TRADUCCIÓN—ENFERMERAS

JOAQUÍN–

Me deslicé por las paredes del ascensor sintiendo como mi vista se nublaba y ya no podía respirar. Lo último que recuerdo es ver unos pies de alguien y un grito que no pude distinguir ni lo que decía ni quien era.

IVO–

Miré la calle y traían a una chica que se veía muy feliz, me lamenté por ella ya que nadie se merecía este infierno, que por más que lo disfracen de 'lugar perfecto para estudiar' era un psiquiátrico en su máxima expresión.
Nos trataban como locos, y quien te metía ahí era a quien más deberías odiar, era llevarte a las puertas del infierno. Era deshacerse de vos como si fueses un papel arrugado.

Me alejé del barandal y suspiré para entrar e irme a mi habitación. Esperé un rato el ascensor, y cuando estaba por ir por las escaleras, llegó y se abrió, dejándome ver al rubio que había visto la noche anterior intentando acabar con su vida. Cerró los ojos y me acerqué rápidamente a él, le costaba respirar, temblaba y no paraba de llorar.

—Ayuda! Una enfermera! Alguien! Ayudaaaaa! -Grité lo más que pude, apareció una chica que me ayudó a bajar con el rubio.

—Una enfermera por favor! -Gritó cuando llegamos al primer piso. En todos los demás no había nadie, era domingo y las profesoras/enfermeras se liberaban completamente de nosotros, que nos salvemos solos pase lo que pase.

Una enfermera llegó a nuestro lado lentamente mientras pausaba su película.