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Título: Caperucita Roja.
Personaje: Jason.

A que ya extrañaban a palanquitas tanto como io 7u7.

~~~•••~~~•••~~~

Miley brincaba de un lado a otro como loca, parloteando sin parar acerca de la obra de teatro que se estaba a punto de montar y en la cual yo era la protagonista.

Justo en ese momento, quería golpearme en la cabeza.

Con un maso.

Fuerte.

— Joh, pareces más emocionada que yo — le comenté alisando mi cabello con algo de velocidad, tenia que parecer que había peleado contra una manada de tigres en la primera escena.

— ¡¿No te das cuenta?! — me miró como si fuera un bicho raro — ¡Vas a ser protagonista junto a Jason Todd! ¡El bombón más deseado de todo el instituto!

Si tan supiera que yo era novia del alter ego de ese bombón, y por consecuencia, novia de Jason, caería redondita al suelo.

Asentí intentando comprender su emoción.

— Sí, es lo más emocionante que voy a hacer en todo el resto de mi vida, ¡yupi! — esperé que no se notara el sarcasmo en mis palabras y cuando observé su sonrisa agrandarse pude salir del peligro.

Miley iba a decir otra cosa pero unos pequeños toques en la puerta la interrumpieron.

— ¡Vete a una esquina! — Chilló corriendome  al lugar más oscuro de la habitación — ¡Si es el cogible, no debe verte con el vestido hasta que sea hora de la función!.

— Esto no es una boda — me quejé, sin embargo, no me moví de mi lugar.

— Próximamente me encargaré de que así sea.

Al abrir la puerta,  Miley se quedó petrificada ante la potente mirada de mi novio.

— ¿Puedo pasar?

Ella asintió emitiendo un pequeño chillido y se hizo a un lado como si fuera de piedra.

Mi risa me delató y tuve que salir de mi escondite. Jason se percató de mi presencia y cuando clavó sus ojos en mí, ahora fue él el que se quedó petrificado.

— Mickey... Dejanos solos, tengo que hablar sobre un guión con  ______.

— Es Miley... — Corrigió notablemente molesta y saliendo de la habitación.

En cuanto la puerta se cerró de un portazo,  Jason se acercó rápidamente hacia mí Acorralándome de nuevo entre la pared más oscura de la habitación.

— Durante los ensayos... ¿Alguna vez te comenté cuánto me pones con ese traje?

Al sentir su fuerte y grande anatomía rodearme, me hice pequeña con las mejillas rosadas y negué con la cabeza.

— Bueno, considero está ocasión la perfecta para mencionarlo.

Sin previo aviso, me agarró por la cintura y sus labios se pegaron con los mios en un movimiento brusco.

Solté un pequeño gemido por la impresión. Grave error.

— Demonios — gruñó — ¿quieres ponerme más con eso?

Negué con la cabeza en un intento fallido por alejarlo con mis manos.

— Jason... — Murmuré apenas audible cuando sus manos viajaron hasta mis muslos y su boca dejó besos húmedos hasta llegaron a mi clavícula por encima de la tela — aquí no...

— Cuando las ganas sobran, el lugar es lo de menos, además, sabes que amo tener sexo en el instituto, siempre hay una posibilidad de que te descubran.

Sus manos encontraron sin problema el cierre de mi vestido y lo bajó sin problemas, lo deslizó sobre mi cuerpo y sentía que en cualquier momento dejaría de oponer resistencia alguna.

— La obra ya casi comienza...

— ¿Caperucita, le gustaría que el señor lobo se la comiera? — cuestionó ignorando mis advertencias.

Antes de responder, la camisa de Jason salió volando, al igual que sus pantalones, dejando a ambos en ropa interior todavía contra la pared, sin contar que yo todavía llevaba la caperuza y unas medidas hasta los muslos.

En sus ojos podía ver cómo lentamente la lujuria lo consumía por completo mientras me observaba atento, como la mirada comiendome  tal cual como un tigre y su presa. Me sentía expuesta, desnuda en su totalidad y nerviosa ante su potente mirada.

Sin previo aviso, me agarró por el trasero e hizo que me viera obligada a enredar mis piernas alrededor de su cintura. Como un animal, mordió mi lóbulo derecho y millones de pequeñas descargas eléctricas recorrieron mi columna vertebral, sentí que sonrió sobre mi oreja.

— Si quieres que me detenga, esta es tu última jodida oportunidad para decirlo.

Y asentí sabiendo su pequeño juego. A propósito, había pegado su duro miembro contra mi entrada para que me diera cuenta de que solo dos estúpidos pedazos de tela nos separaban.

De pronto, me volvió a dejar de pie en el suelo.

— Solo que sea rápido.

— Un rapidin a cualquier hora cae de maravilla — comentó moldeando mi cuerpo con sus manos hasta llegar a mi sostén —, pero en esta ocasión, me daré el lujo de cumplir una de mis fantasías y una de las tuyas.

Si antes ya estaba sonrojada, probablemente ahora podría ser confundida fácilmente con semáforo en rojo.

— ¿Fantasía? — susurré con voz chillona mirado caer mi sostén.

— No creas que no leo tus novelas de Wattpad, querida...

Me quedé petrificada sin saber si era por sentir sus labios mordiendo mis pezones erectos o porque descubriera mi pequeño secreto.

Cuando solté un gemido, me relaje y dejé de tomarle importancia.

Sus manos se movían de aquí para allá, recorriendo cada tramo de mi piel, dejandome con la respiración entrecortada. Sin quedarme atrás, mis dedos recorrieron el camino tan trazado y marcado de su pecho hasta su lavadero.

Una vez que toqué el elástico de su bóxer, tiré de él lo más rápido que pude, su miembro salio disparado y me impresione una vez más por el tamaño.

El soltó un jadeo.

— No es justo — murmuró intentando parecer indignado aunque su voz burlona lo delataba. Su mano rápidamente fue a parar a mis bragas, la metió sin pudor y comenzó a acariciarme con una lentitud que quemaba — ¿por qué todavía tienes ropa interior y yo no? — Lo miré mal antes de soltar un gemido y morder por acto reflejo su hombro.

— D-Dos pueden jugar ese juego...

Mis dedos, dirigidos por mi mente nublada por las sensaciones, se dirigieron hacia su miembro totalmente elevado y tocaron la punta, al oír su voz ronca contra mi piel, mi mano empezó un vaivén constante.

— ¿Quieres ver quién juega mejor? — Susurró con la respiración agitada y de pronto temí.

Me alzó de nuevo y me llevó a la mesa más cercana, justo donde estaba parte del equipo técnico de mi camerino y agarró una cuerda.

— Con esa ropa a medias de niña buena, siento la necesidad de creer que soy el lobo abusando de Caperucita — Me ató las manos, cortó el pedazo de cuerda sobrante y la usó para amarrar mis pies, uno a cada lado de la mesa.

Intenté moverme desesperada, allí frente a él me volvía a sentir al descubierto, si embargo, mis intentos fueron en vano.

— Jason... — Gemí cuando de pronto sentí su aliento caliente en mi entrada.

— No arruines la vista, Caperuza.
Y solté un grito contenido cuando su lengua me rozó, sonrió y lamió con la lengua completa. Mis sentidos se nublaron, mis piernas temblaron y se cerraron con poca fuerza a su alrededor. Gemí con restricciones e intentaba librarme de esas ataduras, era demasiado, pero sabia que Todd no dejaría irme con facilidad.

— La función... — Susurré recordándole nuestro compromiso e intentando no correrme una vez que recuperé mi conocimiento total sobre dónde estaba.

— Todavía no llegamos a la mejor parte.

Se levantó tras chuparse los dedos. Iba a preguntarme que por qué no me daría cuenta cuándo los usó pero mis pensamientos se volvieron a nublar cuando me penetró de una sola y dura estocada.

Ambos soltamos un gemido.

Sus embestidas eran apresuradas, duras y con fuerza. Me tomó por las caderas y la mesa empezó a balancearse con rudeza.

El sudor comenzaba a hacerse notable, los sonidos que ambos hacíamos cada vez subían de intensidad y agradecía mentalmente que fueran apagados por los gritos eufóricos de todos los estudiantes en espera de que la gran obra comenzara.

Jason se acercó sin despegarse de mí y me beso con ternura,sus embestidas pronto bajaron de tono y me sonrió, la lujuria en sus ojos pareció haberse apagado.

— Te amo... Te amo muchísimo ______.

— ¿Y por eso me coges antes de iniciar la obra? — Cuestioné divertida intentando regular mi respiración.

El soltó una fuerte carcajada.

— Cagaste el momento, eso se merece un castigo.

Y así siguió hasta la bendita obra me salvó de seguir siendo "violada" por mi lobo feroz.

Nunca vería a Caperucita Roja de la misma forma...

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