Capítulo 6.- Sing Child

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Harry estaba sosteniendo en sus manos sus dos objetos más preciados, su celular y su álbum de fotos. El primero era porque se trataba de un regalo que le hicieron sus amigos de la escuela para mantenerse en contacto y dado que se lo dieron en público y él prometió cuidarlo mucho, Petunia no pudo destruirlo. El otro era un álbum de fotos que logró robar de Petunia cuando vivían en Surrey.

El álbum de fotos era de sus padres. Todo lo que pertenecía a sus padres estaba en una caja de seguridad que Petunia intento varias veces abrir pero nunca dio con la clave correcta. Así que como no pudo destruir las cosas de su hermana, nunca le dijo a Harry sobre su herencia, hasta que los visitó el abogado cuando iba a empezar la escuela.

Durante la visita, el chico supo que sus papás habían dejado dinero para su cuidado y que no lo habían abandonado como creyó durante un tiempo y que su tía no negó sus ideas. Harry era muy joven pero decidió ahí mismo nunca confiar en lo que le dijera su tía. Petunia creyó que recibirían el dinero sin nada más, hasta que el abogado dijo que harían visitas periódicas y algunas sorpresa para verificar al niño y sus cuidados, así como verificarían la contabilidad de Vernon.

Petunia quería golpear al chico, pero no podía. Si bien la mayor parte del dinero tendría que ir al cuidado del muchacho, un poco estaba destinado a ellos por la "molestia" de cuidarlo. Al final, Petunia optó por la negligencia emocional y el grooming. Constantemente le decía cosas hirientes al chico, pero que otros podrían interpretar como "cuidado" hacia él, un duro cuidado.

Después de la visita de ese abogado, llegaron las visitas de los trabajadores sociales y constantemente era enviado a jugar en la casa mientras Petunia "atendía a las visitas". Los trabajadores reconocían este comportamiento pero sabían que había más formas de sacar información. En una de esas visitas, Harry subió al ático y encontró un baúl que habían enviado sus abuelos maternos y que Petunia envió sin abrir ahí.

Harry pudo abrir sin problemas la cerradura que ya estaba desprendiéndose de la madera y encontró cosas que le habían pertenecido a su tía de niña y un par que le pertenecieron a su mamá. Harry sabía que no podía conservar las cosas de su mamá en la casa, pero entonces encontró el álbum y decidió conservarlo. Había una tabla suelta debajo de su cama y ahí escondía sus pequeños tesoros. Metió con cuidado el álbum y antes de que los trabajadores se movieran a preguntarle, les enseño los vestidos de niña de su mamá y les dijo si podían ponerlos en la caja de seguridad.

Petunia quería arrancarle los cabellos al niño. Ella pensaba quemar esos vestidos en su cara, diciéndole que no merecía nada de sus padres. Ella quería que incluso olvidara sus rostros. Los trabajadores tenían un permiso del abogado de los Potter y podían depositar artículos en nombre del niño. Así que, a pesar de que Petunia deseaba exterminar cada pedazo de Lily Potter en la tierra, las cosas que habían enviado sus padres, sobrevivieron. Petunia sabía que el niño abrió el baúl, pero ella pensaba que solo había ropa de cuando eran niñas.

Si hubiera visto el álbum, no habría tardado en prenderle fuego frente al niño.

Harry estaba viendo las fotos de sus padres y pensando en si mandarle mensajes a sus amigos o no cuando llegó Severus a su lado. El hombre no empezó una conversación sino que dejó al chico a sus anchas, esperando pudiera confiar en él en algo que claramente le estaba molestando.

Finalmente, su paciencia se vio recompensada cuando Harry empezó a contarle su historia.

Harry siempre supo que su tía le odiaba. Cuando empezó a irle mejor en la escuela que a Dudley, ella intentó amenazarle con pegarle, dejarle una cicatriz en la cara o darle con el sartén en la cabeza. Entonces Harry le dijo que los trabajadores sociales notarían algo así y ni siquiera necesitaría hablar, la escuela se preguntaría por que un niño que iba bien, de repente estaba yéndole mal.

Harry tenía 7 años en ese entonces y tuvo que desarrollar instintos de supervivencia desde los 5. Antes de eso, sus memorias eran borrosas. Recordaba a sus padres vagamente y creía que estuvo con ellos al menos hasta los 4. Luego averiguo que sus padres fallecieron cuando él tenía apenas poco más de 3 años.

Eso quería decir que estuvo con su tía poco antes de su cumpleaños número 4 y no recordaba que su tía fuera tan mala con él. Harry no sabía que paso en su cumpleaños 5 pero algo detonó algún tipo de trauma en su tía porque desde los 5 años su tía empezó a decirle que era un niño horrible, que nadie lo querría y que merecía pagar por los pecados de su madre. Para Harry era curioso que no mencionara casi a padre, sino siempre a su madre.

Conforme pasaron los años, los insultos velados fueron creciendo. También hubo rumores extraños sobre él en sus escuelas, pero sus amigos siempre estuvieron de su lado, ignorando lo que se decía y lentamente esos rumores fueron siendo descartados. No obstante, de vez en cuando regresaban en formas diferentes y era evidente que alguien estaba diseminando chismes malos sobre Harry.

Cuando Harry descubrió que era gay, cuido mucho que no se supiera sobre su sexualidad en casa. No quería que Petunia lo ocupara contra él y el único descanso que obtuvo alguna vez de la arremetida de su tía contra él, era cuando Marjorie Dursley venía de visita.

Marjorie odiaba a Petunia. No porque la considerara poca cosa para su hermano. La odiaba porque pensaba que Petunia estaba haciendo a su hijo un inútil. Marge si notó como Petunia mimaba demasiado a Dudley y le advirtió a Vernon que Petunia echaría a perder a su hijo. Petunia siempre descartaba la preocupaciones de Marge y desde ahí empezó la rivalidad entre las mujeres.

Y Marge, al contrario de su hermano que se dejaba influir por su esposa sobre Harry, no creía ni una palabra de los chismes de Petunia porque Ripper, el perro que siempre la acompañaba, amaba a Harry y ella creía que el perro era un buen juez de carácter. Marge era una buena tía con Harry, a pesar de no compartir una sola gota de sangre con él.

Pero cuando se mudaron a Londres, Harry supo que fue Petunia la que hablo con el jefe de Vernon sobre sus alergias al pelo de los animales (que ella no tenía) y de cómo necesitaba una excusa para que Vernon no le permitiera tener mascotas a los chicos. Su jefe le creyó a la mujer y les asigno una casa que no permitía animales, ni siquiera un pez dorado. Eso alejo a Marge que cuando iba a Londres, solo visitaba unas horas a la familia y Marge dijo que un día le haría pagar a la mujer.

Harry tardó un poco en averiguar sobre sus abuelos, ya que ellos habían fallecido unos años atrás pero Marge era muy buena investigando y en una de sus pocas visitas a Londres, logró hablar a solas con Harry en un café cerca de su escuela y le contó su historia familiar, la que Petunia no quería que se supiera.

Marianne y Lazarus Evans eran los padres de Lillian (Lily) Evans y Petunia Evans. Sin embargo, Petunia no era hija biológica de los Evans. Al parecer, ella era estadounidense y era hija de unos buenos amigos de los Evans.

Los Evans habían sido hippies en su juventud y habían estado en Woodstock, llevaron con ellos a su pequeña hija y luego conocieron a otra familia, los O'Brian. Los O'Brian eran un matrimonio que se casó por un juez de paz, ya que el marido había sido hijo de un pastor evangélico pero que se negó a seguir los pasos de su padre el pastor. Se fugo con la hija de la camarera de un pueblo cercano a su congregación y tuvieron una pequeña casi de la misma edad que Lily.

En esa época las niñas apenas tendrían 2 años y se llevaron muy bien. Sin embargo, los O'Brian murieron durante una protesta 2 años después y habían dejado en su testamento que querían que los Evans tuvieran la custodia de su pequeña. Ellos la adoptaron legalmente y regresaron al Reino Unido.

Petunia sabía que era adoptada pero aunque nunca se sintió completamente parte de la familia, siempre supo que sus dos padres biológicos la habían amado y luego sus padres adoptivos la habían amado. Incluso sabía que Lily la amaba. Ella había sido una chica sencilla pero agradable y estaba bien con ser una flor como margarita en vez de una flor exuberante y llamativa como la rosa hawaiana que era su hermana Lily.

A veces la envidiaba pero en general, se llevaban bien. Luego su hermana consiguió una beca para una escuela de prestigio en la secundaria y en los veranos trabajaba en la tienda de empeños del viejo Potter.

Petunia luego fue testigo de cuando el hijo del viejo, un tal James, empezó a cortejar a su hermana y cuando ella se graduó, los dos se comprometieron y casaron un año después. Lily tenía 20 cuando les anunció a sus padres que serían abuelos, otra vez. Petunia ya había anunciado su embarazo y su boda tuvo lugar un par de meses antes que la de Lily.

Ninguno se preguntó mucho sobre cómo se había pagado la fastuosa boda de Lily pero sus padres dijeron que todo estaba bien, que el viejo Potter siempre soñó con poder pagar una boda enorme. Incluso les dio dinero a los Evans para la boda de Petunia, que de otra forma hubiera sido sencilla y casi rivalizó con la de su hermana.

Si, en general, las hermanas parecían llevarse bien hasta que Lily y James murieron en aquel incendio. Nadie supo cómo comenzó pero se sospechaba de Sirius Black que era el socio mayor de James Potter en una compañía que estaba teniendo cierto prestigio en ese momento. Toda la evidencia circunstancial pareció apuntar al hombre y fue solo hasta fechas recientes que Harry supo que su padrino era inocente y que quién incendio la mansión fue uno de los trabajadores que se llamaba Peter Pettigrew porque el hombre había estado robando y trato de quemar las evidencias, pero el fuego se salió de control.

Remus Lupin, el abogado de Sirius, encontró las evidencias y cuando las presentó, todos los detalles que no encajaban tuvieron sentido y se giró una orden de arresto contra Peter que vivía, irónicamente, en Cokeworth, de donde provenía Lily.

Cuando Marge le contó la historia, aún no se sabía este hecho y entonces la mujer le dijo que ella sospechaba de un pequeño encuentro que tuvo Petunia con un hombre mayor cuando él tenía 5 años. Este hombre cito a Petunia en un restaurante,  le dijo algo a la mujer y ella le lanzó su refresco a la cara. Sin embargo el hombre no dejaba de gritarle que ella debía expiar los pecados de sus padres.

Marge nunca supo quién era el hombre pero sospechaba que era el abuelo biológico de Petunia. Petunia siempre tuvo esa sensación de no pertenecer y para alejarse de la religión de su abuelo se metió a la iglesia católica. Su familia no la siguió más allá de unirse a la congregación pero ella se unió con fervor a los rezos (pero no a las misas). Sin embargo, Marge notó que desde ahí, ella empezó a maltratar psicológicamente a Harry.

Como le dijo Marge, ella solo tenía conjeturas. No podía garantizar nada pero su teoría parecía encajar. Lo que no entendía es por qué pensaba sobre su hermana como una pecadora. Quizás era porque sus padres adoptivos eran hippies y parecía que Lily también lo era.

Fue solo hasta los mails de Sirius que todo tuvo sentido para Harry. Su tía no quería parecerse a su abuelo pero empezó a fanatizarse con la religión y creía en los preceptos del matrimonio hasta la muerte, no importaba que tuviera que soportar la infidelidad de Vernon, que seguro empezó cuando ella le dijo que el sexo solo era para procreación. Vernon había querido más hijos pero no quería que fueran concebidos así, como una obligación.

Lily no practicaba una religión organizada y podría considerarse más bien creyente. Su padre era igual. Y en la mente de su tía, su hijo era producto de un par de brujos y debía purificarlo.

Harry no lo sabía, pero su tía más que fanatizarse, culpo a sus padres biológicos de sus desgracias que no eran tal. Sus padres adoptivos la amaron mucho pero ella siempre puso cierta distancia por temor a que murieran como lo hicieron sus primeros padres. No quería encariñarse si luego se iban a ir. Lily era demasiado brillante e inicialmente no le afecto hasta que Vernon una vez comentó que Lily se veía radiante en su vestido de bodas y Petunia lo interpretó de la peor forma.

En su mente ya deformada, Lily tenía todo, ella nada y sus padres la odiaban. A eso se sumó su abuelo biológico, diciéndole que ella tenía que seguir sus pasos en la congregación y ella se negó. Luego él la llamo ramera del diablo y fue cuando ella le lanzó el refresco y se fue. Sin embargo, nunca dejó de pensar en si algo de lo que le dijo el hombre tenía sentido y por eso le estaba yendo tan mal, que no era así pero ella lo interpretaba de esa manera.

Luego, algo se torció completamente en su mente y decidió que si su hermana murió quemada era por bruja, la brujas no merecían ser felices, Dios no podía permitirlo. Las brujas eran hermosas para tentar a los hombres y luego vio a su sobrino siendo un niño muy hermoso. Intento afearlo pero Harry siempre destacaba y entonces intento afearlo a los ojos de los otros. No podía permitir que el hijo de su bruja hermana fuera feliz. Su sobrino seguro había heredado las malas artes de su hermana y no podía permitir que alguien así tuviera felicidad en el reino del Señor.

Como le dijo Marge, era solo su teoría pero Harry le dijo que en realidad, todo tenía sentido.

Luego de esa visita, Vernon, Dudley y Harry solo hablaban con Marge por teléfono y siempre cuando Petunia no estaba para oírlos. Harry procuraba hablar con ella en teléfonos públicos y luego desde su celular cuando tenía suficiente saldo. De otra forma, hablaba con su tía desde los teléfonos de sus amigos.

Marge siempre lamento en lo que se convirtió Dudley y le dijo a Harry que no se preocupara, que hiciera de su vida lo que quisiera.

Cuando el chico acabó su historia, Severus pensó que eso resolvía muchas incógnitas sobre la obsesión de la mujer con la "normalidad" y luego con ver a su sobrino infeliz. Esa mujer necesitaba ayuda psicológica pero no había pruebas irrefutables del maltrato hacia Harry y necesitaban más que conjeturas para internar a la mujer en un psiquiátrico.

~~~~~~~~~~*****~~~~~~~~~~

La historia de Harry y su tía, a pesar de cómo había afectado al joven durante su crecimiento, no era tan relevante en ese momento para Harry o para Severus. Lo bueno de las relaciones nuevas es que ocupaban toda la mente de los que estaban involucrados.

Así que, aunque debían ser discretos y sus encuentros eran solo durante la noche y solo hasta escuchar los primeros ronquidos de Albus, ambos hombres estaban relativamente tranquilos durante el día. Nadie del pueblo se preguntó por la presencia del joven en la casa parroquial luego de escuchar la explicación de Albus. Muchas señoras del pueblo alabaron el actuar del joven sacerdote, ya que era la mejor decisión para ambos.

Las señoras sospechaban mucho de Petunia desde antes, pero al igual que Severus, fuera de conjeturas y suposiciones no tenían pruebas. Además, incluso si Harry testificara contra su tía, no había un caso claro que perseguir. No le negó comida, no le prohibió la educación, tampoco lo obligó a hacerse el tonto o limitó sus actividades sociales. Decirle cosas hirientes que no tuvieron repercusiones aparentes a largo plazo, no era un delito punible a menos que demostraran que el joven tenía problemas que le impidieran vivir. Y ese, por fortuna y desgracia, no era el caso.

Harry había abandonado hace tiempo la idea de demandar a su tía, precisamente por todo lo ya expuesto. Harry sabía que ningún abogado podría demostrar que su tía activamente trataba de hacerle la vida miserable y aun con los pocos golpes y jalones durante sus peleas, todo era explicable con el "fuerte temperamento" de ambos y Harry siempre dio tanto como recibió.

Si Severus tuviera que describir la relación entre ambos, diría que era tóxica. Harry tenía miedo de salir de ahí porque era todo lo que conocía como familia y Petunia no quería soltar a su víctima porque le proporcionaba un placer sádico el tener poder sobre algo que pertenecía a quién en realidad quería dañar.

Dada la imposibilidad de llevar a Petunia a la justicia y finalmente le dieran la ayuda que necesitaba, Harry y Severus decidieron mejor enfocarse en sus propios deseos. Severus sabía (y Harry también) que eventualmente iban a tener que decidir entre irse o terminar su relación. Dado que les tomó mucho tiempo encontrarse en sus vidas (más años en el caso de Severus), la decisión de irse era más bien de cuándo y no de si iba a suceder.

Severus llevó a Harry a una cabaña que usaban para almacenar conservas y carnes/pescados en conserva y ahumados, pero contrario a lo que podía pensarse era más que un lugar de almacenamiento. Severus lo ocupaba como refugio cuando necesitaba alejarse de todo. Albus era más abierto y raramente necesitaba tiempo a solas. Severus era el tipo de persona que a veces necesitaba estar solo consigo mismo y sus pensamientos.

Así que la cabaña además de almacenamiento de provisiones para el invierno, le servía a Severus de escape y había una habitación con todo lo necesario para pasar una noche cómoda pero no como para vivir ahí más allá de una noche y algunas horas del día. Era el lugar perfecto para seguirse viendo cuando acabara la pantomima de Harry sobre "alejarse unos días" de sus tíos.

Finalmente, el tiempo juntos acabó y Harry regreso a mediados de octubre a su "casa". Para Harry, su hogar era en los brazos de Severus y se había acostumbrado a despertarse en los brazos de su amado. Ahora que estaban separados, estaba siendo bastante difícil. Harry quería más que nunca estar siempre con Severus, pero aún estaba indeciso sobre abandonar a la única familia que había conocido. Severus estaba indeciso porque aunque amaba a Harry, el sacerdocio fue lo único en lo que ocupo su tiempo y creía que aún tenía pecados que expiar.

Mientras estas dudas estaban en sus corazones, sus sentimientos seguían creciendo y creciendo. En cada encuentro clandestino, en cada beso robado al final de un servicio o voluntariado, en cada mirada cargada de deseo y amor profundo. Si alguna vez pensaron que podían solo juntarse y olvidarse, se equivocaron al siquiera contemplar esa posibilidad. Severus se sentía finalmente en paz cuando tenía a Harry en sus brazos y Harry finalmente se sentía en casa cuando Severus lo abrazaba.

Harry cada vez estaba más seguro de querer irse si eso significaba poder estar todos los días con Severus, pero sabía lo que el sacerdocio significaba para su amante y no iba a forzar la mano del hombre a tomar esa decisión. Debía provenir de él.

Severus no estaba seguro de querer irse del pueblo. Había sido el primer lugar donde fue aceptado. Incluso con los pocos pobladores que no lo querían, la mayoría sí y fue el primer lugar donde tuvo amigos sinceros, un propósito y quería pensar que ayudo a varias almas a encontrar la paz en vida y en el más allá. Pero sus sentimientos por Harry rivalizaban con su amor por el sacerdocio y cada vez más, esos sentimientos de amor por Harry estaban creciendo y empezando a superar su amor por Dios.

Severus estaba conflictuado y fue cuando Albus entró en acción. Su joven pupilo estaba haciendo una tormenta en un vaso de agua.

~~~~~~~~~~*****~~~~~~~~~~

Albus encontró a su joven pupilo en medio de acomodar algunos frascos de conservas en la alacena de la casa parroquial. Ese día era domingo y sabía que Severus siempre iba a tomarse unos "instantes a solas" en la cabaña del bosque cercano. Si iba a hablar con el hombre, ese era el mejor momento.

—Severus, ¿Puedo tener unas palabras contigo? —Severus acababa de poner el último frasco de mermelada casera en la alacena antes de voltear a ver a su mentor—Prometo que seré breve. Se cuanto te gusta tener tus momentos de solitud—.

Albus se fue dejando a Severus en un pequeño dilema, pero decidió que podía darle a Albus unos minutos. Finalmente, le debía mucho al hombre y a su difunto benefactor. Severus encontró a Albus en el jardín trasero de la iglesia y estaba sentado en una banca de piedra que usaban muchas veces para admirar el paisaje marítimo.

Todavía no era mediodía, así que el sol otoñal no molestaba demasiado. Había una brisa fría que recorría el lugar y se unía con el olor salobre del mar. Era un lugar precioso para quién podía mirar con los ojos correctos.

—¿Qué sucede Albus? —Dijo Severus, uniéndose a Albus en la banca. Había cierta distancia entre ellos pero no tanta como para indicar algún problema. Albus sabía que Severus confiaba en él pero seguía prefiriendo mantener una distancia física de casi todos.

—¿Alguna vez te conté por que decidí seguir en el sacerdocio? —Albus estaba viendo hacía las gaviotas que volaban en ese momento y luego una se sumergió, atrapando un pequeñísimo pez.

—No. Me contaste que entraste a esto para expiar tus pecados con tus hermanos y tu vida "disoluta" luego de que tu amante murió—.

—Bueno, eso es cierto y no completamente cierto. Tuve la oportunidad de tener otro amante—.

Severus escuchó con atención como Albus, siendo un joven sacerdote, años antes de que él llegara a las vidas de Albus y Nicholas, estaba tomando algunos servicios a instancias de Nicholas, que creía que Albus estaba listo para oficiar. En uno de esos servicios, llegó un feligrés que se enamoró de Albus.

Este joven era hermoso. Tenía unos rasgos aristocráticos difíciles de pasar por alto. Era alto, rubio, de ojos grises y una cara de ángulos afilados que sin embargo, le quedaba bien al chico. No solo era hermoso de cara, sino que era justo como el gustaban a Albus. El chico era arrogante como todos los nobles, pero debajo de ese exterior duro se notaba un alma delicada y necesitada de afecto.

El joven hizo de todo para acercarse a Albus e incluso se unió al coro de la iglesia. Poco a poco fue haciendo que la desconfianza de Albus cediera y una ocasión lo arrinconó. El joven beso al sacerdote y Albus no supo cómo reaccionar.

Albus inició una especie de relación con el joven y este quería que huyeran juntos. Albus nunca le había contado su historia con Gellert y sabía por qué. No amaba al joven, no como debería hacerlo. Si hubiera sido Gellert quién le hubiera propuesto dejar el sacerdocio no lo hubiera dudado y terminó su relación con el jovencito.

Está de más decir que el joven no se rindió y siguió intentando llevarse al sacerdote con él a algún lugar del Caribe, convencido de que lo que sentía era un amor inmenso. Afortunadamente para Albus y quizás también para el joven, el padre del chico organizo un compromiso para él y el chico tuvo que casarse con la mujer que escogieron como su esposa.

Lo último que supo Albus sobre aquel chico fue que había tenido varios hijos y al parecer, la mujer era comprensiva de que no era amada, pero si respetada y si el hombre tenía algún amante varón, era discreto con eso.

—No entiendo. ¿Lo amabas o no? —Albus suspiró.

—Creo que lo amaba. Después de todo, decidí romper mi voto de celibato con él—Albus siguió mirando hacia el horizonte y parecía perturbado mientras miraba—Fue darme cuenta de que no podía huir con él, lo que me dijo que debía seguir siendo un sacerdote, ya que el amor que podía impulsarme a hacer locuras, ya no estaba y nunca más estaría—.

—¿Fue por Gellert? Él ya estaba muerto Albus, no estabas engañándole o algo así—.

—Si fue por Gellert pero no es lo que piensas mi muchacho. Cuando Gellert me dijo que huyéramos juntos, él quería el dinero de la venta del negocio de mi padre. Pensaba usar ese dinero para sus planes. Quería todo, a mí y el dinero. Yo solo lo quería a él. Podríamos haber hecho fortuna de otras formas. Pero él creía que solo había un camino, el suyo. A pesar de todo, seguí amándolo y cuando estuve con este nuevo amor, me di cuenta de que no quería sacrificar nada. No podía renunciar a todo e irme con él, con Gellert ni siquiera lo dude—.

—¿Sigues amándolo? A Gellert quiero decir—.

—Quizás lo ame hasta mi último aliento, pero eso no quiere decir que no amé a este chico. Lo amaba y precisamente porque lo amaba es que no podía dejarlo esperándome eternamente cuando yo no iba a renunciar a nada por él. El sacerdocio me proporciono una paz que nunca encontré en esos brazos. Quizás solo amaba la idea de ser amado. No lo sé—.

Severus pensó que había más en esto—¿Por qué estas contándome todo esto Albus? —.

Albus sonrió, con esa sonrisa que daba siempre que sabía algo y tú no—Se lo que está pasando entre tú y Harry—Severus palideció y estaba por disculparse—No, no. No debes disculparte nunca por enamorarte. Eso abarata el sentimiento y el amor es un sentimiento sublime e inefable. No, Severus, te conté esto para que puedas tomar una decisión—.

—No creo que pueda dejar el sacerdocio—Dijo Severus, sabiendo que tampoco estaba convencido de esto.

—Y tampoco dejarás a Harry—Severus asintió—Severus, sé qué crees que tienes pecados irredimibles pero no es así. Yo empecé en esto por las mismas razones que tú, quería expiar mis pecados pero cuando Nicholas logró que hablara con mi hermano, me di cuenta de que mis pecados ya habían sido expiados. Si, nunca pude perdonarme a mí mismo lo que pasó con Ariana, pero en última instancia mi mayor pecado fue ser un cobarde y huir. Si no hubiera huido durante tanto tiempo, podría haber aclarado las cosas con Abe mucho antes. Perdí valioso tiempo mientras me flagelaba por mis errores de juventud—.

—No te entiendo Albus—.

Albus sonrió a su joven pupilo. Olvidaba que por muy inteligente que fuera Severus, era realmente obtuso con las cosas de la vida—Vive mi muchacho, vive. La mejor ofrenda que puedes hacer al Señor es siempre vivir de la mejor manera posible. Él no te dio vida para arrepentirte sino para ser feliz y mejorarte. Todos tenemos cosas de las que nos arrepentimos pero algunos tuvimos la suerte de pagar por esos pecados y aun así encontrar la absolución—.

—¿Estás diciendo que debería renunciar? —.

—No, estoy diciendo que si decides amar a Harry y vivir tu vida, no estarás siendo ingrato con el Señor. Hay muchos caminos para servir a Dios, mi muchacho. Uno es el sacerdocio, pero hay muchos más. Amar intensamente a alguien es uno de ellos. No pienses que amando a Harry, traicionas al Señor. Yo no renuncie al sacerdocio, porque sabía que no podía amar a aquel joven tanto como él me amaba a mí. Era injusto y yo estaba feliz con mi vida. No podía dejarlo esperando por mi—.

Severus ya no dijo nada y Albus se fue de ahí, dejando a un pensativo hombre que pronto tendría que irse a la cabaña para encontrarse con su amante. Había sacado dos conclusiones importantes de esta plática con Albus. Romper su voto de celibato no impedía que ejerciera el sacerdocio, ya que nadie sabía sobre esto (nadie que pudiera hacer algo contra él) y que amaba a Harry más de lo que amaba servir al Señor.

Si Albus tenía razón y renunciar al sacerdocio no lo iba a condenar al infierno... estaba por verse, pero Harry valía la pena el riesgo.

~~~~~~~~~~*****~~~~~~~~~~

Harry recibió a Severus ansioso por besarlo y apenas pudieron llegar a la cama antes de empezar a desnudarse. Normalmente al hombre le gustaba jugar un poco con él y su ropa, de forma que alargaba los juegos previos al punto de poder considerarlos una tortura, pero esta vez el hombre parecía una bestia hambrienta. Un poco como cuando se unieron la primera vez.

Harry, una vez que pudo pensar con la cabeza de arriba en esa ocasión, se avergonzó mucho por donde lo hicieron la primera vez y rezó mucho ante la cruz para pedir perdón por haber manchado la Sagrada Casa del Señor.

Esta vez, Severus le recordaba mucho a esa ocasión, pero se dejó hacer ya que lo estaba disfrutando mucho. Cuando quedaron debidamente saciados, Harry se acurruco en los brazos del hombre mientras este tocaba suavemente su espalda, con un suave movimiento hacia arriba y hacia abajo. Harry tenía una de sus piernas encima de las del hombre y sentía que estaba en el paraíso.

—Harry, amor, creo que deberíamos irnos—Harry parpadeo como un búho—Se que es repentino pero creo que sería lo mejor. No creo que tengamos problemas con las personas del pueblo si renunció al sacerdocio pero temó lo que pueda hacer tu tía y a lo que recurra en su afán de hacerte infeliz—.

Harry sonrió porque Severus finalmente había hecho su elección y él era lo que había decidido. Solo pudo besar intensamente al hombre mientras sus cuerpos volvían a reconocerse.

Ambos sabían que por muy pronto, sus papeles no estarían listos para irse antes de que empezara diciembre. Harry le dijo a Severus que no se preocupara, tenía algunos amigos que podían ayudarle.

Esa noche, Harry le escribió un largo email a su padrino, diciéndole que había conocido a alguien especial y Harry, esta vez fue sincero sobre sus tíos, sobre todo su tía, su situación familiar y sus temores. Luego escribió sobre esta persona de la que estaba enamorada y era correspondida pero que sabía que su tía haría su vida un infierno si permanecían en el pueblo e incluso creía que podría perseguirlo por todo el Reino Unido.

Envió el email y cruzo sus dedos para que su padrino le ayudara.

Mientras tanto, en una parte del Upperside de Londres, Sirius Black estaba leyendo el largo email de su ahijado, horrorizado igual que feliz. Horrorizado por la perra de Petunia. Solo la había conocido una vez durante la boda de Lily y James, pero no parecía ser ese tipo de persona. Sin embargo no dudaba de su ahijado. Luego estaba feliz de que Harry, entre todo este problema, hubiera encontrado a alguien que lo amara.

Harry no había escrito sobre la edad de su misterioso amante, pero Sirius sospechaba que era algo mayor que Harry. Algunas cosas que escribió parecían intentar dar la idea de que "no eran tan diferentes", como si fueran extremos opuestos... o fuera un joven con un hombre mayor.

Sirius no iba a juzgar las elecciones de pareja de su ahijado, cuando él se enamoró de Remus mientras aún estaba en la cárcel. Cuando fue un hombre libre, lo primero que hizo fue invitar al hombre a cenar y Remus se dio a desear. Ahora estaban en una feliz relación donde Remus le ordenaba y él obedecía.

—Remmy, ¿Tienes algún contacto en la oficina de Relaciones Exteriores? —Le dijo Sirius a Remus, mientras este último estaba preparando la cena, ya que Sirius solo sabía hacer cereal con leche.

—Algunos, si, ¿Quieres que viajemos al extranjero? No diré que no si vamos a Bali o a alguna isla del Caribe—.

—Una isla en el Caribe suena bien... pero pensaba que Harry fuera con nosotros—.

Remus apagó el fuego y se acercó a su novio—¿Qué sucede amor? —.

Sirius le explicó el email y Remus casi quería ir a matar a esa perra. Finalmente decidió que el mejor curso de acción era ayudar a Harry a irse del país. Si bien Petunia no tenía los medios para hacerle la vida miserable al joven si se mudaba del pueblo, no dudaban que la mujer buscaría la manera de arruinarlos y podría lograrlo.

Si, la idea de Harry y Sirius de irse a un país lejos del Reino Unido, era quizás lo mejor.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro