24.

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—YoonGi, no, no, por favor, no puedes hacerme esto —le dijo JiMin sin querer soltarlo cuando sus labios se separaron del primer beso que tuvieron.

El alfa unió sus frentes y sonrió con tristeza cerrando sus ojos, acarició las mejillas del omega y sintió el aroma de él tan cerca que sus sentidos se adormecieron con aquel hermoso aroma a fresas sobresaliente de su segundo aroma.

—¿Y perderte a ti también? —Dijo con ironía el alfa—. Ellos me perseguirán hasta asegurarse que estoy muerto, no pienso arriesgar tu vida sólo por estar a mi lado, JiMin —JiMin los separó y comenzó a negar efusivamente mientras las llamas y el calor estaban casi encima de ellos y la cama donde estaban antes ya ardía con furia. Los gruñidos potentes de los dragones que estaban afuera aturdían sus oídos, veían el piso y las paredes temblar con cada rugido potente que ensordecía sus oídos, mientras el alfa intentaba hacer que JiMin se fuera de ahí lo antes posible para evitar una tragedia.

—No me hagas esto, JiMin —suplicó YoonGi, el omega miro las lágrimas descender por sus mejillas y sintió su corazón roto—. No te puedo perder... no a ti.

—¿Entonces quieres que te pierda yo? ¿Quieres verme sufrir? —Sabía que no era el momento para ponerse dramático o cambiar los roles de la situación, pero tal vez de ese modo lograría persuadir al alfa y convencerlo de escapar juntos.

—Lo siento tanto... JiMin, te hice pasar malos ratos desde que nos conocimos, no supe valorar tu presencia y tampoco el amor que querías ofrecerme —YoonGi tomó las pequeñas manos que estaban en su cintura y logro separarlas con esfuerzo—, jamás podré agradecerte que me ayudarás tanto y jamás te agradecí por ellos antes, no mereces morir por la culpa de un alfa como yo, así que lo único que puedo rogarte ahora es que te vayas o me sentiré peor de saber que algo te ha ocurrido —el omega comenzó a sollozar y el fuego comenzó a arder toda la zona más cercana a donde estaban ellos dos. El humo confundía su nariz y sus ojos ardían por ello.

El techo comenzó a agrietarse y YoonGi miró con terror como los dragones que estaban afuera provocaban que las paredes comenzarán a caer. El omega miró a todos lados buscando una salida y arrastrar a YoonGi con él, no le importaba si el alfa llegará a enojarse o algo parecido, lo quería con vida, lo quería a él.

Porque sus sentimientos se habían vuelto uno solo y era el que ellos dos compartían en sus corazones, se amaban, ahora podían comprenderlo.

—¡JiMin! —Una parte del techo comenzó a desprenderse y amenazaba con caer sobre el omega, YoonGi sintió sus piernas flaquear, pero no era hora de ponerse débil, miró el hueco en la pared y tomo el brazo de JiMin para jalarlo y llegar hasta el borde de la pared caída.

Abrazo a JiMin contra su pecho y lo sujeto bien tomando el impulso para dejarles caer desde el segundo piso, el omega no había esperado algo así, por lo que su corazón latió desbocado al sentir el aire impactar todo su cuerpo y a YoonGi abrazarlo.

—¡Y-YoonGi! —No dijo nada más cuando sintió un montón de ramas y hojas rodearlo. Miro alfa que estaba debajo de él y comenzó a negar con terquedad mientras lloraba.

YoonGi están inconsciente y a pocos metros tenían a cinco dragones peleando entre ellos. No supo si fue bueno o malo cuando otros tres dragones llegaron y comenzaron a pelear contra MinKi y MinHyun, eran del concejo, lo sabía, pero su atención estaba solamente en YoonGi y en asegurarse que el alfa despertaría, debía de hacerlo.

Su vista se levantó apenas unos segundos cuando vió que un golpe muy certero estaba por llegar a él, un golpe que muy probablemente le dejaría moribundo, no pudo esquivarlo y sólo pudo sentir un inmenso dolor en su cabeza y su cuerpo chocar contra un árbol y piedras.

SeongHwa y HoongJoong intentaron detener a MinHyun cuando tuvo intenciones de volver a golpearlo como antes, pero no supieron qué hacer al ver que MinHyun fue sólo una distracción mientras MinKi tomaba a YoonGi con sus garras y se elevaba por el cielo escapando con el cuerpo indefenso del Hell.

—¡Ahora! —Gritó MinHyun y de repente redes de acero cayeron sobre los dragones del concejo, cada uno intentando liberarse y ver cómo del bosque salían más hombres que se transformaban en su forma animal y seguían a MinKi protegiendo al que llevaba a YoonGi en sus garras.

Mientras que JiMin apenas podía hablar, veía a lo lejos que un dragón dorado llevaba a su alfa y quiso llorar por todo, absolutamente todo lo que les estaba pasando sólo porque YoonGi era un Hell y las otras razas solamente demasiado avariciosas. Sus ojos comenzaron a derramar lágrimas y su cabeza sangraba mientras estiraba su mano y daba una caricia al aire sin perder de vista a los dragones que se llevaban a YoonGi, la persona que amaba.

Sus ojos se cerraron, su cuerpo dolía como el infierno y todo quedó en silencio, las redes de acero dejaron de vibrar por el movimiento, los gruñidos de los dragones pasaron a segundo plano y sólo se sumergió en un sueño doloroso. Vieron a gente de la aldea encender luces y correr a ellos para ayudar, pero ya nada se podía hacer porque ellos eran pocos.

Parecía un sueño, uno donde nada terminaba bien.


—¡Abran las puertas!

El camino hasta la aldea escondida duró varias horas, las suficientes como para ver los primeros rayos del sol aparecer y mezclarse con ellos. Las enormes puertas se abrieron y ellos entraron aterrizando lentamente para no caer y provocar un accidente.

MinKi soltó a YoonGi y dejó que tres guardias se lo llevarán a la sala de reuniones donde estaría JaeHyun y diría si matar a YoonGi o experimentar con él.

—¿Estás bien? —Le dijo MinHyun acercándose ya en su forma humana y con una manta grande cubrir su cuerpo desnudo. Llevaba otra de esa misma manta en su mano para él, por lo que volvió a ser un humano y sintió la suave tela pasarse en sus hombros.

—Estoy bien, gracias —le dijo con una pequeña sonrisa y el otro se sentó junto a él mientras descansaba su cabeza en el hombro ajeno.

—Fue una misión muy cansada —le susurró con el sueño jugando en su contra, las heridas que tenía debían sanar en poco tiempo pero estaba agotado.

—Lo sé... —le respondió de igual manera MinKi.

Pero no podían dormir sabiendo que tal vez el destino de ese alfa sería morir en la tortura más dolorosa que pudieran pensar.

—¿Crees que lo mate? —Dijo el omega y MinHyun negó.

—JaeHyun es impredecible, no sé lo que hará con ese chico.

Ellos solo cumplían órdenes, por temor a ser esclavos de JaeHyun o un experimento más, no tenían una escapatoria más que ayudar en sus planes.

Mientras tanto los guardias dejaron a YoonGi sentado en una silla y ataron sus pies y manos con cadenas que debilitaban su cuerpo, colocaron una mordaza en su boca y salieron de ahí dejando al Hell con un alfa frente a él, observándolo con fascinación y asco a su vez.

—Y yo que había pensado que mate a toda la familia Min, quién diría que tus padres te escondieron muy bien junto a los demás —dijo riendo y recordando cuando lo vio llorar por la muerte de un omega castaño.

El aroma a pino caló en la nariz de YoonGi y abrió sus ojos con molestia al sentir ese maldito olor cada vez más cerca de él.

—¿Qué...? —Dijo sin poder enfocar su vista y de repente un golpe cayó justo en su mandíbula. Sintió una mano tomar su mentón y obligarlo a mirar el rostro de quién lo tenía secuestrado.

—Cuando me enteré que estabas vivo busqué de todas las formas posibles una oportunidad para matarte, pero siempre algo terminaba por arruinarlo. Tampoco me ayudaba que ese puto concejo te estuviera buscando pareja, por eso te traje aquí y matarte antes de que más de tu maldita raza nazcan —le espetó con asco y YoonGi sintió una corriente de dolor cuando un cuchillo comenzó a cortar la palma de su mano sin ser un corte profundo.

—Te contaré algo, YoonGi. ¿Sabes que estaba haciendo el concejo por ti? Bueno, debes saber que te buscaban una pareja y sin querer te dieron a tu destinado, ese chico... JiMin —dijo chasqueando sus dedos al recordar el nombre—, pero en realidad ese chico no estaba contigo por que te ame, era solamente lástima y buscaba tener hijos tuyos para que las razas se fusionarán, ¿en serio le creíste eso de amarte?

YoonGi sintió un dolor agudo en su pecho cuando supo la razón por la que JiMin se acercó a él. Esas intenciones, aquellos momentos donde se le insinuó y busco llevarlo a la cama.

Todo cobro un sentido ahora. Más eso ya no le importo.

JaeHyun le quitó la mordaza cuando vio que intentaba hablar y YoonGi respiro profundamente antes de hablar.

—Te equivocas —dijo con seguridad—, sé que lo que JiMin siente por mí ya no es solo por ese objetivo del concejo, sé que mis sentimientos por él son reales y los suyos también, ¿piensas que caeré tan bajo por tus provocaciones? Sufrí cosas peores que eso, no puedes venir aquí y decirme que la persona que quiero está conmigo sólo por interés. No es así, yo lo sé y mi dragón lo siente —dijo todo eso sin despegar su mirada de JaeHyun, quién parecía querer reírse de él.

—Ya veo, al parecer eres igual de romántico que tu padre y hablador como tu madre —se burló—, te faltan modales, niño.

Su cuello fue tomando con brusquedad y cerró sus ojos cuando sintió un golpe en su estómago seguido de muchos otros mientras lo maldecía entre dientes. Recibió todos los golpes sin soltar un gemido de dolor y en cambio mordía su labio evitando dejar salir un sonido que le diera la satisfacción al maldito que tenía enfrente, sólo soportó todo.

JaeHyun pareció cansado de golpearlo y tomó de un vaso con líquido transparente, tal vez era agua o soju, pero mientras bebía le miró y dio una patada a la silla para que cayera al piso.

—Parece ser que no fue suficiente, ¿verdad? —Le dijo cuando YoonGi lo llamo «hijo de puta» entre susurros

—Bien, te llevaré con los otros Hell para que veas lo que he estado haciendo con ellos desde el final de la guerra —pronunció, pero la mente de YoonGi se quedó en blanco al oír «los otros Hell».

¿Había más como él? ¿Su especie seguía con vida?

Quiso llorar, de alegría o tristeza, realmente no lo sabía. JaeHyun se acercó a él y soltó sus tobillos para que caminara y se acercó a susurrar en su oído.

—No te emociones, no son mucho, sólo son cinco y contigo serán seis.

Amo leer sus comentarios, así que dejen muchos.

Los amo bebés. 💜

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