34- thirty four

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¿ʏ ꜱɪ ᴇʟ ᴛɪᴇᴍᴘᴏ ɴᴏ ʜᴀᴄᴇ ʟᴏ Qᴜᴇ ꜱᴇ ꜱᴜᴘᴏɴᴇ Qᴜᴇ ᴅᴇʙᴇ ʜᴀᴄᴇʀ?
¿QᴜÉ ᴘᴀꜱᴀ ꜱɪ ᴅɪ ᴛᴏᴅᴏ ʟᴏ Qᴜᴇ ᴛᴇɴɢᴏ?
¿ʏ ꜱɪ ᴛᴜ ᴀᴍᴏʀ ꜰᴜᴇʀᴀ ᴍɪ Úɴɪᴄᴏ ᴅɪꜱᴘᴀʀᴏ? ¿ʏ ꜱɪ ᴛᴇʀᴍɪɴᴏ ꜱɪɴ ɴᴀᴅᴀ ᴄᴏɴ ʟᴏ Qᴜᴇ ᴄᴏᴍᴘᴀʀᴀʀʟᴏ?
¿ʏ ꜱɪ ɴᴜɴᴄᴀ ʟᴏ ꜱᴜᴘᴇʀᴏ?
(ᴏʜ, ꜱɪ ɴᴜɴᴄᴀ ᴍᴇ ꜱᴏʙʀᴇᴘᴏɴɢᴏ)
¿ʏ ꜱɪ ɴᴜɴᴄᴀ ᴛᴇ ꜱᴜᴘᴇʀᴏ?

La tormenta de la madrugada azotaba la ventada de la habitación de SeokJin. Un fuerte relámpago acompañado por lo sonidos monstruosos del estruendo, terminaban despertándolo. Casi haciéndolo saltar del susto.

Estaba de lado, apoyado en su brazo y en ese entonces su mirada se había enfocado en un TaeHyung que, le estaba viendo justo en ese instante en que lo enfocaba con su mirada.

— ¿Te asustaste? —susurraba su pregunta.

SeokJin parpadeaba—. ¿Dormiste algo?

TaeHyung asentía—. La lluvia me despertó, repercute demasiado en tu ventana —mencionaba.

SeokJin asentía, fregaba su rostro y sabía que no volvería a dormir, al menos no tan pronto.

— ¿Estás bien?. Sé que las tormentas no te gustan —mencionaba TaeHyung, recordando una charla juntos. SeokJin sonreía—. Sé que te recuerdan a Jimin ¿estás bien?.

Por segunda vez, el chico parecía sentirse más cómodo con el nombre de su esposo saliendo de sus labios. SeokJin estiraba su brazo libre y acariciaba la mejilla de TaeHyung.

—Solo es una tormenta —sonreía con dulzura—. Gracias por haber subido a mi habitación.

TaeHyung bajaba la mirada y sonreía con un deje de tristeza—. Jungkook me alentó a hacerlo

—Estoy seguro que lo hizo —mencionaba SeokJin.

TaeHyung alzaba la vista—. ¿Su plan está dando resultados contigo, no?

SeokJin asentía—. Lo ha hecho y estar contigo, no se sintió como si estuviera mal. Tampoco te compare a mi esposo, estuve enfocado en tí y en mi —mencionaba y TaeHyung sentía su pecho cálido, suspiraba y le sonreía—. Cuando vuelva a Australia, haré lo que me dijiste.

El azabache fruncia el ceño—. ¿Qué cosa?

—Buscar ayuda —mencionaba—. Volveré a ver a un terapeuta. Hablar de mi esposo, se siente mejor que antes. Hay muchas cosas innecesarias de las que debo liberarme al llegar a mi casa. Haré todo eso.

TaeHyung sonreía—. Me deja muy tranquilo saber que realmente estás dispuesto a superar tu pérdida. De todas formas, nadie lo sacará de tu corazón, nadie ocupara su lugar. Siempre será tu esposo, el hombre al que amaste como a ningún otro... —su garganta se cerraba un poco ante las últimas palabras, pero tomaba fuerzas de continuar—. Una parte de él, siempre estará contigo. No necesitas compararlo a nadie para que su recuerdo cuente. Él fue, es y será el amor de tu vida, Jin Hyung.

SeokJin ampliaba su pecho, inhalando fuertemente y luego suspiraba, su mano se afianzaba a la cintura de TaeHyung y lo atraía hacia a él.

— ¿Qué hay de tí? —preguntaba.

TaeHyung alzaba sus cejas, por poco y casi jugaba a hacerse el desentendido, pero dejaba de lado eso y sonreía dulcemente.

—Es la segunda vez que me ocurre una atracción tan fuerte con alguien que tiene que irse del país —mencionaba divertido, pero su sonrisa era triste. SeokJin apretaba su agarre sobre su cintura, TaeHyung podía sentirlo, era muy consciente del hombre a su lado, frente a él—. Está bien, extrañamente, siento que esto es una buena despedida —alzaba sus ojos y miraba a SeokJin con una mirada nostálgica—. Me diste un cierre.

SeokJin lo miraba, no decía nada, solo observaba los ojos brillantes que eran apenas opacados por las largas pestañas de las que TaeHyung era dueño, luego se acercaba y besaba su frente.

—No le huyas al romance, Boxy —susurraba sobre la zona besada—. Eres demasiado dulce y hermoso para aislarte de un sentimiento tan bonito.

Y no entendía porque su corazón se estrujaba con esas palabras. TaeHyung tampoco entendía—o quizás si—porque le dolían en vez de sentirse halagado.

Suspirando y poniendo su mano encima de la que SeokJin tenía sobre su rostro, buscaba los ojos del arquitecto y relamia sus labios, no decía nada, solo lo miraba en silencio.

— ¿Qué pasa? —preguntaba SeokJin con dulzura.

TaeHyung miraba sus ojos, luego sus labios y los besaba, con lentitud, soltando el aire retenido por su nariz y cuando se separaba, rozaba su nariz a la de SeokJin y hablaba con una voz suave, pero sin perder ese tono grave tan masculino:

—Ya no tengo sueño —susurraba, buscando los ojos de SeokJin.

Este le sonreía, con sus pupilas dilatándose—. Qué bueno que te dió una tira de condones y no sólo uno.

TaeHyung le sonreía con dulzura y cierta timidez, mejillas rosadas, labios brillosos. Mirada soñadora en dirección a él. Ese chico era una cosa tan peculiar y delicada a su edad. Por decisión mutua, no habían vuelto a dormir, hasta pasadas un par de horas. Con el ruido de la lluvia golpeando fuerte la ventana de su habitación de hotel, SeokJin había tomado a TaeHyung una vez más. Recordando su voz rota y melosa. Su mirada perdida y ojos brillosos. Su pelo revuelto y su piel dorada con cierto brillo gracias a su sudoración. Y sus labios abultados, dejando salir pequeños gemidos, unos más suaves, otros más roncos. Masacrados y rojos por culpa de su propia boca y sus propios besos.

SeokJin había deseado, en cierto punto, salir de su piel y meterse bajo la de TaeHyung y éste, no deseaba diferente.

Cuando el azabache había dejado su apartamento a la mañana, una vez que la lluvia habia cesado, el silencio del apartamento era mortificante. Su maleta estaba hecha y se encontraba ya en su cama pasada la noche. Hubiera deseado pasar más tiempo con TaeHyung. Pero el chico tenía cosas que hacer, una lástima no haber intentando arreglar las cosas antes, porque sentía que no había sido suficiente y se retorcía en la cama, de un lado a otro, extrañando.

El aún estaba en Corea y extrañaba la compañía de TaeHyung de una forma y la compañía de Jungkook de otra. Pero ambos chicos estaban ocupados con sus trabajos. Hubiera deseado que esta última parte no durará tanto, pero para recompensa tenía unos últimos detalles que arreglar y al día siguiente una reunión final antes de irse, lo cual lo mantendría lo suficientemente ocupado hasta su hora de partida.

Y así había sido, el día siguiente parecía una pesadilla, estaba pasando más rápido, mucha gente de la empresa agradeciéndole más de lo debido. Llamados de su empresa en Australia, más qué listos para tenerlos de nuevo con muchos proyectos productivos y positivos que lo tendría tanto a él como a Namjoon en constante movimiento.

No se quejaba, en absoluto. Agradecía el hecho de tener tantos planes al volver, aparte de sus cuentas pendientes. Lo que le había dicho a TaeHyung, era totalmente cierto. Los esfuerzos de Jungkook habían funcionado y él pondría por obra el consejo que TaeHyung le había dado semanas atrás, sobre buscar ayuda. Un terapeuta, hablar del tema porque, con su familia no era algo que podría hacer y él todavía necesitaba hablar más al respecto. Rememorar más momentos y luego, cumplir la última promesa que le había hecho a Jimin, aparte de vivir por ambos, la forma de soltarlo que le había pedido, era la frutilla del postre. El suceso final que, sabría le confirmaría que había superado la perdida, le confirmaría que estaría nada más que avanzando. Esa última cosa por hacer.

Pero ya llegaría a eso, no estaba apresurado, quería hacerlo con calma, pero hacerlo finalmente.

Y así como si el día hubiera sido demasiado corto, se encontraba bajando con sus cosas, y con un Namjoon tras él que, no tenía problema alguno de ir en el auto de Jungkook para darle a ese chico otra larga mirada.

— ¿Entonces vendrán ambos a buscarte, eh? —mencionaba su compañero de trabajo, mientras bajaban por el elevador—. Me caen bien ambos chicos. Te ves diferente gracias a ellos.

SeokJin daba una risa seca—. ¿Diferente bien o diferente mal?

Kim Namjoon lo miraba y le sonreía con sus hoyuelos remarcados—. Eso depende de si aceptaras las salidas a fin de mes con el grupo laboral como lo hacías antes. O conmigo, como amigos.

SeokJin lo miraba seriamente, Namjoon sonreía más ampliamente.

—De acuerdo, lo conseguiste —mencionaba con un suspiro falsamente cansino.

—Bien, definitivamente esos chicos hicieron algo bueno contigo... Suertudo —susurraba divertido—. Considerando que amorosamente tienes al osito de pestañas largas. ¿Puedo con Jungkook?

SeokJin fruncía el ceño—. Nos estamos yendo de Corea ¿qué pretendes? —exageraba horrorizado.

Namjoon cerraba sus ojos y alzaba sus cejas—. Puedo perderme quince minutos con él en el aeropuerto y hacer magia.

Justo en ese instante, SeokJin le daba un golpe.

—Dios. No pongas ese tipo de imágenes en mi cabeza.

Las puertas del elevador ya se estaban abriendo cuando vislumbraban a los amigos esperando.

— ¿Qué imágenes? —preguntaba Jungkook sonriente.

SeokJin abría sus ojos y miraba a Namjoon, el chico no decía nada, pero se reía de la cara rojiza de su compañero de trabajo.

—Gracias por agregarme al viaje al aeropuerto —mencionaba Namjoon, saludando a ambos chicos.

Jungkook le sonreía coquetamente—. Es un placer —respondía suavemente.

TaeHyung lo miraba curioso y luego al tal Namjoon al que había visto sólo una vez y más una despedida que cruzar otro tipo de palabras, cuando salía del departamento de Jin un día antes.

—Puedo ser más que placentero y complaciente-...

— ¡De acuerdo! —gritaba TaeHyung detrás de Jungkook—. Podríamos, dios... Qué incómodo —soltaba, logrando que los otros descarados se rieran.

—Ya cosita, bien que Jin Hyung te quitó el polvo con un buen polvo —se mofaba. TaeHyung se ponía rojo y SeokJin lo miraba con dulzura, detrás de Namjoon—. Llevaré tu maleta —mencionaba Jungkook sonriente, al otro Kim.

—Eres un chico fuerte ¿no? —mencionaba Namjoon.

—Ya, por el amor de Dios. Solo caminen al auto, se nos pasa la hora —soltaba SeokJin.

Luego de eso Namjoon salía primero, Jungkook sonreía y daba un beso sonoro en la mejilla de SeokJin.

— ¿Quieres que lleve tu maleta para que no te sientas menos especial? —se mofaba Jungkook de forma seductora.

TaeHyung le daba un golpe justo en su trasero, Jungkook reía a carcajadas y salía de allí. SeokJin veía al pelinegro muy tranquilo y sonriente y luego miraba a TaeHyung, más relajado.

—Ustedes realmente están bien ¿cierto? —mencionaba, antes que nada.

TaeHyung sonreía y asentía—. Qué no te quepa duda. ¿Me dejas llevar tu bolso? —mencionaba, haciendo alusión al que colgaba de su brazo y que llevaba aparte de su maleta.

SeokJin asentía, le brindaba el mismo y se quedaba cerca de TaeHyung, unos momentos allí. El chico le sonreía con dulzura y dejaba un casto besos en sus labios. Uno lento y perezoso, sin ganas de alejarse, pero sabiendo que tenía que hacerlo. SeokJin había visto como TaeHyung había cerrado sus ojos para depositar el dulce beso y sabría que ese exacto momento de su bonito rostro sereno frente a él, se grabaría en su memoria, como muchos otros vividos ya.

—Vamos o Jungkook comenzará a hacer sonar su boc-... —un bocinazo resonaba fuera y TaeHyung reía.

—Woah, tú en serio lo conoces —respondía SeokJin.

Luego de eso, caminaban hacia afuera, quería mantener el clima relajado, no quería aferrarse a nada de lo que estaba sucediendo, solo dejaría este momento ir. Cuando llegaban veía a Namjoon sentado en el asiento copiloto. TaeHyung los miraba con seriedad.

— ¿Ya no voy adelante? —cuestionaba el azabache.

Jungkook le sonreía, mostrando todos sus dientes y negaba adorablemente.

—Ellos avanzaron más rápido que tú y yo —mencionaba SeokJin, alzando sus cejas.

TaeHyung reía y se acomodaba detrás junto con él. El viaje no había sido demasiado largo al aeropuerto. Y para suerte de SeokJin, todo había sido demasiado, feliz y relajado. No sabía quién era más descarado a este punto, si su compañero de trabajo Namjoon o su amigo Jungkook.

«Amigo» SeokJin veía a Jungkook reírse adelante, de un muy mal chiste que Namjoon había hecho y simplemente, le encantaba ver la sonrisa que tenía pintada en su rostro. Luego veía a TaeHyung, reírse a medias del chiste de su compañero, pero más de la risa sonora e histérica de su mejor amigo y sabía que esos chicos estarían bien. Luego veía a Namjoon y veía la posibilidad de tener una buena amistad allí, fuera de JinYoung, carecía de amistades y Kim Namjoon había siempre demostrado, ser una buena adquisición.

Él pondría más fe en el tipo, de por sí, era divertido y nunca se había rendido con esta cosa de integrarlo. No estaba ansioso por dejar Corea, pero había cierta ansiedad por llevar a cabo su propia rehabilitación en Australia. Cuando menos lo había pensado, Jungkook ya estaba entrando al aeropuerto, estacionando y cuando salían del auto para finalmente entrar, su corazón estaba demasiado exaltado.

La sensación extraña de nostalgia se había instalado en su pecho como un peso muerto que, no parecía tener ganas de irse. Le amenazaba con convertirse en tristeza, pero él estaba dispuesto a pelear con ese sentimiento de perdida. Esto era  una avance y era extraño que sientiera que una parte de él, se quedaría aquí por siempre, con estos chicos.

Cuando se hallaban con todo organizado, ya dentro listos para abordar. No se sorprendía cuando Namjoon y Jungkook intercambiaban números, negaba con dulzura, no querría saber lo que harían a la distancia, pero podría tenía una idea de ello.
Cuando el vuelo era anunciado, el estómago de Jungkook y TaeHyung se estrujaba, SeokJin los miraba medio segundo y se encargaba de tomar el bolso de mano mientras Namjoon iba tras él. Este momento, justo aquí, era extrañamente duro, pero a la vez, no sentía como que algo quedaba inconcluso, no quería pensarlo así.

Por eso miraba a TaeHyung y se acercaba lentamente a él.

— ¿Vas a estar bien? —preguntaba TaeHyung.

SeokJin le sonreía—. No tienes de que preocuparte, Boxy. Me cuidaste un tiempo, ahora puedo hacerlo solo —mencionaba, intentando sonar divertido.

Pero a TaeHyung le dolía, solo un poco y la sonrisa forzada, se desvanecía rápido. SeokJin pasaba el nudo en su garganta, estiraba su brazo y acomodaba un rizo rebelde del chico, detrás de su oreja. TaeHyung era automáticamente receptivo y se apoyaba en su mano, la que ahora estaba con su palma a su merced para permitirle descansar allí unos segundos.

—Tú estarás bien ¿cierto? —preguntaba SeokJin.

TaeHyung lo miraba fijamente—. Por supuesto —afirmaba con suavidad—. Es muy probable que también haga un viaje. Creo que me vendría bien. No tienes de que preocuparte.

SeokJin le sonreía con dulzura, se acercaba otro poco y tomaba a TaeHyung de la cintura con su mano libre, lo atraía hacia él y escondía su rostro entre la unión de su cuello y hombro. TaeHyung lo rodeaba con sus brazos, cerraba sus ojos y metía su nariz entre el cabello lacio del arquitecto, él quería recordar su aroma, aspirarlo una última vez. Cuando se alejaba, su mano volvía a la mejilla de TaeHyung, el chico relamia sus labios y lo miraba con esa tristeza en sus ojos.

—Si estás pensando si deberías besarme o no —mencionaba TaeHyung—. Te pido que lo hagas. Bésame.

SeokJin volvía a tragarse el dolor, se acercaba y veía que TaeHyung no cerraba sus ojos esta vez, aceptaba su dulce y casto beso con sus ojos abiertos, fijos en él y luego, se besaban otro poco más. Con el último enredo entre sus lenguas, el último sabor del otro en sus labios y SeokJin volvía a tragarse ese pequeño gemido nostálgico que daba TaeHyung, desinflandose entre sus brazos y alfojando el agarre que tenía sobre él.

Cuando se alejaba todavía acunaba el rostro del chico entre sus manos, pero TaeHyung tomaba sus muñecas, sus manos débilmente temblorosas lo obligaban, con dulzura a soltarlo.

Su tiempo con cada chico, había sido justo y necesario. Y a pesar de que había estado revolviéndose un día anterior por extrañarlos, parte de él, estaba listo para soltarlos, así que dejaba caer sus manos y soltaba a TaeHyung. Cuando una vez más se anunciaba su vuelo, veía a Namjoon despedirse de Jungkook, diciéndole bajo y sucio quien sabía que cosas que, hacían al pelinegro sonreír, hasta que enfocaba a SeokJin y se acercaba con lentitud.

—Todos los días te mandaré un buen día, buenas tardes y buenas noches, entre más mensajes y no me importa si crees que soy demasiado molesto, te preguntaré cómo estás, hasta que vea que no sea necesario ¿me oíste? —mencionaba Jungkook, mientras lo señalaba con su dedo índice.

SeokJin le sonreía de vuelta, tomaba su mano y lo atraía hacia él para un fuerte abrazo, metía su nariz entre el cabello del chico, para aspirar y memorizar su aroma.

—Te devolveré cada mensaje, Bambi... Y cuidado con Namjoon mientras no te vea — se mofaba, apretando más su agarre.

Jungkook sonreía, palmeaba su espalda y luego se alejaba, tomando el rostro de SeokJin entre sus manos y mirándolo con dulzura.

—Siempre serás tan jodidamente atractivo, Jin Hyung —susurraba.

TaeHyung estaba tras ellos y había sonreído inevitablemente por la desfachatez de Jungkook. SeokJin le sonreía y luego besaba su mejilla y daba un último abrazo donde le susurraba en su oreja—. Cuida a TaeHyung, sé que estaré más en contacto contigo.

Jungkook fruncia el ceño, aquello le había sonado agridulce, porque parte de él, sospechaba que TaeHyung se alejaría más pronto que tarde y ni siquiera podía contradecirlo. Cuando se separaban, le sonreía una vez más y asentía. Luego de eso, ya no quedaba más tiempo de tanta despedida, él y Namjoon tenían una avión que tomar. Por lo que comenzaban a caminar en dirección a las escaleras automáticas, cada vez más lejos de TaeHyung y Jungkook.

Cuando los veía cada vez más pequeños, sabía que definitivamente era seguro, una parte de él, se había quedado allí, con ellos dos. Y su pecho le dolía, le costaba respirar, solo un poco y el dolor era leve, pero realmente extrañaría Corea del Sur como jamás lo hubiese imaginado.

Para cuando su visión había perdido la imagen de los chicos, un suspiro sonoro y lastimero le abandonaba, giraba para ver la fila formada en la que tenía que dirigirse y sentía que no tenía la necesidad de contener las lágrimas que estaban acumulándose en sus ojos, desesperadas por ser liberadas. Con cada paso que lo acercaba al pasillo que dirigía su entrada a la avión y lo alejaba cada vez más de TaeHyung, Jungkook y luego lo haría de Corea, sus lágrimas caían con lentitud, obligándole a sorber su nariz y limpiar sus mejillas húmedas.

Eso había sido todo.

Había sido una experiencia laboral que había enriquecido su vida personal, llevándolo por una aventura que no había imaginado jamás y que ahora lo llevaba por un nuevo sendero. Un corazón que se había convertido en piedra luego de la perdida de su esposo, ahora se iba totalmente convertido en un corazón de carne. No podía decirse que SeokJin estaría listo para una aventura amorosa, porque no podía imaginarlo, pero tampoco estaba escondiéndose detrás de un dolor que lo había retenido como un prisionero por dos años, luego de que Jimin ya no estuviese con él.

Y SeokJin ya no tenía ganas de ser prisionero del dolor y la amargura. SeokJin quería vivir, quería seguir sanando y quizás, volver a sentir lo que había sentido en su paso por Corea. Quería enriquecer su círculo de amistades, solo las justas y necesarias, pero no volver a encerrarse en una torre de miseria, revolcándose en su dolor.

Jimin no quería eso.

Jimin le había pedido que, le prometiera que lo soltaría y sería feliz. Había arribado a Corea con toda la amargura en su punto más alto, recordando otro aniversario de su difunto esposo, pero ahora dejaba Corea, con ganas de volver a vivir, porque habría un mañana para él.

Y con el tiempo, todo esto se volvería en una muy bonita y peculiar historia que contar cuando fuera viejo. Quizás.

Se viene un capo más y luego por la mañana, el final.

NanyKoo ✨

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