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Iba a empezar por orden de comentarios but la mayoría quería uno de Jason:v

Título: ¡TRAIGAN LAS MALDITAS LLAVES!
Personaje: Jason Todd.

Especial narrado por flechitas ❤

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— Y también podríamos ponerle flechas y palancas colgando por la habitación, yo seré el padrino para todo y le compraré muchas cosas, la voy a entrenar para que sea bien perraza y sea la verga en todas las artes, en el arco y flecha y en las peleas cuerpo a cuerpo — Comenté ilusionado mientras aplaudía con las manos. Maith me veía sonriente y soltaba una que otra risilla.

Ambos permanecíamos sentados en el sofá de su casa siendo inundados por el olor a un desayuno hecho por Todd.

— Tal vez podrías esperar a que nazca — me respondió acariciando su barriga.

Le di una leve mirada a su vientre, entre cerré los ojos y me acerqué.

— Hija del chilaquil, más vale que nazcas en esta semana como se tiene previsto o si no, te voy a sacar yo mismo de una patada en tu culo de bebe.

— ¡Ey! Ese va a ser mi trabajo, idiota — Jason entró con tres platos de huevos revueltos, dos en la palma de sus manos y uno equilibrado en su cabeza. Se acercó a la mesa dejando los platos en la mesa y después, de un saltó bien calculado, dejó caer su pedo en el sillón individual color blanco.

— ¿Y ya por fin decidieron cómo le pondrán? — Cuestioné con emoción.

Ambos se echaron una mirada de duda y negaron con la cabeza.

— ¿Qué les parece Ana Lisa Melano Todd?

Maith soltó una carcajada impidiéndole escuchar el sonido apagado del grito de indignación de mi mejor amigo y sonreí.

La sonrisa se borró cuando sentí la palma de Todd cayendo sobre mi nuca.

— Una pendejada más cabrón y te prohíbo la entrada a mi casa hasta que la bebe cumpla un mes.

— No te atreverías — le advertí indignado.

— ¿Cuánto apuestas?

— Yo lo dejaré pasar — Maith intervino justo a tiempo, sonrió de lado, entrelazó sus manos haciendo que el anillo de bodas se viera perfectamente y le lanzó una mirada desafiante a Jason.

— Amoooooooor — chilló — se supone que estas de mi lado.

— Yo estoy de mi propio lado — comentó ella — y Roy podría ser la niñera perfecta.

— Claro, si quieres que nuestra bebe termine colgando del techo con una flecha.

— Contigo y conmigo terminará atorada en el cesto de ropa sucia o jugando con tus armas.

— Cielos, viejo, los tres seremos horribles tutores — susurré aterrado ante la idea.

— Pues sí wey, no mames, ¿qué esperabas?

— Yo me encargaré de la niña en todo caso — Maith movió su cabello castaño.

— Yo la haré una perraza  de heroína.

— Yo dormire — Concluyó mi mejor amigo y se levantó del sillón.

— Estupendo — La castaña soltó una risa y rodó los ojos —. ¿Qué quieres hacer? El bello durmiente se levantará hasta tarde.

— Vamos de compras — Chillé emocionado.

— Fuimos de compras ayer, estúpido.

— Nunca es suficiente para Ana Lisa.

— No se va a llamar así, lo sabes ¿no?

— Pues ese será su apodo.

— En ese caso ya mejo-

Maith soltó un jadeo y di un brinco hacia atrás asustado. Sus manos buscaron un punto de apoyo de manera desesperada y, a pesar de seguir sentada, echó la cabeza hacia adelante y soltó un grito.

Si no estaba equivocado, me atrevería a decir que ya había llegado el momento. Ana Lisa venía en camino.

— Maith...

— ¡Jason! ¡Despierta al idiota de Jason!

Asentí completamente asustado y en un impulso de adrenalina me levanté del sofá, corrí escaleras arriba y llegué a su habitación con el corazón queriéndose salir de mi pecho.

— ¡JASON! — Llamé golpeando la puerta. Oí un quejido — ¡HIJO DE LA GRAN CONCHA, DESPIERTA HUEVON, ESTUPIDA, TU HIJA VIENE EN CAMINO, IDIOTA!

Un segundo después la puerta se abrió de par en par y Todd apareció con el rostro blanco como la nieve.

— Dime que no me estas jodiendo.

— Nunca jugaría hablando de Ana Lisa, pendejo.

Jadon agarró una bocada de aire y abrió los ojos de par en par. Pareció que las cosas se detuvieron por unos instantes.

— TREINTA Y TRES DOCE, TENEMOS UN TREINTA Y TRES DOCE! — Chilló corriendo a una velocidad en la que hasta Barry se quedaba pendejo.

Bajó las escaleras y al tercer escalón tropezó y rodó hasta el piso de abajo. Solté una carcajada y lo seguí.

Cuando llegué a la planta de abajo, Jay corría de un lado a otro desesperado.

— ¡LAS PUTAS LLAVES! ¡DENME LAS PUTAS LLAVES!

me acerqué corriendo hacia Maith y tras varios quejidos y llanto, la ayudé a levantarse. Mis manos temblaban.

— Idiota — lo llamé y volteó alterado — ¿no estarás pensando en llevarla a un hospital en la motocicleta o sí?

Su silencio lo delató.

Rodé los ojos.

— Yo me encargo a partir de aquí.

......

La sala de espera podía llegar a ser desesperante por el silencio agonizante que se creaba por la tensión.

Bueno, hubiera preferido eso a tener a mi mejor amigo a un lado de mí teniendo un pequeña crisis. A Jason se le había negado el paso para participar en el parto porque cuando lo vieron, los doctores pensaron seriamente en amarrarlo a un poste, estaba como loco gritando, temblando y chillando.

— Tengo miedo Roy... — susurró mordiéndose la uñas.

— ¿Y crees que eres el único?

— ¿Y si le sucede algo a Maith? — murmuró apenas audible y se hizo pequeño — ¿o al bebé? No podría soportarlo...

— A ver cabrón, Maith es la verga para los putazos, ella es capaz de soportarlo todo y el bebe lleva en las venas sangre de Red Hood así que ambas soportaran eso, no pasará nada.

Y ambos levantamos la vista sonrientes justo cuando se escuchó el llanto de un bebe.

Nunca en la vida había visto la mirada de Jason relucir de esa manera.

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