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Título: come libros.
Personaje: Damian

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Y allí estaba de nuevo con un paso firme, un libro bajo el brazo y el corazón acelerándose cada vez que me acercaba más a la maldita librería nueva de Gotham.

Habría sido más fácil que Alfred me trajera pero esta era mi propia misión secreta, una misión que desgraciadamente no podía acelerar.

Tenía que tener la calma y paciencia que tendían a faltarme habitualmente.

Cuando menos lo esperé, mis ojos estaban leyendo el cartel hecho a mano que habían colocado encima de las grandes puertas de madera.

" Dentro de estas puertas tú decides quién quieres ser hoy"

Mi corazón pálpito con fuerza al pensar en el simple hecho de que aquella era su hermosa caligrafía y negué con la cabeza.

Ella debía estar adentro.

Me abrí paso y la entrar, estantes de más de tres metros de altura repletos de libros obstruyeron mi visión. Las personas iban y venían con libros en brazos, leyendo mientras caminaban o conversando en voz baja.

Esta biblioteca en particular tenia aspectos peculiares que ninguna otra poseía. Los estantes iban desde los más comunes hasta torres imitando la de Rapunzel, las mesas eran suplidas por unas más originales, cualquiera que se pudiera apreciar en algún libro y los empleados y encargados iban vestidos de personajes diferentes cada día.

Cualquiera que fuera un verdadero aficionado a la lectura, podría vivir sin problemas allí.

Yo, por desgracia, iba por otros asuntos aunque disfrutara con locura aquel lugar.

Busqué con la mirada entre las personas tratando de dar con alguna cabellera azabache.

Y entonces pasó junto a mí, demasiado cerca, tanto así que pude olerla a la perfección.

Mi cuerpo inmediatamente se tensó, mi corazón latió con velocidad y mi respiración se cortó.

Allí estaba, sonriendo como siempre, hablándole a la gente y explicándole lo que tenían que saber. Raramente, hoy no venía uniformada o vestida de algún personaje.

Sonreí como los idiotas de mis hermanos cuando miran a sus novias y la observé irse dando saltitos hacia su sección habitual, fantasía.

Como si le dieran una descarga eléctrica a mis pies, corrí directamente hacia allí y me senté con  la poco dignidad que quedaba lo más cerca de ella posible.

La podía observar perfectamente desde dónde estaba sentado, ella estaba en frente de mí, intercambiando libros de aquí para allá.

Abrí mi libro justo dónde lo había dejado la última vez y mi separador de gatito me sonrió. Nunca leía en realidad en esa librería, llegaba, me sentaba y me hacia el imbécil leyendo mientras que mis ojos solo la seguían. Me sentía un jodido y loco acosador enamorado.

Un tipo se le acercó demasiado y ella apenas le prestó atención. Mis sentidos se encendieron.

— ¿Qué haces linda? — Cuestionó sonriendo como estúpido e intentando levantarla las cejas para verse sexy.

— Estoy abriendo un portal a Narnia moviendo estos libros — no pude contener la risa y me salió un sonido entrecortado —¿ y tú?

— Estoy hablando con una hermosa princesa — canturreo y para hacerse el interesante, le arrancó el libro que ella tenia en manos. Mi cuerpo se calentó de inmediato, me estaba enojado —. ¿Harry Potter? Eh... Los libros son geniales, amo a Jermayoni, aunque no entiendo muy bien por qué la pusieron en esliterin, le veía más cara de una jufulpof.

El enojo se esfumó por completo y solo pude pensar en lo estúpido que había sonado eso. Los clichés siempre tienen al idiota musculoso, aquel que nunca lee nada y solo piensa en vaginas, bueno, delante de mí tenia todo eso metido en un muggle de mierda.

— Bueno, muggle — murmuró ella igual de impresionada y atontada que yo —, si me permites, tengo que continuar mi trabajo. — Le arrebató el libro con cuidado y siguió en lo suyo. Sonreí.

— Muggle es un mago, ¿verdad? Hace mucho que leí la trilogía, no recuerdo muy bien las cosas...

— Se nota que vienes aquí a tratar de conquistar a chicas que se desviven leyendo, dime, ¿el truco te ha funcionado?

— ¿De qué hablas? — Preguntó haciéndose el ofendido.

— No me jodas y vete ya, tal vez si sigues el camino amarillo tropieces con tu cerebro y te lo vuelvas a colocar, hasta entonces, no te vuelvas a aparecer en mi vista.

Hastiada, se dio la vuelta una vez más pero el sujeto la agarró por la fuerza, la volteó y sonrió muy cerca de sus labios.

— Me gustan difíciles, dicen que esas son las que mejor se mu-

Antes de terminar su asquerosa frase, ya tenia mi puño clavado en la mejilla.

Cayó al suelo de golpe aún con ella brazos y utilicé mis reflejos para sostenerla.

— ¿Te hizo daño? — Cuestioné con dificultad en un intento casi fallido de no trabarme.

Ella negó con la cabeza.

— Creo que solo quedará un pequeño moretón — murmuró tocando su muñeca y asomando una pequeña sonrisa de lado —. Gracias por quitarlo de encima.

— Sí, esta muy enci- digo, de n-nada, era mi deber y debía ser un súper héroe así como R-Robin, ¿Robin es genial? ¿no? Digo, qué opinas de él...

Al darme cuenta que reía en voz baja por mi balbuceo, desvíe la mirada avergonzado y no pude evitar volverla casi de inmediato solo para observar con detalle las pecas que tenia en el puente de la nariz.

— Te veo mucho por aquí... — Comentó ignorando mi trance con sus pecas — ¿Qué tipo de libros te gustan?

Dando un Respingo, volví a la realidad.

Sonreí y por primera vez algo confiado, estiré  mi brazo entregándole el tercer libro de las Crónicas de Narnia.

— Libros bastante buenos... En lo personal, amé la travesía del viajero del Alba.

— Mi favorito es el caballo y el muchacho, tal vez por eso esté leyéndolo de nuevo — me rasqué la nuca y sonreí nervioso.

— Mi favorito en definitiva es Alicia en el país de las maravillas, también me encantan todas las adaptaciones que ha tenido a lo largo de los años, sale una nueva y creo que soy más rápida que flash para comprarla.

Sin darnos cuenta, ambos ya íbamos caminando hacia unos sillones que encontraban en las sección, se parecían mucho al trono de hierro.

Pasamos alrededor de media hora allí sentados.

— Y entonces así empecé a leer — terminó de relatar y yo solté una sonora carcajada.

A lo lejos, pude escuchar a la típica bibliotecaria haciendo "shhhhhh"

— Nunca creí que un hermano borracho pudiera hacer que alguien leyera un libro mientras conducía por un bosque.

— Da gracias que no chocó ese día, aquel idiota es mejor manejado cuando estaba ebrio que cuando esta sobrio.

Ambos soltamos una risa y me sentí empalagoso. Era un ugh y un ahhh al mismo tiempo.

Demonios, ¿me escuchan? Parezco un idiota, algo así como un Tim.

— Debo seguir trabajando — Murmuró aparentemente triste — Nos vemos luego, Damian.

Me entregó el libro y sonreí con desgana.

Mi corazón seguía más acelerado que al principio, algo en mí me decía que iba a estallar en cualquier momento por tanto revoloteo de estómago. Me sentía drogado.

Abrí el libro para disponerme a leer un poco pero un papelito color morado robó toda mi atención. Frunciendo el ceño, lo desdoble y descubrí una hermosa caligrafía con letras rojas.

"Salgo de trabajar a las seis, nos vemos en el parque. Por cierto, tienes los ojos más hermosos que he visto en mi vida, me encanta la manera en que brillan cada vez que me observas sin parar. Para la próxima, tal vez sea conveniente que tomes en cuenta no leer tus libros al revés."

Me quedé paralizado al ver que me habían descubierto desde hace mucho.

Y luego sonreí ante la idea de que ella había reparado en mi presencia antes de hablarle.

En definitiva iría al parque, aunque tuviera en cuenta de que si seguía con todo aquello sería un estúpido enamorado y loco.

Ella lo valía.

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