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Unas fuertes sacudidas acompañadas del recuerdo de la cercanía del castaño y Taehyung se corría. Se sentía un jodido pervertido, el tipo no había pasado ni doce horas en su casa y él ya se había corrido pensando en él y dedicándole un paja en su nombre.

«Ni dos horas ha estado aquí, Taehyung»

Suspiraba y se ponía pasable para salir, notaba el rubor en sus mejillas y volvía a maldecir a medio universo por hacer que Seokjin Kim fuera tan atractivo.

Jungkook por su lado ya había puesto la mesa y se encontraba abriendo un vino para la cena. El castaño salía de su habitación y Jungkook lo contemplaba.
Piernas largas, cinturita estrecha, hombros anchos, unos pantalones de chandal negros que caían sobre sus caderas y una camiseta del mismo color que se ajustaba a la perfección a su cuerpo.

«Proporciones, eso admiro. Sus proporciones» pensaba el menor divertido. Tan divertido que tenía una sonrisa pícara en su rostro mientras veía al mayor acercarse, la misma sonrisa era contagiosa para el castaño.

—No podía salir sin ropa —decía abriendo sus brazos ante la muestra de su outfiit.

Jungkook asentía mientras servía ahora tres copas, tomaba la suya y la de Seokjin y terminaba por acortar la distancia.

—Dígame, Hyung —decía con tono coqueto—. ¿Es aficionado al ejercicio? —bebia su copa y volvía ojear a Seokjin.

Una sonrisa tiraba de los labios del mayor.

—No lo sé. Extrañamente eso no puedo recordarlo —se encogía de hombros—. Mi cabeza es una extraña nebulosa con algunas cosas —el pelinegro se ponía serio unos momentos. Seokjin notaba cierta lástima en sus ojos—. Por favor quita esos ojitos de Bambi que pones.

Jungkook se sorprendía, lo había agarrado con la guardia baja.

—Ojitos de Bambi —repetía ahora, con su tono partícular otra vez.

—Dios... ¿Siempre eres así? —preguntaba el castaño divertido.

—La vida es una sola, Hyung ¿Para que fingir? —se encogía de hombros—. Si llegas a recordar que eras fanático del gym, estás invitado a ejercitarte conmigo —tiraba con un tono más coqueto.

Seokjin bebía su copa y negaba dulcemente—. Lo tendré en mente

—En serio —insistía el castaño—. Podemos ejercitarnos juntos cuando quieras.

El pelinegro era terrible, nada que ver con la torpeza de Taehyung. Jungkook era seguro y le gustaba ser así, Taehyung en cambio era un pequeño manojo de nervios y tan bonito, tan bonito.

¿Y Tae? —preguntaba notando la ausencia del mismo.

—Hyung —la voz grave del chico venía del pasillo.

Seokjin giraba, Taehyung desviaba su mirada a la entrepierna del mayor ¿Acaso estaba sin ropa interior?. El azabache se maldecia intentando apartar esos pensamientos y el mayor veía al instante las mejillas del chico tornarse rosas.

«Bonito»

Taehyung peinaba su pelo enmarañado para quitarlo de sus ojos—. Siéntense, yo serviré.

Jungkook se sentaba en la punta de la mesa y Seokjin a su izquierda, la carne mechada largaba un olor exquisito y al castaño se le hacía agua a la boca.

—Dios, Tae esto huele increíble —decía halagando al azabache.

Este reía complacido—. Que bueno que no hice patatas fritas, eso hubiera sido decepcionante para tu bienvenida, Hyung —decía extrañamente relajado.

—Por favor, solo díganme Seokjin...aunque —abultaba sus labios—. No lo sé, hyung se me hace familiar a pesar de que no vivo aquí desde que soy pequeño —arrugaba su nariz.

Jungkook apretaba su hombro—. Ya recordarás —decía alentador y sin doble intención.

Seokjin le regalaba una dulce sonrisa. Luego de cada plato servido comenzaban a cenar en silencio, el ambiente seguía con música de Frank Sinatra.

—Ay, Tae... —se quejaba Kook—. Tú y tu música de anciano

—Oye, es Frank Sinatra —recalcaba Seokjin ganándose una dulce sonrisa de Taehyung mientras que éste empujaba sus lentes hacía arriba sobre el puente de su nariz.

—Taehyung es un anciano de unos setenta y dos años —decía Jungkook—, en el cuerpo de un chico de veintiséis.

Los tres reían.

—Entonces tienes veintiséis —Taehyung asentía en silencio evitando mirarlo mucho—. ¿Y tú jungkook?

—Veinticinco. Soy el más niño aquí —decía sonriendo divertido.

—¿Y a qué se dedican? —preguntaba curioso.

—Bueno, yo soy veterinario —decia el azabache sin mas que añadir y sin querer ser el centro de atención del mayor.

Tomaba vino y miraba a Jungkook para cederle el turno.

—Oh, creí que hablarías más —decía sorprendido—, él suele presumir mucho sobre su trabajo —decía a Seokjin susurrando.

—Ya —decía el azabache incómodo ante los ojos cafés que lo miraban intensamente

Seokjin observaba la sonrisa tímida de este, la forma en la que su dedo corazón levantaban sus lentes por enésima sobre el puente de su nariz. Bonito, bonito, bonito, era todo lo que podía repetir en su cabeza cuando fijaba sus ojos en él.

—Bien, Jungkook —decía apartando sus ojos del azabache.

—Soy publicista en una editorial —decía orgulloso—. Comencé hace menos de una semana

—Oh, felicitaciones —decía Seokjin—. Es genial hacer lo que a uno le gusta

—Y es doblemente genial cuando sabes que no serás el único pagando la renta —decía Taehyung recobrando la atención de Seokjin.

Joder, que tipo hermoso era el castaño, desestabilizaba a Taehyung en medio segundo.

—Sobre eso —decía el susodicho carraspeando su garganta—. Ayudaré con eso y con lo que deban paga.

"No" decían al unisono.

—No aceptaré un no como respuesta —señalaba a ambos chicos con su dedo índice—. No estoy inválido, estoy en perfecto estado. Mañana comenzaré con mi trabajo, no tienen que ser mis niñeros. Yo estoy bien —decía viendo un rubor en las mejillas de Taehyung y un puchero adorable en los finos labios del pelinegro—. Dejen de sentirse responsables, los tres fuimos víctimas en ese accidente

—Si, pero fuiste el único con secuelas —decía Taehyung mirándolo con dulzura—, imposible no sentirnos preocupados

—Aceptaremos tu dinero —decía Jungkook, Taehyung lo golpeaba—, ¡Auch! déjame terminar —sobaba su brazo—. Aceptaremos tu ayuda si aceptas la nuestra dejando tus berrinches de lado. Tienes perdida de memoria, estás bien, pero sigues con un estado emocional delicado. No hagas berrinche de niño pequeño y deja que te acurruquemos —soltaba al final suavizando el ambiente.

Seokjin se echaba a reír estrepitosamente.

Los chicos se miraban y reían con él.

—Quien diría que esa risa peculiar vendría de un tipo jodidamente caliente —decía Jungkook.

Taehyung se ahogaba.

—Lo lamento, Jin Hyung —decía limpiando sus labios con una servilleta—. Cuando Dios creó a Jungkook, se olvidó del filtro en su bocaza y tiende a soltar verdades de forma incómoda —decía mirando al pelinegro con una mirada dura.

—¿Entonces crees que soy jodidamente caliente? —preguntaba Seokjin sorprendiendo a Taehyung, quien se ruborizaba de inmediato.

Jungkook se descostillaba de la risa por la reacción de su amigo.

—Por dios, dile que bromeas o saldrá corriendo —decía Jungkook—. O peor podría comenzar a golpearte como lo hace conmigo

—Era broma —se disculpaba—. Solo bromeaba contigo... Boxy.

Jungkook fruncía el entrecejo.

—¿Que significa eso? —cuestionaba.

—Su sonrisa es similar a un rectángulo —decía Seokjin mirando su comida y a Taehyung, como quien no quiere la cosa, relajado y desinteresado—. Boxy smile en inglés, por eso lo llamo Boxy.

Jungkook hacía un rostro extrañado, pero asentía sabiendo que tenía razón sobre la sonrisa de su amigo, carraspeaba su garganta y apoyando el codo sobre la mesa y su mentón en su mano.

—Estoy celoso —añadía—. Tienes un apodo para él y no para mí.

Taehyung quería patearlo, aunque estaba confundido. ¿Quería patear a su amigo por no tener filtro, como de costumbre? ¿O porque de nuevo flirteaba con Seokjin?.

—Tu serás Bambi —decía el castaño picando la nariz de Jungkook en un gesto adorable—. Tus ojitos son algo así como similares y también brillan mucho. Muy adorable —decía relajado.

Jungkook se ruborizaba por primera vez, pero ni Taehyung ni Seokjin se burlarían del más osado de los tres.

—De acuerdo, Adonis —soltaba el pelinegro recomponiendose—. Llámame como más te guste

—Suenas como prostituta —decía Taehyung con voz grave.

—¿Cómo una cara o barata? —cuestionaba.

Rápidamente el ambiente se relajaba y preguntaban a Seokjin sobre su trabajo, tenía un proyecto con la compañía Active Corp, que implicaba diferentes planos de un centro comercial. Muchas cosas que revisar antes de comenzar.

Ambos chicos tenían tantas preguntas, pero recién era la primer noche del chico en su casa, no podían simplemente bombardearlo  con todas sus dudas.

La noche se aproximaba, Jungkook se despedía porque debía de entrar temprano a su trabajo.

—Lavare esto y me iré a la cama —decía a Taehyung.

—Déjalo, yo lo hago —decía el azabache intentando poner su atención en cualquier cosa menos en Seokjin levantando la mesa.

—¿Seguro? —cuestionaba Kook. Taehyung asentía y Seokjin aparecía en medio de ambos con los platos sucios para ponerlos dentro de la pileta.

—Vayan ambos a la cama, yo lavo. Es lo menos que puedo hacer hoy.

"No" coreaban una vez más. Seokjin les daba una mirada, que se estaba convirtiendo en la mirada para ellos simplemente obedecer.

—Hasta mañana, Seokjin hyung —decía Jungkook depositando un beso en la mejilla del castaño.

A estas instancias se sorprendía, pero no tanto de la desfachatez de Bambi. Taehyung se relamía sus labios, Jungkook ahora palmeaba el hombro de su amigo.

—Tae, no te mueras mientras duermes —decía y se iba camino a su habitación.

—Al cabo que no quería un besito —soltaba burlón el azabache.

Jungkook giraba divertido—. Oh, te mueres por un beso mío

—Piérdete —reprendía.

Jungkook se iba riendo bajito, Taehyung sacudía su cabeza en negación y rápidamente notaba que estaba a solas con el castaño.

Suspiraba y comenzaba a actuar como idiota.

—Levantaré lo que resta —decía rehuyendo a los orbes café.

Seokjin no era ajeno a los nervios que despertaba en este, pero es que la ternura que Taehyung desprendía por los poros le resultaba tan familiar. ¿Será que él tenía un hermano o un amigo con la personalidad similar a Tae?.

Por dios no, él claramente veía a Taehyung como un chico muy bonito, sería terrible si tenía un hermano y subconcientemente lo recordaba de una forma medio kinky.

Se sacudía el pensamiento algo asqueado y comenzaba a lavar los platos. Taehyung se posicionaba a su lado secandolos y acomodandolos. Seokjin observaba dónde ponía cada cosa para la próxima.

—La siguiente vez que haga esto —decía hablando por encima de la música suave—, no tendrás que quedarte para mostrarme dónde va cada cosa.

Taehyung reía.

—Eres  nuestro invitado, hyung —decía el azabache—. En serio no tienes que hacer nada de esto, tampoco el dinero

—No sigas porque no voy a escucharte —decía terminando de lavar todo—. Si voy a vivir aquí, pondré dinero como ustedes y colaboraré.

Taehyung se mordía el labio, lo había cabreado.

—De acuerdo, no es necesario que uses un tono duro —decía con dulzura.

Dios, ese chico lo iba a matar de la ternura.

Bonito, bonito, bonito.

—Vamos a dormir —decía Taehyung sonriendo dulcemente, intentando ser un adulto y ningún nerd virginal frente al capitán del equipo de fútbol.

—¿Juntos? —jugaba Seokjin.

Taehyung se ruborizaba, otra vez.

—No, yo-...me refería —la mano de Seokjin aterrizaba sobre su hombro.

Boxy —susurraba—. Bromeaba contigo.

Taehyung se relajaba y reía, reía y se calmaba. Una reverencia y apagaba las luces para guiar a Seokjin a su habitación, este caminababa a su lado en silencio. De soslayo veía al azabache quitarse sus lentes y fregar sus ojos con ambas manos y un puchero en sus labios.

—Bien —decía luego de unos segundos—. Descansa Hyung. Si necesitas algo, me lo pides a mi o a Jungkook

—Estaré bien —afirmaba.

Se miraban unos segundos y Taehyung se preguntaba si él podría abalanzarse y besarlo como Jungkook lo había hecho sin vergüenza. Seokjin se preguntaba lo mismo, pero era obvio que Taehyung no lo haría, esos chicos eran tan diferentes entre si.

Seokjin se acercaba quedando a pulgadas del rostro ajeno, se corría hacia la derecha del azabache y antes de depositar un beso en la mejilla de Taehyung terminaba aspirando su fragancia.

Taehyung apretaba sus ojos al sentir a Seokjin rozar aquella parte sensible, su cuello era una jodida zona erógena, por dios, la de medio mundo. Tragaba duro, Seokjin aspiraba otra vez, pegando ahora su nariz y boca a la zona.

Taehyung no pudo evitar pegarse más al tacto, Seokjin escondía el rostro en aquel hueco y aspiraba con parsimonia.

¿Que mierda de tortura china era eso? Seokjin aspiraba, pero Taehyung era el drogado.

—¿Soy muy raro? —susurraba en su cuello.

Su voz vibraba en aquella zona erizando el vello de su cuerpo y enchinando su piel con una descarga de escalofríos por toda su columna vertebral.

—Si —decía con voz débil—, pero está bien —añadía de inmediato.

Seokjin esbozaba una sonrisa.

—Hasta mañana, Boxy —y dejaba un suave beso en la zona. Uno muy suave y se metía a su habitación sin mirar a Taehyung una última vez.

Este quedaba congelado, la zona de la piel besada, hormigueaba aún recordando aquellos belfos carnosos que se habían posado un segundo, como mucho dos, sobre la zona.

Suspiraba aliviado, excitado y sus dedos tocaban la piel afectada.

Si, el universo quería joderle la cabeza.

Bueno, bueno....yo solo estoy explotando la masiva inspiración que me vino, pueden notar la diferencia de una relación a otra, pero no hay nada dicho aún.

Con amor Niñita Nany 💜

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