30. Una vida juntos - Parte 2

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Martín y su equipo estaban en el último tramo de la carrera. La prueba había sido dura, pero lo habían conseguido. Trescientos metros los separaban de la meta, al fondo se divisaba la línea de llegada y el reloj digital que marcaba el tiempo transcurrido. Cientos de personas alrededor del ingreso agitaban banderas y aplaudían a los deportistas por haber cumplido con éxito el circuito.

—¡Vamos, el último esfuerzo! —Los motivó Martín.

—¡Más rápido! —añadió Iván y aceleró a fondo.

Cruzaron la meta con un buen tiempo, el mejor de todos en ruta corta.

Martín bajó el ritmo y buscó con la mirada a Estela. La ubicó unos metros adelante, sostenía un cartel, pero desde esa distancia no pudo leer bien lo que decía el texto. Desvió la vista a Lucas, venía hacia él agitando las alas, la gente lo filmaba y le tomaba fotos. El pato causó furor entre los asistentes.

—¡Lucas, sube a la bici! —Le dijo. El ave saltó y se acomodó en el manillar. Algunas cámaras de medios de prensa los enfocaron, maravillados por lo que veían sus ojos—. Vas a ser famoso. —Sonrió e imaginó a Lucas como todo un influencer—. ¿Dónde está Estela? —El gentío que se cruzó en su camino provocó que la perdiera de vista.

—¡Martín! —escuchó su voz.

Bajó de la bicicleta y la empujó con las manos, Lucas caminaba a su lado. Sonrió cuando Estela apareció en su campo de visión. Desde esa distancia leyó con claridad lo que decía el cartel. El corazón le latió con fuerza, apretó el paso, azuzado por esas cinco palabras:

"Sí, acepto ser tu novia"

Rezaba el texto escrito en letra cursiva. Lucas y René aparecían retratados, cargando un anillo, también estaban él y Estela junto a una bicicleta. Era el recibimiento más hermoso que alguien le había hecho.

—¡Estela, mi amor! —Le plantó un beso en los labios. Después se arrodilló en el piso y sacó una cajita del bolsillo de la camiseta—. Esta es mi sorpresa para ti. —Se trataba del anillo de plata con dos esmeraldas con el cual le había realizado la petición el día anterior—. Quería que lo tuvieras sin importar si me aceptabas como novio o no.

Martín le tomó de la mano izquierda y le colocó el anillo en el dedo anular.

—Te amo, Estela, con toda mi alma.

—Y yo te amo a ti. —correspondió ella. Los ojos se le aguaron por la felicidad que sentía.

Él la tomó entre sus brazos y la besó con fervor.

—¡Bravo! —El público aplaudió eufórico por la muestra de cariño de la pareja.

Una periodista le pidió al camarógrafo que filmara la escena romántica. Sería una excelente nota para la revista deportiva. Dos enamorados declarándose su amor en la línea de meta, junto a su pato mascota, era algo digno de grabar para la posteridad.

—Felicitaciones, tía Estela y tío Martín —dijo Raia con una sonrisa pícara.

Los aludidos le sonrieron de vuelta.

—Gracias, sobrina —respondió Martín con humor.

—¡Cuack, cuack! —graznó Lucas felicitando a sus papás humanos.

Los novios lo agarraron entre sus brazos.

—Te queremos mucho, Lucas. Eres nuestro cupido con plumas. —Martín le acarició la cara con afecto.

—Eres muy importante para nosotros, y siempre lo serás. —Estela depositó un beso en su cabeza.

Les llegaron más felicitaciones. Muchos querían festejar con los novios.

—¡Martín, bienvenido oficialmente a la familia! —exclamó Andrés estrechándole la mano.

—Muchas gracias, Andrés. ¿Ahora sí te puedo decir cuñado? —preguntó con guasa.

—Sí, ya puedes hacerlo —soltó una carcajada.

—A mí ya puedes decirme cuñada con confianza —dijo Concha dándole otro abrazo.

—Martín, un gusto que te unas a esta familia de locos —rio Armando, dándole una palmada.

—No dudé ni un momento que ustedes terminarían juntos —confesó Esther entre risas—. Felicidades a los dos.

—Es que se veía a leguas que estaban destinados a estar juntos. Son el uno para el otro —añadió Paula.

—Me van a hacer llorar, chicas. —Estela estaba conmovida por las palabras de sus amigas—. Gracias por brindarme siempre su apoyo.

El siguiente en manifestarse fue Iván:

—¿Quién diría que aquella vez que te fuiste de bruces contra el pavimento ibas a conocer a la mujer de tu vida? —Le recordó la caída, conteniendo una risa—. Felicitaciones a los dos.

Martín sonrió al pensar en ello. Ese accidente había sido lo mejor que le pudo haber sucedido.

—Gracias, hermano, por estar conmigo... hasta en esa caída. —Ladeó una sonrisa. Iván era un amigo incondicional, como pocos en el mundo.

—Puedes contar conmigo siempre que lo necesites, eso incluye ser el padrino de tu boda en un futuro próximo —sonrió con diversión—. Por que se van a casar, ¿no?

—Eso lo veremos más adelante —rio él—. Pero el nombramiento ya lo tienes.

Los compañeros de equipo de Martín fueron los últimos en extender sus felicitaciones. Se sentían muy contentos de que familiares y amigos celebraran su felicidad.

—Gracias a todos por haber sido parte de esta historia de amor entre Estela y yo, la cual está apenas empezando. —Tuvo la certeza de que lo que vendría sería aún mejor.

—El futuro es incierto, pero el camino se muestra interesante —agregó Estela, dichosa.

—Eso se nota a la vista —dijo Paula con una mirada socarrona—. ¿Qué les parece una foto? Este día hay que inmortalizarlo.

—¡Sí, foto, foto! Déjenme buscar mi celular. —Esther hurgó en su cartera.

Mientras Esther buscaba su móvil. Estela llevó a su hermano a un costado. Necesitaba saber algo, más por curiosidad que por otra cosa.

—¿Él sí te cae bien? —inquirió.

—Sí, Martín me cae muy bien —declaró Andrés en tono sincero—. Pero si lo que buscas es mi aprobación, no la necesitas. Maduraste y ahora sabes elegir lo que mejor te conviene. —La abrazó con calidez y de esa forma le hizo saber lo orgulloso que estaba de ella.

—¿Me acabas de abrazar? —El gesto descolocó a Estela. Andrés le había dado su primer abrazo de hermanos sin sentirse obligado, sino porque así lo quiso. No podía estar más feliz.

—Siempre me has pedido que te abrace, y hoy me apareció la ocasión perfecta —le habló al oído—, discúlpame si no lo hice antes, no soy muy dado a las demostraciones de cariño físicas.

—No importa. Eres el mejor hermano que pude tener —soltó unas lágrimas, tenía las emociones a flor de piel.

—Lo sé —dijo cómico—. Te quiero, loquita, y te deseo lo mejor del mundo.

—¡Estela, Andrés, vengan para la foto! —Los llamó Esther con la mano.

Los hermanos fueron a reunirse con el grupo.

Estela y Martín se colocaron en el frente, sosteniendo a Lucas entre los brazos. Los demás se acomodaron alrededor de ellos.

—¿Listos? —Esther alargó el palo selfie—. A ver, todos digan: ¡amor en bici!

—¡¡Amor en bici!! —clamaron al unísono.

Sonó un click y la foto fue capturada por el lente del celular, guardando para siempre un bonito recuerdo.

—Dime algo, Estela, ¿qué te hizo cambiar de parecer? —preguntó Martín, curioso, abrazándola por la cintura—. Hasta ayer estabas renuente a formalizar nuestra relación.

—¿Recuerdas que te dije que no debías permitir que el miedo te impida vivir a plenitud? —Le acarició la mejilla con mimo—. Decidí aplicar el consejo conmigo misma. No es una etiqueta lo que definirá nuestra relación, es el compromiso de los dos lo que hará que esto funcione.

—Mi compromiso lo tienes. Te quiero conmigo en mis noches, en mis días, en mi presente y futuro. —Le sonrió con ternura—. Te quiero para que construyamos una vida juntos. Te amo, Estela.

—Me alegra que el destino haya cruzado nuestros caminos. —Su corazón no cabía de tanta dicha—. Te amo, Martín, con todo mi ser.

Sus labios se unieron en un beso lleno de esperanzas y alegrías. Caminarían juntos a través de las dificultades, aprendiendo el uno del otro, sin renunciar al amor que los unió.



Fin


Hemos llegado al final de esta historia. ¡Muchas gracias por haber seguido la historia hasta su conclusión, no puedo estar más que agradecida!  😭 😍 


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