NamJoon al final no soportó verme cada día más cercano a JaeBeom y puede que yo me haya regocijado por esto. Tal vez, he de ser sincero, busqué que ocurriera.

Con Im JaeBeom somos amigos desde hace varios años y llegamos a pasar más allá de la amistad porque nunca nos privamos de ser honestos uno con el otro. Él me confesó que yo le atraía y yo le dije que había fantaseado con él. Así que tuvimos sexo.

Pero el acostarnos no opacó la amistad y tampoco hizo crecer sentimientos más profundos. Creo.

Cabe aclarar que mis intenciones habían sido olvidarme de Kim NamJoon que en ese entonces, apenas cumplidos sus 18 años, estaba confundido con todo aspecto de su vida; amores, trabajos, estudios, familia.

A mí me pareció incorrecto agregarle un punto más a esas complicaciones mentales con una confesión. Decidí callarme lo que sentía. Además, él me dejó clarito que sospechaba que le gustaban los chicos.

Pero no yo.

Yo era su hyung preferido, no su potencial amante.

Entonces JaeBeom me sedujo, o yo lo seduje a él, da igual.

—¿Sigues pensando que es buena idea involucrarnos? —pregunta mi sustituto de amor.

Suena feo llamarlo por lo que es, así que no lo digo en voz alta. Lo quiero demasiado para portarme así con él.

—¿Qué pasa? —JaeBeom mira en mi dirección y yo me estiro hasta su asiento aprovechando que el semáforo está en rojo. Suelta el volante para darnos un beso fugaz—. ¿Conociste a alguien? ¿Ya no te excito?

Se ríe sobre mis labios, conocedor de mis inseguridades. Lo beso y me besa de vuelta, mi cómplice y confidente. Mi amigo y sustituto.

Es cuando pienso: qué injusto es el amor.

Porque mientras ame a escondidas a Kim NamJoon y éste no me ame, no podré amar a quien me ama y también lo oculta.

Nota:

Amén al divino de JaeBeomie 😍