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Título: Amazonas
Personaje: Tim Drake.
Dedicado: AnotherAnonimusTI ❤❤
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- No puedo Tim... Simplemente ya no puedo. - Susurré derrumbada en el cuadrilátero, mis piernas temblaban y solo podía sentir la sangre caliente escurrir lentamente, empapando mi espalda y haciendo que mis lágrimas pasaran a segundo plano.

- No puedes rendirte. - Murmuró él intentando parar la hemorragia con las manos temblorosas, sus ojos viajaban por rapidez desde un costado de mi cintura hasta mis ojos.

Estaba preocupado.

- Tengo qué. Soy una deshonra para todas las amazonas, para Diana y para todo el mundo en general... No puedo seguir entrenando, simplemente soy como una falla en el sistema, ese pequeño pedazo podrido  que no sirve más. Mi deber es desaparecer, no seguir siendo una molestia para ustedes.

Tim suspiró.

- ¿Eso significa que te vas a rendir? ¿Que no vas a seguir luchando? Esa no es la ______ que yo conozco.

- No es que no quiera seguir luchando - corregí negando la cabeza con la poca fuerza que me quedaba -, es que ya no tiene caso. ¿Has visto algún avance conmigo? ¿Has visto que me hago mejor? Por todos los héroes, soy una maldita estúpida que derrocha idiotez, resbalo durante los combates, confundo los movimientos, no sé planear estrategias, no sé como usar la espada.. ¡No sé nada!

Los sollozos comenzaron a invadir mi garganta más rápido de lo que creí, Tim retiró sus manos y supuse que había terminado así que simplemente me dediqué a llorar como niña pequeña.

Estaba cansada, cansada de parecer un estorbo para todos, cansada de dar todo de mí para terminar estropeando lo que los demás hacían, cansada de que otros dieran su mayor esfuerzo para saliera adelante.

Y nada funcionaba.

- Las perdedoras se rinden, tú no eres una perdedora - El pequeño murmuro de mi compañero fue lo último que oí antes de que saliera del lugar con la cabeza agachada, sin darme apoyo y solamente diciendo lo que pensaba.

Gracias Drake, gracias por hacerme sentir la basura que soy.

...

La noche siguiente entré a la mansión, había salido a la calle para despejarme un rato y lo que había sido una caminata alrededor de las instalaciones se convirtió en un recorrido por la mitad de Gotham. Suspire dejando caer mi cuerpo en el inmenso sofá y segundos después Alfred entró a la habitación.

- Señorita ______, los amos han salido a patrullar y me pidieron que le avisara que necesitarían su presencia. - Y después de ello se retiró sin darme más detalles.

Fruncí el entrecejo y me levanté con algo de dificultad, caminé hasta mi cápsula y me cambié lo más rápido que pude.

¿Para qué rayos me querían?

Se supone que yo era el estorbo.

Sin saber a dónde dirigirme, salí de la mansión, caminé una cuadra preparandome para volar pero una mano me detuvo, me jaló hacia atrás y me cubrió la boca.

- No grites - Susurraron en mi oído y seguido de ello, lo mordí intentando sacarme de su agarre, me agite y pasé ambos brazos por su espalada hasta cargardo y darle de lleno contra el piso.

Una sonrisa de sorpresa apareció en mi rostro ¿yo había hecho eso?

Y rápidamente se desvaneció al ver que solo era Red Robín.

- Perdón. - Me limité a decir estirando mi mano y ayudándole un poco. Él asintió y agitó su mano.

- Muerdes duro.

Asentí como si eso fuera algo bueno.

- ¿Sabes para qué me necesitan? Pensé que ya les había quedado claro que ya no participaría en las misiones. - Pregunté con un deje de tristeza en mi voz, bajé la vista sin tener el valor de mirar a Tim.

- Esto te supera, me supera a mí, supera a todos, ______.... Necesitamos toda la ayuda posible.

Y entonces lo miré y nuestras miradas chocaron, sus ojos azules recorrieron las mios cafés, lo sentí recorrer cada parte parte de mi rostro, deteniéndose en cada imperfección y sonriendo en el proceso.

Aparte la vista avergonzada.

- Entonces vamos, dime dónde están para ayudarlos una última vez.

Y sin saber de dónde saque el valor para enfrentarme a lo que realmente era, dejé que el héroe me guiara a mi segura perdición.

....

A una maldita fábrica abandonada. A una maldita fábrica abandonada me había traído.

- ¿Por qué estamos aquí? - Pregunté sintiendo que el frío empezaba a calarme en los huesos. - ¿Dónde están ellos?

- Se supone que de-

Una jaula cayó encima de él haciendo que yo diera un Respingo hacia atrás sorprendida, de la jaula surgieron pequeñas cadenas que aprisionaron sus muñecas y seguido de ello, un gancho bajó por el cuadro de metal, la jaula subió dejando a Red Robín colgando de las cadenas y un grito de dolor salio de su garganta.

No, no, no.

Retrocedí sorprendida, buscando algún indicio de quién podría ser el causante de  alboroto y una luz se encendió al final del gran terreno.

Todos estaban en jaulas.

Trague en seco sintiendo el pequeño nudo que de hacia en mi estómago y se apretujaba hasta hacer que mis piernas temblaran.

- ¿Quién es el mejor villano de todos? - Preguntó una voz algo distorsionada, el lugar se oscureció por completo y una proyección salió disparada hasta chocar contra una de las paredes del edificio.

- Enigma - Murmuré sin titubear cuando su imagen apareció frente a mis ojos.

- Correcto. Ahora, ¿quién puede hacer mejores maniobras que los Grayson?

Con el ceño fruncido miré alrededor... ¿Maniobras?

Y entonces un bate me dio de lleno en la espalda.

Caí al suelo, me golpee la nariz y a pesar de estar aturdida me levanté lo más rápido que pude.

Harley.

- ¡Obviamente yo! - Chilló feliz arrojando el bate por los aires. - ¿Qué tal estas ____?

No respondí  simplemente me puse en guardia.

- Es de mala educación no saludar, niña. - Me regañó negando con la cabeza - ¿Batsy no te lo enseñó?

Y seguí sin responder, el miedo me lo impedía.

No quería pelear, no podía pelear. 

- Ash, tú no tienes remedio, no sé cómo es posible que el pajarito rojo te quiera tanto. - Confesó rodando los ojos, miré de manera disimulada a Red Robín y sentí mis mejillas ruborizarse.

Dio un giro hacia adelante intentando darme una patada, esquive fácilmente el golpe y sostuve sus pies en el aire, con una de mis piernas patee su rostro y la lancé lejos.

Por Atenea... ¿Qué me está pasando?

Ésta no soy yo.

Harley rugió furiosa y corrió hacia mí, salio de manera lateral y me pateo en el estómago mientras daba vueltas. Volví a detener su pie pero ella se impulsó con eso y su talón terminó dando de lleno en mi barbilla. Al salir volando por los aires, mi mirada chocó con la de Tim y me sentí inútil de nuevo.

No.

Ahora sí necesitaba pelear, por mí, por Gotham, por ellos... Por él.

No podía retroceder.

Al dar contra la pared de la fábrica, mi cuerpo crujió y caí hasta el suelo. Me levante de golpe impulsada por la adrenalina y enseguida sus piernas rodearon mi cuello y sus pequeñas manos iniciaron un golpeteo constante contra mi cráneo.

Solté un gruñido y me dejé caer de boca, ella se quedó sin aire, me soltó, en cuanto lo hizo la jale del cabello y le di un puñetazo en la quijada.

La sangre salpicaba las paredes, sus gritos eran lo único que se escuchaba y mis leves gruñidos apenas y eran perceptibles.

Parecíamos perras peleando.

Su talón volvió a dar de lleno en mi mandíbula, tambalee un poco y retrocedí unos cuantos pasos, fruncí  el ceño u completamente enfurecida salté sobre ella con la vista algo nublada.

Y mis puños fueron tan rápidos que no me di cuenta cuando la dejé inconsciente.

- ¡______! - Una voz gritó a mis espaldas, me levanté como pude, las piernas me temblaban y miré que Enigma veía la escena con una sonrisa fanfarrona en el rostro, luego mis ojos viajaron hasta donde Red Robín se encontraba enjaulado.

Mis pies respondieron a lo que pensaba hacer y sin importarme que la cabeza me diera vueltas, corrí para sacarlo de allí.

- ¡Estaba asustada! - Dije en cuento el click de las cadenas resonó en mis oídos y los brazos de Tim quedaron libres. - ¡No tienes idea de lo preocupada que estaba por todos! Soy una idiota, no pensé que podría ser capaz de pelear... Yo... Yo...

Y allí estaba de nuevo yo, llorando de nuevo frente a Drake.

Bajé la mirada sintiendo el líquido caliente recorrer mis mejillas y el pensar en qué tan mal estaba físicamente paso a segundo plano.

Unas manos me tomaron con delicadeza las mejillas y a pesar de que me dolían, no dije nada y levanté la vista para encontrarme con Red Robín y una hermosa sonrisa que me dejaba ver sus hermosos dientes.

- Estoy orgulloso de ti - su dedo pulgar viajó por la parte inferior de mi ojo, limpiando las lágrimas -, no tienes idea de lo feliz que me hace el hecho de que pudieras con la loca, no tienes idea de lo feliz que soy al saber que tu esfuerzo sirvió de algo.

Y me abrazó sin importarle en lo absoluto el que fuera cubierta de sangre.

Una sonrisa apareció en mi rostro cuando sus labios chocaron contra mi frente y me susurraba un "te amolo suficientemente alto solo para mí.

Ya tenia una razón suficiente para seguir peleando.

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