Capítulo 19

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Capítulo 19: JaeHyun, ¿cómo podrías describir a JaeHyun?

JungKook esperaba la oportunidad para poder entrar a la habitación. Decir que estaba impaciente sería poco, más bien su zapato resonaba en el suelo una y otra y otra vez, al mismo tiempo que dudaba en morderse las uñas hasta la cutícula. Estaba al borde del nerviosismo y a tan solo un paso de dejarlo por las buenas e irse, para no regresar. Sin embargo, el constante pensamiento de un chico era el que lo mantenía ahí, sentado como un niño que tiene miedo de entrar con el doctor.

     — JungKook —habla una señora de tez clara y sonrisa fina, a lo que el chico se levanta al verla salir de la habitación—. No sabía que estabas aquí, cariño, ¿llevas mucho tiempo esperando?

     El pelinegro de hecho solo estaba tomando un poco de su día prestado, y quería terminar lo antes posible con la situación. Se dedica a sonreír, como siempre se le enseñó, educadamente antes de abrazar con simpleza a la señora que cargaba su característico bolso.

     — En realidad no, acabo de llegar.

     — Me alegra que estés aquí —admite ella, no sin antes acomodar bien sus cabello—. Él necesita mucha compañía, fue una situación alarmante, no pude venir hace dos días, parece estar demasiado enfadado por eso. Sea como sea, encárgate de animarlo un poco, cielo, lo necesita.

      Sin mucho más, la elegante señora repleta de clase, se retira con una sonrisa y agitando la punta de sus dedos delicadamente. Una vez más, JungKook se ve en la necesidad de actuar por instinto y deje que las cosas siguieran su rumbo establecido, si todo salía bien, entonces los problemas se minimizarían. La cosa es que estos problemas podrían empeorar, viéndose en un gran cuestionamiento, con temor de no poder resolver nada. Ya sin pensarlo más, gira el picaporte de la ya conocida habitación, y entra a pasos ligeros.

     Rápidamente, su cuerpo es captado por un par de ojos cafés que no hacen mucho más que parecer sorprendidos para relajarse seguido de un segundo. JaeHyun, quien está postrado en la cama con una sabana en sus piernas, mira a JungKook entrar lentamente, con la expresión más indescifrable que jamás pudo ver. Un minuto transcurre entre intensas miradas complejas que son difíciles de interpretar, hasta que uno de los dos decide decir algo.

     — Hace tiempo que no te veía —menciona Jaehyun—. ¿Qué tal todo, JungKook?

     Pero para el chico es complicado formular una oración que no reclame algo, pues en su interior el enojo y el rencor toman ventaja. JungKook agita lentamente la cabeza unas cuantas veces, no sin antes cerrar la puerta del todo y tomar asiento en el sofá que estaba al lado de la camilla.

     Se toma su tiempo para observar detenidamente a JaeHyun, recordándolo tal y como la última vez que lo miró. Habían leves diferencias, como la tonalidad de su cabello que parecía más un castaño cenizo, al igual que su cuerpo, más delgado que de costumbre, aunque no demasiado. Algo que nunca cambió fue la presencia de sus sentimientos, Jae lograba expresar en medio segundo con sus facciones y acciones todo lo que le gustaba o no, como en ese instante que sus ojos reflejaban un poco de enojo, pero más allá de eso, no mucho más.

    — Todo bien —dice banal—. ¿Y tú? ¿Cómo te sientes?

     — Estoy bien —admite el chico—. Si te soy sincero, no creí que fueses a venir a verme, ¿quién te dijo que estaba aquí? ¿Fue mi mamá o Jennie?

     Jae no era un descarado total, eso es lo que JungKook quería pensar. No estaba hablando con ese tono de siempre solo porque tenía rencor hacia su persona, para nada...

     JungKook no hace más que ladear la cabeza, sin aceptar nada. Cierra los ojos por un segundo, con el poco conocimiento de paciencia que ha adquirido, pero termina por abrirlos y dedicarle al accidentado una sonrisita amistosa, por los viejos, viejos, viejos tiempos. No estaba tan preocupado por su salud, o al menos no como en un principio, menos en ese momento que tenía otras intenciones muy separadas de su relación extraña.

     Se le viene a la memoria esa historia que Baek insistió en contarle, antes de saber quién era el ex novio de TaeHyung: "Incluso si JaeHyun no fuese la gran cosa, TaeHyung y él se conocieron y parecieron llevarse bien, así que rápidamente se volvieron novios. Ninguno tenía la estabilidad para mantenerse de pie por su cuenta, los dos habían sufrido de distinta manera. No sé mucho de eso, pero Tae se sintió tan cautivado al conocer a alguien nuevo, que terminó por confundir sus sentimientos y creer que nadie más podría hacerlo feliz, JaeHyun se creyó eso, y entonces ambos se volvieron dependientes del otro".

     — JaeHyun, estuve aquí el día que llegaste.

     El castaño se extraña, cambiando su expresión, aunque moviéndose poco debido a su estado.

     — ¿Y por qué no entraste?... No me digas que sigues enojado conmigo.

     — No te llevaste un chicle.

     — ¿Entonces es eso? —cuestiona gracioso—. Estás enojado porque "me llevé" a tu novia, ¿eh? Ha pasado un tiempo desde eso, déjalo ir.

     — Jae, no vine a visitarte —JungKook se ha puesto de pie, acercándose a los pies de la cama—. Me alegra que estés bien, pero tengo algo que arreglar contigo.

     JungKook ya no reconocía en aquel joven al chico que solía sentarse a conversar en inglés con la pared, lleno de pureza al jugar y siendo amable con los niños que no tenían con quiénes estar. Reconocía, más bien, el estereotipo de padres ricos que toda su vida prefirió desechar, veía al hijo de una inversionista y un banquero, a un joven hecho y derecho, preparado para que su egoísmo y narcisismo valiera más que el amor de su vida. A JaeHyun lo sostenía el estatus familiar, y es por lo que estaba dispuesto a pelear, no importaba si era en contra de sus amigos o de sus propios sentimientos, Jae era un ganador.

     — Entonces dilo, sin rodeos.

     — Vine el día en el que te accidentaste... —JungKook se congela, sin saber que más decir, mientras mira el cielo en busca de palabras correctas. Termina tragando el nudo en su garganta, y lleva los ojos al suelo, jugueteando con sus manos—. BaekHyun me trajo.

     Jae, observó confundido al chico que decía tales cosas, y hablaba con un tono tímido y cauteloso, digno del mismo Jeon JungKook que sentía conocer. Sin embargo, no hubo pista mínima de su referencia, logrando que se recargara sobre las almohadas incómodas de la camilla, cruzando sus brazos y bajando las cejas.

     — ¿Hablamos del mismo BaekHyun?

     Si algo sabía JaeHyun de JungKook, era que resultaba en ser un experto para alargar lo que quería decir, cuando su cabeza no estaba en la tierra. Si bien lograba ser seguro de sus palabras la mayoría del tiempo, su debilidad era esta distracción poco usual de la vida real.

    — Sí... Byun BaekHyun...

    — ¿Y cómo conoces a BaekHyun? —cuestiona el chico. Guarda silencio un segundo, antes de abrir los labios lentamente y cerrarlos después.

     Se queda estupefacto un segundo en su cama, sin precedente alguno del rostro de JungKook, que más que apenado, lucía inseguro y lleno de lástima. A su vez, intenta pensar las diversas formas de que una coincidencia así fuese de aquel tamaño.

     — Jae-

     — ¿Hace cuánto lo conoces?

     — BaekHyun y yo...

     — No —interrumpe Jae.

     JungKook se detiene, alzando sus manos con duda antes de caer en cuenta que Jaehyun mira impaciente las sábanas blancas y sin chiste de su camilla de hospital. No es hasta que el encamado alza los ojos y se apega a los otros para cuestionar con rudeza:

     — ¿Hace cuánto conoces a TaeHyung?

     JungKook abre los labios, tan solo para detenerse con un nudo extraño en la garganta que le permite sacar un suspiro, y perder en el aire las palabras que nunca halló para explicar aquello. Se arrepintió de su llegada, y también de meterse en problemas cuando nadie lo había obligado, pero sobretodo por encarar a JaeHyun cuando no estaba ni siquiera listo para aceptar la verdad. Encontrándose a sí mismo, como el mismo idiota que ni escucha a su cerebro, JungKook no supo qué más hacer a parte de regalar su silencio, escuchando en el inexistente ruido la pesada respiración de JaeHyun.

     Sólo ahí se dio cuenta de uno de sus errores. Seguía sin entender porqué todo era tan grande cuando, a comparación de otros problemas, eso no sería nada.

     Ciertamente, había llegado a ese departamento sin saber nada de la persona con la que viviría, pero incluso si el destino era tan sigiloso como para armar una historia tan extraña, donde todos de alguna forma estarían unidos, ¿por qué decidió guardar silencio? Ese día, en el que observó en una estantería una vieja foto que pudo reconocer a la perfección, ¿por qué prefirió guardar silencio? ¿Por qué fingía no conocer a alguien a quién conocía de pies a cabeza?

     — Yo soy —suelta después de unos minutos—... Su compañero de departamento.

     Jamás olvidaría aquellos ojos llenos de enojo, y de resentimiento. Logró reconocerse a sí mismo en los ojos del lastimado Jae, un chico que poco a poco fue transformado en un mundo de egocentrismo, dándole poco espacio a su corazón.

     — ¿Eres tú con quién se reía de esa manera en el pasillo?

     — Sólo sentía que... Debía decírtelo, porque él es... Importante.

     Él posó los ojos en el pelinegro, quien mantenía esa distancia que juró tener desde el día soleado donde su estrepitosa amistad se rompió. Mientras JungKook no se acercaba, JaeHyun lograba sentir su sangre calentarse debido a la forma en la que todo tomó el camino estúpido de ese instante. Se maldijo, solo por un segundo, por no haber gritado más fuerte en ese instante, y por no sentirse lo suficientemente enojado al grado de pararse y dar un golpe.

     Aunque también se preguntaba la veracidad de la situación, porque las estúpidas coincidencias lograban colmarle la paciencia.

      — ¿Importante? —cuestiona de vuelta el castaño—. ¡¿Cómo no va a ser importante?! ¡¿Tienes alguna maldita idea de lo que pa...?!

     — Sí, sí, la tengo —responde en un grito JungKook, alzando sus manos—. Pero no es mi maldita culpa.

     — ¿Y esta es tu puta manera de vengarte? —gritó JaeHyun, tan alto que retumbó en la habitación—. ¡¿Ella se casa conmigo y tú te metes con...?!

     Sin embargo, el grito de guardó cuando un joven de cabellos castaños entró con prisa a la habitación, deteniéndose al mirar a los dos jóvenes con las respiraciones agitadas. JaeHyun y JungKook llevaron los ojos hasta TaeHyung, calmándose paulatinamente, pero a la vez sintiendo el temor crecer cuando cayeron en cuenta de lo que acontencía. Jae suspiró, echándose hacia atrás en la cama, mientras que JungKook no hizo más que bajar la mirada, mientras sus manos se hacían puños. TaeHyung, quien los miraba confundidos, caminó un poco hasta ambos, guardando su distancia.

     — ¿Está todo bien?

     — Sí —respondió JaeHyun—. Es que, ah... JungKook... Se presentó conmigo y... Me dolía la espalda por las almohadas, así que las acomodó por mí, pero me lastimé por accidente así que grité. Está todo bien.

     TaeHyung se mantuvo inerte por un segundo hasta asentir y caminar despacio hasta el pelinegro, dedicándole una mirada de pocos amigos. Tomó del brazo a JungKook, jalándolo fuera de la habitación, y cerrando la puerta. Así, JungKook tuvo enfrente a TaeHyung, pero no podía verlo a los ojos y en cambio su aura se conformaba de pura decepción hacia sí mismo y a las acciones que había cometido, esperaba pacientemente los reclamos de TaeHyung.

     — JungKook, ¿tú sí vas a decirme qué sucedió?

     — Sí... Discutíamos por algo.

     — ¿Por qué entraste a verlo? ¿Esto es algo como una amenaza? Ni siquiera esperaste a que yo viniera.

     — Necesitaba hablar con él.

     — ¿Y de qué? Ustedes ni siquiera se conocían, y además... Es que no tiene sentido, de verdad que es buscar problemas —TaeHyung, más que enojado, suena preocupado. Termina por suspirar antes de tomar de los hombros a JungKook—. No me agrada que pelees, menos con él.

     El pelinegro no se mueve de su lugar, mientras mira a TaeHyung con algo de cinismo, disipando en su interior los malos sentimientos que surgieron en su estómago, corazón y mente. Tae lo mira, entrecerrando los ojos pero después los abre grande, y le da una pequeña palmada en el costado de su brazo a JungKook, sonriendo de mala gana.

     — Quiero decir —corrige el castaño, en voz baja—, no me gusta que pelees con alguien como él.

     — Entendí a la primera.

      — Parecían niños, heh —suspira una vez más antes de mirar al pelinegro con calma—. Ya que hiciste eso, ¿te puedo pedir un favor? Tengo sueño, ¿puedes ir a la cafetería por un café?

     Más que un favor, era una pequeña distracción para intentar comprender aquel movimiento extraño por parte del pelinegro y los gritos estremecedores, llenos de enojo, de JaeHyun. Cuando mira al chico alejarse por los pasillos blancos, llenos de personas con bata y uniformes, TaeHyung se siente tan expaserado que jala de sus cabellos suavemente, en un intento exhaustivo para poder ordenar su mente. Seguido de esto, entra a la habitación nuevamente, para encontrarse con un castaño que se dedica a observar la ventana que apenas deja ver un poco del día.

     Sin temer, TaeHyung se acerca al rectángulo, abriendo las cortinas y dejando entrar un poco de aire. Se mueve por el lugar, hasta sentarse en un sillón de los que estaban en la habitación y finge leer una revista para no tener que conversar o ser cuestionado sobre la muy sonada discusión, sintiéndose en parte enojado por la vil y estúpida mentira que escuchó minutos atrás.

      No obstante, sus intentos son fallidos, pues no pasan ni dos minutos hasta que escucha la tersa y grave voz de Jae.

     — No sabía que tenías un nuevo compañero.

     — Ah —dice TaeHyung—. Sí, al parecer ya te enteraste.

     — Es extraño, ya que odias que haya alguien en tu espacio. BaekHyun debió convencerte, ¿no?

     — No. Yo le pedí que me ayudara.

     — Ya veo.

     TaeHyung baja un poco la revista, mirando por encima del borde al chico delante suyo, quien se mantiene con ambas manos jugueteando entre ellas, fiel signo de su nerviosismo y temor; aunque JaeHyun prefiere observar el día en la ciudad, como si la vista de la ventana fuese tan gustosa y bella.

     Muy a diferencia del primer día que lo vio en el hospital, TaeHyung en ese instante se siente extrañado por la cercanía que solía tener con el tipo enfrente suyo. No se logra explicar cómo una persona puede ser tan fluctuante: a veces sentía que no lo conocía, a veces era el mismo de antes, y a veces era una combinación extraña de dos personas totalmente distintas, como en ese instante. No siente lástima por él, y tampoco está triste ni decaído, la parte surreal terminó desde el instante en el que él estuvo bien, vivo, sano y salvo.

     No sentía nada más que ganas por terminar con su pequeño favor, y entonces se iría. TaeHyung regresó los ojos a la revista y cambió la página.

     — JungKook es un buen tipo —vuelve a hablar el castaño encamado.

     TaeHyung se pone de pie, caminando hasta la cama y moviendo un poco las almohadas, que son algo incómodas a la vista, ganándose la mirada de JaeHyun, quien está curiosamente inexpresivo.

     — Lo es —admite TaeHyung—. Es más que un buen tipo.

     — Pero... Y si yo te dijera que...

     — ¿Sabes?... Yo, realmente hoy estoy ocupado —interrumpe TaeHyung, caminando hasta los sillones, tomando sus cosas que ha tirado por ahí y colgándola en su espalda—. Sólo vine a verte un rato, vendré mañana de nuevo. Nos vemos, YunOh.

      TaeHyung se encaminó sin esperar una respuesta hasta la puerta, abriéndola, saliendo y cerrando de inmediato. Por un segundo, se mantuvo sin aire, recargando la frente sobre la puerta ya cerrada cuando estuvo fuera de la habitación. Dejó escapar sus emociones mortíferas y corrosivas, antes de dar un paso para encaminarse a la cafetería en busca de JungKook. Sin embargo, se detuvo en falso.

    Una castaña de ojos cafés, lo miraba con recelo. TaeHyung la observó, de pies a cabeza, reconociéndola al instante. Jennie presionó sus labios contra sí mismos, en un gesto de inconformidad. El chico, simplemente, se dedicó a pretender evadirla, pasando por su lado sin prestarle mucha atención.

     — Me voy a casar.

     La voz de la chica detuvo a TaeHyung de golpe, y lo dejó con sus ojos pegados al suelo. Se volteó para verla cara a cara, encontrándose a la vez con la presunción de un anillo grande y bonito que descansaba en el dedo indicado de la chica. El castaño no hizo mueca alguna, manteniendo un rostro inexpresivo.

     Estaba enojado, por aquella vanidad que cargaba, por los celos que emanaba de sus ojos y podían sentirlos recorriendo todo su cuerpo. Por otro lado, la tranquilidad también lo invadía, y muy a diferencia de la joven, él estaba bastante despreocupado de la situación, pues llevaba un solo objetivo en mente.

     — Me voy a casar con JaeHyun —recalca Jennie.

      La chica no siente nada más que un vago sentido de pertenencia. Jamás perteneció a ningún lugar, a ningún puesto donde sus padres habían deseado colocarla, siempre fue la peor entre sus hermanas, entre sus hermanos, la chica olvidada a la que le enseñaron que, sin casarse, jamás podría lograr nada en la vida. Entonces se casaría, y creía casarse con alguien que la apreciaba, pero no... Dejó de sentirse así cuando cayó en cuenta de la realidad. Por eso, en ese momento, deseaba apoderarse de la realidad para deformarla a su gusto, a sus reglas y necesidades, anhelaba por fin encajar en aquello que fue obligada a hacer.

     Pero, al contrario, solo recibió una mirada poco idónea y alejada de su deseo por una rivalidad donde fuese la ganadora.

     — Yo también —respondió TaeHyung.

     — ¿Qué?

     — Yo también me voy a casar.

     Dicho eso, TaeHyung se dio media vuelta, caminando sin prestar atención. La voz de Jennie lo detuvo una vez más, cuando en un grito de enojo cuestionó:

      — ¡¿Con quién demonios te vas a casar?!  ¡JAEHYUN SE CASA CONMIGO!

     Jennie dio un paso hacia atrás, confundida, cuando el castaño giró la cabeza y su cuerpo, mirándola algo de frente con media sonrisa. Una sonrisa sincera, calmada y vacía de malos sentimientos. Entonces, TaeHyung dijo:

     — Algún día me voy a casar con JungKook.
    

    

    

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