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La primera vez que Haerin intentó expresar sus sentimientos hacia Danielle, no fue bien.

Ya no recordaba qué había intentado, pero era otro más de sus gestos que había usado con la mayor, nada que fuera especial del todo.

Y Haerin aceptaba que quizás no era muy claro, porque regalar flores, los "Be", unir su nariz con la frente de la mayor, y demás, eran cosas que ya hacía y que dentro de todo, Danielle estaba acostumbrada a recibir. Así que debía hacer un gesto especial.

—Danielle, "Be" —dijo, mientras corría en pasitos apresurados detrás de ella, estaban en el parque, con Eunha, quien se mantenía un poco separada para ver su interacción.

—¿Otro más, Haerinie? —preguntaba Danielle, y a la chica de pelo violeta le daba gracia que se hiciera la difícil, sí, a ella también le encantaba.

—Be, Be.

—Bueno, un Be —dijo, deteniendo su paso, mirándola a los ojos, Haerin asintió y juntó sus labios con los de Danielle, dejando que la mayor moviera sus finos labios a gusto, y empujándose a más contacto.

Al separarse sonrieron, y Haerin agitó sus manos con emoción, antes de salir corriendo por el parque.

Sin querer golpeó a una niña de unos catorce años, quién le gritó una grosería, pero Haerin estaba en su mundo como para escuchar, y al ver que la niña iba a ir hacia ella y se arremangaba su abrigo apretando sus manos en puños, Danielle fue hacia ella, tomándola del brazo.

—Disculpa, no lo hizo a propósito, tiene autismo, no entiende del todo.

—Oh, es retardada —dijo la chica, con total naturalidad.

Danielle se molestó porque la llamaran de esa manera.

—No, sólo tiene un par de problemas, como todos.

—Si, acabas de decir que está mal de la cabeza —dijo la chica.

—No, no dije eso —respondió, molesta.

Odiaba con todo su ser que trataran a Haerin de ese modo.

Ella era maravillosa, era muy inteligente, era buena persona, era la persona más buena del mundo, sin maldad en su cuerpo, nunca en su vida se había peleado con alguien, y no molestaba ni buscaba
peleas nunca.

Ella estaba en su mundo y era completamente inofensiva, estaba indefensa ante los demás y siempre la apartaban, y ella no se lo merecía, porque era una chica excelente.

—Dani, ¿qué pasa? —preguntó Eunha, al verla tan tensa, su mirada pasó de ella hacia la joven.

Danielle negó y soltó el brazo de la chica, murmurando un "Nada" la niña se fue por su lado, lejos de Haerin, mientras la pelinegra mordía su labio con rabia contenida.

Eunha no pudo lograr que cambiara la cara, ni siquiera que hablara al respecto, o que se descargara de algún modo, no importó cuántas tácticas psicológicas aplicara.

Lo único que la hizo reaccionar fue cuando Haerin se acercó a ella y como de costumbre, había juntado flores para regalárselas, la pelinegra ni siquiera las había agarrado puesto que fue directo abrazarla.

Haerin le tenía muchísima confianza así que la dejó, pero estuvo sorprendida dos segundos completos hasta abrazarla de vuelta y escondiendo su rostro en el hombro de Danielle.

—Eres perfecta tal y como eres, no escuches a los demás que no pueden verte como te mereces, no les hagas caso, Haerin, y te quiero muchísimo sin importar nada de lo que digan o de lo que te pase, recuerda eso siempre, ¿bien? —murmuró
Danielle contra su oído, a lo que Haerin asintió por puro reflejo, pero no creía haber entendido del todo.

Danielle la abrazó quizás por demasiado tiempo, porque Haerin golpeó su pecho, sin mucha fuerza para apartarla, con lo que la pelinegra reaccionó y se separó para mirarla.

Haerin pareció pensarlo un momento, hasta que por sí misma, se acercó a ella una vez más para dejar un beso en sus labios, haciéndola sonreír automáticamente, cosa que le gustaba, y que la hizo sonreír también.

Eunha sonrió con ternura, le encantaba que cada una era lo que la otra necesitaba para estar tranquilas.

Al llegar el trece de octubre, cumpleaños de Haerin, muchos parientes fueron hasta la casa de la menor, aunque Haerin no registraba a todos ellos, sólo a un par de tíos, a su padre y a sus hermanos, cada tanto podía mirar a los demás, pero no les hablaba y no se les acercaba.

Hasta Minji había vuelto de la universidad para estar con ella, la pequeña Haerin cumplía dieciocho años.

Danielle no solía prestarle mucha atención a la familia de Haerin, y ellos no la molestaban, pero
Haerin tenía una prima en especial que era muy insistente con ella, y estaba muy obsesionada.

Haerin no la quería ni un poco y se había enojado muchísimo con ella cuando se le acercaba a ver a
Danielle, a hablar con ella, o cuando la notaba mirándola mucho y sonriendo.

Hasta se había puesto nerviosa, casi a llorar de frustración cuando Danielle estaba a su lado y ella se había metido entre las dos para sacar un tema de conversación de la nada a la pelinegra.

Danielle tampoco la quería.

En ese momento se había levantado, había tomado a Haerin y la había llevado hasta el baño, con un abrazo y unas palabras amables se había calmado, y la dejó sola para que se lavara la cara, mientras ella se iba hacia la sala, buscando a esa chica para pedirle amablemente que la dejara tranquila, porque Haerin quería estar con ella y ella la ponía incómoda.

—¿Qué dices? Ella sólo está celosa —respondió, con una sonrisa enorme.

—¿Celosa?

—Se le nota en la cara —ella se encogió de hombros y sonrió con soberbia.

Danielle en verdad no quiso responder, y escuchó a Haerin salir del baño así que estaba dispuesta a ir con ella, pero la voz de la chica la interrumpió.

—Está celosa y frustrada de que ella no pueda demostrar las cosas como yo —la escuchó acercarse a ella—. De que no le salga acercarse a ti y tomar tu mano —la chica estaba prácticamente hablando contra su oído, Danielle ni siquiera quería verla, intentó separar sus manos pero la chica apretó con más fuerza y no quería ser brusca, ella no era brusca con nadie—. Y que no pueda decirte que eres muy linda, y que me gustas.

—Pues a mí no me gustas así que por favor-

La chica tomó su rostro con fuerza y juntó sus labios en un beso brusco, Danielle estaba sorprendida por el repentino contacto y tardó sólo un segundo en empujarla y separarse.

Iba a decirle que había hecho mal, iba a decirle que no, iba a decirle tantas cosas, hasta que un grito de dolor a su espalda la hizo voltear.

Y allí estaba su linda Haerin, se abrazaba a sí misma, gritaba entre el llanto y las lágrimas, y Danielle fue hacia ella, sin dudarlo y la quiso abrazar pero la menor la detuvo con un grito brusco.

Comenzó a balbucear, entre su llanto, intentando explicarse, pero no podía, como siempre, no encontraba una forma de expresar lo que sentía.

Haerin comenzó a golpear su pecho, sobre su corazón, y Danielle tuvo tanto miedo de que se lastimara que fue de nuevo hacia ella y tomó sus muñecas, llamándola, pero la menor estaba completamente perdida en su llanto y su frustración como para entenderla.

Al acercarse, comenzó a golpear a Danielle sobre su pecho también, con bastante fuerza, era muy normal que ella no midiera su potencia, así que no le hizo caso.

—¡Haerin! ¡Haerin, no golpees! ¡Haerin, escúchame!

—¡Dani! —gritó, entre lágrimas, continuaba golpeando su pecho y el de Danielle, intentando que entendiera, intentando expresarse de alguna forma— ¡Da-nielle! ¡Ni~!

Haerin e sentía fatal, se sentía estúpida por no poder decirlo, por no poder encontrar la forma de comunicarse como una persona normal.

"Soy tuya y tú eres mía" pudo pensar, pero era tanta su frustración que su cuerpo no la dejaba hablar, su voz no podía surgir, y su cuerpo sólo se agitaba en temblores y llantos y gritos, mientras torpemente unía su pecho y el de la mayor con golpes.

Danielle sólo pensó en abrazarla, con fuerza, tan fuerte que sus brazos quedaran atrapados entre ellas, y ya no pudiera golpear, sentía el dolor en donde Haerin había golpeado, pero ajustó tanto el abrazo que ya no podía mover sus brazos.

Haerin comenzó a gritar más fuerte, y Danielle cerró sus ojos con fuerza, aguantando las lágrimas.

Gritaba como si la estuvieran rompiendo por dentro, gritos guturales y llenos de dolor y furia, y pensó que en cualquier momento se rompería la garganta de gritar.

—¡Danielle! —Eunha se abrió paso entre la gente que la miraba sin saber qué hacer— ¡A su cuarto, ya!

Danielle sólo la levantó unos centímetros, lo suficiente como para cargarla, la joven aún no dejaba de gritar y sus piernas se flexionaban y se estiraban, retorciéndose como si fuera de dolor, aunque era todo su dolor interno.

Con Eunha dentro del cuarto del menor, cerraron la puerta dejando a todos atrás, y aún abrazado a Haerin, la dejó sobre la cama, haciendo presión sobre ella y sobre su cuerpo, aguantando los gritos contra su oído, y la lucha de la pequeña debajo de ella, Eunha también se encargó de abrazarla y juntas lograron hacer tanto peso que Haerin no pudo moverse y sólo gritar y llorar.

Eunha vio a Danielle llorar sobre el hombro de Haerin, de pura impotencia, y dolor.

—Ya está, ya está pasando, ya va a calmar, estará bien —murmuró, y sólo la vio llorar más— Danielle, está bien. Haerin, está bien. Están bien, dejenlo salir, sólo dejenlo salir —continuó, su voz era sumamente calmada y relajante, haciendo que pudiera llorar sin culpa.

Pasó un rato muy largo hasta que Haerin se cansó, hasta que sus ojitos se medio cerraban y su voz se había agotado por completo, hasta que sus brazos dejaron de pelear y respiró agitada mientras sus lágrimas caían.

Danielle continuaba llorando sobre el hombro de la
menor, hasta que Eunha la tocó para que le diera atención a la pequeña, Haerin la miraba dolida.

Danielle entendió enseguida y alzó su vista hacia ella, sus ojos se encontraron y por más de las lágrimas y el dolor que ambas cargaban, en el fondo había un pequeño brillo de que todo estaría bien.

—Q-Que sepas que lo siento mucho Haerin, muchísimo —murmuró Danielle—. No creí que ella iba a hacer eso... Fue de sorpresa, yo nunca besaría a alguien más, lo siento, soy muy tonta, no la vi venir...

Haerin negó y negó.

—¿Está bien? ¿Podrías perdonarme? Me crees...

Haerin asintió, claro que sí lo sabía, ella misma lo había visto, ella sabía que su Danielle no podría besar ni tener ojos para alguien más, era suya.

—Haerin, te amo a ti y sólo a ti —murmuró la mayor, con toda honestidad.

La menor abrió su boca para responder pero por más que su cerebro pensara la respuesta no le respondía nada que pudiera decirlo, y volvió a soltar un sonido quejoso y de dolor, cargado de ansiedad por no poder replicar.

Eunha se dio cuenta de inmediato y decidió ayudarla, antes de que comenzara otro ataque, tomando sus mejillas para que la mirara.

—Haerin, Haerin, Haerin, ya, ya, está bien, respira, mira, repite conmigo, ¿sí? Tú puedes. Yo te ayudaré, sé que puedes decirlo, está bien, no pasará nada... Tómate tu tiempo, Danielle te esperará. Y ella también sabe que puedes, tú puedes...

La menor continuó llorando y la chica continuó hasta calmarla lo necesario.

—Di, "Danielle" —murmuró con suavidad, comenzando con una palabra que Haerin se sabía bien.

—Da-nielle... —murmuró luego de varios segundos de balbuceos, su garganta dolía por gritar.

—"Te", así, como el té que tomas por la mañana,
Haerinie, "Te".

—Te —fue fácil porque era una palabra corta, y decirla a la primera la hizo sentir enormemente mejor.

—Amo, a-mo.

—A... mo —murmuró con un último hilo de voz, esperando que fuera suficiente.

Danielle sonrió ampliamente, con lágrimas cayendo por sus mejillas, Haerin respiraba agitada y por romper en llanto de nuevo, le estaba costando mucho hablar y dudaba que lo hubiera hecho bien, nada parecía bien.

—Danielle te amo —dijo la pelinegra por ella, y tomó las mejillas de la chica, Eunhase apartó—. Dame un "Be" linda Haerinie.

Al verla sonreír Haerin sonrió también, y Danielle se acercó a sus labios para dejarle un tierno beso, más largo que los demás, con más contacto, que la menor recibió con gusto, y entrelazó sus manos con las de la mayor, sintiéndose mejor, sintiendo que por fin había dicho algo que pudiera compensar todo lo que sentia.

Sintió alivio, y en su mente se instaló un nuevo significado.

La calma estaba en los labios de Danielle, y a partir de ese día, cada momento de ansiedad, de frustración, de inquietud, cada vez que ella no pudiera expresar lo que sentía por la mayor, buscaría en sus labios un "Be" como ese.

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