Capítulo 16

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Jennie era hermosa. La recordaba perfectamente. Era una chica de actitud demasiado única, alegre, tierna. Una extraña combinación de cosas que, curiosamente, no solían llamar toda su atención. Desde que tenía memoria, estuvo presente en su vida. Eran hijos de personas con cierto poder o estatus en el comercio, sus padres vendían comida, los de Jennie comercializaban empaquetados variados y eran dueños de un montón de tiendas pequeñas. Constantemente se veían en reuniones familiares, el cumpleaños del otro, o cuando inesperadamente el grupo de tres amigos que pronto se convertiría en nada.

     — Justo ahora, me siento confundido contigo.

     TaeHyung le estaba hablando con seriedad, mientras lo observaba recargando su espalda en el refrigerador. JungKook no sabía qué decir, sólo se movía por la cocina sin mirarlo y sumergido en sus pensamientos. Sus manos tomaban algunas cosas como huevos y trozos de jamón, mientras pensaba en tomar agua o cualquier otra cosa. Superficialmente, quería lucir desinteresado. Sin embargo el que más se mató pensando durante toda la noche, fue él.

     Estuvo recordando cosas, examinando algunas otras. Sus parámetros se expandían y luego regresaban a su lugar. JungKook por primera vez en mucho tiempo, comenzaba a asfixiarse con los sentimientos extraños que le provocaba TaeHyung. No fue de sorprenderse cuando esas palabras "Me siento confundido", lo hicieron tambalearse un paso antes de llegar al borde de la estufa, dejando caer uno de los huevos que llevaba en la mano.

     — Ah... Hoy no es mi día.

     — Déjalo ahí —dice TaeHyung, restándole importancia—. Luego lo limpio, solo toma otro.

     — No... Lo haré ahora.

     JungKook se agacho, enrollando en sus manos un pedazo gigante y abultado de papel de cocina y se dispuso a recoger el huevo, que olía realmente mal para su nariz. Estaba distrayéndose de su realidad, actuando como un niño patético que prefería ignorar sus problemas y actuar como si nada.

     TaeHyung se dio cuenta de esto, así que rápidamente se hincó a la altura del chico y lo tomó de los hombros con suavidad, para que le prestara atención. El menor observó a TaeHyung sin problema alguno, recorriendo los ojos de lado a lado por todo su rostro.

     — Escucha lo que te digo, acabo de decirte que estoy...

     — Confundido. Sí. Ya lo sé, TaeHyung.

     — Entonces... ¿Qué te sucede? ¿Por qué me miras con esos ojos?

     Confusión. JungKook siempre ha tenido una relación cercana con esa palabra. No sólo por su propia persona, con otras también.

     Era impresionante la cantidad de vueltas que da el mundo, como si las repeticiones y casualidades estuvieran destinadas. De pronto, JungKook se quedó estático en su cabeza. Una serie de recuerdos amargos comenzaba a surgir de su interior y recordó esa dichada frase: Siempre estuve confundida, pero ahora sé lo que es bueno para mí. Y eso...

     —... no eres tú, JungKook. No eres lo mejor para mí —JungKook terminó en voz baja la frase que regresó inesperadamente a su cabeza.

     TaeHyung dejó caer las manos sobre sus muslos, mirando pasivo a JungKook y escuchando sus palabras sensibles. Podía distinguir ese toque de dolor, porque lo conocía. Era un dolor romántico que se colaba en tu cabeza, te derretía los sesos y entonces tu corazón comenzaba a sentirse pequeño, tus manos se entunecen al igual que tus brazos, y tus dedos tiemblan. Un ataque de amor inútil que no fue más que una hoja cayendo, que su duración fue tal cual una puesta de Sol. Tae, entonces volvió a armarse del valor que jamás creyó tener y sostuvo las manos de JungKook.

     — No es esa clase de confusión. No me siento confundido al pensar que no eres lo mejor para mí. Lo eres. Eres lo mejor para mí, lo siento aquí —TaeHyung lleva la mano de JungKook a su pecho—, en mi corazón.

     JungKook alzó los ojos, pero la risa le ganó de repente. Se carcajeó un poco mientras sentía sus ojos picar, de pronto TaeHyung dirigió su total atención al chico que parecía estar en un trance extraño entre la realidad y la mentira. El mayor estaba sintiéndose algo extraño, pero JungKook dejó de reírse para mirar a TaeHyung una muy pequeña sonrisa, casi inexistente.

     — Qué cursi.

     — Oye... ¿Podrías callarte? Odio decir ese tipo de cosas que pienso, pero es necesario. Estamos en un momento algo tenso.

     — No entiendo qué es lo que te confunde, TaeHyung —dice JungKook en un tono un poco más apagado—. Incluso si me dices que lo sientes, ¿no te queda claro si me quieres o no?

     TaeHyung mordió su labio, relajando su cuerpo y soltando la mano de JungKook para dejarlas caer en el suelo.

     — Una relación se basa en sentimientos puros, ¿no? También en estar seguro con la otra persona, tener estabilidad en tu persona, y fijar sus metas.

     — Sí...

     — JungKook, tú... ¿Cada cuánto piensas en ella?

     La pregunta inesperada deja a JungKook sin habla por un instante, invitándolo a pensar de la forma correcta y detenidamente. Es una pregunta común, no sólo se la hacía él mismo en sus días desolados, cuando solía sentirse como un inútil lleno de insuficiencia, sino que sus amigos solían preguntarle eso a menudo, al igual que sus padres. Todos a su alrededor siempre se encontraban preocupados por su estabilidad, sacaban a Jennie en algún punto de la conversación, por más que les dijera que odiaba hablar del tema, entonces preguntaban: ¿Y la sigues queriendo? ¿Y piensas en ella a menudo? ¿Y qué vas a hacer con respecto a eso?

     Solo quería respirar de una corriente que lo revolcó por demasiado tiempo, pero era imposible cuando todos le recordaban lo miserable que fue.

     Curiosamente, en ese instante no era molesto escuchar a TaeHyung hablar de Jennie, y tampoco lo hacía con el mismo afán de preocupación y chisme con lo que lo hacían los demás. TaeHyung lo miraba serio, con las cejas sumidas y sus labios siendo mordisqueados.

     — No lo sé —responde sincero—. A veces pienso en ella, los recuerdos llegan.

     De pronto, sin comprender la pregunta, JungKook quiso cuestionarle a TaeHyung: ¿Y tú? ¿Cuán a menudo lo tienes en tu mente? Ahí fue cuando comprendió. Al imaginarse la respuesta y saber el impacto que tendría en él mismo, su rostro se compuso en una imagen de completa iluminación. TaeHyung suspiró, asintiendo.

     — Iba a explicarlo, pero creo que ya entendiste —murmura TaeHyung—. Tenemos algo aquí, en nuestra cabeza, que no nos deja avanzar de la forma correcta.

     — E incluso si nuestros sentimientos corresponden entre sí...

     —... No estaríamos siendo del todo sinceros...

     — Al tener a alguien más en nuestra mente —termina JungKook por fin, a la vez que rasca su nuca y deja caer la frente en la palma de sus manos—. Entiendo, tienes razón.

     Puedes no tener sentimientos por alguien, o decir que no los tienes. Eso podría ser mentira. JungKook constantemente repetía, a sí mismo y a los demás, que Jennie no era más que una imagen de vaga importancia en su vida, exaltaba que los sentimientos ya no existían, que ya no la extrañaba. Pero los sentimientos no sólo son buenos: JungKook tenía rencor, odio, dolor, y también en sus momentos difíciles deseaba uno de sus consejos o siquiera su mirada que lo renconfortaba.

     Y miraba a TaeHyung y se preguntaba: ¿podré sentirme como me sentía a su lado?

     Desde ahí venían los problemas. Los grandes problemas, la verdad de sus sentimientos. Incluso si sabía desde el fondo de su alma que adoraba a TaeHyung, nada funcionaría si comenzaba actuar de forma egoísta comparando y teniendo expectativas irracionales, o recordando el rencor hacia Jennie, o sintiéndose deprimido por ella, o simple y sencillamente siendo un ser lleno de inseguridades a causa de su ex novia. JungKook tenía que sanar antes de intentarlo de nuevo.

     O abstenerse a repetir una historia que odiaba.

     — Estoy seguro que me gustas.

     Las palabras del mayor hacen que JungKook le sonría sin ganas, pero realmente feliz. TaeHyung hace lo mismo, sin embargo esa expresión decae en pocos segundos.

     — También estoy seguro que te gusto de la misma forma, te creo —vuelve a hablar TaeHyung—. Es solo que... No sé, me da miedo.

     — También tengo miedo.

     — ¿Sabes? A veces me pregunto por qué. ¿Es porque jamás cerré el ciclo? ¿Porque realmente lo quiero todavía? ¿O es que estaba tan acostumbrado a repetir que lo amaría siempre, que mi corazón está cegado? Quiero deshacerme de él, pero hay algo que me detiene. Y no sé qué es.

     Volvió a pensar en Jennie por un segundo. Aquellos días donde le decía que lo quería, pero de repente se transformaron en discusiones sin sentido y posteriormente una ruptura que fue oficializada con un repentino aviso de matrimonio.

     JungKook cerró los ojos, intentando ahogar ese sentimiento amargo que era más que un simple recuerdo, y observó a TaeHyung de nuevo, sintiendo su sangre normalizarse y tranquilizando sus sentidos.

     — Sí... A veces es necesario decir adiós... Me pregunto si yo intenté eso antes.

     — Pero también... También me hace sentir celoso pensar que ella está en tu cabeza —admite TaeHyung, sincero—. Es muy confuso, es como... Estar en medio de la espada y la pared.

     — Es por eso que necesitamos sanar antes de comenzar de nuevo. Lo entiendo.

     Pero el problema era más complicado que simplemente aclarar ese pequeño disgusto: ahora JungKook se preguntaba, ¿qué demonios los llevaría a sanar para poder reiniciar? Lo que no imagina es que em destino es famoso por hacer cosas inesperadas..

    

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro