Personaje: Jason.
Título: Recuperando al amor de mi vida.
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- La extraño... - Murmuré con medio rostro en la mesa del bar, Roy me miraba con una mirada algo decepcionada y conmovida mientras tomaba otro trago.

- Eso te pasa por pendejo. - Contestó.

- Pendejo tú, cabrón. Ella tuvo la culpa. - Brame molesto y lo miré con el ceño fruncido.

- Y si ella tiene la culpa, ¿por qué la extrañas? - Su sonrisa burlesca me sacó de mis casillas pero tenia razón.

Yo había sido el idiota.

Yo tenía la culpa.

- Callate. - Aceptando mi idiotez, volví a tomar otro trago, me la acabé, pedí otra y repetí el proceso unas tres veces.

- Deja de tomar. - Me regañó dándome un golpe contra la mesa, yo solo voltee la cara sin hacerle caso e hice caso omiso a su regaño. - Te vas a poner borracho, pedazo de idiota.

- Ese es el objetivo de venir a tomar, pedazo de idiota. - Imité su voz frunciendo el ceño.

- Pero no cuando vas a ir por ella.

Me levanté de golpe, azotando la cerveza en la mesa y totalmente confundido.

- ¿Qué?

- Lo que oíste, vas a ir por ella, si en verdad la quieres tienes que ir voluntariamente a huevo.

- ¡Pero ella también tuvo la culpa!.

- ¡Ella no te gritó cosas y te hizo llorar como perra loca hasta un punto de que dormía llorando!

- ¡Tengo mi propia dignidad!

- ¡Pero debes saber que tienes que estar dispuesto a perder la dignidad por la persona que amas! 

Me quedé callado y bajé la mirada completamente derrotado.  Roy me levantó de golpe de la mesa, maldije entre dientes y no pareció importarle en lo absoluto.

Una vez que estuvimos afuera del lugar él me miró con un semblante decidido.

- Vas a ir por ella pedazo de idiota, te guste o no, no voy a permitir que te derrumbes como puberta pendeja por un wey con el que duró una semana.  Tu relación con _____ ha sido la más estable y hermosa que has tenido, cuando estabas con ella eras feliz y no afectaba en tu comportamiento. ¿Por qué no puedes dejar tus pendejadas de lado? Ve por ella y pide disculpas, es lo menos que puedes hacer.

Miré al idiota a los ojos, sabia que en cualquier momento me soltaría a llorar como perra loca, Roy era de los únicos que me había visto llorar y no tenia miedo de hacerlo frente a él de nuevo pero desgraciadamente una voz nos interrumpió.

- ¡Vayan y consigan una habitación! - Un borracho nos aventó una botella.

- ¡Bien que quieres que hagamos un trio! - Roy le sacó el dedo de en medio y me jaló para empezar a correr.

La noche estaba nublada, no había estrellas y los pocos rastros de la luna me hacían tener una sensación de inquietud, sabía que iba a llover.

- Ahora pedazo de pendejete, te voy a dejar aquí para que vayas por ella, mientras iré con Kory a preparar pizza por si regresar victorioso o traer helado y películas por si tu idiotez hace que la pierdas.

Se dio media vuelta y se fue caminando mientras tarareaba una canción.

Maldito Roy.

Caminé con un paso algo acelerado, cada vez que mis pies daban una pisada un sentimiento de necesidad por tenerla conmigo crecía en mí y me hacia dar cuenta de que en realidad sí la necesitaba más de lo que creía.

Las escenas de nosotros desde nuestro primer encuentro hasta nuestra última pelea me asechaban buscando comerme vivo, mis piernas flaqueaban y mi respiración se agitaba más con cada recuerdo.

Y entonces empezó a llover y toda mi resistencia se fue al carajo porque conforme caían las gotas de agua sobre mi cuerpo mis lágrimas amenazaban salir con mayor fuerza.

Y sin pensarlo dos veces corrí como si no hubiera un mañana con la esperanza de que así ahuyentara las lágrimas. Esquivaba autos, arbustos, postes, gente e incluso animales que quisieran atravesarse en mi camino queriendo llegar más rápido  a mi destino.

Al llegar a la mansión salté las rejas que eran bastante altas, caí y rodé por el pasto, me paré en un segundo y antes de volver a correr me detuve en seco.

Ella estaba en la mansión con Dick y Wally.

Mierda, mierda y más mierda.

Trague en seco intentando aguantar los repentinos celos que me atormentaban y sin esperar algo más toqué el timbre siendo recibido por Alfy.

- Amo Todd... - Murmuró una de las pocas personas que no me caían mal del todo. - La señorita _____ se encuentra en la mansión. - Me avisó sabiendo perfectamente el cómo me sentía con ella cerca.

Asentí.

- Justamente vengo por ella Alfred, la quiero de vuelta y estoy dispuesto a todo.

Alfred me sonrió algo orgulloso, me dejó pasar y justo cuando iba camino a la sala , donde claramente se oían sus risas, el mayordomo me paró en seco.

- Debería subir a su habitación primero, su ropa está hecha un desastre y desde que llegó puedo oler el alcohol.

Algo sorprendido de que a pesar de lavar nuestra ropa el viejo tuviera un buen olfato todavía me límite a asentir y subí directamente hasta mi cuarto, cerré la puerta y me tumbe en la cama cubriendo mi rostro.

- Eres un idiota Todd. - Me insulté a mí mismo, di un largo suspiro y de un brinco salí disparado fuera de la cama.

Justo cuando me estaba quitando la camisa, una persona abrió la la puerta.

- Lo único que tienes que hacer es entrar y ver sus cosas para poder superarlo.

La voz de Speedy Gonzales y los quejidos de mi novia llegaron a mis oídos y después de un silencio incómodo los miré.

- ¿Jason? - Susurró ella dolida e instintivamente el cabello de zanahoria dio un paso al frente cubriéndola a ella.

Oh no.... Ese hijo de puta quiere problemas.

Y yo no me negaba a dárselos.