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Título: There's nothing holdin' me back
Personaje: 'mamá' Drake.

Basada en la canción de nuestro hermoso Chon Mendes:3

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— ¿Y entonces? ¿Qué dices? — Cuestionó Stephanie mientras se agachaba a mi altura, cerré mi libro con algo de nerviosismo e hice un intento por sonreír tan abiertamente como ella.

— Yo... Eh... — miré a mi alrededor, nadie nos prestaba alguna  atención especial dentro de la cafetería, sin embargo, me sentía demasiado expuesto.

— Oh vamos Tim, solo es una cita — animó una de sus amigas — o es que el súper modelo más reciente de las revistas tiene miedo.

Fruncí el entrecejo.

— Yo nunca tengo miedo.

— Claro que sí, ¿recuerdas la vez que invadimos terreno ajeno? Parece que hubiera usado la carta miedo que te cagas en ti.

Una chica de cabello corto y hermoso ojos verdes apareció en nuestro campo visual con una bandeja.

Mi corazón se aceleró.

— Kiaraaa — Chillé pidiendo con los ojos que guardara silencio.

Ella no hizo otra cosa que ignorarme  olímpicamente con una sonrisa de oreja a oreja.

— Hola chicas, ¿qué se les ofrece?
La rubia fruncio  el ceño.

— ¿ Quién eres tú?

— Kiara Blake presentándose — se apuntó a sí misma con el pulgar y sonrió.

Los movimientos seguros y esa voz de autosuficiencia hicieron que Brown retrocediera un pequeño y apenas perceptible paso. Sonreí nervioso.

Si no conociera también a Kiara, me atrevería a decir que estaba siendo amable con ellas, sin embargo esa mirada me demostraba que quería que Steph y su grupo se fueran para dejarnos hablar.

— Bu-Bueno... — ella negó con la cabeza y se dirigió hacia mí nuevamente — ¿Aceptas o no, Tim?

Por alguna extraña fuerza, me voltee hacia la castaña que me veía con una mirada afilada y sorprendida. Antes de contestar, alguien se me adelantó.

— ¿Aceptar qué? — Cuestionó mirando desafiante a mi amiga, sus dedos comenzaron a jugar por la mesa y no de una manera nerviosa, sino como cuando alguien intenta declararte la guerra de manera sutil.

— Que salga conmigo — esta vez, fue Steph quien sonrió.

— No.

Todos abrieron los ojos tan grande como pudieron.

— ¿Q-Qué? — la rubia pareció desconcertada, me lanzó una mirada a mí y luego a Kiara — ¡Tú no eres quién para decidir por él!

La de cabello corto se tapó los oídos con una enorme sonrisa en el rostro, burlándose claramente del chillido ensordecedor de Brown. Al principio intenté no enojarme con ella por tomar el control pero al verla, manipuló mi decisión y terminé por contener la risa.

— Claro que sí, soy su novia — Tras dar una sonrisa abierta, me jaló del cuello de la camisa y me robó un beso rápido y apasionado.

Sentí que en ese momento podría declararle mi amor.

Al separarnos, Stephanie soltó un gritó y salió corriendo directo hacia las puertas de la cafetería.

Me volteé hacia ella.

— ¿N-Novios...? — Tenia que dejar que no se notara la leve esperanza en mi voz y aunque las manos me temblaban como perro chihuahua, las subí a la mesa y las entrelacé — ¿fue lo mejor que se te ocurrió?

— Cariño — me llamó con su tono audaz —, estoy jodidamente segura que esa chica no es para ti.

— Entonces... ¿Quién es buena para mí? — Cuestioné observándola comer divertida su hamburguesa.

— La cocinera de la cafetería — respondió tragando un bocado y dándole una pequeña vista a la mujer —, hace las hamburguesas más deliciosas que una vez pudiera probar en mi vida.

— En ese caso mejor me hago gay y me voy con Alfred, él sí hace buenas hamburguesas.

Kiara soltó una risa y vio su reloj.
— Tengo clase de teatro en cinco, te veo en el parque de Gotham a las seis, tengo una nueva aventura el día de hoy.

— ¿Implica romper leyes?

— Posiblemente.

— Algún día nos van a detener.  — Le advertí.

— ¿Olvidas que nada puede frenarnos?

Sonrió y salió de su asiento de un solo salto, me dio un beso en la frente y salió corriendo.

Esa chica definitivamente me iba a volver loco, sin embargo, sé que estaría bien.

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— Llegas tarde — me recriminó mientras me lanzaba un casco negro.

— Perdón — me disculpé sintiendo mis mejillas arder y sin esperar más, me monté en la motocicleta de un salto — ¿Tan importante es esta aventura?

— Va a ser la primera vez que intento algo así — sentí que su voz temblaba un poco — y quería... B-Bueno, yo quería que fueras tú quién me acompañara...

Sonreí como nunca antes lo había hecho en mi vida.

— ¿Estas nerviosa? — Cuestioné emocionado ante la idea de una Kiara nerviosa y ella rápidamente negó con la cabeza algo enfadada.

— ¡Yo nunca estoy nerviosa! — Chilló y arrancó de golpe haciendo que mis manos se dirigieran rápidamente hacia su cintura por impulso.

Al darme cuenta de dónde las tenia intenté apartarlas.

— L-Lo siento.

— Ey, relajate y disfruta.

Podía sentir el poder de su sonrisa irradie sobre mí y crear una sensación de plenitud, de felicidad.

Cerré los ojos dejandome llevar por el leve golpe del viento y el sonido constante del motor de la motocicleta y cuando menos lo pensé, Kiara había frenado.

— ¿Dónde estamos? — Pregunté como niño pequeño justo cuando escuché las olas de mar chocar contra la arena. No pensé que habíamos viajado tanto en tan poco tiempo.

— Vaya, creo que por el mar y la arena, deberíamos estar en la feria — su sarcasmo me hizo soltar una carcajada.

Ambos bajamos de la moto y dejamos nos casco en su lugar.

— ¿Por qué me trajiste hasta acá?

Kiara desvío la vista y supe de inmediato que estaba entrando en terreno peligroso.

— Te lo explico cuando lleguemos a la orilla.

Su repentino cambio me asustó sin embargo la seguí sin rechistar.

Mis tenis tocaron la arena y al ver a la castaña empezar a desaparecer su ropa, intente imitar su acción sin atreverme a levantar la vista para fisgonear.

— Muchos dicen que las olas son más bravas por las noches y si quiero quitarme el temor, debo de hacerlo a esta hora.

Me sorprendieron sus palabras.

— ¿Temor?

Mis pues tocaron la arena y sentí un cosquilleo en las puntas, sin embargo, esa agradable sensación pasaba a segundo plano en cuestión de minutos al verla allí, dejandome con un millón de dudas en una fracción de segundo y cautivandome lo suficiente como para seguir allí imaginando cosas.

Ella me sonrió.

Era una sonrisa que nunca me había dedicado, una sonrisa que por primera vez en mi vida veía.

Era una sonrisa que me mostraba su temor y preocupación. Tristemente, era lo más hermoso que había visto en mi vida.

Kiara se acercó a mí y me tomó de la mano con calma.

— Tim, te advierto que si lo arruinas conmigo, te voy a joder — apretó el agarre —. Le tengo miedo al mar y eso nunca nadie lo ha descubierto... Quería superar ese miedo porque odio temerle a las cosas pero... No sé, quería hacerlo solo contigo a mi lado.

— Creí que romperiamos unas cuantas leyes — esta vez, fui yo quien le apretó la mano — pero creo que esta opción me gusta más.

Intenté dar un paso hacia adelante pero al verla fruncir el entrecejo y titubear, regresé.

— Tengo miedo...

— La Kiara que yo conozco no titubea con nada — me acerqué a ella sintiendo que el corazón se me iba a salir del pecho, sonreí intentando calmarla y acaricié su mejilla con mi pulgar disfrutando del tacto, de tenerla cerca, de poder creer que por fin me demostraba esa faceta suya que tanto me intrigaba — y esta no va a ser la excepción, voy a estar aquí para protegerte, para volvernos locos juntos, al fin y al cabo, sé que estaríamos bien.

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