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Venecia 1980
Era un día tranquilo en lo que cabe para Jungkook no tenía ninguna reunión urgente ni entrevistas con noticieros, el suceso de aquel día lo había dejado pensando mucho, pero ningún encantador chico se había acercado a su vivienda ni a su trabajo siendo ya una semana después... así que el chico pelinegro había perdido ya la esperanza de quizás encontrarlo de verdad.

Después de un rato sentando en la oficina checando algunos trabajos de la editorial para distintos géneros se dirigió al café de alguna calles abajo que solía visitar diario cuando tenía la necesidad de un café.
Salió de su oficina avisándole a su secretaria que volvería en hora y media y bajo por el el elevador para finalmente dirigirse hacia la salida del edificio y caminar un poco hacia su derecha para llegar a aquel lugar que tanto le gustaba visitar.

Llego un sitio de fachada gris pastel y abrio la puerta sonando así una pequeña campanada en su interior.

-hola Carol, vine por mi bellooooo café- dijo el joven cantando lo último.

Dentro del café, detrás de la barra apareció una joven de la misma edad de Jungkook aproximadamente, que le dirigió una cálida sonrisa para después comenzar.

-jeon, hoy llegaste un poco más temprano que de costumbre ¿no?- menciono la señorita sin retirar la mirada de lo que hacia.

-si bueno, hoy necesite mi café un poco antes- dijo el chico que se encontraba frente a ella caminando lentamente hacia aquella barra de la cafetería.

-bueno en un momento te lo tengo ¿vale?, toma asiento

-gracias Carol tu siempre siendo un amor.

-bueno ya vez...

Después de un rato en el que tan solo se escuchaba una suave canción instrumental y suaves ruidos provenientes del lugar en el que se realizaba el café, la chica se acercó hacia la mesa en la que el chico pelinegro se encontraba para así colocar el café del mismo en la mesa y tomar asiento en una silla en frente de el.

-gracias- dijo el joven tomando la taza con cuidado y acercándola a su boca dándole así un pequeño sorbo.

-no hay de que, y ¿como va tu día?

-todo bien Carol gracias.

la chica asintió colocando sus brazos sobre la mesa colocándose un poco hacia adelante.

-¿que haces?-pregunto el chico sin mucho interés con su café aún en las manos.

-bueno tan solo admiro tus ojos.-dijo la chica parpadeando repetidas veces mirándolo a los ojos.

Jungkook tenía que admitir que la chica era muy bonita de tez blanca mejillas rosadas por nacimiento, labios delgados pero bonitos, una nariz hermosa, cejas pobladas y un ojos muy brillantes, pero no era lo que el quería, no era su ideal... tan solo eso, pero se sentía tan mal al saber que era un chica genial y tan perfecta, y tan solo estaba perdiendo su tiempo con el.

Intento ser un poco amigable con ella asi que se acerco un poco y se intereso en su día tambien, no quería ser un idiota... de nuevo.

-y bueno ¿que tal el tuyo?-meciono el chico sin levantar la mirada de la taza que removia un poco en circulos.

-oh, ¿mi dia?-nunca le habia preguntado asi que la chica se torno un poco nerviosa pero esntusiasmada a la vez- bueno mi dia va bien, me desperte temprano para venir a la cafeteria y bueno vinieron los ejecutivos de siempre en la mañana por su orden de mil cafes, los atendi y desayune un poco y bueno... despues llegaste tu.

Tenía de verdad un brillo especial, esa forma de mirar suya, la forma en la que sonreía, el chico no pudo evitar sonreír al ver cómo se sonrojaba por el contacto de sus ojos.

-bueno... fue una linda plática pero me temo que me tengo que ir...- menciono el pelinegro jugando con la taza esperando la respuesta de la chica de voz serena.

-oh... si claro fue una linda charla- dijo está levantándose y tomando la taza del contrario- que tengas un buen día Jungkook-le dedicó una linda sonrisa antes de que el chico se maracahra por aquella puerta.

Afuera volvía a hacer mucho frio, estaban en pleno invierno y la cafetería contaba con calefacción por lo cual el cambio de temperatura era muy brusco.

Camino sereno de vuelta al edificio en el que trabaja llegando a este después de un par de minutos

Abrió la puerta y subió a su oficina sin problema alguno, camino hacia su oficina y empujó las puertas cuando...

-director Jeon!! dios está bien?

-llamen a una ambulancia!!

-jungkook reacciona!!

-vamos levantenlo... 1,2,3...

...abran paso por favor ABRAN PASO!!!....

Todo se nublo, se apagó, escuchaba que aún había personas pero todos estaban muy lejos, demasiado como para alcanzarlos.

-todo se desvaneció-...

...-buen día señor Jeon, me hubiese gustado conocerlo en otras circunstancias...

-ah?- el joven chico volteo a ver a sus alrededor, no sabía que había pasado ni mucho menos dónde estaba, aunque ya se hacía una idea- p-perdon, em ¿que hago aquí?

-no se fuerce, recuestese por favor... vera lo que pasó es que usted sufrió de u...

Después de un rato en aquel hospital salió por fin, viendo el cielo un poco perdido, por qué aunque su teléfono le decía que no había pasado mucho tiempo desde lo sucedido, el sentía que si, que todo había cambiado en un momento.

Salió del hospital con su saco gris cerrado por la ventisca que había en Venecia últimamente, se dirigió hacia su auto, que aún no entendía como había llegado ahí, pero bueno ahí estaba.

Subió y coloco sus manos en el volante echando la cabeza hacia atrás, respiro un poco agitado, las ganas de llorar lo invadían, quería llorar, de verdad quería hacerlo.

Soltó un grito que al estar dentro del auto con todas las ventanas arriba era inaudible para las personas que se encontraban en el exterior.
Apoyo su frente en el volante que tenía al frente y con ambas manos golpeó los bordes del mismo frenéticamente...como si siquiera eso cambiará las circunstancias en las que se encontraba ahora mismo.

Se quedó un rato con la frente apoyada en el volante sin hacer nada más, sin decir nada más, sin pensar en absolutamente nada...

Arranco el coche y empezó a maniobriar para salir de aquel lugar, se dirija a su casa ya que hoy no tenía trabajo en la oficina así que se podría dedicar a hacer una vida...  cómo si aún le quedará una...

Después de un rato manejando en completo silencio llegó a a su casa estacionando el carro y saliendo del mismo para adentrarse en su gran casa, a pesar de que tan solo vivía el en ella.

No había nadie que lo fuera a saludar ni que le preguntara por su día, tan solo se tenía a el.

Al entrar colgó su saco en el perchero de la entrada y se dirigió a la cocina por un vaso de agua, al llegar a la misma se lo sirvió y tomo sin prisa alguna, al final estaría lo que restaba del día en su casa, solo.

Salió de ahí dirijiendose a la planta alta, entrando por fin a su cuarto, su forma de caminar era cansada, sus hombros un poco hacia en frente, los brazos le colgaban como si mantenerlos fuese mucho trabajo, los pies le eran difíciles de alzar para caminar sin arrastrarlos y ni hablar de sus ojos, miraban las cosas pero con un vacio en ellos.

Ya dentro de su recamara se dedicó a dejar su relog y pulseras en su ojalero, para después desvitirse para tomar una ducha.

Ya completamente desnudo decidió entra a la tina, sin muchas ganas. Después de un rato acostado en esta sin hacer nada más que mirar al infinito, termino por bañarse y salió enrollando una toalla en su cintura.

Salió deteniéndose en el espejo, tomando su cepillo de dientes, colocándole pasta bucal, lo mojó un poco y prosiguió a lavarse los dientes, hasta en su forma de lavarse los dientes había algo diferente, había cansancio.

Se sacudió un poco el cabello con la mano para después secarlo con una toalla que tenía a la mano dejando este alborotado y sin forma, no le importaba arreglarlo ya que estaría en su casa sin que nadie le vea.

Se recostó en el sofá de su sala de estar, saco un cigarrillo del buró de a un lado y lo prendió poniéndolo en sus labios e inalando fuerte.

Prendió la televisión y vio las noticias, no tenia muchos ánimos de absolutamente nada, después de un rato quedó dormido en el mismo sofá, con los cigarrillos consumidos en el cenicero, y su pelo negrozo aún un poco mojado...

El reloj sonaba marcando las horas, los segundos, los minutos de aquel descanso, toda su vida estaba marcada por un tiempo, para ser exactos las vidas de todos lo estaban pero a él, a él en especial... ya no le quedaba tiempo...

Se despertó a media noche cuando el relog dió su gran campanada, ya había dormido suficiente así que tal vez se mantendría toda la noche despierto, se paro de el sofá dirigiéndose hacia la cocina aún adormilado, tomo un vaso de agua por qué tenía la boca seca.

Se dirigió al piso de arriba para ir a su cuarto, paso al baño y se lavo los dientes después se recosto en la cama tomando un libro de su mesilla de noche.

-una noche sin tu amor- dijo en voz baja para si mismo leyendo el título de el libro, le dedicó una ligera ojiada a su portada y continuo.

Abrió el libro y se dirigió a la página en la que había dejado su lectura un día anterior, empezó a leer en silencio con la cabeza apoyada en la almohada.

cansado de la posición en la que se encontraba levantó la almohada colocándola a forma de respaldo , arrimándose así hacia atrás colocando su espalda en ella, recogió sus piernas y apoyo su libro en sus rollidas para seguir con su lectura.

Aunque era una persona muy grande, podrías jurar que es un niño por la forma en la que actúa muchas veces.

Dieron la 1, después las 3, llegaron las 5, y Jungkook no había parado de leer, ya estaba llegando al final del libro, y en todo ese lapso no había tomado ni un descanso de la lectura.

El hábito de la lectura se lo había inculcado su hermano mayor, Namjoon, quien amaba leer.

Jungkook realmente se sentía cómodo cuando leía, vamos lo tenía que hacer a diario por su trabajo, ya que tenía que checar siempre todos artículos y trabajos de la editorial antes de ser publicados. Pero cuando leía por su cuenta, ahí, todo era diferente.

Sentía que verdaderamente podría escapar de su realidad por un buen tiempo, que de verdad podía huir de todo y sumergirse en algo inexistente pero extraordinario, tal vez para muchos es extraño o si quiera idiota, pero para Jungkook no, para el es mágico.

Y creo que el más que nadie era quien necesitaba huir de todo ahora, antes de que todo aquello lo alcanzará y terminara por matarlo.

Después de un rato tocaron la puerta de su casa, se molestó un poco por tener que interrumpir su lectura, no se molestó en verse en el espejo ni mucho menos poner cuidado a su aspecto, simplemente se colocó los zapatos y decidió bajar a ver quién era.

llegó a la puerta pero seguían tocando de una forma bastante desesperante.

-que ya voy- dijo un poco fuerte pero sin gritar, y los toques en su puerta cesaron

Abrió la puerta lentamente y del otro lado se encontró con aquel rostro conocido.

-dios, Jeon, ¿que pasa?, ¿no haz dormido?-dijo el joven que tenía enfrente suyo riendo mientras veía lo mal que se veía su amigo.

-que haces aquí Yoongi?-dijo el menor sin mucho interés en seguir aquella conversación.

-bueno...-levanto una bolsa de color café a la altura de si cara sacundiendola- desayuno, se nota que no harás uno por ti mismo.

El que se encontraba dentro de la casa río ligeramente y sorbo por la nariz. Aunque le costará admitirlo aquel que estaba del otro lado, era el único que verdaderamente se preocupa por el, cuando su padre murió y su hermano se fue fuera por sus estudios el fue el único que estuvo, el único que lo acompaño en aquel lapso, lo crío un poco para ser sinceros, y aunque no es muy mayor, le enseño muchas cosas que quizás nunca hubiera aprendido si no fuera por el.

Abrió la puerta y le hizo ademán de que entrara con la mano, el mayor lo hizo y sin mucho tardanza se dirigió directo a la cocina dejando atrás a Jeon.

El menor que aún seguía en la puerta se dedicó a cerrarla y colgar las llaves en su sitio.

Después subió y cambio sus zapatos por su pantuflas de color beish, y bajo para ver si podía ayudar en algo al mayor.

-Bueno y ¿con que delicia culinaria me sorprenderá hoy?- dijo el pelinegro.

-bueno, es algo muy complejo para ser sinceros, de echo tuve que cultivar mis propios ingredientes, por qué bueno, necesitaban ser de la más alta gama- dijo el que se encontraba cocinando con un tono sarcástico y bastante chistoso.

-oh ya veo señor min, bueno esperaré en la mesa si no necesita ayuda con nada.

-si, ve y siéntate que ya casi está.

El menor obedeció y se dirigió hacia el comedor para sentarse en su sitio y aguardar por la comida.

Al cabo de unos minutos su amigo llegó a la mesa también, con la comida entre sus manos, colocó los dos platos en la mesa para después acomodarlos sobre los manteles que ya estaban sobre la mesa desde su llegada.

Regreso a la cocina por los vasos y cubiertos y volvió a la mesa para colocarlos en su sitio y finalmente tomar asiento a un lado de el menor.

-vaya se ve bien...- dijo el pelinegro viendo la comida.

-Claro pues lo hice yo, es lo menos ¿no?-dijo este riendo un poco mientras tomaba los cubiertos para colocarlos en su plato.

-tienes razon- admitió el menor con una sonrisa en sus labios, repitiendo la acción del contrario.

-bueno... comamos, espero que te guste jk- el era el único que acostumbraba a llamarle así, fue un apodo que el creo, y que aparte tan solo ellos conocían así que era común tan solo escucharlo de el.

El menor solo asintió y empezó a comer. Al poco rato los dos habían terminado su comida, dejando vacíos sus respectivos platos y también vasos.

El menor se dedicó a recojer la mesa mientras que el mayor de los dos lavaba aquellos que el menor llevaba a la cocina, Yoongi siempre cuidaba de el como si siguiera siendo un pequeño bebé. Le gustaba hacer las cosas por el, no lo veía como una obligación ni mucho menos, simplemente sentía que después de tanto era lo menos que podía hacer...

Lo menos que podía hacer por aquel chico que lo hizo ser diferente y mejorar, que lo hizo crecer y olvidar todo aquello que le lastimaba y no lo dejaba dormir por las noches en paz, por qué aquel niño que le ilumino las noches, por qué si, Jeon Jungkook tenía una galaxia en sus ojos, millones de constelaciónes en sus sonrisa... Y la luna en todo el, por qué el era la luna, el era su luna.

-bueno creo que ya está todo lo de la mesa, quieres que te ayude con eso- dijo señalando el lugar en el que se colocaban los trastes sucios.

-no, no te preocupes, anda ve a arreglarte en lo que terminó. Aún pareces salido de ultratumba- dijo el que lavaba los trastes sin voltear la mirada de lo que estaba haciendo.

El menor obedeció y salió de la cocina para así dirigirse escaleras arriba hacia su cuarto, tomo sus cosas y se adentro en el baño para así tomar una ducha.

Ya adentro abrió las llaves de la regadera, calentandola al punto perfecto para después introducirse por completo bajo el chorro de agua que salía de esta.

No podía relajarse ni siquiera con aquel baño, no podía dejar de pensar que la persona a quien más apreciaba estaba abajo sin saber la verdad, sin saber que el tiempo de aquel pobre chico llegaría pronto a su final.

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