33- thirty three

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SeokJin no podía seguir viendo esos rostros que forzaban una sonrisa. Necesitaba volver a su apartamento, pero antes brindaría con ellos y volvería a agradecerles que lo cuidarán, cuando no había sido su responsabilidad responder por él al hallarse solo en Corea.

—De acuerdo, quiero brindar... —mencionaba, levantando su shot de soju en el aire y mirando a ambos chicos—. Por el accidente que nos unió. Aunque lo lamento por el otro tipo en cuestión, no corrió con la misma suerte.

El ambiente se había tornado incómodo y extraño, hasta que TaeHyung aclaraba su garganta.

—Si vale la información, BoGum mencionó en una de nuestras salidas que el tipo no tenía familia y según sus colegas, no era la primera vez que conducía ebrio —exclamaba.

Jungkook abría sus ojos, formando una "o" con sus finos labios y luciendo chistoso, por su rostro que era divertido al resto.

—De verdad, se ganaron mi cariño —exclamaba nuevamente—. No estaba dándole eso a nadie y ustedes simplemente lo tomaron. No me gustaría perder su amistad ni por culpa de la distancia, pero si en algún momento se aburren. Lo entenderé completamente —mencionaba sonriendo dulcemente—. Siempre los voy a entender.

Ambos chicos devolvían la sonrisa y finalmente brindaban—. No vas a deshacerte de mi —soltaba Jungkook—. Sino, pregúntale a Tae si pudo conseguirlo —añadía divertido.

SeokJin miraba a TaeHyung y este tenía una mirada extraña que, no decía mucho, era imposible leer para el arquitecto, pero finalmente lo veía asentir y responder—. No es fácil librarse de él.

Esa era toda la respuesta.

— ¿A qué hora viajas? —preguntaba Jungkook.

SeokJin terminaba de beber el soju y lo miraba—. A las  seis de la tarde. Ni Namjoon ni yo queremos madrugar, por lo que preferimos ese horario. Habrá una breve reunión en la empresa actual con la que hicimos el trabajo y es muy probable que las puertas nos queden abiertas para volver en algún momento.

Se encogía de hombros como si ni siquiera lo hubiese considerado.

— ¿Hay esperanzas de tenerte de vuelta? —preguntaba Jungkook, sabiendo que TaeHyung quería saber la respuesta, inclusive más que él.

—Tengo un asunto pendiente aún, pero más adelante —susurraba sin fuerzas.

Jungkook sentía que tenía que ver con el asunto de Busan, pero no diría nada, no presionaría y TaeHyung asentía, ya ni siquiera escuchaba lo que salía de la boca del hombre. Era como si se hubiese apagado de a poco o ya hubiese puesto una barrera entre ellos para evitar hacer esto más cursi o más duro. No lo entendía, pero ciertamente él estaba igual.

Jungkook por su parte suspiraba sonoramente. Se encontraba agotado, física y mentalmente. Ser el mediador entre esos dos ya había llegado a su tope. Solo quería descansar y dejar que SeokJin se fuera a su apartamento, no habria forma de recuperar un ambiente ameno, pero haría un último esfuerzo.

Levantando su vaso luego de servir tres shots más de soju, exclamaba—. Este es el momento en donde hacemos un maldita y cursi promesa de que seguiremos en contacto. Una verdadera promesa —afirmaba, luego miraba entre ambos y se quedaba en SeokJin—. No eres el único que se encariño aquí y creo que lo sabes muy bien. Cuando sientas que vuelves a caer en un agujero negro, recuerda que Jimin patearía tu buen culo si estuviera con vida y si él permitió que este encuentro —hacía un círculo refiriéndose a los tres—, que está conexión sucediera, es porque no solo nos haces bien, si no que te hacemos bien. Estaremos al maldito pie del cañón, sin importar qué. ¿De acuerdo? —soltaba una mirada filosa que provocaba a los otros dos levantar su vaso—. Bien, bien. Ya pensaba en que tenía que patear el culo de ambos. Los quiero, a los dos. No le doy mi maldito cariño a quien no lo merezca y no mezclo el placer con el verdadero afecto —sus ojos miraban a TaeHyung—. Lo sabes, cosita. Dile a Jin Hyung que tener mi cariño es cosa importante.

TaeHyung reía, más genuino y SeokJin sonreía a ambos, una sensación cálida instalándose en su pecho ante la promesa que estaban haciendo.

—Si él te brinda su amistad, lo tendrás comiéndote los talones. Es lo mejor de él, créeme —mencionaba nuevamente TaeHyung.

SeokJin cruzaba una mirada con Jungkook y entendía su mensaje, fuerte y claro. Luego brindaban al fin de una frase muy usada en Corea del Sur:

행복하자 "Haengboghaja".
Seamos felices.

Pasada las once y media, los tres salían del restaurante con una sonrisa nostálgica y miraban la luna, dejando que el viento cálido, casi frío, golpeará sus rostros y acompañando a SeokJin hasta la esquina, donde ya se veía su hotel.
Éste se giraba y miraba a ambos chicos, les sonreía y extendía sus brazos. Los dos se miraban, TaeHyung alzaba sus cejas y Jungkook iba primero, se fundía en un fuerte apretón, inhalando el aroma de SeokJin y palmeando su espalda.

—Te llevaré al aeropuerto ¿me oíste? —mencionaba, saliendo del cuello de SeokJin.

El castaño le sonreía—. Es muy probable que nos contraten un auto.

Jungkook se alejaba e iba a replicar, pero TaeHyung lo hacía primero—. Te llevaremos, no vamos a obtener un no por respuesta y tu compañero también puede venir. Simple.

SeokJin lo miraba, le sonreía y TaeHyung tiraba de él para esconderse en su cuello, apretarlo con fuerza y sentir como la nariz de este se pegaba al lado de su cabeza y aspiraba su fragancia. TaeHyung hacía lo mismo, él también quería recordarlo, pero se estaba volviendo jodidamente complicado soltarlo.

Hasta que finalmente lo hacía.

SeokJin le brindaba una pacífica y dulce sonrisa, se inclinaba como lo hacían en Corea y se dirigía en dirección a su hotel, solo a un par de metros y gritaba un:— ¡Los veré pasado mañana!

Ambos chicos se quedaban parados en la esquina viendo cómo la figura del arquitecto se alejaba, llegaba a la entrada del hotel y luego los miraba una última vez, alzaba su mano, saludaba y se metía dentro. Jungkook pasaba el nudo en su garganta, su corazón estaba extrañamente en paz, pero cuando miraba a TaeHyung veía los ojos de su amigo demasiado brillosos y húmedos.

SeokJin se sentía agotado, cuando entraba al apartamento estaba en completo silencio. O Namjoon se había ido a dormir temprano o seguramente, estaba despidiéndose de sus conquistas. SeokJin no estaba seguro si era una persona o más, pero con Namjoon podría esperarse cualquier cosa.

Sonreía, dejando sus zapatos a un lado y dirigiéndose al refrigerador para tomar una cerveza. Necesitaba alcohol y se lamentaba no tener whisky. Hacía un tiempo que no tomaba un buen trago y ahora lo necesitaba como un loco. No era alcohólico, no estaba ni siquiera cerca de serlo. Agradecía no tener ningún mal vicio, pero a veces deseaba el ardor en su garganta y su mente nebulosa, los suficientemente ido para no pensar, lo necesitaba.

Ahora necesitaba no pensar. Quizás podría pedir servicio a la habitación y pedir algo fuerte para beber.

—Si, eso haré. La cerveza no es suficiente —hablaba para sí mismo. Luego marcaba y pedía lo que necesitaba. Cuando cortaba el llamado suspiraba, seguía bebiendo su cerveza en el proceso y decidía estirar un poco sus extremidades.

Cuando iba a la habitación de Namjoon, no era de extrañarse, el otro hombre no estaba allí, pero ya tenía su maleta hecha. Suspiraba, fregaba su rostro y pensaba que era hora de hacer la suya, para su suerte luego de haber empacado todo para la mudanza del apartamento de Tae al hotel, no había desempacado nada, tenía todo en orden, solo algunas prendas sueltas.

Pensaba en buscar su pijamas, pero ya lo tenía en el fondo de la maleta.

—Al diablo, no usaré el pijamas... —el cansancio físico era demasiado. El cansancio mental era abrumador y el cansancio sentimental, joder, mejor pasarlo por alto.

Eran demasiadas emociones, él realmente estaba soltando a Jimin y ahora estaba dejando atrás a dos personas que se habían vuelto importantes para él. Si era sincero consigo mismo, no estaba seguro que esperar de vuelta a Australia, la sola idea sonaba amarga. Pero era lo que era.  Cuando se quitaba la remera blanca que había llevado ese día, la suplantaba por una negra sin mangas, pasaba sus dedos por su cabello y lo despeinaba mientras fregaba su rostro al bajar los brazos.

Un largo, nostálgico y sonoro suspiro le abandonaba. Aquello no debería sentirse tan... Extraño. Sentía que se iría dejando algunas cosas inconclusas o quizás solo era él.  Estaba comenzando a sentirse demasiado irritado sin sentido, necesitaba urgente el alcohol y para su propia felicidad, la puerta sonaba. Su pedido finalmente había llegado y sus pasos no podían ser más ansiosos mientras se dirigía a la puerta. Necesitaba algo fuerte y lo necesitaba ya.

— ¡Servicio a la habitación! —se escuchaba al otro lado.

—Finalmente llegó lo que pe-... —SeokJin se quedaba con la frase a mitad de camino cuando veía que al otro lado de la puerta, no estaba servicio a la habitación.

Bueno, de hecho si lo estaba. La chica en cuestión le sonreía y le brindaba el whisky que había pedido.

—Que lo disfruten —exclamaba, luego se inclinaba, dejando a SeokJin y a un TaeHyung que había estado parado detrás de la chica en cuestión, en completo silencio y algo cohibido.

El castaño abría su boca y tardaba en formular su pregunta, de hecho nada salía de ésta y eso, ponía a TaeHyung nervioso e incómodo como el infierno.

— ¿Mal momento? —preguntaba, recorriendo, inevitablemente, los brazos de SeokJin al desnudo con aquella remera sin mangas negras que, apenas se adhería a su cuerpo. Su cabello era un desastre sensual y estar todo de negro y descalzo lo hacía verse salvaje, sexy.

TaeHyung parpadeaba y luego alzaba la mirada. Si, se lo había comido con esta y recapacitaba cuando sentía su rostro caliente y la mirada confusa de SeokJin.

— ¿Puedo pasar o~…?

SeokJin se hacía a un lado sin decir nada aún. TaeHyung relamia sus labios y entraba con su cabeza agacha mientras se quitaba la boina. SeokJin miraba hacia afuera, pero Jungkook no estaba con él, solo TaeHyung había subido y su corazón se aceleraba como un imbécil.

El sonido de la puerta cerrándose, hacía que TaeHyung apretara sus ojos y dientes, juntar coraje y girarse para ver a SeokJin que seguía sin abrir su boca, se volvía cosa difícil, pero no imposible.

— ¿No dirás nada? —susurraba frente a él.

El castaño parpadeaba un par de veces—. Aún estoy asimilando que estés en mi habitación —susuraba—. ¿Cómo es qué...?

TaeHyung dibujaba una sonrisa incómoda—. Claramente con la ayuda de Kook.

SeokJin entreabría sus labios y lo miraba, aún no podía creerlo y era en serio.

[Minutos antes de que TaeHyung apareciera en la habitación de SeokJin]

Los segundos llenos del ruido de la calle, pero silencioso entre los amigos, pasaban y pasaban. Ningúno se movía, hasta que Jungkook exclamaba—: Deberías ir con él.

TaeHyung no solo tenía su mirada húmeda, su nariz estaba roja al igual que sus labios y sus mejillas pálidas. El frío de la noche que comenzaba a levantarse, lo hacía verse demasiado melancólico.

Cuando reaccionaba y veía a su amigo abría su boca, la cerraba, repensaba sus palabras y soltaba—. ¿Para que iría tras él?

Jungkook lo miraba con una mirada tierna y una sonrisa dulce—. Para sacarlo de tu sistema.

TaeHyung mordía su belfo inferior.

—Ni siquiera sé su clave de entrada y su piso —tragaba el nudo en su garganta, se abrazaba a sí mismo y sorbía su nariz.

—Yo lo sé —mencionaba Jungkook, con una sonrisa ladina que lo hacía ver como si estuviera a punto de hacer alguna travesura.

Y así, había sido como TaeHyung había terminado en la puerta de SeokJin. Ajora con una mirada temerosa y algo incómoda, parado en la sala, viendo lo bien que le quedaba la vestimenta negra al castaño. Sus pantalones arraigados a sus caderas anchas, la remera sin mangas que dejaba ver esos brazos de piel blanca, marcados y largos. Su pelo, dios... TaeHyung quería enredar sus dedos en ellos.

Su rostro era perfecto, todo su porte poseía un poder y una presencia que hacían a TaeHyung sentirse pequeño, aturdido y necesitado.

— ¿Por qué subiste? —preguntaba en un susurro tan débil que, no podía reconocer su propia voz.

El azabache pasaba saliva, relamia sus labios y levantaba apenas sus brazos para dejarlos caer en una ademán que hacía ver lo obvio.

—Quiero... —«Sacarte de mi sistema, superarte y olvidarme que alguna vez me sentí tan perdido y casi enamorado de otro tipo» —, solo quería decir adiós —soltaba TaeHyung a cambio.

SeokJin pasaba saliva, se acercaba a paso lento, apretando la botella de vidrio con sus dedos y parándose frente a TaeHyung a escasos centímetros.

— ¿Por qué subiste? —repetía con una voz más ronca que hace segundos atrás.

Aquello enviaba una descarga a la columna de TaeHyung, tal electricidad que, lo obligaba a ir encima del castaño, tomar su rostro y unir sus labios. El gemido de satisfacción que se había construido desde la parte posterior de su garganta había sido tragado por SeokJin mientras abría su boca y lo devoraba como si no hubiera un mañana y es que, para ellos no habría uno y lo sabían.

Por eso el brazo de SeokJin se enroscaba en su cintura y con sumo cuidado el otro, donde aún tenía la botella de whisky, pero se las arreglaba para ordenar:—Arriba —soltando la boca de TaeHyung.

El azabache tardaba en entender la orden, pero cuando la mano de SeokJin apretaba uno de sus glúteos, TaeHyung entendía y con sus manos en los anchos hombros del arquitecto, se impulsaba cuesta arriba y enroscaba sus piernas en la angosta cintura del castaño. Se sorprendía cuando recibía un agarre fuerte por parte de SeokJin y como caminaba con él, dejando el whisky que ya no necesitaba en la isla y pasaban la sala para ir a la habitación de SeokJin, mientras TaeHyung no dejaba de besar sus labios, morder su mentón, jugar con su lóbulo y quitarse sus slipers con tal facilidad que al llegar a la habitación y ser arrojado en la cama, los zapatos ya se encontraban fuera de escena.

Sus piernas seguían enrolladas en la cintura del arquitecto quien, ahora lo miraba con sus ojos oscuros y sus labios rojos. La mano de SeokJin viajaba a la mejilla de TaeHyung y acariciaba con suma dulzura allí, recibiendo un ademán del tipo gatito mimoso por parte de un TaeHyung que, se tiraba hacia la caricia ajena y cerraba sus ojos, inhalando fuertemente para evitar sollozar por la dulzura del tacto.

— ¿Esta es tu forma de soltarme? —preguntaba el mayor, con una voz temblorosa.

TaeHyung abría sus ojos y lo enfocaba en su visión periférica, mordía su belfo y no respondía, solo volvía a lanzarse para atrapar su boca y ser bien recibido. Sentía la lengua de SeokJin enredarse con la suya, volviéndolo una especie de hombre hechizado, solo abriendo su boca y recibiendo, sintiendo las manos del arquitecto desprender su camisa y acelerando muchísimo más su pulso y los latidos de su corazón.

SeokJin no pararía esta vez, no rechazaría la propuesta de sacarse mutuamente del sistema del otro porque esto, no tenía futuro alguno, al menos no románticamente hablando. Cuando se sentía expuesto, con su torso al descubierto, cortaba el beso para respirar una bocanada de aire, miraba los ojos de SeokJin y estaban tan oscuros y brillosos que la sola mirada intensa le erizaba toda la piel.

— Permíteme, Boxy —susurraba ronco, y terminaba de quitarle la camisa para contemplar el torso acaramelado de TaeHyung. Lo recordaba así de perfecto, pero más brillante a causa del agua de la ducha, aquella vez juntos—. Eres perfecto.

TaeHyung se sonrojaba—. No me dejes solo en esto —pedía con voz estrangulada.

SeokJin le sonreía, se alejaba de rodillas en la cama y se quitaba finalmente la musculosa negra. TaeHyung parpadeaba con letargo, la piel blanca sin marca alguna de SeokJin era perfecta, sus pectorales sutilmente marcados, su angosta cintura, su abdomen plano y sus hombros anchos al desnudo, era jodidamente perfecto. TaeHyung no podía encontrar otra palabra para describirlo porque "perfecto" encerraba mucho, demasiado.

Se erguía, sentándose para acercarse a al torso desnudo del arquitecto y pasaba su lengua por encima de su ombligo, barriendo hacia arriba entre su pecho. Los dedos de SeokJin se habían enredado en las hebras de TaeHyung y lo mantenía allí, en su torso, recibiendo los besos que el azabache tenía para dejar allí. SeokJin no recordaba que el contacto humano se sintiera tan perfecto y que fuera TaeHyung, una vez más.

Luego de eso, podía ver y sentir las manos temblorosas del chico, buscando desprender su pantalón, parecía un adolescente virginal, nuevamente frente a sus ojos. No había podido evitar tomar sus manos, apretarlas con cariño para llevarlas a su boca y luego besar cada una. TaeHyung lo miraba con sus ojos demasiado abiertos de par en par.

Ese hombre no podía ser tan dulce, pensaba TaeHyung, quería gritar de la frustración por no poder encontrar algún defecto en él. SeokJin lo miraba con ternura, luego se inclinaba y lo besaba otro poco. TaeHyung se aferraba a su cuello y dejaba que SeokJin mismo se encargará de su pantalón, quedando solo en su boxer y pasaba al pantalón de él, para dejarlo en igualdad.

SeokJin lo miraba, completamente desnudo, solo una tela cubriendo una parte de TaeHyung que ya conocía. Bueno, no conocer con exactitud, tenía vagos recuerdos. Y también sentía la vulnerabilidad del chico a flor de piel.

— ¿Quieres que paremos? —preguntaba.

TaeHyung fruncia el ceño—. Ya te pedí esto una vez y me dijiste que no —rememoraba la ducha y su pedido caliente—. No quiero parar... Solo que no lo puedo creer.

SeokJin entrecerraba sus ojos, sonreía dulcemente y se iba encima de TaeHyung para aterrizar sus labios a los ajenos. El veterinario abría sus piernas, enredaba sus brazos y sucumbía a otro beso sin apuro. Era lento, suave. Sintiéndose, disfrutándose, hasta que se volvía más salvaje cuando comenzaban a frotar su cuerpo semi desnudo al otro. Estaban delirando del placer, SeokJin no recordaba que otro cuerpo se sintiera tan bien entre sus brazos y TaeHyung, había olvidado que así se sentían los besos, la intimidad.

Era abrumador y no podían evitar comenzar a tirar de la única tela que no les permitía frotarse como era debido. Finalmente, luego de tanto tironeo, beso necesitado, piel con piel y sudor que comenzaba a desprenderse de sus cuerpos, estaban finalmente desnudos, agitados y expectantes.

—Boxy, yo no tengo nada... —mencionaba lo obvio. Él no tenía pensado esto, claramente no estaba preparado.

TaeHyung relamia sus labios—. En mi pantalón. Bolsillo derecho.

SeokJin fruncia el ceño y hacía un gran esfuerzo por apartarse, tomar la prenda para urgar donde le habían indicado y encontraba una tira de condones y una botella pequeña de lubricante. Sus cejas se disparaban, por poco y su cuerpo se volvía débil y flácido al notar lo preparado que TaeHyung andaba por ahí y le sorprendía demasiado.

— ¿Tú siempre cargas con esto? —preguntaba con un nudo estomacal, suponiendo cosas entre TaeHyung y BoGum.

Pero rápidamente, al notar como el azabache negaba continuamente, esperaba su respuesta—. Me lo dio Kook, recién

— ¡Oh! Eso~... Eso tiene más sentido —mencionaba, con una sonrisa tonta.

TaeHyung lo acompañaba en la sonrisa cómplice, pero luego veía a SeokJin ir hacia él. Una mirada oscura, caliente, pero cálida al mismo tiempo, lo veía verter lubricante en su mano y él tragaba mientras veía el líquido. Dios, TaeHyung estaba fuera de juego hacía un tiempo, estaba jodidamente nervioso, porque sería tocado por alguien más. Tocado y más que solo eso y pese a que, se venía atendiendo solo, esto era diferente. La anticipación lo hacía estar completamente tenso.

—Relájate, Boxy —SeokJin subía encima de él, lo cubría con su cuerpo y la mano con lubricante, se dirigía a su erección dolorosa y goteante.

—Mmm... Joder —los dedos de sus pies se habían  crispado ante el toque firme y para nada tímido del arquitecto y la cosa se ponía peor cuando SeokJin empujaba sus caderas, juntaba sus miembros y comenzaba un trabajo de masturbacion doble para ambos.

Le había sido inevitable echar su cabeza hacia atrás, mientras empujaba contra la mano de SeokJin y daba gemidos entrecortados, preciosos, con esta voz grave y rota que erizaba cada vello en el cuerpo de SeokJin. Luego de un poco de tortura, TaeHyung lo besaba desesperado, lo atraía a su cuerpo, apretándolo, como si no quisiera tenerlo tan lejos, pero no estaba lejos. Estaba completamente en su espacio personal.

TaeHyung deseaba que SeokJin se metiera debajo de su piel, si eso era posible y se estaba derritiendo bajo los besos que, ahora el arquitecto comenzaba a dejar. Primero su mandíbula, su cuello, bajando por su pecho, torturando sus pezones logrando que TaeHyung dijera quién sabe que cosas, no se le entendía demasiado entre ruegos, halagos y gemidos.

Cuando bajaba, llegaba a empujones justo frente a su miembro porque TaeHyung lo había empujado para que llegara allí. SeokJin lo encontraba adorable porque rogaba con una voz dulce y lo empujaba suavemente. TaeHyung seguía siendo adorable, aún durante el sexo. Y en ese instante comenzaba a saborearlo, chupando suavemente el glande rojo y goteante, un poco de sabor natural, otro poco del lubricante sabor frutilla que Jungkook le había dado y luego, comenzaba a tragárselo sin tapujos, logrando que TaeHyung jeadeara, sollozara y gimiera un buen tiempo, hasta que insertaba el primer dedo, consiguiendo que la cintura del chico se arqueara, sus ojos se abrieran y un gemido gutural escapara desde la parte posterior de su garganta.

Había estado tan ensimismado en las sensaciones que la boca de Jin le daba por adelante que, había sido soprendido cuando el dedo se había inmiscuido sin demasiado forcejeo en su parte trasera. A partir de ahí en adelante, todo había sido un borrón de placer, tortura e intensidad. SeokJin era dulce, la forma en que lo estiraba y dilataba, la forma en besaba la parte interior de sus muslos mientras seguía y seguía.

Hacía mucho que TaeHyung estaba fuera de juego, volver así era bueno y malo. Solo era esta vez, pero no quería pensar en eso, prefería pensar que al menos, una vez había sido de SeokJin y viceversa.

Cuando estaba demasiado al borde, sensible y necesitado, susurraba un roto—. A tí, ya... Te quiero a tí —pedía.

SeokJin lo había estado mimando, besando, observando cada rostro que TaeHyung hacía. Cada gemido dulce, como sus labios se abultaban gimiendo en forma de puchero, roto, necesitado y sumiso. Sus ojos grandes de pestañas largas se apretaban junto con sus dientes y su cuerpo se retorcía.

Era todo un poema.

Cuando quitaba sus dedos, tomaba un condón, vertía otro poco de lubricante sobre su miembro y entre los glúteos de TaeHyung, luego compartía una mirada con éste, llena de todo tipo de emociones que el azabache no podía descifrar y SeokJin menos. Así que se acomodaban, TaeHyung abría sus piernas, SeokJin las levantaba un poco, se alineaba y luego clavaba sus ojos negros en los de TaeHyung y empujaba dentro con suavidad. Sin apuro, sin brusquedad alguna, conteniendo la respiración en el proceso en el que forzaba su longitud por entremedio de las paredes musculares de la entrada de TaeHyung.

El azabache por su parte, apretaba sus dientes, quería apretar sus ojos, pero también quería ver a SeokJin mientras esté los unía en el acto máximo de intimidad. Cuando sentía toda la pelvis de SeokJin golpear sus glúteos, soltaba un suspiro ahogado. Tener al castaño dentro de él, era algo muy similar a tocar el cielo con las manos. Muy intenso y perfecto, SeokJin respiraba agitadamente, su pecho subiendo y bajando, su belfo inferior masacrado entre sus dientes mientras sentía que se correría por el hecho de estar dentro de TaeHyung y sobre él.

"Joder" había susurrado el arquitecto, sin fuerzas.

TaeHyung había sonreído y estiraba sus brazos, pidiendo con estos que SeokJin se inclinará sobre él para poder abrazarlo, el castaño lo hacía, se inclinaba con sumo cuidado, se dejaba rodear por los brazos de TaeHyung y abría su boca para finalmente comerse una vez más, mientras eran uno. La lengua de TaeHyung era tan habilidosa y se enredaba con la suya mientras sus piernas le rodeaban la cadera, hasta que era demasiado. Estaban sin aire por tantos besos, tanto el miembro de Tae como el de Jin dentro suyo estaban palpitando con la sangre acumulada allí.

TaeHyung besaba sus labios suavemente, pasaba por su mentón abriéndose paso a su oreja—. Hazme el amor —pedía y tiraba de su lóbulo, recibiendo un gemido en respuesta, sintiendo los brazos de SeokJin aferrarse bajo su espalda baja y el inicio de su trasero, reforzándose, saliendo suavemente y empujando con ímpetu para hacerlo gritar del placer.

El gemido gutural que había salido de la garganta de SeokJin, había repercutido en los oidos de TaeHyung, logrando que una electrizante sensación se disparará por su columna y luego tomara posesión de todo su cuerpo mientras SeokJin comenzaba un movimiento perfecto para golpear dentro de él. Tocando su glándula con tal precisión que se estaba derritiendo entre los brazos de éste.

TaeHyung parecía gelatina, no iba a durar, no lo haría, pero intentaría aguantar. SeokJin no estaba muy diferente, estar dentro de TaeHyung se sentía liberador, se sentía nuevo. Se sentía bien, correcto. No se sentía como si estuviese haciendo algo malo o manchando el recuerdo de su esposo. De hecho SeokJin no podía pensar ni concentrarse en nada más que no fuera el placer de TaeHyung y el suyo propio.

Aquello parecía un viaje de ida, pero en realidad era de esos experimentos para sacar al otro de su sistema o ninguno podría avanzar sin poner a lo que sea que fuera lo que sentían, un final. Y esto era una cierre con broche de oro, pero un cierre al fin. SeokJin estaba tocando ese punto dentro de TaeHyung con tal exactitud que el azabache se preguntaba ¿cómo mierda conocía su cuerpo?. Sabiendo donde tocar, donde besar y dónde quedarse para hacerlo volar.

Estaba tan abrazado y aferrado a SeokJin con piernas y brazos que, los había tenido que aflojar para que SeokJin pudiera salir de su cuello y poder ver su rostro. El arquitecto quería verlo, quería ver la piel sudada y brillosa de TaeHyung por haber estado apretándolo con tal fuerza mientras lo penetraba, quería ver las caras de placer y verlo sollozar, rogando que lo hiciera más duro, más fuerte.

¿Por qué TaeHyung se veía tan dulce en un momento tan crudo?. Joder, solo él podía verse tan ÉL en un momento así.

—Jin... —susurraba, buscando sus ojos y su boca para morderlo, chuparlo y clavar sus dedos y uñas en los hombros del castaño—. Jin~…

SeokJin estaba agitado, golpeando y golpeando—. Dime, cariño~... —susurraba jadeante.

—Tócame, ahg... Tócame —rogaba.

SeokJin entendía, metía su mano entre ambos y comenzaba a masturbar a  TaeHyung quien, arqueaba su espalda, clavaba una de sus manos en el glúteo de SeokJin para apretarlo allí, empujarlo más dentro de él, si eso fuera posible y gemía, fuerte. Roto, dulce...

— ¡SeokJin, ah! —su cuerpo temblaba, una mano seguía sobre el culo de SeokJin, reteniendolo dentro y logrando que el arquitecto dejara de golpear con fuerza para remover sus caderas en círculo mientras temblaba con su orgasmo tomando control de todo su cuerpo y SeokJin se encontraba completa y totalmente dentro de él.

—Boxy, Boxy... —repetía SeokJin, viéndolo con ojos entrecerrados, mirada lujuriosa y cariñosa a la vez, mientras lamía su mentón, lo sentía apretarlo con sus paredes musculares, tembloroso bajo su cuerpo y luego sentía la urgencia desesperada de venirse.

Así era como tomaba fuerza y comenzaba a golpear fuertemente dentro de TaeHyung mientras su boca había atrapado el labio inferior del chico y lo mordía con una justa precisión mientras perseguía su orgasmo, alargaba el de TaeHyung y explotaba dentro de él. Casi dentro, porque el condón recibía toda la corrida intensa del arquitecto, quien ahora temblaba a la par de TaeHyung. Gemía entrecortado, chupando el belfo con delicadeza para soltarlo y sentía los brazos del menor enroscarse en su ancha espalda para que se quedará allí mientras sus respiraciones se calmaban y encontraban su propio ritmo.

El corazón de ambos golpeaba como loco dentro de su pecho, el aroma que ambos emanaban era único y exquisito, pero no dirían nada. SeokJin salía de TaeHyung, tiraba el condón a un lado, en su pequeño tacho de basura, se acomodaba en la cama y tiraba de TaeHyung con suavidad.

El chico se dejaba acomodar en su pecho, sus piernas se enredaban a las suyas y luego pasaba un brazo por encima del cuerpo sudado de SeokJin, se mantenía en completo silencio, suspiraba y cerraba sus ojos. SeokJin hacía lo mismo, apretaba su agarre a TaeHyung, apagaba la luz de la pequeña mesa de noche y se acomodaba, dejándose caer en los brazos de Morfeo, sin decir nada más e intentar dormir.

No habían palabras, no tendrían mucho sentido luego de tal acto.

No sé si Wattpad no está cargando los comentarios o andan silencios@s. Y sé que quizás, no tod@s continuaron leyendo...

NanyKoo ✨

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