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Observando desde la entrada el imponente edificio que se alzaba frente de mí, hice una mueca, maldiciéndome, por no sé, quizás doceava vez en el día desde que me desperté.

Respire profundo lo que me prometí sería mi última vez mientras le pedía permiso a un pie para que avanzara y luego el otro, pero las acciones las había estado repitiendo como veinte veces desde que baje del taxi que tome esta mañana para llegar, mis manos en los bolsillos de mis pantalones se abrían y se cerraban ¿Nervios? ¡Diablos no! al contrario, era repudio, pero para cuando inhale una última vez dispuesto a dar la vuelta, volver y ganarme la “furia” de mi mejor amigo, su voz desde la entrada me paralizó.

Puse los ojos en blanco mientras lo veía con su enorme y cuadrada sonrisa saludándome desde su posición, así como llamándome para que me reuniera con él, camine con paso pesado hasta él, subiendo las cortas escaleras hasta estar frente a su estatura tan solo unos centímetros menos que la mía.

—Hasta que llegas… llegue a pensar que no llegarías. — trate de sonreírle sabiendo que mi intento termino pareciendo más a una mueca, pero el brillo en sus ojos sabía que estaba feliz con joderme no solo la mañana, si no el día. —Vamos, mi hermano nos espera adentro, ya sabes, no lo hagamos esperar.

Engancha su brazo sobre mis hombros y rodea mi cuello en un agarre fuerte que me arrastra junto con él.

Si el lugar era grande, parecía pequeño en comparación con toda la gente que estaba en el lugar, era mucha gente y tantos cuadros a simple la vista con solo entrar me abrumaron en solo segundos, pude ver uno muy grande en especial; uno que solo era una nariz y estaba pintaba de varias tonalidades de solo amarillo, Santo, creo que a partir de hoy empezare a odiar dicho color, las náuseas parecían exageradas, pero parecía que eso era lo único que sentía en mi estómago y garganta, ese revuelo que me ocasionaban hasta mareos, obligándome a parpadear y retirar la vista hacia otro lado seguí siendo arrastrado por Taehyung.

Intente ver hacia otro lado, pero no es que los demás ángulos fueran mejores que ése, que sentía que en algún momento le saldría una secreción amarilla verdosa a la nariz gigante que le daba la bienvenida a todos los que entraban al museo.

A los lejos pude ver a Namjoon sonriéndome en modo de saludo, sus hoyuelos apareciendo con auténtica alegría y por más que quise regalarle la misma sonrisa, no pude, al menos no tan sincera como la que adornaba su rostro, quería estar en mi casa, en mi cama, aún durmiendo.

Pero desafortunadamente, le debía un favor a Taehyung y él, decidió que el momento de pago era hoy.

Porque cuando le llame para que me acompañará a un concierto donde debía encontrar un acompañante para la prima de mi nueva "amiga", él acepto tras varias insistencias de mi parte, no era por no ir solo, sino que mi cita la dejarían salir si iba con su prima y su prima puso la condición de acompañarla si también iba acompañada ya que no iba a estar de mal tercio, claro que Taehyung jugo con la condición de devolver el dichoso favor.

Por el interés, acepte de inmediato.

Pues he aquí, encontrándome saldando el pago de ese favor, ir al museo con él para no aburrirse solo, si, Taehyung estaba arrastrándome al aburrimiento con él, porque al parecer también le estaba pagando un favor a su hermano mayor.

Esto era una cadena y yo ya había hecho una nota mental de no pedirle ningún favor a mi mejor amigo si su condición era devolvérselo más adelante, diablos, no, no si los pagos serian como este infierno.

No tenía nada en contra de los museos, solo el mínimo hecho de que no me gustaban, no estaba en mi lista de lugares favoritos, por razones obvias; me parecían aburridos, sin sentido y aunque me gustaba salir y socializar, este no era el concepto que iba conmigo, ni mucho menos el tema para hablar, siendo totalmente irónico que me gustaba el arte.

Y si no me gustaban los museos, menos los recorridos guiados por este.

Seguimos a Namjoon —yo siendo arrastrado que por voluntad propia— donde termino el hermano mayor casi de primero entre las 20 personas en fila, Taehyung a mi lado no borraba su sonrisa llena de satisfacción.

—Vamos Kook, cambia esa cara.

—Jodete Tae. — su grave risa vibro desde su garganta y con el intento de alejarme de su gancho en mis hombros, me jalo más hacia él, torciendo mi cuello en el proceso con una corriente que me hizo quedar quito y seguir sus pasos a su lado cuando el recorrido dio comienzo y mientras recorrían los interminables pasillos del museo, pensaba en que esto era horrible.

Cuando recorría los museos en la preparatoria para informes que consideraba innecesarios, tenía el mismo disgusto por los dichosos recorridos, ahora solo el disgusto era mayor, si bien fui un excelente estudiante —redactando de internet solamente los recorridos y colocando palabras propias para disimular el hecho— nunca me gustó estos.

Sabía perfectamente que mi día pasaría; en maldecirme una y otra vez, arrepentirme no solo de venir, si no de pedirle un favor a Taehyung, criticar y repudiar el lugar, poner malas caras y contar las horas, que lo que me parecían 15minutos desde que puse un pie dentro del establecimiento, me parecían 15horas.

Sería un largo y lento, como tedioso día.

Era irónico, me gustaba el arte, pero no la pintura ni las estatuas, lo mío era la fotografía y lo consideraba arte, estaba en la misma rama y lo era, mientras otros capturaban en pinturas y arcilla, yo lo hacía en fotografías, para eso había estudiado, de eso me había graduado, pero no esto, me gustaba el aire libre, lo natural, aquella belleza inexplicable, algo diferente y fuera de lo monótono, algo de lo que me pueda enamorar y saber que los demás también lo harán.

Consecuentemente, Taehyung se había cansado de la posición y me había soltado, pero seguía a mi lado como centinela para que no me escapara, ya habíamos pasado algunas estatuas y me había prometido a mí mismo que en la siguiente que viera, me tiraría contra ella de cabeza, para mi mala suerte en los últimos 10minutos, no había visto ninguna otra.

Seguro que este era mi peor día de todos los que había tenido alguna vez, los cuales habían sido uno o dos, pero este siendo el tercero; se posicionaba de primer lugar.

La gente se amontonaba a nuestro alrededor, el guía —quien resultaba ser una chica a quien le calculaba unos 25 a 28 años—  seguía hablando con admiración mientras mostraba y detallaba cada obra nueva que el museo había adquirido en el último mes, el brillo en sus ojos me impactaba, hablaba con tanta alegría y adoración que casi podías sentir sus mismas emociones, supongo que lo usaba como ventaja para la propaganda y publicidad de lo que detallaba e informaba de las obras que estaban a la venta.

Diablos, nunca en mi vida compraría algo —seguro que Namjoon se llevaría toda las exposiciones en venta—  amaba los cuadros, pero nuevamente, nada que viniera de un lugar como este lo compraría.

En toda mi vida, un solo cuadro en pintura olea había sido el único que había llamado mi atención, había sido creado por mi abuelo, cuando falleció paso a colgar — siendo el original—  en la casa de mis padres, durante mi adolescencia era el cuadro que me recibía a penas entrar a casa y el que me despedía al salir, mi abuelo había vendidos muchas copias y había ganado fama con el mismo.

Había sido el cuadro que me inspiro a la fotografía —aunque siendo solo una de las razones por la cual me lance a dicha carrera— era indescriptible en palabras, el cómo había plasmado la belleza y el momento en tan solo pinturas opacas y oscuras, obteniendo luz en colores que no las tenían, plasmando la belleza peligrosa en el lienzo, pero con los años todo había cambiado y ahora los pintures y escultores del siglo 21 habían moldeado todo el arte y ahora lo que había considerado admiración y un ejemplo a seguir, lo consideraba aburrido y relativamente feo a mis ojos.

Ahora el cuadro estaba en mi estudio, cubierto de una sábana sucia, con mancha amarillas y polvorienta en una esquina bajo cuadros, muebles y cosas que había estado acumulando sin sentido, cuando me gradué de la universidad fue el regalo de mis padres, sabiendo que había sido el deseo de mis abuelos al morir, había sido el mejor regalo de graduación, había sido lo primero que había adornado mis paredes blancas —ahora grises con el cambio de pintura— de mi apartamento cuando decidí que era hora de vivir solo, tener privacidad y aprender así como vivir de mi independencia.

Pero eventualmente las cosas habían cambiado, la admiración que había sentido por la pintura había sido borrada por la decepción al saber la verdad detrás de cada trazo que mi abuelo había dado, por cada color que plasmo la belleza en él, los meses que paso trabajando en su mejor trabajo, me llevo a quitarlo sintiendo odio a pesar de que no había sido a mí a quien le ocurrió la decepción y aunque había querido botarlo, no lo hice, era lo único que me quedado de mi abuelo, siendo algo físico más que los recuerdos, por lo que quedo en una esquina donde no pudiera verlo.

Y pensándolo bien, creo que la decepción de aquella verdad fue una de las cosas que me llevo a odiar los museos, las pinturas y todo lo relacionado a esto.

Claro, excepto la fotografía, lo seguía mando y estaba seguro que lo seguiría haciendo por mucho tiempo y era algo que podía moldear y utilizar como yo quería y me apasionaba.

Molesto hacia donde se habían ido mis propios pensamientos, trato de alejarme de Taehyung cuando me di cuenta que todo el grupo se había reunido para ver una estructura con algún tipo presentación representado con bailes.

—Ey, ni lo pienses ¿A dónde crees que vas?

—Tae necesito un respiro, iré a la sección de fotografía moderna a ver si hay algo ahí que al menos me distraiga o a lo que pueda criticar y comparar con mi trabajo. — sus labios se torcieron en una mueca y miro sobre su hombro para localizar a Namjoon.

Asintiendo volvió su vista hacia mí.

—Está bien, ojalá pudiera irme contigo, pero Namjoon aunque pareciera que no me presta atención, me estaba viendo cada tanto para ver que no me vaya, te llamare para encontrarnos en la salida… No te vayas a ir. — me señalo con un dedo acusador y asentí con una sonrisa genuina en toda la mañana, alejándome de su agarré, así como de su vista.

Así que, feliz por unos momentos salgo de la multitud, pidiendo permiso educadamente mientras doy una última mirada para ver como Taehyung se reúne con Namjoon a su lado, la aglomeración de gente a mi alrededor me sirvió de ventaja para escaparme ileso y desaparecer rápidamente a pesar de que mi amigo no intentaría seguirme.

Dispuesto a prometer lo que le dije a Taehyung solo vago hasta encontrar la sección de fotografía moderna al que museo les permite a fotógrafos mostrar su trabajo, así como vender algunos, la mayoría eran de naturaleza o secciones de retratos de familiares para ser contratados.

Las secciones de fotografía moderna se dividían en habitaciones abiertas que eran rentadas por quienes estaban interesados en vender y mostrar, viendo desde a fuera y por encima solo me enfoque en una de las mostraciones donde había bastante gente, se escuchaba los murmullos fuertes y al despertar mi curiosidad me acerque despreocupado con mis manos en los bolsillos.

Pero jamás pensé que, de todo aquel lugar, algo me llamaría la atención de verdad, una exposición mucho más diferente a todas las que ya había estado viendo.

—¡Ey! Amigo ¿Te gusta la exposición?

Un chico de tez morena se dirigió a mí, podía saberlo por el trote leve de sus zapatos chocar contra el piso en mi dirección, fruncí el ceño queriendo ver más que solo su color de piel, pero mi mirada no se separaba de aquellas fotografías en blanco y negro.

El chico era muy alegre a decir por el tono de su voz y la sonrisa borrosa que podía ver por el rabillo de mi ojo y no perdió el entusiasmo en su voz a pesar de que no le preste la más mínima atención.

—Es mi hermana. — Reveló el chico.

Pero mi mirada seguía clavada y perdida a pesar de la revelación y querer voltear para ver si tenían algún parecido.

La chica no estaba en carne y hueso frente a mí por más que así lo hubiera querido, pero era quien adornaba aquello hermosos cuadros en exposición, hermosos, solo porque estaba ella, era ella quien les daba el brillo y la belleza a las fotografías, era quien; Iluminaba la sala.

Una carcajada sonora es la que me hace sobresaltar en mi lugar y desviar la mirada por un momento, lograr dirigirle una mirada interrogativa y confusa al chico algo bajo de estatura frente a mí.

—Es hermosa ¿Verdad?... Bueno, disfruta la exposición mientras puedas, porque cuando se entere ella de esto, me matará, no le gusta ser mi musa para pinturas y fotografías, las odia un poco y siendo sincero contigo, no tengo su consentimiento para hacer esto hoy.

Encogiéndose de hombros con una culpa divertida que no era sincera del todo se aleja tras darme tres palmaditas en el hombro en dirección hacia nuevas personas recién llegadas dejándome saber un pequeño secreto detrás de lo que acaba de revelar.

Y haciendo memoria rápidamente a algunas palabras anteriores que el chico sonrisas había dicho, volví mi mirada a la chica que en un cuadro en específico en donde parecía estar mirándome directo a los ojos y solo a mí.

Ella no solo era hermosa, era más que eso, miré rápidamente a mi alrededor, si ella no sabía nada de esto, era claro que no estaba en el lugar, pero no pude evitar buscarla entre la multitud, encontrando solo eso, una multitud de gente y el hecho de ver a más personas admirando lo que sentí, que solo yo debía ver, admirar, desear.

Los pensamientos me causaron la peor sensación de celos que jamás había sentido en mi vida.

Y de inmediato supe... que mierda, no solo estaba mal...

Estaba jodido.
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Espero les haya gustado, si hay algún error ortografíco o creen que hay algún error de contexto no duden en comentármelo.

...

¡Primer capítulo! ¿Que tal les pareció?

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