peinando con sus dedos las hebras y enviando esa sensación de escalofríos a la nuca del mayor.

Este había cerrado sus ojos por eso, recordaba que Jimin solía jugar con su pelo mientras él se recostaba en sus piernas y el rubio leía un libro en físico o en línea. Sus dedos eran más pequeños que los de Jungkook por lo que abarcaban una zona pequeña de su cabeza. Jungkook en cambio, tenía unos dedos largos que, ahora se enredaban en sus hebras y con sus ojos cerrados, el arquitecto disfrutaba la sensación.

Jungkook por su lado estaba evitando acercase más, no quería sucumbir a la idea de besar esos belfos-aunque fuera rechazado-Jungkook quería probarlos otra vez, pero tenía que dejar de ser tan impulsivo. Así que solo mordía su labio inferior mientras veía a Jin disfrutar inocentemente de esa atención.

- ¿Kookie? -una voz femenina y adormilada sonaba desde el pasillo.

Seokjin se sobresaltaba apenas, junto con Jungkook y ahí estaba ella. Piernas largas, camisón corto, sensual, negro y de seda. Cabello rubio largo cayendo en su espalda y ojitos pesados. Rose miraba la escena muy atentamente.

- ¿Qué haces levantada? -preguntaba el pelinegro de forma seca.

Rose se acercaba-. SeokJin Oppa... -se abalanzaba y besaba a este en la mejilla.

-Rose -setenciaba Jungkook.

La rubia reía coqueta en dirección a Jungkook.

-Tenía frio... ¿cuándo vienes a la cama?

Jungkook suspiraba-. Cuando termine, cariño -respondía sin mirarla.

- ¿Puedes terminar ahora? -cuestionaba.

Seokjin comenzaba a sentirse la tercer rueda. Jungkook suspiraba y dejaba caer su cabeza, luego sentía los labios de Rose en su cuello.

-Vamos a la cama, mañana continúas... -rogaba con voz de niña melosa.

Los ojos de Jungkook iban en dirección a Seokjin, casi en modo de disculpa.

-Está bien -afirmaba incómodo, poniéndose de pie-. Yo lavare las tazas y me iré a la cama.

Jungkook asentía, quería quedarse con SeokJin más tiempo, pero a la vez sentía que el destino se había apiadado de él y por eso "Rose, piernas largas" había venido a su rescate.

-Ve a la cama, guardaré unas cosas y me iré contigo de inmediato.

Rose celebraba y se despedía de Jin, este ya se encontraba en la pileta lavando lo que había prometido mientras que Jungkook guardaba algunas cosas para no dejar la sala desordenada o TaeHyung le cortaría las pelotas al día siguiente. Cuando llegaba a la pileta no aguantaba sus ganas y rodeaba a Jin por la cintura. Sorprendiendolo al punto de casi tirar la taza que estaba secando.

-Dios. Que susto me diste -exclamaba sin aliento.

Notaba una risita salir de Jungkook y el calor de este sobre su espalda. Sus músculos se habían tensado, obligándolo a tener una postura rígida.

-Solo es un abrazo -susurraba Jungkook-. Creí que necesitarías uno.

Seokjin dejaba la taza a un lado y apretaba las manos de Jungkook delante de él, sobre su abdomen.

-Gracias, Bambi -exclamaba con un nudo en la garganta que, hacía que su voz temblará.

-No hay de qué... -respondía Jungkook, luego se daba el tupé de aspirar el aroma de SeokJin y dejar un beso en el centro de su espalda.

Seokjin pasaba saliva y suspiraba, de repente el calor del cuerpo ajeno le abandonaba y una mano se posaba en su nuca para masajear apenas la zona y moverse para quedar frente a Jin. El mayor lo miraba serio, con unos ojos que tenían un sombra de tristeza, otra de dulzura y probablemente un poco de lástima.

Jungkook posaba su frente a la de SeokJin, quien sentía su corazón latir rápidamente y el aire estancarse en su pecho. jungkook tenía sus ojos semi abiertos, viendo esos labios carnosos tan cerca de él. Su nariz acariciaba la de un Seokjin petrificado.

-No deberias dormír solo... -setenciaba el pelinegro.

-Bambi-...

-TaeHyung tiene una cama King size -exclamaba, sorprendiendo a Seokjin y alejándose para verle directo a los ojos-. Él está despierto, quizás deberías...

-Eso no es una buena idea... -mencionaba el arquitecto.

Jungkook asentía en cámara lenta, miraba todo el rostro de SeokJin, deteniéndose un poco más en sus labios y luego dejaba un casto beso en la comisura de estos. Se alejaba con un autocontrol envidiable, se inclinaba ante Seokjin y con una sonrisa dulce que deslumbraba al mayor, exclamaba:

-Descansa bien, Hyung... Necesitas dormir más -mordía su belfo semi carnoso y salía de la vista l mayor con las ganas a flor de piel.

Como quería robarle otro beso, aunque no fuera correspondido. Lo deseaba, pero sabía que TaeHyung, quizás, lo deseaba más... ¿no?. Él estaba siendo un jodido buen adulto ¿cierto?. No era imbécil, TaeHyung lo quería, no sabía que tan seria era la cosa, pero aquella noche, cuando había llegado a su apartamento, el azabache apenas le había sostenido la mirada.

Apenas le había saludado y apenas le hablaba. Él tampoco tenía muchas intenciones de intercambiar una charla con su mejor amigo. ¿Cuándo habían llegado a ese punto?. En el hospital el climax entre ambos era... Extraño, pero esa noche había sido algo tan frío que, Jungkook ni siquiera sabía cómo romper la barrera de hielo que se estaba formando porque admitía que era culpa de ambos.

Seokjin seguía en la cocina solo, su corazón había tomado un ritmo natural, sus ganas de volver a la cama eran pocas, pero sus ganas de un buen descanso eran demasiadas. Suspiraba, apagaba las luces y cuando volvía a su habitación, caminando por el pasillo oscuro, escuchaba una puerta abrirse. Se giraba en dirección al ruido y veía a TaeHyung por primera vez, luego de horas, detrás de su puerta.

-Hey... -susurraba gravemente.

-Lo lamento ¿te desperte? -preguntaba el mayor, como si hubiera hecho mucho ruido.

TaeHyung suspiraba y veía su reloj, eran las dos de la madrugada. Luego alzaba la vista y miraba a Seokjin.

-No he podido pegar un ojo aún -admitía.

Seokjin giraba para verlo mejor, aún con el pomo de su puerta a medio abrir. TaeHyung se mordía su labio, el silencio incómodo era interrumpido por una canción lenta y volúmen decente que, salían de la habitación de Jungkook. El castaño suspiraba vencido.

- ¿Quieres dormir conmigo? -preguntaba en dirección a Tae-. Solo dormir -aclaraba.

TaeHyung lo miraba con unos ojos tiernos debajo de sus largas pestañas y unos rizos rebeldes en su frente.

Asentia levemente-. Si quiero.

Seokjin abría su puerta con una mano y extendía la otra en dirección a Tae.

-No me gustan las madrugadas de lluvia y se escucha demasiado fuerte desde mi ventana -exclamaba el arquitecto.

TaeHyung salía de su habitación y la cerraba, luego tomaba la mano de Seokjin. Mismo tamaño, dedos largos, textura suave... Seokjin no estaba seguro si encajaba, pero se sentía bien. Sin saber que más decir y mirando en silencio, tiraba de él y lo metía consigo a su habitación, para luego cerrar la puerta.

La lluvia parecía no tener ganas de detenerse, seguía cayendo y cayendo. Fuerte, ruidosa, solitaria... Y fría, tan fría que helaba el corazón del arquitecto, logrando que este sintiera la necesidad de sentirse cálido otra vez. Aunque fuera solo por un momento.


My feelings. TT-TT

Con amor niñita Nany 💜

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