♡ - 55

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Jimin soltó un suspiro pesado. Parecía una pesadilla tener a su madre en frente suyo.

—¿Has venido solo para juzgar mi manera de vivir? —preguntó lo más tranquilo que pudo.

Jungkook seguía expectante a la escena.

—Tú padre y yo esperamos que vengas a casa para celebrar el Chuseok. Me parece que no es pedir demasiado que nuestro hijo participe en la gala benéfica que organizamos cada año.

Jimin tuvo que esforzarse para reprimir un resoplido con desdén. Había tenido que asistir a incontables galas y fiestas con sus padres y había decidido esperar hasta que el infierno se congelará para volver a participar en una de esas ceremonias.

—No pienso dejar de estudiar sólo porque a ti te parezca que este no es una carrera a tu altura, mamá.

Haneul frunció los labios y negó con la cabeza. Para ella, su hijo era un malcriado e irrespetuoso.

—Deberías ir renunciando de una vez esta actitud infantil, Jimin. Al fin y al cabo, recibirás una gran herencia, lo quieras o no.

—No soy infantil. No sé cuántas veces tengo que repetirte que estoy estudiando magisterio. Quiero ser maestro, mamá —un nudo comenzaba a formarse en su garganta, pero no iba a dejar que su madre se saliera con la suya.

—¡Ay, niño! Y yo no sé cuántas veces tendré que repetirte que no tienes el mínimo futuro como profesora —dijo con desprecio—. Debes dar las gracias que te hemos pagado las tasas universitarias.

Jimin cerró los puños con tanta fuerza que podía sentir sus uñas clavarse en las palmas. Por otro lado, un alfa muy enojado con la mujer que yacía en el piso, se mantenía en silencio.

—¡Es lo mínimo que tienes que hacer, después de todo lo que he tenido que soportar por tu culpa! —exclamó el omega. No le importaba gritarle a su madre, solo quería que se vaya de una buena vez.

—¿Lo mínimo? —preguntó sarcástica, soltando una carcajada—. Que ingenuo eres, y por mucho que te hagas la víctima sabes perfectamente que…

—Cállate… —soltó apenas Jimin.

—¡No estoy dispuesta a permitir que mi propio hijo me prohíba decir lo que pienso! —Le alzó la voz—. Créeme, Jimin, hemos tomado la decisión más adecuada, aunque no sea de tu agrado. Mira a tu alrededor. Estás viviendo en un… con un pordiosero —dijo lanzándose una mirada despectiva a Jungkook—. Te has pintado el cabello y te has descuidado por completo. ¿No te das cuenta cuán horrendo estás ahora? —continuó negando la cabeza. Cada palabra era una clavada en su corazón—. Sólo quiero lo mejor para ti.

—Puedes hablar lo que quieras de mí, todo lo que quieras, mamá, pero a mi compañero de piso no lo metas en esto.

Jungkook miró al omega, ambos se miraron. El alfa negó y Jimin sólo apretó los labios y volvió su vista a su madre.

Haneul soltó una carcajada ante las palabras de su hijo.

—Es conmovedor, cariño. Te acuestas con un sinvergüenza lleno de tatuajes y ya crees que puedes hacer lo que te da la gana. No creas que no siento su aroma en tí. Escúchame bien, no he venido…

No pudo continuar. No pudo porque Jungkook se paró delante de ella con lo brazos cruzados sobre el pecho. Analizándola intensamente, la detestaba, y mucho.

—Me parece que será mejor que se largue de aquí ahora mismo.

La madre del omega le quedó mirando fijamente sonriendo. Ni siquiera se movió cuando el alfa dio un paso más hacia ella. Al final, se levantó con un gesto grácil y recogió su bolso.

—Tarde o temprano volverás a casa, Jimin. Cuando empiecen a irte mal las cosas, vendrás a llamar como un perro arrepentido, llorando y suplicando que te dejemos entrar de nuevo. Que no te extrañe cuando llegue ese momento y tu padre y yo no estemos dispuestos a aceptar tus disculpas.

Le lanzó una última mirada de desprecio y luego desapareció por la puerta. Ni siquiera el fuerte golpe de la entrada pudo hacerlo reaccionar. Fue como si luego de esas palabras lo hubieran anestesiado.

Cada frase de su madre seguían resonando en su cabeza, no supo cuando corrió a su habitación. Ni tampoco cómo llegó a su cama porque era como si su cuerpo ya no respondiera. Estaría llorando, pero ni siquiera las lágrimas se resistían a brotar de sus ojos cristalizados. Lo único que sentía era un inmenso vacío interior que conocía perfectamente.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro