Desde esa charla sobre amor que se dio en el cumpleaños de mi hermano -hace ya una semana- Kim NamJoon está comportándose como un mocoso malcriado.

Viene a mi departamento y se pone en plan meloso, al punto de que acabamos con buenos orgamos y yo, al reaccionar y salir del embrujo, lo echo a la calle.

Cruel de mi parte, lo sé. Sin embargo, sus actitudes me tienen preocupado porque no sé cómo responder.

¿Que si me gusta tener mensajitos lindos al despertar de mi dongsaeng?

¡Por supuesto!

¿Que si es enternecedor y conmovedor que me acompañe en el almuerzo pese a que mi trabajo le queda trasmano?

Vamos, soy un hombre no un pedazo de cartón. Estas cosas calan hondo al corazón de un ser humano.

Aunque lo que más me impactó fue que durante las entrevistas -que empezaron a lloverle luego de su debut- siempre tenía algo que decir de mí.

¿Que qué decía de mí? Depende. Suele mencionarme como su apoyo emocional, a quien le entrega su total confianza y, a veces, cuando insisten más, desliza frases como «no imagino una vida sin SeokJin» y me deja pensando qué intenta realmente decir. ¿Se siente agradecido de que lo soporte cuando nadie más lo hace? Aish... quisiera más contundencia en sus palabras.

—¿Entonces ese SeokJin a quien nombras en cada oportunidad es el dueño de tu corazón? —pregunta el periodista y casi me atraganto con el chicle.

Me encuentro en la sala de conferencias aprovechando que nadie la utiliza y traigo puestos mis auriculares. NamJoon me pidió que oyera su entrevista radial, como hago con todas la mayoría. Aún si no hubiera expresado su pedido, lo hubiera escuchado de todos modos.

Es que, diablos, la voz de mi rapero predilecto es deleite auditivo.

—Ah... me parecía extraño que nadie me hiciera esa pregunta ¿sabes? La sociedad sigue con unas ideas un poco oxidadas respecto al amor entre hombres... —me muerdo las uñas nerviosos por su respuesta. No habían sido tan directos con él sobre este tema en ninguna otra entrevista y no evito acercar la pantalla del teléfono a mi rostro pese a que está bloqueada y solo estoy yo reflejado. Bello y cautivante.

Sin embargo, cuando la respuesta de NamJoon se está desarrollando mi celular suena.

Casi lanzo lejos el teléfono al recibir una llamada de mi jefe.

Respondo.

Porque Kim NamJoon podía ser mi ídolo preferido y pellizcable, pero si depende de él Kim SeokJin no comerá ni tendrá techo. No, al menos, hasta que su trabajo le proporcione verdaderas ganancias.