четыре.

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"Hay un lugar en el corazón que nunca será llenado, un espacio; lo sabremos más que nunca, hay un lugar en el corazón que nunca será llenado y esperaremos, y esperaremos en ese espacio."

Costa de Sudáfrica, 2015

Los zarcillos rojos se estiran y tallan en el aire oscuro que rodea a los luchadores que componen los mundialmente famosos Vengadores. Los zarcillos de la bruja se fuerzan en las mentes de los luchadores, provoca que un resplandor rojo se deslice en los iris de los hombres y las mujeres.

Y se apodera de ellos.

Y los consume.

El único que queda, el único libre del hechizo, habla.

La voz de Clint Barton se ondula a través de la neblina borrosa.

—¡Quién siga en pie, tenemos que irnos!

Un silencio espeluznante y repugnante se extiende cuando unos pesados y lentos pies rozan la reja de metal del suelo.

El arquero suena un poco más preocupado, hablando con una voz que se vuelve más y más silenciosa para aquellos que apenas pueden recibirla.

—¿Chicos?

Los ojos de la mujer pelirroja se sienten como pequeñas brasas mientras bailan por el interior del barco que se desvanece. Su cuerpo se siente pesado y, sin embargo, sigue siendo muy irreal al tiempo que se aleja de su lugar. Una escalera se extiende debajo de ella y una suave sinfonía suena a lo lejos, haciéndole señas, llamándola, arrullandola más profundamente en este vacío. Sigue la llamada, bebiendo la amarga luz blanca que brilla bajo de ella. Sus pies rebotan inestablemente por la escalera que la conduce más profundamente al blanco que se acumula. Su mano enguantada se extiende hacia la barandilla de metal, solo para abrazar una de madera terriblemente familiar.

Sus ojos parpadean con reconocimiento, mirando por encima de la barandilla. Su cabeza cae lentamente a un lado, las altas paredes de madera se alinean a su alrededor, las linternas amarillas son borrosas a la luz brumosa y los nombres de todas las niñas asesinas antes de que ella decoran la madera con intrincadas curvas. El mundo está nublado y el aire se siente amargo, lo que hace que parezca que la mujer respira cuchillos en lugar de oxígeno.

Este lugar... es demasiado familiar.

Es como su hogar.

Una sensación de frío brota en su pecho y los recuerdos del lugar envuelven sus dedos aún más fríos alrededor de su corazón, empujándola más profundamente hacia la Habitación Roja. Dos bailarinas se mueven en pasos suaves y sincronizados por la escalera. Natasha siente que sus pies se tropiezan contra los escalones antes de mirar a la segunda chica que pasa. El mundo todavía es lento e incierto cuando el azul se encuentra con el verde. Ambas pelirrojas apartan la mirada en movimientos bruscos, una se mueve hacia arriba y otra hacia abajo.

Los labios rosados ​​de Natasha se separan en reconocimiento, observando dos líneas de seis hermosas bailarinas curvando sus cuerpos contra el suelo. Sus manos se alzan antes de darse la vuelta bruscamente, mirando a la pared con una especie de vacío que una persona solo puede recibir de un lugar tan mordaz y oscuro como este. El escalofrío se vuelve más abrumador mientras Natasha se mueve a través de las baldosas blancas y negras, sus pies no emiten ningún sonido, igual que los que la rodean. Las linternas de halo amarillas encienden el lugar con llamas que ella una vez encendió, pero no les hace caso.

La sinfonía continúa sonando, susurrando para que se acerque.

Se siente atraída por eso.

Siempre lo ha estado.

A la muerte, al dolor, a lo que la hicieron ser.

Se acerca aún más a la pared de cristal que la separa de las seis hijas que giran, alzando los brazos y dejando caer de los dedos de los pies de una manera dolorosa. Un guardia vestido de negro está detrás, observando a las chicas para asegurarse de que nadie escape, para asegurarse de que ella no escape.

No otra vez.

Después de todo, Natalia lo intentó una vez.

El profesor, Dmitri, cierra los ojos con disgusto e inclina su cabeza hacia delante.

Otra vez.

Las palabras arden en los oídos de Natalia, haciéndola casi temblar y caer de miedo. Una mujer rubia camina lentamente a su lado, sus labios curvados en su sonrisa siempre concentrada. Sus ojos de mármol sostienen esa amenaza casi burlona de siempre, ya que no mira a sus alumnas, sino a su hija favorita, la que ha criado la Academia. La cabeza de Natalia se mueve hacia un lado mientras un grupo de chicas aún más pequeñas observa a las bailarinas con los ojos muy abiertos, aprendiendo, aprendiendo, siempre aprendiendo.

Los ojos de Natalia se deslizan para seguir a la más pequeña entre las seis bailarinas.

—Las destrozará.

—Solo a las frágiles —admite Madame con una voz sedosa que ha corrompido a muchos—. estás hecha de mármol.

Mármol.

No cristal.

Natalia lucha por tragar mientras continúa mirando por el cristal.

Madame corta bruscamente su cuerpo del de Natalia, bajando la barbilla a sus nuevas alumnas.

—Lo celebraremos después de la ceremonia de graduación.

El mundo tiembla cuando una mano se sumerge en una bandeja cubierta de herramientas curvas, afiladas e implacables, mientras que una Natalia mucho más joven se acuesta en una fría mesa de metal. Sus ojos son de un verde lloroso cuando mira a lo lejos, tratando de olvidar la miseria que consume todo lo que toca. Estuvo de acuerdo con esto. Se lo debe recordar. Es lo que Madame le dice que recuerde.

Dmitri observa a las chicas con una intensidad penetrante, con los brazos cruzados sobre el pecho mientras el gris de la habitación amenaza con tragarse incluso a un hombre tan despreciable como él. Su mano pálida y dura golpea en la cara a una niña pelirroja de ojos azules. Ella no emite ningún sonido en respuesta, su cabeza se mueve hacia un lado y mantiene sus ojos clavados en el suelo. No dice nada en absoluto, incluso cuando cae de nuevo en la pequeña línea de asesinas entrenadas. Las jóvenes obedecen rápidamente sus demandas silenciosas pero enojadas, aún curvando sus cuerpos a través del suelo con ojos muertos y caras en blanco.

—¿Y si fallo? —Natalia susurra al cristal, rezando a medias que lo haga.

Con su largo cabello rojo lloviendo sobre su espalda, y su flequillo cayendo sobre su frente, Natalia se para en una gran sala de madera mientras las otras dos últimas veintiocho chicas se quedan detrás. Levanta una mano sin problemas y dispara directamente al objetivo negro antes de cambiar el arma entre las manos con movimientos rápidos y perfectos.

Siempre ha sido muy perfecta.

Siempre ha sido muy perfecta en los trabajos que producen sangre.

El objetivo tiembla hasta que se convierte en un hombre sentado en un taburete desvencijado. El hombre gime y suplica con a la joven de dieciocho años mientras le cuelgan una bolsa marrón sobre la cabeza.

Aún en frente a la ventana de cristal, Madame sonríe en la medida más pequeña y desliza su cabeza hacia adelante y hacia atrás en una burla orgullosa.

—Tú nunca fallas.

La de dieciocho todavía puede escuchar sus súplicas apagadas al levantar su arma.

Ella gira su cuerpo alrededor de los hombros del hombre de cabello oscuro, arrojando a otro lejos de ella todo el tiempo. El atacante golpea su cabeza contra el piano cercano antes de ponerse de pie. El hombre de cabello oscuro empuja una llave en su cabeza, gruñendo mientras ella lucha con los dientes apretados. Madame parpadea desde el hombre inconsciente en el suelo hasta su alumna estrella con nada más que indiferencia. Natalia aún lucha contra él, hasta que gruñe y golpea su brazo, haciendo que él la suelte. Se deja caer y pone las manos sobre las rodillas, jadeando pesadamente.

Descuidada.

Los brillantes ojos verdes de Natalia se levantan lentamente, mirando al frente.

El mundo se sacude una vez más, hasta que ella yace sobre otra mesa fría de metal. Natalia mira a una niña rosada que yace sin vida en sus brazos. Los doctores, Madame y todo el mundo cruel y amargo rodean a la joven madre y a la niña muerta mientras Natalia acaricia suavemente el mechón de pelo rojo de su hija.

Y luego se puede ver a Natalia, de diecisiete años, con el pelo rojo como el fuego contra el cielo gris y lluvioso, enterrando una pala en el suelo. Se obliga a sí misma a no llorar al tiempo que deja caer más y más tierra hasta que un pequeño ataúd de madera y el bebé que alberga desaparece.

—Fingiendo que fallas.

Madame de repente está más cerca de su rostro, mirando a Natalia con ojos manipuladores.

La repugnante mujer habla en un tono que se parece mucho al de una madre reconfortante.

—La muerte de la cría era necesaria...

Su pequeña Svet.

Las chicas continúan bailando, sus pies sangran al moverse por el piso que parece estar hecho de cuchillas. Una pequeña pelirroja se vuelve bruscamente para mirar a Natalia a través del vidrio, sus ojos muy abiertos y suplicantes. El hombre con el saco sobre su cabeza está ante ella, su imagen se refleja tal como en su mente día tras día. Una puerta de cristal chirria contra sus bisagras y Natalia mira a un lado con miedo.

—... para que ocupes tu lugar en el mundo.

Los ojos de Natalia brillan de quebrantamiento, enderezandose lentamente, recordando por qué ha elegido no luchar en la ceremonia, recordando por qué debe olvidar a la niña creada por ella y el Soldado.

Natalia susurra, mirando al frente:

—Yo no tengo lugar en el mundo.

Exacto.

Una mano agarra con dureza el rostro de Natasha, limpiando lo que queda de la joven y asustándola para siempre como la Viuda Negra. La empuja sobre la mesa de metal y la chica tiembla y entra en pánico mientras es llevada a través de los pasillos. Pasa junto a un grupo de niñas que la miran, sin boca, sin orejas, recordándole a Natasha cómo Madame intentó silenciar a su hija para toda la eternidad. Voces desesperadas susurran y suplican en el fondo, luces blancas brillan en sus ojos y cubren su cuerpo, amenazando con alcanzarla.

¡Lo siento, mamulya!

—Monstruo.

Ven a buscarme.

Me abandonaste.

¡No me dejes de nuevo!

—Asesina.

Por favor, no hagas esto.

Te necesitaba.

—Monstruo.

Él es mi padre.

—Monstruo.

No me dejes sola.

—Monstruo.

Ven a buscarme.

—Monstruo.

Las ruedas de la mesa chirrían y gimen cuando la Habitación Roja la obliga cada vez más hasta que el frío blanco consume a la mujer por completo.

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Lo sé, es un capítulo un tanto confuso por la visión jsjsjs. En el siguiente es diciembre de 2014, para que no haya confusión. La autora original lo hizo así y yo no puedo cambiarlo, espero que lo comprendáis xxx.

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