I.- Bienvenido a la familia

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Tenía las cenizas de su madre entre sus manos.

La joven pelirroja subía al avión cabizbaja del aeropuerto de Moscú, era acompañada por hombre más alto y un poco fuerte que ella, pero viéndolo de una forma realista ese tipo era todo lo que le quedaba en este mundo.

Estaba molesta, su padre tomó la decisión de abandonar su vida en este peculiar país para comenzar una nueva lejos del recuerdo de su madre.  No quería irse, pero su padre era igual de necio que ella.

El hombre le había contado que había conseguido un excelente trabajo con increíbles prestaciones en su lugar de nacimiento, irían a vivir allá y comenzarían una nueva vida desde 0. También le informó que vivirán con sus tías durante una temporada.

Cuando el avión despegó, ell veía por última vez su tierra natal con la urna de su madre en el regazo.

Su padre notó lo triste que estaba su hija, pero lo hacía por su bien. Quería superara el duelo de perder a su madre y que conociera a su amplía familia. Colocó su mano en la cabellera de su hija y la acarició en un intento de animarla, pero no lo logró.

•~{ ❁ }~•

¿Para cuando dijiste que vendría? — dijo Lana sentada en la mesa de la cocina a un lado de su hermana mayor.

— Mañana — dijo Lori después de tomar una taza de té verde con muchísima tranquilidad.

— ¿Estás segura que no se enterara de nada? — preguntó un poco asustada.

— Literalmente les dije a todas que no tienen por que preocuparse, no puede saber nada si no se lo décimos, por eso les pedí a todas que vigilarán a Leni.

— ¿Y los niños?

— Lo mismo de siempre, no le diremos que él... — cerró el puño y comenzó a golpear con la otra mano como si estuviera sacando ketchup en un envase casi vacío. — A nosotras.

— Esta bien... Pero ¿Por qué estás tán inquieta?

— No se de donde sacas eso.

— Bueno más bien desesperada.

— ¿Desesperada? ¿Porque? Crees que tengo miedo que venga a la casa, me encierre en la cochera con él y que me toque, que se desquite en mi toda la frustración que acumuló durante los últimos años haciéndome suya sin yo poner resistencia alguna.

— ¿Eh?

— Olvida lo que dije — volvió a tomar un poco de té.

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— Entonces, como sabrán, el tío Lincoln vendrá a vivir con nosotras — una adolescente con un aparato dental le dió vuelta a una pizarra y mostró una foto donde Lincoln comía pizza cuando tenía 12 años de edad. — Y también vendrá con una hija que tal vez no habla español. ¿Tienen alguna pregunta? — le pregunto a sus 9 hermanas y hermano.

Loan veía el atardecer desde la ventana en el suelo mordiéndose la uña del dedo meñique, no expresa algún tipo emoción debido al pesado medicamento que consumía. En su regazo se encontraba Lulú, dormía con mucha tranquilidad porque su prima mayor no se movía mucho a comparación de las otras. Detrás estaba Leina peinando a su prima mayor porque no le agrada verla tán descuidada y cada vez que podía la ayudaba con su imagen.

Lyra estaba aburrida, en cada reunión que se hacía casi nunca llegan a nada y solo discutían. A su lado se encuentra Lupa y Lemy, ambos se estaban quedando dormidos porque le daba muchísima hueva estás pinches reuniones.

Lacy hacía equilibrio un balón de fútbol con su naríz y su hermana gemela Lynn III, jugaba con una moneda entre sus dedos.

Leia no le importaba esta madre porque era una perdida de tiempo total, podían enviarse un mensaje por teléfono y se chingó, pero querían hacerlo más complicado, solo aceptó porque su hermana menor se lo pidió.

Y Lizy siendo la única de todas que le prestó atención levantó la mano.

— Si Lizy...

— ¿El tío Lincoln conoce a mi papi?

— No tengo idea, pero se lo podemos preguntar.

— Sabes, podías decir eso sin llamar a una reunión, solo haces perder mi tiempo Liby — dijo Leia, salió de la habitación molesta y Lizy en la siguió.

— Si ya no tienes más que decir Liby yo paso a retirarme — Lyra se levantó de la cama haciendo que Lemy perdiera el equilibrio y cayera de la cama llevándose a Lupa con él.

Desde el suelo, Lupa le dió un puñetazo en el estómago a su primo por ser tan idiota en llevársela con él, se levantó y salió de la habitación de las gemelas para irse a dormir a la suya.

— Vamos Lemy, necesito que me ayudes va practicar — con una espada de madera en su mano, Lynn III tomó a su primito del brazo y salió al patio estando detrás de ellos Lacy aún con el balón en su cara.

Desanimada, Liby comenzó a borrar todo lo que había escrito en la pizarra, quería mucho a sus primas, pero había excepciones.

— Sabes Liby... — hablo Loan mirando a su prima con una sonrisa tranquila y serena. — Tengo miedo de que venga... Nosé quién es... Que tal si es malo conmigo...

Leina dejó de cepillarle al cabello y solo desvío la mirada hacia abajo.

— Loan, mamá me dijo que no es mala persona.

— Eso no lo sé.

Cuando Leina terminara de peinar a su hermana, todas salieron de la habitación a hacer sus cosas.

En esta casa Loud, todas la primas/hijas tienen una relación algo tensa al vivir bajó el mismo techo, pude que cada una tenga su propia habitación, pero tenían que compartirla con su respectiva madre y solo dos lo compartían con sus hermanos, a excepción de Lori y Loan ya que, una era la mayor y dueña de la casa, la otra tenía problemas en controlar sus emociones.

Era parecida a la casa Loud original, pero tenía evidentes excepciones. En la planta baja estaba la cocina, el comedor, 5 habitaciones ocupadas y un solo baño pequeño, en el segunda planta había 8 habitaciones donde dos juntas les pertenecía a Lori y Loan, otra le pertenecía a Lily, pero la menor se había ido a Europa de intercambio, y la última habitación del fondo a la izquierda estaba desocupada para Lincoln y al lado un baño completo. Por último había un ático, un sótano y una cochera que parecía bodega la chingadera porque había 10 autos donde el único que aún funcionaba a gasolina era la vieja Vanzilla cubierta con una manta. El patio medía 28x20 para que 11 chamacos se dieran en su madre afuera, que no estén chingando 5 minutos.

Evidentemente está casa no es tranquila por la multitud que vivía ahí, pero donde estaría la diversión.

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Al día siguiente...

A excepción de Luna, Lynn, Lana y Lisa porque de plano les valía madres, todas a las adultas se movían por toda la casa, de izquierda, derecha, adelante, atrás, dan media vuelta y volvemos a empezar...

Ya dejando de lado mis estupideces. Las hermanas se ponían acá bien chulas, se echaban una perfumada y cada se ponían un vestido a su propio estilo siendo la más recatada Leni, Lucy, Lori hasta la única que tenía escote, Lola.

Los niños estaban esparcidos por la casa, Lacy, Lynn III, Lemy y Lizy jugaban en el patio, Leina, Lulú estaban en la cocina, Leia estaba con sus amigas en su habitación revisado el libro mayor de su grupo de exploradoras, Lupa entró e la casa escondiendo algo en su sudadera que parecía vivo, Lyra practicaba con su violín en su habitación, Loan estaba en la suya jugando videojuegos y Liby estaba en buscando un libro de notas en el librero del comedor.

Las adultas que se alistaron se encontraban impacientes, sobre todo Lori porque 20 años sin relaciones chinga tu madre.

Lynn veía todo el desmadre que hacían sus hermanas por algo que no tenía importancia. Él las había visto en su peor momento con o sin ropa y verlas así de arregladas no hacía la diferencia.

— ¡Oigan! ¿Por qué actúan de esa manera? No lo hemos visto durante años, ¿Enserio creen que él haría lo mismo por nosotras? — habló Lynn delante de su familia.

— Vamos Lynn, hay que dar una mejor impresión — dijo Luan.

Lynn cruzó los brazos y rodeó los ojos cuando de repente tocaron a la puerta.

— Verán que sigue siendo el mismo perdedor de siempre — Lynn abrió a Lincoln la puerta sin dejar de ver a su hermanas. — Ni siquiera tengo que mirarlo, sigue siendo el mismo flacucho de siempre. — Lynn tocó el abdomen sintiendo como si fuera de fregadero, asustada subió su mano hasta el pectoral esculpido en roca y subió un poco más tocando su mentón rasposo. Además había algo fuera de lo común, era más alto.

Volteó a ver a su hermano aún con su mano en la cara, quedó impactada porque no se parecía en nada desde la última vez, pero sabía quien era por el cabello.

De pronto, una pelirroja le hizo lado la mano mirándose muy molesta por esas mañitas que tenía la castaña

— Buenas noches — dijo sonriendo el albino dejando su maleta en el suelo.

Laika observó como sus tías  se levantaban de sus lugares para saludar su padre provocando que este se sintiera incómodo.

— ¿Dónde voy a dormir? — preguntó Laika mirando a sus tías en especial a Lori por ser tan aventada.

— Tú dormirás en una habitación desocupada y tú padre dormirá conmigo — dijo Lori adelantándose a la situación donde claramente tenía la ventaja.

Antes de que una de las hermanas dijeran algo, el albino se adelantó.

— Lo siento, pero prefiero dormir con Laika, ella dormirá en la cama y yo en el suelo.

— Pero...

— Quizás haré lo que tú quieras después, por ahora queremos descansar — Lincoln hizo el mismo seño fruncido que su hija, tomó su maleta y la subió en la espalda.

Mientras que Lincoln subía las escaleras con su hija, Laika con una maleta en su espalda les hizo una seña que las estaría vigilando.

Cuando llegaron al pasillo, Lincoln se asomó desde arriba de las escaleras con una sonrisa estúpida.

— ¿Me pueden decir dónde está la habitación?

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Lyra terminó de practicar su seción de violín y procedió a guardar su instrumento en su estuche.

De pronto, Luna entró con una sonrisa en la habitación que compartía con sus hijos buscando a su hija mayor.

— ¿Terminaste de practicar? Baja para que conozcas a tu tío y tú prima — dijo Luna recargada en el marco de la puerta con una mano en la cintura.

Cada vez que Lyra tocaba el violín era otra chica completamente distinta, lo normal era que fuera estricta, recatada, disciplinada y hasta cierto punto para nada ridículo religiosa.

— Si mamá... — dijo Lyra de manera recatada y sencilla.

— Oye cariño, te gustaría ir conmigo a un concierto de rock está noche...

— Lo lamento mamá, no me sentiría cómoda en entre tanto escándalo, si quieres puedes llevarte a la pulga contigo — salió de la habitación.

Lyra es en extremo opuesto a su hermano menor en cuanto música se habla, ella posee una fascinación a la música clásica, siendo el género del disgusto de su madre y hermano.

Ambas tienen ciertos roces porque después de tantos años, Luna no aceptaba los gustos de su hija siempre queriendo imponer el rock ante lo clásico.

Luna era así solo con ella porque Lyra tenía algo que Lemy no. El talento.

Lyra nació con un talento innato en aprender a tocar cualquier tipo instrumento músical más rápido que cualquier otro, conocer las notas musicales a la perfección y saber improvisar al acto siendo una maestra en cada instrumento que pasaba por sus manos.

Lemy es todo lo contrario, tardó casi un año en aprender a tocar una guitarra de forma correcta, suele confundir las notas cuando las leé y de manera no despectiva, era una persona común, donde para poder abrirse paso en la música tendría que trabajar el doble o hasta el triple para ser alguien reconocido.

Luna acompañó a su hija a la sala de estar para que conociera a su tío...

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Lynn veía como sus hijas jugando en el patio.

Observó como Lacy practicaba acrobacias tal como una gimnasta olímpica con mucha gracia y determinación, una joven promesa en los deportes siendo más que capaz de representar a su país en los juegos Olímpicos. Era su orgullo porque ella seguirá sus pasos.

No podía decir lo mismo de su otra hija, Lynn.

La Lynn menor era una piedra para los deportes y aparte no mostraba un interés en querer practicar uno. Ella tenía un gusto por los libros y en el arte de la espada. Hacía que le me usara una armadura hecha a partir de un bote de basura, un casco de motociclista qué fue encontrado en el basura y restaurado, matrículas de auto, pedazos de madera, y ropa que encontraron en el ático para que Lemy no sintiera tanto dolor a la hora de ser golpeado por la espalda de madera.

La castaña mayor les chifló a sus hijas siendo una señal para que entraran a comer. Entró acompañada por hijas mientras que Lemy las seguía aún con la armadura mark 3 puesta porque no se la podía quitar solo y aparte le irritaba la ingle.

Lynn creía que sabía todo de sus hijas, pero no. Jamás le dió la atención que merecía a su hija Lynn siendo contadas veces que pasaba tiempo con ella. Y en cuanto a Lacy, nunca le preguntó lo que realmente quería hacer siempre imponía sus gustos ante los de su hija y ella nunca se quejó.

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Luan no tenía prácticamente ninguna cosa en común con su hija Liby.

Las pláticas que tenían llegaban a ser espontáneas y acaban siempre en un silencio incomodo. Ambas no tenían la culpa de ser como son, una comediante reconocida en el mundo y otra era una chica que apreciaba la literatura y el misterio.

Eran las únicas que no habían tenido discusión fuerte entré si debido que sus intereses no chocaban del uno del otro, pero no existía ningún motivo de no amarse como tal.

Luan vió como su hija sacaba entre un montón de libros la libreta que estaba buscando.

— Mira mamá ¿Te acuerdas de las notas que escribí para un libro? Bueno las usaré para un concurso de literatura escolar, ¿Qué te parece?

— Pues... Muy bien, creó que te irá de maravilla...

— Si...

Nuevamente había el mismo silencio incomodo entre ellas.

— ¿Quieres conocer a tu tío? — preguntó Luan intentando romper el silencio.

Liby estuvo de acuerdo con su madre y la acompañó hasta la sala ha esperar que el albino terminase de desempacar encendiendo la televisión.

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Desde que vió a su hija entrar a la casa, notó que tenía algo aparentemente vivo escondido debajo su sudadera.

Lupa conocía a la perfección las reglas de su tía Lana y lo que piensa sobre los animales callejeros. Era muy estricta en cuanto a las mascotas de la casa porque muy a huevo había dos reptiles, dos mamíferos y una piedra.

Cuando Lucy entró en la habitación, encontró a su pequeña albina escondiendo una caja de zapatos debajo de su cama.

— Lupa ¿Qué escondes? — preguntó Lucy caminando hacia ella.

— Nada, ¿Por que creerías escondería algo?

— Mientes, dí la verdad y pensaré si te lo puedes quedar.

— Bien — dijo de mala gana y sacó la caja de zapatos.

Abrió la caja y le mostró a su madre un mapache medio extraño comiendo un salchicha.

Lupa no era de traer animales a casa, pero si veía algo que le gusta por la calle lo tomaba y lo escondía debajo de la cama hasta que se diera cuenta su madre.

Lucy no podía llegar a entender lo que pensaba su hija, esta niña sabía muchas cosas apesar de su corta edad. A veces, cuando tenía una conversación con ella, notaba que se toma su tiempo en pensar que decir únicamente con ella.

Mostró un enorme interés en conocer un poco más a a fondo su única hija.

— Sabes cómo se pone Lana con los animales, avísale si te lo puedes quedar.

— De acuerdo.

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Leni siempre quiso ser muy amiga de su hija Leina, algo que era chido, pero estaba de la chingada.

Leina no podía tomar enserio a su madre porque no la veía como un ejemplo a seguir ni como una figura de autoridad.

Nunca fue muy brillante, pesaba que sería una buena idea tratar a su hija como a todos en su familia a excepción de su su hermano menor, siendo lo más pendejo que una mujer puede hacer en su vida.

Leni llegó a la cocina y encontro a su hija preparando un estofado para toda la familia.

Cuando Leina 12 años de edad tenía sobrepeso por culpa de su jefa por qué le dejaba comer todo lo que quería, pero cuando cumplió los 14 decidió tomar las riendas de su vida y ser responsable por si misma, una de ellas fue bajar de peso hasta llegar a ser igual de esbelta que su propia madre.

— Leina ¿Ya terminaste? — preguntó Leni con una sonrisa.

Su hija levantó el pulgar dándole una señal que si mientras apagaba la estufa.

— Oh, acompáñame quiero que conozcas alguien — le hizo una seña con la mano y después entrelazó sus brazo con ella para que caminaran a la par.

A Leina no le agradó mucho que hiciera esa acción, pero ya que. No podía hacer nada para que su madre cambiara de actitud con ella.

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Lana es muy protectora con Lizy, pero sin llegar a lo ridículo.

Los animales siempre formó parte de la vida de Lana hasta el punto que su hija heredó su gusto a los reptiles siendo muy cariñosa con algunos.

Nunca fue su trabajo en domesticar animales, eso era más bien un pasatiempo porque su trabajo principal es reparar autos de alta gama o reconstruir clásicos.

Todo eso tiene un por qué... el miedo.

Conocía el daño que podía hacer un animal a una niña, el temor de pensar que su hija fue atacada por algún animal la volvía loca.

Una iguana era la única mascota que Lizy podía jugar sin que Lana se sintiera nerviosa.

Lana llegó al patio, donde encontró a su hija jugando con el gato del vecino y provocó que sonará su alarma dentro de su cabeza.

— Lizy ¿Qué hacés mi amor? — dijo de un tono dulce y amable.

El gato escapó del alcance de la mujer saltando la cerca del limite de propiedad, eso hizo provocó que Lizy estuviera triste.

— Ven cariño, ya llegó tu tío — le extendió su mano.

— Esta bien mami... — Lizy sujetó la mano de su madre y se dejó llevar por ella. — Oye mami, ¿Me dejas tener otra mascota?

— Por ahora no mi amor — le respondió con una sonrisa.

— Yo quiero un perrito.

— Luego Lizy... Sabes de lo que pienso de los animales.

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De todas sus primas, Leia tenía a la peor madre de todas.

Para Lola nunca fue suficiente los logros de su primogénita, la veía tan insignificante que envidiaba a Luna por tener un hija tan talentosa.

Leia hacia lo imposible para que no le afectara los comentarios hirientes de su madre, pero lo reflejaba en sus primos y amigas.

Jamás le dió importancia que a su edad fuera una joven promesa en los negocios siendo halagada por Lori, pero eso seguía sin ser suficiente para Lola.

La super modelo encontró a su hija sentada en su escritorio revisando el estado de cuenta del último mes del grupo de exploradoras.

— Deja de perder el tiempo y baja de una vez — acto seguido se marchó.

Molesta, Leia dejó de hacer lo que hacía y observó como su madre se iba con los mismos ojos despectivos que Lola usaba para mirarla.

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Se sentó a un lado de su hija mientras esta jugaba "DOOM Eternal" en la dificultad ultra pesadilla sin mayor esfuerzo.

Loan estaba más interesada en el videojuego que en prestarle atención a su madre, solo abrió la boca para recibir su medicamento, pero Lori no venía a eso.

— Cariño ¿Quieres bajar a conocer a tu tío? — dijo Lori le tocó el hombro.

Loan dejó de jugar y negó con la cabeza.

— Vamos Loan, solo serán unos minutos y luego podrás venir a jugar.

La rubia tomó la mano de su hija con delicadeza, la dirigió fuera de su habitación para que conociera a Lincoln y al mismo tiempo para darle una oportunidad a su padre.

•~( ✾ )~•

Lisa bajó feliz las escaleras con Lulú en sus brazos, la bebé estaba molesta porque fue obligada a usar vestido mediante engaños por su madre.

Cuando llegaron a la sala, solo estaba Lincoln mirando la televisión sentado en el sillón.

La castaña se sentó a un lado de su hermano con una extraña sonrisa en sus labios y su bebé le importaba un comino en donde estaba, solo quería dormir.

Después de unos segundos, el albino volteó a verla porque no paraba de jalar la manga de su camiseta para que le prestara atención.

— Dime — respondió el albino.

— ¿Te importaría cuidar a Lulú por unos minutos? Necesito bajar al sótano — dijo Lisa dándole a su bebé a su hermano mayor.

— Seguro.

Lincoln tomó a la bebé y Lisa se fue de la escena dejándolos a solas.

La científica fue a la cocina donde sacó su tableta electrónica modificada de su bata de laboratorio además una videograbadora. Tenía todo planeado desde la llegada de su hermano mayor, ideó un experimento en como sería la relación de Lincoln y su bebita genéticamente modificada. Encendió la tableta donde podía ver a su hermano sentado en la sala en la misma posición que lo dejó con su bebé.

— Día 1, el experimento número 12 conoce por primera vez a su progenitor, solo se miran fijamente el uno al otro exactamente como los dejé. Es curioso que Lulú no mostrará aún su boca verdadera para espantarlo. Por ahora, seguiré observando en el proceso de ya relación.

De pronto, vió que el resto de su familia se adentraba en la sala lo cuál molesto a Lisa porque no habían tenido el tiempo suficiente como para convivir y eso llevaría más tiempo porque tenía que conocer a los otros que para ella son totalmente irrelevantes.

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Lincoln estaba rodeado de todos los hijas de sus hermanas y la suya en el sillón de la casa.

Ninguna podían entender lo que sentían, era muy extraño y bonito, una calidez que jamás experimentado en la vida.

Nervioso, el hombre vió a sus hermanas sin entender lo que estaba pasando, ellas sonreían porque les daba indirectamente cariño a sus hijas sin ellas pedírselo. Tenía miedo de que pasaría después, pero eso no importa...

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