01.- Una escena familiar

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Lo importante de todo esto no era que llegó a ese lugar, sino porque su traicionera magia lo había llevado ahí. Lo último que recordaba era haber estado en la estación de King Cross esperando a su tutora que, evidentemente, llegaría tarde, lo haría cargar su propio baúl aun sabiendo lo que pesaba y de que no estaba autorizado a hacer magia y encima le echaría la culpa de algo que salió mal de su día. Una linda perspectiva.

Como fuera, estaba ahí y lo que veía era repulsivo, repugnante, algo inaudito. Un chico de su misma edad estaba siendo agredido por un montón de otros chicos que parecían divertirse diciéndole fenómeno, abominación, insistiendo en que llamarían a un sacerdote para sacarle lo que tenía adentro... toda esta escena era tan familiar.

Algo dentro de él se removió incomodó, la gente pasaba e ignoraba al chico, ignoraba esta injusticia, ¿Qué nadie iba a detener a estos maleantes? ¿Ningún adulto? Bueno, pues él no iba a ser un espectador mudo y ciego, él iba a hacer algo.

—¡Hey! ¡Métanse con alguien de su tamaño! —Dijo el chico con toda la furia que le permitía su cuerpo.

—Tú no te metas gusano—Dijo el chico que era el líder aparente, un idiota de gran tamaño, él conocía a los de su tipo.

—Valiente líder, un tipo enorme y sus esbirros contra un solo chico—Se burlo.

—No sabes de lo que es capaz esta "cosa"—La forma en que dijo "cosa", el desprecio evidente en su voz es lo que detonó su magia.

Todo alrededor de ellos empezó a cimbrarse, los árboles de los jardines se balanceaban ominosamente, la tierra retumbaba e incluso el cielo se nublo con nubes de tormenta que relampagueaban.

—Lárgate—Dijo el chico con todo el hielo que podía poner y algo además de la magia debió asustar al líder porque luego de eso, salió corriendo seguido de su grupito y dejo al chico que estaban golpeando, ahí tirado en el suelo—¿Estás bien? —Dijo tendiéndole la mano al herido.

El chico aceptó la mano y se veía mal, había golpes en su cara que le deformarían el rostro cuando se hincharan y era evidente que esos lentes jamás iban a volver a estar bien. Si no fuera porque no se le permitía hacer magia fuera del colegio (¡Estúpidas reglas!), él mismo repararía esos lentes. No esperaba nada, incluso si el chico no le diera las gracias, era lo correcto ayudar, pero no esperaba que el chico al verlo pareciera haber visto a un fantasma.

—¿T-tom? —De acuerdo, eso no lo vio venir. El chico lo conocía por la expresión de horror que puso. Lo otro que no esperaba, es que el chico se desmayara.

Demonios, y ahora ¿Qué iba a hacer?

~~~~~~~~~~*****~~~~~~~~~~

Como pudo, Tom Riddle jaló al inerte cuerpo del adolescente hasta un poco de pasto. Ya con la cabeza fría y sin la presión de unos adolescentes idiotas jugando a ser pandilleros (Un pandillero iría tras una banda organizada no tras un escuálido adolescente cegatón ¡Por Merlín!), Tom se dio cuenta de dos cosas: No estaba ni cerca de King Cross, ni siquiera era Londres y definitivamente, el chico lo conocía por la cara de horror, y lo que conocía de él no parecía ser bueno.

Si tan solo pudiera recordar.

No es que estuviera a oscuras, recordaba su nombre, a la señora Cole, el orfanato, Hogwarts, incluso al profesor Dumbledore, aunque recordaba odiarlo y ahora solo sentía algo de irritación hacía él. Eso definitivamente era extraño.

Se dio el tiempo de analizar lo que lo rodeaba. Las calles eran diferentes. No diferente de estar en otro barrio, sino literalmente diferentes a cualquier barrio. Él había logrado ir a uno de esos barrios de sociedad de clase alta y las calles no eran ni siquiera tan bonitos u ordenadas como era todo aquí. El parque de juegos tenía los juegos que él conocía, pero había otros que no ubicaba. Parecían ser aparatos de ejercicio y para validar esa teoría, un corredor en algo parecido a ropa de vestir gris, bastante holgada y de una tela extraña, estaba ahora usando esos aparatos para hacer ejercicio.

La tarde estaba cayendo y Tom tenía hambre, entonces recordó su baúl y al buscarlo, no lo encontró. Eso era raro, ya que lo hechizo de forma permanente para permanecer cerca de él. Debería estar ahí, pero no lo estaba, sumando más rareza a su situación.

Un gemido lo saco de su concentración. Al menos el chico estaba despertando.

—¿Estas mejor? —.

—Sí, creo que sí, yo...—El chico de lentes abrió los ojos como platos—T-tom... ¿Sigues a-aquí? Oh Merlín, ¿Qué tan duro me golpearon esos idiotas? —.

—Evidentemente me conoces—.

—Claro que te conozco ¡Por ti no tengo padres! —.

—¿¡Disculpa!? Mira, me han acusado de muchas cosas pero no de haber matado a los padres de nadie y lo de esa chica fue un accidente y... ¿Por qué me estoy justificando contigo? Tú sabes quién soy ¡Pero yo no sé quién eres tú! —.

Harry Potter, recién salvado por Tom Riddle quien aparentemente estaba amnésico, al menos algún tipo de amnesia se veía claramente confundido. Sumado a esto, este "Tom" era idéntico al de su segundo año, un Tom Riddle en sus 16 años con todo el mundo por delante y no el serpentino ser apenas humanoide de su cuarto año.

—Mira, te llamas Tom Riddle, tu madre era Merope Gaunt y tu padre un muggle llamado como tú—.

Tom palideció.

—¿Cómo sabes eso? —.

—Se mucho de ti, y tienes razón, no sabes cómo me llamó...—.

—Además de que te salve el trasero—.

—Eso también. Aunque eventualmente se hubieran cansado y me hubieran dejado en paz—.

—¿Por qué nadie ayudó? —.

Harry se encogió de hombros.

—Supongo que no quieren meterse en un pleito de delincuentes—.

—Disculpa, pero eres lo menos parecido a un delincuente, sobre todo con esas fachas—.

Harry se encogió de hombros de nuevo. Por mucho que doliera, este Tom tenía razón. A todo esto, ¿Cómo llegó? Él había destruido el diario ¿Sería posible que hubiera dos diarios? Esto tenía que saberlo Dumbledore... algo dentro de Harry dolió. Dumbledore no era confiable, mentía, como todos los adultos. Bueno, excepto uno de ellos aunque no se imaginaba pidiéndole ayuda con esto.

Merlín, los golpes empezaban a doler y necesitaba llegar a casa de sus "tíos" antes del anochecer, pero ¿Qué hacer con este... Tom? Ni modo, se lo llevaría y esperaría que una noche de sueño le diera respuestas.

—Mira, debo estar en mi casa antes de que anochezca pero no puedes quedarte aquí solo, así que vendrás conmigo—.

—¿Disculpa? ¿Por qué debería ir contigo? Además, debo llegar al orfanato, la señora Cole se enojara si no llego pronto—.

—Mira, no tengo tiempo para esto. Me voy. Si quieres, puedes venir conmigo—.

Tom miró alrededor y empezaba a anochecer y las sombras no eran amenazantes pero era evidente que no llegaría a Londres a tiempo y la señora Cole solo se enojaría más con él, pero de nuevo, eso no era nada especial tomando en cuenta que siempre lo culpaba por todo lo malo que pasaba con ella, el orfanato y el país en general. Así de idiotas son los adultos.

Harry ya iba caminando por la calle y Tom lo siguió. Caminaron un buen rato en silencio y mientras tanto, Tom notó que de verdad aquí era muy diferente de lo que recordaba las calles, la forma genérica pues. Todo aquí era excesivamente ordenado, incluso el pasto estaba recortado de forma precisa. Tan nauseabundo.

Finalmente llegaron a una casa idéntica a las otras y Harry le dijo que se escondiera. Tom frunció el ceño pero hizo lo que le dijo Harry y se escondió en un arbusto pegado a la cochera. Se oían gritos y luego de un rato, Harry salió y le dijo que lo siguiera. Tom lo hizo y con cuidado y en silencio, incluso con pasos suaves, subieron las escaleras hasta una habitación con más cerraduras que una prisión.

Harry abrió y le indico a Tom que entrara y luego de que Tom entró, Harry le siguió y cerró la puerta.

>> Escóndete en el closet, vendrá a ver si estoy aquí antes de poner el candado—.

—¿Quién? —Dijo Tom metiéndose en el estrecho closet.

—Mí "tío"—.

Como si lo hubiera conjurado, una figura amorfa y enorme se proyectó y Tom apenas tuvo tiempo de cerrar la puerta cuando algo parecido a una ballena en dos pies entró a la "habitación", si es que a ese muestrario de porquerías a medio quemar/usar/romper/desechar se le podía llamar "habitación". Bufó calladamente. Aquí estaba el futuro regente del mundo mágico, esperando a que un tal... No le había dicho como se llamaba, ahorita que lo pensaba.

—...Y espero que no vuelva a suceder chico...—.

—Sí tío Vernon—.

El ballenato bufó—No me repliques pequeño monstruo, solo cuento los días para deshacerme de ti—La ballena estaba por irse y soltó antes de cerrar la puerta—Y no cenarás hoy—Entonces sí, cerró la puerta y se oyó como se cerraban todos los candados de la puerta.

—Puedes salir—.

—¿Ese ballenato es tu tío? —Harry bufó—¿No lo es? —.

—Es el esposo de mi tía, y es mi "tía" porque mi madre tuvo la desgracia de no ser hija única—Dijo Harry con sorna.

—Dudo que tu nombre sea monstruo—.

—Cierto, no te lo dije—Harry pensó por un instante en no decírselo, pero no sabía si era Voldemort, no parecía estar consciente de él como lo estaba el Tom del diario, así que había una posibilidad de que este Tom no fuera exactamente el del diario, además de que eventualmente de enteraría si es que no desaparecía en una voluta de humo. Mejor decirle—Me llamó Harry, Harry Potter—.

—Uhmm ¿Qué hacemos aquí Potter? —.

—No hagas eso—.

—¿Qué? —.

—Llamarme Potter—.

Tom bufó, odiaba las familiaridades pero por el momento, este chico era todo lo que era "relativamente" seguro—Está bien, Harry—.

—Bien... estamos aquí porque no sé qué haces aquí. Sé quién eres pero creo que tú no sabes donde estas, no deberías estar aquí—.

—¿Por qué? —.

—¿En qué año crees que estas? —.

—1943—.

—Estamos en 1996—Dijo Harry extendiéndole un periódico de la pila que estaba cerca de la cama. No era ni de la misma fecha, pero era de apenas un par de días atrás. ¿Había viajado en el tiempo 56 años?

Contrario a Harry, Tom no se desmayó, pero ahora tenía más preguntas que respuestas y dudaba que un mago de 16 años tuviera forma de responderle.

—¿Qué hacemos? —Preguntó por fin Tom.

—Hoy, nada. Mi lechuza esta fuera cazando, volverá en la mañana y entonces podré escribirle a alguien que puede ayudarnos a saber por qué estás aquí—.

Un gruñido los alertó del hambre.

—¿No tendrás comida? —.

—Si no te importa que sean dulces—.

Tom se encogió de hombros y Harry se deslizó por debajo de la cama y sacó algo de una tabla suelta del suelo. De ahí, sacó una bolsa y de ella empezó a sacar barras y barras de dulces, chocolates y algunos pasteles de caldero. Tom agarró una barra de chocolate oscuro mientras Harry agarraba un pastel de caldero.

Mientras comían, Harry empezó la carta más difícil de su vida hacía su profesor menos favorito de todo Hogwarts, pero Dumbledore estaba fuera de discusión y cualquier otro reaccionaría como lo haría Dumbledore. El profesor Snape al menos escucharía a "Tom". Enrolló el pergamino y lo dejó en el alféizar de la ventana, así cuando llegara Hedwig podría enviarla directamente al profesor. Su lechuza amaba enviar sus cartas.

Dónde dormir fue otro problema pero Harry finalmente ganó la cama, dado que había recibido una paliza ese día. Su tío ni siquiera le preguntó por los golpes. Desde que Dudley había dejado la pandilla que él mismo formó, esta estaba peor que nunca gracias al "chico nuevo" de la secundaria Stonewall. Ni siquiera sabía cómo se llamaba pero Piers Polkiss, el antiguo mano derecha de Dudley, lo señaló como objetivo al nuevo "jefe", luego de que Dudley abandonó el grupo y todos ellos le echaron la culpa a Harry.

Dudley siquiera se controlaba un poco, por extraño que pareciera eso.

Lo más que pudo hacer antes de dormir fue tomar un par de aspirinas y esperar que ayudaran, ya se había acabado su suministro de pociones que siempre lograba tomar de la enfermería (Madame Pomfrey era un ángel).

A la mañana siguiente, Hedwig iba camino a un lugar que jamás había visitado, pero estaba dispuesta a que su amo estuviera orgulloso de ella. Cokeworth.

Mientras la lechuza nival volaba hacia allá, Harry y Tom comían un poco más de dulces y esperaban a que se abrieran los candados. Afortunadamente para ellos, Vernon solo quitaba los seguros y candados, sin revisar si su sobrino salía o siquiera si amanecía bien. Vernon no ignoraba los golpes que le habían propinado la antigua pandilla de su hijo, pero pensaba que se lo merecía por haber puesto en peligro a su querido Dudley el año anterior, aunque supiera que no era culpa de Harry. Siempre era mejor culpar al chico de todo, incluso de sus malas ventas en la empresa.

Su mezquindad había llegado a tal grado que solo dejaban una lata de sopa de chícharo fría para que comiera, para todo el día, y cerraban el refrigerador con candado. Cosa que no evitaba que Harry llegara a la comida, simplemente le tomaba más tiempo pero con su juego de ganzúas que le habían dado los gemelos, era cosa fácil. Era solo que prefería fingir que era tan desvalido como siempre. Si sus tíos sabían la verdad de las cosas ya hubieran hecho algo para evitarlo.

Dudley aún iba a sus "clases particulares", que se trataban de sesiones con un psicólogo luego del encuentro con los dementores el verano pasado. Evitaba a Harry como la plaga y sus tíos lo odiaban aún más por eso, por haberles quitado a su "alegre" pichoncito. En opinión de Harry, encontrarse con el dementor, aunque casi les cuesta la vida, fue lo mejor que le había pasado a su "primo", había perdido peso y había "mejorado" sus calificaciones en Smeltings, pasando de un equivalente muggle del Troll a un aceptable para un macaco, pero tratándose de los Dursley, era un avance significativo.

Harry y Tom por fin salieron y Harry iba armado con sus ganzúas y luego de algunos minutos pudo abrir el refrigerador. Detrás del cajón de verduras estaba su premio, una bolsa con víveres sólo de él. La señora Weasley a veces le enviaba comida y comestibles y Harry no podía esconder todos ellos en su habitación, así que escondía comida en el mismo refrigerador, a la vista de todos y había funcionado maravillosamente.

Harry preparo un par de huevos con rosbif y unas tazas de té y ambos adolescentes comieron en silencio. Para Tom, Harry era un enigma constante. Él había pensado que el orfanato Wool era malo, pero incluso él había tenido comida a diario, mala comida, pero a diario y tres veces al día. Este chico parecía al borde de la inanición y aun así, compartía con él la escasa comida que había logrado almacenar, como si supiera que alguien pronto le daría alimento, pero era evidente que no serían sus "parientes".

Para Harry, este "Tom" era un enigma. Desde que lo ayudó con los matones del barrio hasta este momento, Harry estaba cada vez más convencido de que aunque era Tom Riddle, el mismo del diario, a su vez, no lo era. Mientras tanto, él tenía una lista de cosas por hacer en la casa si quería seguir manteniendo un perfil bajo. Pero tampoco iba a permitir que este Tom estuviera como su contraparte actual, haciendo nada mientras otros se ensuciaban las manos.

—Bien, yo lavo y tú secas y luego nos repartimos la casa—.

—¿Qué? ¿Esperas que limpie? —Dijo Tom ofendido. ¿Qué acaso este chico era muggle? Conocía su nombre y era evidente que era un mago, podía sentir su magia, entonces, ¿Por qué no usaba su magia? —¿Por qué no usas magia? —.

—Porque, Tommy—Tom frunció el ceño ante el sobrenombre ridículo—El querido ministro de magia es un imbécil que solo está buscando un pretexto para sacarme de Hogwarts, aunque no sé si siga siendo el ministro luego de lo que pasó hace unos meses—Dijo Harry sin dar más detalles.

—Me niego—.

—Bien, la puerta está ahí, fue un placer conocerte—Harry señalo la puerta y empezó a lavar los platos. Sabía que pronto Tom diría algo como "Lo haré solo porque quiero respuestas" o algo así. En tres, dos...

—Bien, haré quehaceres domésticos, pero te advierto Potter que a quien le escribiste es mejor que tenga algunas respuestas—Dijo Tom mientras tomaba el trapo y secaba los trastes recién lavados.

Tom era predecible, ya fuera el chico de 16 años junto a él o su actual forma casi reptiloide con delirios de grandeza, pensó Harry.

~~~~~~~~~~*****~~~~~~~~~~

Severus Snape estaba sentado en su sala leyendo un libro de pociones raras que había logrado encontrar en el callejón Knockturn. Estaba terminando una taza de té cuando una lechuza entró por su ventana. Siendo un mago, la visión de una lechuza no debería ser algo digno de verse, pero sí cuando vio las plumas blancas de la pata de la lechuza.

Su visión se separó del libro y observó a la lechuza. Era la lechuza de Potter.

¿Qué en el nombre de Merlín podría querer el mocoso con él? Debía estar en problemas, así que le quitó rápidamente la carta a la lechuza y empezó a leer, conforme iba leyendo su ceño se fruncía y entendía menos.

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Al Profesor Snape,

Probablemente le sorprenda que le escriba. Créame, yo tampoco lo creo pero cosas más extrañas están pasando. Me encuentro en un problema, pero no estoy en peligro inmediato. Es solo que hay una persona que llegó a mí, y digamos que es particular. Esta en mi casa en estos momentos y créame cuando le digo que esto podría ser algo malo si no encuentro, si no encontramos, una respuesta al porqué de su presencia.

Esto podría afectar el curso de la guerra e incluso el curso del mundo como lo conocemos.

¿Podría venir a mi casa y conocer a esta persona? ¿Podría analizarla como lo hace Madame Pomfrey conmigo en la enfermería? Y si es posible, ¿Podría hablar con él y/o usar Legeremancia para averiguar de dónde proviene?

Se que debería haber ido con el profesor Dumbledore también, pero no estoy seguro de cómo reacciones al ver a mi extraño visitante.

Si decide no venir, simplemente destruya esta carta. Si decide venir, mi dirección es el número 4 de Privet Drive, Little Whinging, Surrey. Mis parientes regresarán cerca de las 5 de la tarde, tendría hasta las 4 de este día si decide venir. Si no llega, tomare eso como una negativa y buscaré a alguien más que me ayude con esto. De todos modos, gracias por haber leído esta carta y no quemarla inmediatamente.

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Severus Snape no observó que la lechuza ya se había ido, en cambio fue a su laboratorio de pociones y agarro muchas de ellas, todas de grado médico, solo por si acaso. Aún no sabía si el "invitado" de Potter era o no peligroso o si estaba en peligro o herido. Pero algo era seguro, si Potter prefirió escribirle a él en vez de Dumbledore es que era algo peligroso y/u oscuro y eso era mejor que él lo tratara.

~~~~~~~~~~*****~~~~~~~~~~

Cuando Severus arribo a la casa de Privet Drive, no sabía qué esperar. Todo a su alrededor era tan ordenado e impersonal, incluso para él que siempre tenía todo clasificado y medido en su laboratorio, biblioteca e incluso, cocina. Vestido con su mejor ropa "muggle", pasaba como cualquier vendedor de puerta en puerta, en su maletín llevaba todas las pociones que se le habían ocurrido y su varita iba bien oculta pero cerca de su mano, por si acaso. Lanzo algunos hechizos de "No-Me-Notes" y por fin llegó a su destino.

Tocó a la puerta.

—Profesor—Potter se veía demacrado y había moretones en su rostro.

—Potter, esta persona ¿Lo hirió? —.

—¿Qué? ¡oh! ¿Lo dice por los moretones? No, esos fueron al viejo estilo muggle. Pase, no quiero que lo vea la guardia—.

—¿La guardia? ¿Qué no lo vigilaba solo la loca de Arabella? —La casa era aún más desagradablemente ordenada por dentro que por fuera.

—¿La señora Figg? Ella me deja más a mis anchas. Lo digo por los otros, creo que este día le toca el turno a Tonks u ojoloco, el otro día vi una pata de palo saliendo del aire—.

Severus bufó—Gryffindors—Entonces recordó la carta—¿Dónde está esta "persona"? —.

—Por aquí—Harry guió al profesor a la sala y ahí estaba un adolescente en túnicas de Slytherin y con un aire familiar.

—No reconozco a este alumno—.

—Es porque no estudia en Hogwarts. Estudiaba en Hogwarts—.

Severus frunció el ceño.

—¿De qué está hablando Potter? —.

—¿Qué sabe de lo que pasó en mi segundo año? —.

—El asunto de la cámara, no mucho excepto que rescato a la señorita Weasley como un príncipe encantador—Dijo con sorna, pero Harry gimió ante lo dicho con dolor. Cuando paró de sacudir la cabeza de exasperación, Harry explicó.

—Ginny estaba siendo poseída por un diario maldito que estaba tomando control de ella y drenando su fuerza vital, alimentando una especie de parásito del sin nariz—.

—¿Está diciendo que la señorita Weasley casi muere por un artefacto oscuro? —.

—Y no olvidemos a la mascota de Salazar Slytherin, una serpiente venenosa gigante capaz de matar con una mirada—.

—¿¡Un basilisco!? ¿Enfrentaste a un jodido basilisco? —La sorpresa hizo que Severus Snape, maestro del estoicismo perdiera toda mascara al grado de tutear a Harry Potter.

—Mate a un basilisco—.

—¿¡Mataste a Nagini!? —Dijo el adolescente de la sala.

—¿Nagini? ¿Llamaste al basilisco Nagini? Bueno, eso explica mucho—Dijo sin revelar mucho Harry.

—¿Nagini? ¿Cómo sabe este chico que el basilisco se llamaba Nagini? Solo conozco un mago que tenga una Nagini...—Severus abrió los ojos en comprensión. Solo había UN MAGO que llamara a una serpiente Nagini. Solo uno—¿Lord Voldemort? —.

—¿Cómo sabes mi nombre? Solo se lo había dicho a mis seguidores—.

Severus volteó hacia Harry en busca de una explicación.

—Profesor, conozca a Tom Marvolo Riddle, alias Lord Voldemort. Pero debo advertirle, no es el mismo, aún siento al otro en mi cabeza pero ya no busca dentro de ella—.

Con razón Potter le escribió. Albus Dumbledore podría haber muerto de la impresión.

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