03; Contigo

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Las preguntas iban y venían dentro de su cabeza, repitiéndose en un sinfín de momentos, dejándolo completamente absorto del sueño, quizás era lo mejor, últimamente Jimin ya no se sentía con los ánimos suficientes como para tomar sus horas de sueño, también los días soleados ya no hacían que su corazón se sintiera eufórico, y la lluvia lo único que hacía era hacerlo sentir indiferente, no importaba nada ahora, y quizás jamás le importo en realidad, pero de algún modo se preguntaba la razón del por qué a pesar de que nada le interesaba ahora, ese robot le estaba causando intriga.

En primer lugar, ¿por qué sabía su nombre? Un robot OM no puede programarse para eso, ya que cuando lo sacas de su caja o cuando lo pides para rentar sus servicios, solamente la maquina te pregunta tu nombre o como quieres que te diga a la hora de interactuar juntos en la cama, y eso era todo, no había ni siquiera una charla en particular, es decir ¿qué puedes hablar con un robot que lo único que sabe hacer es gemir a tu antojo? Nada. En segundo, ¿por qué le dijo que su nombre es Yoongi? ¿Acaso pensaba por cuenta propia? ¿Qué clase de maquina es? Jimin no tenía ni siquiera una respuesta acertada, todos los robots que ha visto por las calles, con los pocos que ha convivido, todos ellos ni siquiera son lo suficientemente amables o sonrientes como aquel que se ocultaba en su caja, ni siquiera conversaban demás, ni siquiera tenían un nombre.

—Esto es una mierda —comento en voz baja antes de caminar descalzo afuera de su habitación, eran casi las seis de la mañana y ni siquiera había podido cerrar los ojos con tranquilidad, lo único que la falta de sueño y las cuestiones rodantes por su cabeza lo habían hecho ganar un humor fatal para esa mañana, pero todo se arreglaría, necesitaba hablar con su madre y...

Sacudió su cabeza levemente, negándose a pensar tan siquiera en aquel pedazo de metal guardado, ¿por qué tendría que hablar con Yoongi? No tenía sentido, es una máquina, está programado y eso es todo, puede hacer o decir cualquier cosa y seguramente no tendrá sentido, porque sigue siendo una máquina, un robot programado.

Sus pasos sin querer lo llevaron a aquella caja que ocultaba su regalo, frunció levemente el ceño y soltó un largo suspiro, ¿y sí...?

—No —se dijo así mismo, por un lado, quería abrir la caja, quería ver al robot, quería hacerle un millón de preguntas, pero por otro le parecía absurda su idea.

Un robot no es un humano, jamás logrará comprenderlo como lo hace un verdadero ser humano.

—¿Jimin? —aquella voz tenue, oculta lo saco de sus pensamientos, miro hacia la caja—. ¿Eres tú? Pude escucharte.

Jimin apretó sus labios levemente, las puntas de sus dedos picaron curiosas por ver de nuevo a ese robot, a ese omega robot. Puede que se negase a querer mirarlo de nuevo, pero era inevitable, tenía muchas preguntas a las que quería darles respuesta de forma inmediata, quería mirar de nuevo esos rasgos suyos, porque si en la noche se apreciaron tan magníficamente bajo la luz nocturna, entonces con la luz del astro rey se verían mucho más increíbles, quizás la sola idea de tener en cuenta que la apariencia física de un omega de compañía fuera tan única le amargaba la boca, pero no podía evitarlo, los omegas de compañía son hermosos y delicados, tal y como los omegas reales, pero la gran diferencia era que a pesar de que el modelo de omega siempre cambiaba, todos tenían la misma mirada, perdida y vidriosa, sin nada de emoción, y ese omega que ahora mantenía enclaustrado en esa caja, no tenía esos ojos vidriosos, su mirada no estaba perdida, sino que parecía solo querer enfocarlo a él, y ese brillo... eso era lo que más le molestaba, porque sus ojos brillaron en gran alegría de solamente mirarlo.

—¿Alfa? —la voz de Yoongi lo volvió a sacar de sus pensamientos, y es cuando Jimin apretó los dientes con fuerza y camino los pocos pasos que le faltaban para acercarse a la caja, tomo la tapa y no dudo en abrirla de forma brusca.

—¡No soy tu alfa! —bramo, y allí lo vio, Yoongi se encontraba mirándolo de nuevo a los ojos y a pesar del tono en su voz, eso no impidió que la diminuta pero linda curvatura en los labios de ese robot desapareciera, Jimin no quería sentirse abrumado por la belleza de ese espécimen, pero era algo que no podía hacer, porque de nueva cuenta se había quedado sin aliento.

Era más hermoso en la luz diurna, su piel efectivamente era pálida, muy pálida, pero inclusive sin tocarla te percatabas de lo suave que es, sus ropas blancas lo hacían lucir como un bello ángel, y esos cabellos levemente desarreglados le daban un ligero toque de rebeldía e inocencia que no podía pasar desapercibido por él, mucho menos esos hermosos ojos de un tono gris que tanto lo habían dejado pensando.

—Pensé que me dejarías aquí dentro más tiempo —reclamo Yoongi mientras su ceño se fruncia levemente—, te extrañé.

Jimin dejo de mirarlo para después soltar la tapa, dejando la caja abierta.

—Una maquina no puede extrañar —menciono Jimin para después seguir su camino, dejando al omega de compañía desconcertado—, deberías de apegarte más a las reglas que te impusieron en lugar de fingir tener sentimientos, ¿no lo crees?

Yoongi miro alejarse a Jimin, pero no dudo en salir de su caja, para comenzar a caminar hacia el alfa.

—Yo no tengo normas impuestas que deba seguir —Jimin rodo los ojos, pero no miro a Yoongi—, alfa, ¿quieres que te prepare el desayuno?

—No soy tu alfa —volvió a aclarar Jimin—, y no tengo apetito.

—Pero tienes que comer, el desayuno... —Jimin miro por sobre su hombro al omega quien detuvo sus palabras al ver como aquel alfa le miraba, aquellos ojos le indicaban que estaba molesto, que no era una buena idea hablar más, así que cerro sus labios y bajo la mirada—, lo siento...

Puede que Jimin se sintiera totalmente enfadado por tener a ese robot allí, puede que la falta de sueño lo haga sentirse mucho más irritable, puede que las preguntas en su cabeza la hagan sentir migraña, pero no podía dejar de fascinarse con el comportamiento de aquella máquina, era extraño, pero era realmente increíble.

Se giro sobre sus talones y camino los pocos pasos que lo separaban de Yoongi, mirando como los ojos del omega viajaban de un lado a otro en nerviosismo, como si supiera que él estaba a punto de hacer algo malo o que inclusive se encontraba en problemas, definitivamente Jimin no cabía en su propio asombro.

En cuanto sus pasos se detuvieron a escasos centímetros del omega de compañía, no pudo evitar soltar un resoplido por la nariz, Yoongi no lo miraba a los ojos, parecía apenado, nervioso, asustadizo, eran tantas las emociones que ese robot presentaba que era imposible creer que una maquina pudiera asimilar todas aquellas en un instante.

La tecnología en ese omega robot era increíblemente más avanzada a otras de las que ha escuchado, muchos decían que los robots jamás podrían asimilar las emociones, entenderlas y duplicarlas o inclusive presentar más de dos juntas, los sentimientos, las emociones, todos aquellos gestos, jamás iban a ser articulados o entendidos perfectamente, no por un robot.

—¿A qué viene eso de que no tienes normas que seguir? —pregunto Jimin, el omega levanto por breves instantes la mirada.

Yoongi apretó los labios y parpadeo un par de veces antes de atreverse a mirar a Jimin a los ojos, había algo que Yoongi no lograba comprender del todo la actitud del alfa, porque cuando lo crearon, aquella amable mujer le insistió siempre que su hijo era alguien amable, atento, amigable, dulce, autentico, lleno de amor, alguien en quien podías confiar, Yoongi podía verlo como la persona más maravillosa de todas, y lo creía, porque con sólo mirarlo podías percatarte de que lo es, pero de algún modo Yoongi quería algo de esa comprensión y amor que Jimin da.

"Dale tiempo." Esas habían sido las palabras de aquella mujer. "Él... ha tenido problemas, así que no será tan fácil..."

Sí, no era fácil.

—Quizás solamente tenga una orden —menciono Yoongi en voz baja.

—¿Cuál es?

"Serás la compañía de mi hijo, eres perfecto para él, Yoongi."

—Quedarme contigo —respondió Yoongi.

Jimin quería reírse, burlarse de esa patética misión del robot, porque era totalmente ridícula, y más para un alfa como él que no quería saber absolutamente nada de omegas. Ya había sido herido lo suficiente como para ahora tener una maquina que también quiera fingir tener sentimientos por él.

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