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Personaje: Damian Wayne.
Título: ¿Confiar en ti?

Dedicado  AnotherAnonimusTI :3 ❤❤❤❤❤

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- ¿Y? ¿Ya te enamoraste de alguno de los chicos que cuida tu abuelo? - Le preguntó por enésima vez su mejor amiga mientras leía una revista y desviaba la mirada hacia la castaña por un momento.

- Los únicos con los que podría estar solo son dos y con uno no me llevo muy bien que digamos. - Se limitó a contestar sin dar muchos detalles.

- ¿El pequeño Wayne? - Cuestionó alzando una ceja y asegurándose en su mente que esa era la respuesta.

- No es tan pequeño, me gana por un año.

- Y el otro por dos. - Se contestó a ella misma dando un salto de la cama, fue a ver qué cosas escribía su mejor amiga sobre el escritorio y al ver un montón de rayones sobre una hoja de papel, sonrió. - Estas haciendo una carta...

Haiden cubrió la hoja completamente ruborizada, escondiéndola entre sus pechos y arrugandola en el proceso.

- ¿C-Cual carta?

- ¿Para quién es? - Ronroneo su amiga, en un intento de parecerse a Catwoman.

- P-Para nadie..

- ¿A quién te le vas a declarar? - Volvió a preguntar más intrigada que antes por el hecho de que la castaña nunca se había enamorado como tal, tuvo una que otra relación absurda pero nunca nada serio.

Y esto lo parecía.

La chica que permanecía sentada, se levantó de golpe recogiendo todas sus cosas en tiempo récord, se disculpó y salio corriendo de la habitación de su amiga y, seguidamente, salio corriendo de su casa por el simple hecho de que no quería sentirse en un interrogatorio del que no podría salir hasta revelar la verdad.

La noche ya dominaba en Gotham y no era tan estúpida como para irse caminando sola de noche hasta la mansión Wayne. Ya con el entrecejo fruncido, sacó su celular y fue corriendo hasta un esquina donde nadie pudiera velar para llamar a su abuelo, enseguida éste contestó.

- ¿Haiden? - Preguntó con voz neutra - Pensé que hoy te quedarías en la casa de tu amiga Kelsey.

Apenada al darse cuenta de su actitud algo tonta, bajó la mirada ruborizada como si el mayordomo pudiera verla.

- Cambio de planes venir por mí? - Susurró apenas audible mientras echaba una pequeña mirada a los lados de la calle.

- Claro pequeña, enseguida llego.

Minutos más tarde, la limusina llegó y enseguida la castaña se subió.

- ¿Cómo estas? - Preguntó su abuelo con una sonrisa cálida en el rostro. - ¿Ocurrió algo?

Ella negó con la cabeza.

- Estoy bien y no, no ocurrió nada solo que... Cambiamos de planes. - Al fruncir el ceño confundida de lo que ella misma decía, Alfred supo que estaba mintiendo pero prefirió no hablar del tema, si su nieta no diría nada él no la molestaría preguntando.

A mitad del camino, el mayordomo recibió una llamada por el intercomunicador que siempre cargaba con él.

- ¡Alfred! - Gritó una voz, su amo Bruce, para ser exactos sobre quién gritaba. El nombrado dobló en una esquina, observando las calles desoladas y preguntándose dónde estaría esta vez su amo y por qué sería su llamada.

- ¿Qué sucede amo Wayne? - Preguntó tranquilo, llamando la atención de su nieta que ni siquiera tenia en cuenta  que el mayordomo hablaba con el murciélago.

- ¡¿Dónde estas?! - Preguntó algo alterado.

- He venido a recoger a _____, estoy a unas cuantas calles de la mansión. ¿Algún problema?

- Sal de allí...

Y justo cuando Alfred iba a preguntar el porqué, sintió que el vehículo era detenido por alguna fuerza que no lograba ver, fruncio  el ceño y salió junto con su nieta a inspeccionar el lugar. Una cuerda delgada de alambre estaba sujeta de lado a lado, deteniendo la gran limusina.

- Amo Bruce - Murmuró esperando que siguiera comunicándose por aquel aparato, miró a la castaña la cuál tenia una expresión de pánico en el rostro, tragó en seco y miró a los lados, sospechando de quién podría tratarse.

- Abuelo... ¡ABUELO! - Gritó Haiden cuando se aseguró que lo que sonaba era una bomba, corrió lo más rápido que pudo hasta donde el mayordomo estaba pero una figura pasó por delante de ella, llegando con el hombre antes que ella y de un saltó sacándolo.

Tres...

Dos...

Uno...

La explosión apenas y la alcanzó porque cuando abrió los ojos, estaba cubierta por una capa y delante de ella alguien había recibido el impacto de un ácido verde por completo.

Robín cayó de boca, la castaña corrió a su lado sin saber muy bien por qué la estaba salvando y sus ojos se llenaron de lágrimas al ver el rostro de Damian completamente lleno de esa sustancia desconocida, la máscara y la capucha se había desintegrado pero aún así, sus ojos se había llevado la mayor parte del impacto.

Parecían estar rotos.

La sustancia estaba surtiendo efecto, haciendo que el hermoso rostro del chico se partiera en pequeños pedazos como si tuviera grietas por todo el rostro, la sangre comenzaba a escurrir sin para y las manos de Haiden temblaban de miedo e impotencia.

El shock de saber que su compañero de casa era un vigilante de Gotham de una manera tan alocada la había dejado atónita, sin saber qué hacer.

- Damian... - Susurró el murciélago, llegando tan rápido como pudo a la escena seguido de la demás familia, todos, sin importarle el lugar, se quitaron las máscaras revelando sus identidades pero eso no afectó tanto a la castaña como lo había hecho el descubrir la de Robín.

Bruce se agachó, cargando a su hijo mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, Tim llegó al rescate de la chica la cuál solo tenia grietas en un brazo, jaló de ella para que se alejara y dejara que Batman se encargara de su hijo.

Dick siguió al murciélago a donde quiera que fueran, Jason azotó su casco en el suelo, lleno de furia y melancolía para luego irse caminando a alguna parte.

- Todo va a estar bien... - Murmuró Tim, acariciando el cabello de la chica en un intento de consolarla. - Damian es fuerte, está hecho para esto, en cambio tú no así que deja que él se vaya mientras tú y yo vamos a otro hospital.

- ¡Quiero ir con él! - Gritó ella reuniendo todas sus fuerzas para hablar. - ¡Me vale una mierda mi estado! ¡Apenas y la puta sustancia me rozó y a él le dio de lleno! ¡Necesito asegurarme de que esté bien!

Alfred llegó a su lado con los ojos cristalizados, le tendió un pañuelo a su nieta y las lágrimas se escaparon de su confinamiento.

- Vamos al hospital querida, no puedes hacer nada.

Y de muy mala gana, la muchacha aceptó solo porque el aire le comenzaba a faltar y un millón de sonrisas sádicas nublaron su vista, seguidas de la característica risa del payaso.

....

- ¿Ya puedo verlo? - Preguntó una vez más, mirando sus pies moverse con nerviosismo en aquella silla donde sus otros "hermanos" la acompañaban. Bruce la miró cansado pero de alguna forma la comprendía.

Las paredes del hospital eran deprimentes, el lugar en sí era deprimente y te causaba una sensación de nerviosismo y miedo.

Una enfermera rubia salio de la habitación 114, lugar donde Damian se encontraba internado ya desde hace más de un mes y llamó al mayor de todos para después llevárselo a una esquina.

La chica dio una mirada nerviosa a la vende que rodeaba su brazo, miró seguidamente las expresiones que hacia el mayor de los Wayne y temió lo peor.

La enfermera los pasó de largo.

- Chicos... - Murmuró el murciélago.

- ¿Cómo está? - Preguntó rápidamente Dick, ansioso por la respuesta.

- É- Él... - La voz de Bruce se quebraba a cada palabra, sus ojos no denotaban ningún rastro de que lloraría pero su voz lo traicionaba. - L-Lograron deshacerse del químico pero... Quedará ciego.

Jason bajó la mirada sin expresión alguna y completamente shockeado, Dick le proporcionó un puñetazo a la pared que tenia en frente, Tim negaba con la cabeza rápidamente en intento fallido de secar sus lágrimas sin que nadie se diera cuenta y Haiden sollozó en un grito ahogado.

- Será temporal... O eso esperan.

Y después de eso Bruce los dejó sin decir nada.

Y Haiden ya no quería entrar a verlo, no, no le podría dar la cara.

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