Capítulo 7.- A Prayer For Sanctuary

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La respuesta de Sirius a Harry fue que buscaría un modo de ayudarle y que se fuera preparando para climas más cálidos. Harry interpretó eso como que su padrino iba a ayudarles a ambos. Si bien no creía que Petunia pudiera perseguirlo por todo el país, no subestimaría a la mujer. Había algo muy mal en la mente de su tía y no quería provocar algún brote psicótico.

Podía hacerles la vida muy difícil a Severus y él si permanecían en el pueblo e irse a otra ciudad pero dejando a su tía a la deriva... podía hacerles la vida más difíciles a su tío y primo, que si bien habían sido indiferentes a su dolor, no es como si hubieran participado activamente en los delirios de Petunia. Vernon sencillamente decidió ignorarla y no hacer una relación cordial con él mientras Dudley decidió ocupar los delirios de su tía para salirse con la suya. Eventualmente algo iba a estallar entre ellos, pero Harry no quería estar cerca, ni ayudar a que estallara.

Harry simplemente quería irse y que sucediera lo que tenía que suceder con su tía pero con él y Severus bien lejos de ella. Claro que la mujer soltaría rumores viciosos sobre ellos pero sin ellos para oírlos, perderían el objetivo que su tía quería desesperadamente.

En algún momento de su vida, Harry pensó que su tía podía cambiar y ser esa mujer que había sido antes, una mujer normal que tenía emociones normales. Luego Harry comprendió que Petunia siempre había sido así, que fueron solo sus abuelos y su madre los que mantuvieron a Petunia centrada en la realidad. Incluso cuando el maltrato comenzó, su tía nunca lo elevo al grado que fue cuando sus abuelos murieron. Después de eso, Petunia parecía estar en una cruzada para hacer que Harry se odiara a sí mismo.

Nunca lo logró, no completamente. Era difícil mantenerse centrado cuando fue bombardeado constantemente con comentarios negativos y muchas veces Harry dudo de sí mismo. Fueron sus amigos los que le ayudaron a mantenerse firme y centrado en sí mismo, a no dejarse influir y aunque a veces flaqueaba, lograba salir más o menos entero de estos pleitos con su tía.

Harry solo dedujo que su tía lo quería infeliz, porque ella misma no podía ser feliz. Ella necesitaba terapia con urgencia pero probablemente necesitaba más pastillas que otra cosa. Para Harry, los delirios de su tía probablemente provenían de algo más que un trauma. Y si provenían de uno, este era tan fuerte que una simple terapia no iba a contener toda la mierda que ya estaba instalada en su cerebro.

No, Harry sabía que su tía era una bomba de tiempo y él tenía que estar lejos. La gente loca hace cosas inimaginables para satisfacer su obsesión.

Pensando en esto, Harry le dijo a Severus sobre la ayuda que recibirían y le confesó quien era su misterioso contacto. Severus estaba feliz de que el padrino de Harry no fuera un homófobo y estuviera dispuesto a ayudarles. El único punto negativo es que los papeles estarían por muy pronto, cerca de las festividades navideñas, a mediados de diciembre.

Ambos tenían que ser muy discretos, mucho más de lo que ya lo eran o alguien podría darse cuenta de que estaban planeando algo.

Sin embargo, la verdad de las cosas, es que los mejores planes solo sobreviven al primer contacto con el enemigo.

~~~~~~~~~~*****~~~~~~~~~~

Petunia Dursley era una mujer muy infeliz. Había perdido a sus padres biológicos a temprana edad y aunque fue adoptada por los Evans, ella siempre sintió que no pertenecía a esa familia. Sabía conscientemente que los Evans la recibieron con los brazos abiertos, pero muy dentro de ella, no quería encariñarse con ellos para que se fueran como sus padres.

Los Evans fueron pacientes, incluyendo a su hermana adoptiva Lily y lentamente se hicieron un lugar en su corazón. Petunia nunca pudo verlos como padres y hermana, pero si como alguna especie de tíos y prima cercanos. Fue feliz con ellos hasta cierto punto y se casó enamorada de Vernon.

Pero cuando su hermana murió, algo dentro de ella murió también. No odiaba a Harry cuando llegó con su familia, pero tampoco quería encariñarse con el niño que podía irse tan fácil como se fue su hermana. Era una tía distante pero sabía que eventualmente iba a encariñarse con el niño y hubiera pasado si no fuera por su abuelo paterno.

El hombre la logró localizar y ella aceptó verlo una sola ocasión. Esperaba algo como un reencuentro donde él le decía que se arrepentía de haber sido obtuso con su hijo y quería conocerla, pero en cambio el hombre le dijo que ella debía expiar los pecados de su padre yéndose con él a su congregación. Le dijo que podía abandonar a su esposo, ya que él no reconocía ese matrimonio.

Además, el hombre se había enterado de que Petunia había sido adoptada por hippies y le espeto eso también, diciéndole que habiendo vivido con pecadores, iba a tomar muchos años que ella estuviera limpia para que él le concertara un matrimonio adecuado a su iglesia.

En ese punto, Petunia hervía de rabia y le lanzó el refresco que tenía en la cara al hombre. Esa ocasión, Petunia deseo haber pedido un té o café caliente. Luego de eso, ella se levantó y se fue mientras el hombre despotricaba sobre que debía pagar sus pecados.

Nunca volvió a ver al hombre pero sus palabras empezaron a echar raíces en la psique de Petunia. ¿Y si todas sus pérdidas habían sido causadas por sus pecados, de ella y sus padres biológicos? Petunia los extrañaba terriblemente y aunque los Evans habían sido fantásticos, siempre le hicieron falta sus primeros padres.

Después de eso, Petunia encontraba nuevas "pruebas" de que sus muertes y la de su hermana fueron causadas por sus pecados. Fue ahí cuando decidió apegarse a la iglesia católica. Los ritos le dieron paz y aunque su familia no la siguió más allá de adherirse a la iglesia, Petunia pensó que si Dios veía que tenía una fe, las desgracias dejarían de pasar.

Pero ese fue el principio del fin para su vida, ya que viendo que el sacerdote dijo que el sexo solo debía ser usado para la procreación, Petunia le negó esa parte de la vida marital a Vernon, a menos que fuera para tener un hijo. Vernon se negó a usar el sexo como inseminación, ya que para él los niños debían ser el producto del amor de dos personas. Fue entonces que Vernon empezó a buscarse amantes.

Petunia no quería divorciarse porque era considerado pecado y buscando una salida a su frustración marital, pensó en que Harry era producto de dos paganos y empezó a obsesionarse con que aquel niño no podía ser feliz. La felicidad solo era para los que se adherían a las enseñanzas de la iglesia y Harry no tenía adherencia a nada.

A ojos de Petunia, su linda hermana se convirtió en una pagana, igual que los Evans e intentó alejar a su hijo y a su sobrino de la mala influencia de sus abuelos. Cuando ellos murieron, Petunia oro porque sus almas no fueran condenadas a las llamas del infierno.

Como Vernon ya no la tocaba, Petunia dejó que su único hijo tuviera todo lo que él quería y convirtió a su hijo en un haragán y egocéntrico. Vernon prefirió ignorar a Petunia y dados sus delirios, tampoco pudo formar una buena relación o al menos una cordial, con su sobrino. Cada que lo intentaba, Petunia empezaba a decirle todo lo malo que había en el pobre niño. Vernon entendió rápidamente que si él o Dudley eran agradables con Harry, ella escalaría sus delirios.

Este extraño ir y venir entre Harry y ella estaba llegando a su punto culminante, ya que ella sabía que el muchacho terminaría yéndose y ella no podía dejarlo ir. Necesitaba verlo infeliz para que sufriera en vida y fuera purificado para poder ascender a los cielos. En su mente, si Harry sufría en la tierra, estaría puro para la vida eterna.

Pero mientras Petunia veía con buenos ojos la amistad que llevaba el chico con los sacerdotes, de cierta forma la odiaba. Harry se veía positivamente feliz con ellos y Petunia se estaba quebrando la cabeza, pensando encontrar algo malo en toda su interacción y no lograba encontrar nada.

Sin embargo, finalmente encontró algo. Una leve sospecha que podía no significar nada. Viendo las miradas que Harry le daba al sacerdote más joven, parecía estar interesado en él. Sabía que su sobrino tenía una sexualidad desviada pero hasta él sabía que podía condenarse a las llamas del infierno si tentaba a un sacerdote. Su sobrino no llegaría tan lejos... pero si amaba a aquel sacerdote, haría lo que fuera para protegerlo.

Petunia sabía que nadie en el pueblo le diría chismes sobre el sacerdote, pero había unas pocas personas que quizás podían ser convencidas. No soportaba a la señora de rosa que respondía al nombre de Dolores Umbridge, ni al idiota pomposo de Cornelius Fudge. Además, era mucho más probable que le jefe de policía Rufus Scrimgeour tuviera algo sobre el sacerdote que pudiera ocupar para que su sobrino finalmente se sometiera a ella.

Si, primero hablaría con Rufus. Si lo que le contaba era lo suficientemente jugoso, podía obligar a Harry a dejar de ir a la iglesia. Su sobrino necesitaba sufrir o nunca podría ingresar al cielo.

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Lo que Rufus Scrimgeour le contó a Petunia sobre Severus era algo que nadie en el pueblo ignoraba, pero nadie además de él tenía la versión completa. Sin embargo, Petunia era buena rellenando los vacíos y unas cuantas búsquedas en línea le dio los fragmentos que faltaban en la historia del Padre Severus.

Sabía que los jóvenes y la mayoría de los pobladores, probablemente sabían todo esto sobre el sacerdote, pero contaba con que su sobrino no supiera toda la historia para chantajearlo y hacer que abandonara el voluntariado. Su sobrino se estaba enamorando del Padre Severus y aunque nunca iba a pasar nada entre ellos, el simple hecho de que Harry fuera feliz solo viendo al Padre no se adaptaba a los planes de Petunia para él.

Si el chico sufría lo suficiente, querría expiar sus pecados y Petunia podría guiarlo en la dirección que quería mientras seguía sufriendo hasta que pereciera. Solo así podrían ir al cielo.

Cuando Harry llegó a casa, luego de uno de sus días de voluntariado, Petunia puso las cartas sobre la mesa. Harry estaba furioso, pero no lo demostró. En cambio, le dijo a Petunia que le diera tiempo para pensar en una buena excusa, ya que sería raro que abandonara sin más el voluntariado. Petunia pensó que eso era cierto. Una renuncia abrupta levantaría sospechas.

Petunia le dijo que debía pensar en una buena excusa antes de las fiestas. Poco más de 3 semanas eran suficiente tiempo para que él pensara en una excusa decente. Harry simplemente se fue, dejando a su tía disfrutar su triunfo, aunque Harry sabía que era una victoria pírrica para su tía.

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Harry le escribió a Sirius sobre todo. Sobre Severus, sobre cómo se conocieron, sobre cómo se enamoraron y juntaron. Le escribió sobre su relación a escondidas y como querían vivir juntos. Al final del largo email, le escribió sobre las amenazas de Petunia y como la mujer cada vez estaba más fuera de control y Harry sospechaba que era porque su tía tenía la sospecha de que Harry estaba por abandonar a los Dursley.

La mujer simplemente quería algo que sostener sobre su cabeza para que él finalmente se sometiera a la voluntad de ella. Harry no iba a permitir eso.

Para fortuna de Harry, Sirius contestó apenas media hora después, diciéndole que podía tener los papeles para los primeros días de diciembre, pero no podía organizar un pasaje seguro hasta Londres. Podía verlos en el aeropuerto de Dublín y de ahí irse con ellos en su avioneta. Era lo mejor que podía ofrecerle. Harry le aseguro en un correo de vuelta, que no se preocupara, él y Severus podrían llegar a Dublín. El asunto era el día que podían irse pero Harry le dijo que le diría en cuanto tuvieran una fecha.

Sirius contesto ese email con un número de celular y Harry supo a donde enviarle la fecha exacta.

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Al día siguiente, Harry le comentó a Severus todo lo acontecido con su tía. A Severus no le extraño que la mujer supiera su historia de juventud. Lo que le extraño es que ella creyera que nadie del pueblo lo sabía. Cada persona a la que Scrimgeour le dio las pistas, logro saber toda su historia. Harry fue el único que proporcionó nueva información y no sobre él mismo sino sobre los otros actores de su tragedia.

Lo que tenía preocupado a Severus era el nivel de obsesión de Petunia. Era evidente que la mujer estaba desesperada por someter a su sobrino a sus delirios y hacerlo infeliz de forma permanente. Ya no le importaba usar cualquier cosa contra Harry mientras ella obtuviera lo que quería.

Harry tenía razón en que lo mejor para ellos era irse, porque si Petunia no lograba su objetivo, podía escalar a una psicosis y entonces no sabía lo que la mujer podía hacer y era mejor no estar cerca para averiguarlo.

Severus le dijo que hablaría con Albus y le garantizo a Harry que Albus estaba del lado de ambos. Si alguien sabía cómo distraer gente, ese era Albus Dumbledore y necesitarían una distracción donde pudieran escabullirse sin ser notados.

No empacarían más que lo absolutamente necesario para poder irse durante la distracción y evitar que Petunia hiciera algo que les impidiera irse.

Horas después, Albus le presentó a Severus su "plan de escape" y Severus pudo notar que Albus era bastante bueno como estratega. La distracción era perfecta y podían irse durante ella. Lo que Albus había planeado era hacer un servicio para las coronas de adviento y sabía que a los aldeanos les gustaban las manualidades. Si Albus anunciaba este servicio especial, los aldeanos vendrían a bendecir sus coronas y habría demasiada gente para permitirles escabullirse.

Severus le contó el plan a Harry en la primera oportunidad y Harry pensó que era brillante. Severus podía hacer como que iba a guardar algunas cosas de la misa y él hacer como que iba al baño. Luego se iban juntos y nadie se daría cuenta hasta que acabara el servicio.

Juntaron todo su dinero, reservaron un viaje en taxi para esa fecha con la hora adecuada y en un lugar algo lejos de la iglesia para que nadie pudiera conectar el taxi, por si alguien no fue al servicio.

El plan funcionó en sus primeras etapas, ya que Petunia, viendo el alboroto que estaban armando las señoras del pueblo con las coronas de adviento, decidió participar del rito y estaba haciendo que Harry le ayudara a armar la de su familia. Harry actuó enojado y molesto, justo como esperaba su tía verlo. Todo era actuación, claro, pero esa actuación haría que Petunia no sospechara nada.

Harry ya había empacado las cosas que no podía dejar atrás y tenía sus papeles listos. Sirius tenía sus papeles para viajar, de él y Severus, y ya solo era una cuenta regresiva.

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El primer domingo de diciembre amaneció nebuloso. Al parecer había una neblina que le dio al pueblo un aura fantasmal. Albus estaba feliz, porque esta niebla ayudaría a su muchacho y Harry a escabullirse aún más fácilmente.

La noche anterior, Severus le dio una carta a Albus y le dijo que la leyera. Albus dijo que era una despedida hermosa y abrazo a su pupilo. La despedida entre ellos no era tal, ya que Severus prometió escribirle mucho y visitarlo en algunos años, ya que el polvo se hubiera asentado.

Albus sabía que Severus encontraría la manera de comunicarse con él.

Como fuera, la maleta de mano de Severus ya estaba empacada con solo las cosas que no podía dejar atrás como la cruz que le regalo Albus cuando se ordenó y la primera biblia que tuvo, regalo de Nicholas, así como algunas pocas baratijas de su época juvenil.

Tanto para Harry como Severus, ver esas pocas cosas en sus maletas era algo triste y catártico. Representaban su pasado, pero también una liberación de aquellas cosas que los habían detenido de hacer una vida feliz para ellos.

Severus sabía que había sido feliz en este pueblo, pero no había sido completamente feliz. Esa felicidad completa solo sucedía mientras estaba con Harry y si bien había amado este pueblo, no podía permanecer en él mientras Petunia siguiera ahí.

No quería que sus vidas se convirtieran en un infierno con una mujer alterada psicológicamente.

Severus se puso su túnica sacerdotal, su alzacuellos y se miró a sí mismo como el Padre Severus por última vez. Su carta de renuncia llegaría a la sede al día siguiente y sería oficialmente un católico más. Ya no estaría atado a sus votos y aunque su misma iglesia condenara su relación, era libre de amar a Harry.

Albus le sonrió a Severus cuando este lo alcanzó en el pulpito y empezaron la misa. Harry estaba "claramente incómodo" al lado de sus parientes y volteaba mucho hacia la puerta. Su tía le pellizco el brazo y Harry reprimió un grito, para luego fulminarla con la mirada. Luego de que el muchacho miró hacia el frente, su tía se sintió mejor y empezó a concentrarse en la misa.

Harry le dijo a su tía que necesitaba ir al baño y ella apenas lo notó. Severus vio a Harry saliendo y haciéndole una señal. En 10 minutos, Severus se iría del pulpito con el agua bendita luego de la bendición a las coronas y no volvería a subir.

Funciono perfectamente. Ambos amantes se encontraron en su punto de partida (el embarcadero) y el taxi llegó apenas minutos después de que Severus había llegado. Ni siquiera metieron las livianas maletas a la cajuela y simplemente Harry las llevó consigo en el asiento trasero mientras Severus tomaba el asiento delantero.

El taxista dijo que serían muchas libras hasta Dublín pero Severus le dijo que no importaba. Los amantes partieron cubiertos por una niebla aún más densa que la de la mañana y confiaron en Dios y en la pericia del conductor para llegar a salvo a su destino.

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Petunia empezaba a sentirse extraña, como si algo no estuviera donde debe estar. Una vez que acabo el servicio y muchos feligreses fueron a despedirse del Padre Albus, Petunia finalmente notó que es lo que faltaba: Harry.

Harry no estaba por ningún lado y la mujer no quiso entrar en pánico. Quizás se había ido a casa pero cuando llegaron, vieron que no estaba el chico. Su habitación parecía estar en orden, hasta que Petunia notó que el celular de Harry no estaba. Su cama estaba ligeramente movida y buscando, encontró una especie de caja abierta donde parecía hubo cosas importantes, ya que la caja tenía una cerradura de combinación.

Petunia pensó que quizás en la computadora del chico habría algo pero estaba protegida por contraseña y lo único que se le ocurrió a Petunia es que el chico se había ido con el Padre Severus. Tomó el auto de Vernon y llegó en tiempo récord a la iglesia, solo para enterarse que el otro sacerdote no había visto a Severus desde el final del servicio.

La mujer entonces finalmente supo que había pasado, los dos habían huido. No había más pruebas que el hecho de que ambos hombres estaban desaparecidos, pero Petunia estaba segura de que su sobrino había logrado seducir a un hombre de Dios y lo había convencido de fugarse. No estaba lejos de la verdad pero no era como Petunia lo imaginaba tampoco.

Petunia decidió que al menos haría que el pueblo odiara a su sobrino y al sacerdote que faltó a sus votos de castidad y fingiendo ser una preocupada tía, fue de casa en casa de los chicos del pueblo, buscando a su sobrino y diciendo que no sabía a donde había ido pero que sabía que el chico estaba enamorado del sacerdote más joven y "curiosamente" el sacerdote tampoco estaba.

Antes de que le contestaran sobre ese chisme, Petunia se iba y dejaba a la persona con la que estaba hablando, para irse rápidamente a la siguiente casa.

El chisme de la huida de Harry y Severus se regó como pólvora y muchos aldeanos siguieron a la mujer. Petunia estaba segura de que detrás de ella había una turba furiosa con el sacerdote y cuando dijera que fue gracias a su sobrino que el hombre renuncio a sus votos de castidad, este chisme escalaría hasta las noticias locales.

Cuando la mujer finalmente llegó a la iglesia, detrás de ella estaban la mayoría de los aldeanos. Petunia bajó del auto de Vernon y tocó a las puertas de la casa parroquial. Un Albus Dumbledore en ropa secular fue quién recibió a la mujer y los aldeanos.

—Bueno, mis queridos muchachos, ¿Qué se les ofrece? —Albus permaneció imperturbable mientras Petunia acusaba a su sobrino de ser un incubo infernal que había seducido a un hombre de Dios, que le había obligado con malas artes a renunciar a sus votos de castidad y que debía entregarlos para que se hiciera justicia divina.

La mujer terminó su diatriba con el cuerpo temblando, la cara roja, el maquillaje corrido por el sudor y el cabello revuelto. Era la viva imagen de la locura y detrás de ella, los aldeanos estaban horrorizados... ¿¡Como se atrevía está loca a acusar al Padre de algo así!?

Las voces de los encolerizados aldeanos no estaban siguiendo a Petunia, sino defendiendo a Severus, diciéndole a la mujer en diversas formas que si el Padre Severus se había ido con su sobrino, era mucho más probable que se hubieran enamorado y huido juntos, sabiendo lo loca que ella estaba.

Ella reviro diciendo que las relaciones entre hombres no eran naturales y tanto los Thomas como lo Finnigan salieron a defender a sus hijos, ya que sabían que ellos estaban en una relación y lo que dijo la mujer era ofensivo para sus vástagos. Petunia se encogió al ver esto, se había olvidado de Dean y Seamus.

La pelea siguió un rato entre Petunia y los aldeanos hasta que Rufus Scrimgeour se adelantó a todos y esposó a Petunia, acusándola de perturbar el orden público. Rufus no quería a Severus por su historia pasada, pero hasta él sabía que Severus jamás hubiera renunciado al sacerdocio si no hubiera amor puro involucrado. Esta mujer había ocupado su información solo para dañar y esa nunca fue la intención de Rufus al soltar esas pistas a quién las pidiera.

Lo que quería Rufus es que Severus alguna vez contara su historia en la iglesia, que se pusiera como un ejemplo vivo de que la gente podía cambiar, pero Severus jamás contó sobre su pasado y Rufus no entendía por qué. Lo consideraba un cobarde y no podía ir él mismo a contar la historia o su valor catártico se perdería. Por eso daba las pistas a los jóvenes, esperando que le contara su historia a alguno de ellos y eso lo empujara, pero nunca pasó.

Sin embargo, nunca quiso hacer daño a Severus y esta mujer esperaba que el pueblo se volcara contra él, ¿Por amar a su sobrino? ¿Qué estaba mal con ella?

Albus logró calmar a los aldeanos y una vez que hubo silencio, sacó una carta de su bolsillo y empezó a leer:

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Mis queridos aldeanos de Hogsmeade, escribo esta carta en la víspera de mi partida. Así es, me voy del pueblo, pero no es por una mala causa, sino todo lo contrario.

Me enamore. Así de simple. Me enamore de una criatura celestial que me ha proveído más alegría en poco tiempo que toda mi vida y mis años de sacerdocio. Tuve mis dudas como muchos comprenderán, pero finalmente, una persona muy sabía me señalo de que hay más de un camino para servir al Señor.

Algunos servirán al Señor trabajando de sol a sol, otros enseñaran a quienes no saben cosas aun, otros tantos servirán al Señor haciendo obras de caridad o ayudando a quienes se los pidan. Y otros tantos sirven al Señor tan solo existiendo y siendo la mejor versión de ellos mismos, siendo amables y mejorándose día a día, amando intensamente a una persona y dedicándose a ser felices.

Este último es el camino que escogí. Para ninguno de ustedes es secreto mi historia personal y deben saber que si nunca conté mi historia es más que nada porque me era muy dolorosa. No quería recordar mis errores de juventud y no quería que otros jóvenes impresionables pensaran que era una vida "interesante".

Sin embargo, últimamente me di cuenta de que ya no soy ese joven y en cambio, soy un adulto que finalmente encontró a alguien que lo hace feliz como nunca pensó serlo.

Comprenderán que sería un tonto si negara este sublime sentimiento, así que decidí renunciar al sacerdocio y en su lugar, dedicarme en cuerpo y alma a ser feliz, al lado del hombre del que me enamore.

No es un adiós, sino un hasta luego mis queridos amigos. Nos volveremos a ver en algún momento y espero me cuenten todos los chismes que me perderé el tiempo que este lejos.

Los quiero mucho y agradezco me hayan permitido ser parte de tan grandiosa comunidad. Les encargo mucho a Albus, ya que estará solo un tiempo, antes de que manden a otro sacerdote a ayudarle.

Con amor, Severus.

Pd.: Harry también se despide de sus amigos, pero les dice que chequen sus emails.

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Había muchos ojos llorosos cuando Albus terminó la carta. Se la dio a Amelia Bones que era la persona que estaba más cerca y se metió a la casa parroquial. Rufus se secó las lágrimas que tenía y metió a Petunia a la patrulla, mientras la mujer estaba en shock. No sabía que salió mal y por qué nadie estaba enojado porque lo que ella dijo, de hecho si había pasado.

Vernon Dursley, mientras tanto, había hablado por teléfono con su hermana Marge y le contó lo que estaba haciendo Petunia. Vernon ignoraba que su mujer estaba arrestada, pero eso refrendaría la decisión del hombre, sugerencia de su hermana, de que era mejor que Petunia recibiera ayuda profesional.

Dudley solo suspiro, ya que sin su mamá, era probable que su padre finalmente viera en lo que se había convertido su hijo. Dudley estaba enojado con su primo, ya que si solo hubiera hecho lo que quería su mamá, en esos momentos estarían cenando y no planeando internar a su mamá en un hospital psiquiátrico.

Cuando los del hospital arribaron y viendo que no faltaba mucho para las fiestas navideñas, le dieron a Vernon suficiente medicamentos para mantener dócil a Petunia mientras arreglaban su documentación para su ingreso. Una pequeña concesión.

Vernon solo suspiro y Marge arribó apenas un día después para ayudar a su hermano. Dudley supo que sus días de andar vagando y sin rumbo había terminado. Su tía era dura y su padre le estaba dando permiso de hacer las cosas que creyera pertinentes.

Mientras Marge se hacía cargo de la casa y de cuidar a Petunia que se mantenía poco menos que catatónica, Vernon pidió su traslado a un pueblo cerca del hospital. Quería estar cerca para poder visitar a su mujer. Sin embargo, estaba decidido a solicitar el divorcio si es que la diagnosticaban de algo incurable.

Vernon rezaba para que su mujer volviera a ser la chica dulce de la que él se enamoró pero si eso era imposible, lo mejor es que tomaran caminos separados. Nunca dejaría de pagar por su tratamiento, pero no quería tener que ver con ella si es que no podía dejar ir sus delirios.

~~~~~~~~~~*****~~~~~~~~~~

La llegada a Dublín había sido un éxito. El pobre taxista nunca había visto tantos billetes de 10 libras en sus manos y agradeció a los hombres que corrían apenas le dieron su paga y una buena propina.

Harry y Severus entraron por el andén que les había dicho Sirius y un hombre de cabello castaño y ojos color miel, tenía en sus manos un letrero que decía "H. Potter + 1". Cuando llegaron a él, el hombre se presentó como Remus Lupin, el abogado y pareja de Sirius Black. Ambos hombres le estrecharon la mano y lo siguieron a través de la pista privada hasta un avión tipo chárter. Al parecer, lo que Sirius consideraba avioneta era un avión privado para unos 10 personas.

Como fuera, Sirius se presentó ante su ahijado y finalmente pudo abrazar al hijo de su hermano en todo menos sangre y abrazó a Severus para consternación de este. Los 4 hombres partieron con rumbo a Londres donde tomarían un vuelo en primera clase a las Bahamas donde Sirius tenía un barco atracado. Vivirían un rato en el Caribe mientras Harry se ponía al día con su educación para heredar la fortuna de sus padres.

Severus sabía que Harry heredaría dinero pero oír todo el dinero que en realidad iba a heredar era bastante shockeante. Como fuera, él no amaba a Harry por su dinero, así que solo fue eso, un shock.

Una vez que estaban en el vuelo de Londres a las Bahamas, Harry estaba enseñándole sus fotos a Severus. Severus notó que la madre de Harry era esa chica pelirroja que le había salvado la vida en aquella ocasión y que el hombre de lentes era el abuelo de Harry. Al parecer, de una u otra forma, estaba destinado a tener una conexión con este joven.

Cuando le dijo a Harry quienes eran los que le ayudaron, Harry sonrió y dijo que tenía una cosa más que agradecerle a su mamá y su abuelo, ya que si no hubieran ayudado a Severus, nunca se hubieran conocido. El hombre solo respondió con un suave beso al joven y continuaron viendo las fotos.

Días después, en un barco atracado en las Bahamas, dos hombres contemplaban el firmamento. Lejos del bullicio de la ciudad y sin tantas luces, el cielo nocturno estaba tan cuajado de estrellas que era imposible no maravillarse.

Nicholas le dijo, cuando estaba convaleciente, que era difícil no creer en Dios cuando observabas la maravilla de la Creación. Severus pensó que Nicholas era un idealista pero cuando se ordenó sacerdote, pudo entender un poco a que se refería Nicholas. Fue solo hasta que llegó Harry que lo entendió en su totalidad.

Era difícil no creer en Dios, cualquier tipo de Dios, cuando veías cosas como el firmamento, un campo de flores, el mar o incluso, ese brillo en los ojos de la persona que amas. Y los ojos de Harry brillaban tanto como las estrellas.

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