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El latido de un corazón palpitando y un bello susurro del viento acariciándolo.
El danzar del aleteo de una mariposa sobre la nariz larga y redonda, los labios pequeños y carnosos parecían susurrar.
Los ojos de este estaban cerrados y sus cabellos eran lacios y largos cayendo mientras dejaban desnuda la frente.

El cuerpo cubierto de ropas de seda blancas de un castaño chico extendido y en trance a mitad de una pradera donde el pasto es alto y algunas flores silvestres se alzaban coloridas.

La tranquilidad del lugar era simplemente maravillosa, algún trinar de aves.

Entonces respiró por primera vez abriendo sus ojos y respirando con rapidez.

Observó la pradera totalmente desolada, totalmente en orden, estaba solo.

—¿donde estoy?

Se preguntó inconscientemente, su cabeza dolía demasiado, unos animalitos aparecieron de repente acercándose al joven de cabellos largos semi ondulados.

Unos zorros, un par de ovejas, aves de colores, un par de portillos y algunos conejos fueron lo que sus ojos captaron que se acercaban a él, casi todos - menos las aves - eran unos simples bebés.

—son tan lindos.

Uno de los zorros se acercó a él y cuando decidió poner su mano sobre el pelaje del pequeño zorrito este creció de repente, ya no era más una cría de zorro.

—woo ¿que hice?

No tenía idea de lo que había hecho, se quedó admirado mirando su mano con curiosidad, entonces tomó unos pétalos de una de las flores marchitas que encontró cerca y las cubrió  con ambas manos, un pequeño destello salió de estos, al separar sus manos varias mariposas empezaron a volar, un brillo en sus ojos apareció  de inmediato y curvo sus labios en una sonrisa.

Las mariposas de colores se posaron sobre su cabello y una de estas terminó posándose sobre el dedo del joven.

—No sabía que podría hacer eso.

Susurro aún manteniendo su sonrisa, las mariposas volvieron a alzar vuelo, entonce intentó pararse pero cayendo en el proceso, los animalitos sólo lo veían curiosos, una última vez más y se levantó, sus pies estaban descalzos sintiendo directamente la sensación de la tierra bajo estos

—esto se siente bien pero no se donde estoy.

Sus ojos café claro observaban con detenimiento el alrededor solo había pradera.

Dio su primer paso y tuvo que dar dos en dirección opuesta, un bosque empezaba a nacer con mucha rapidez, todo era tan sorprendente.

Su mente le decía que debía ir a través del bosque y así lo hizo.

Los paso se pasaron hasta ya ser nulos, a lo lejos el paisaje había cambiado ya drásticamente a uno más desolado, más.... Infernal.

No sabía el porqué su cuerpo y mente le decían que tenía que ir hacia ese lugar a donde con él primer paso se sentía demasiado el pesar de su cuerpo.

Se dejó guiar por lo que su cuerpo y mente le dictaba, por ahora estaba confundido y necesitaba una respuesta pero no había podido encontrar a nadie.

Logró llegar a los pies de un santuario bastante grande, no era menos el que hubiera incluso la a y piedra rojiza en todo el lugar y de la cual cada pilar abría sido construido.

Los ojos miel miraron los detalles sin movimientos bruscos, cada pilar tenía un grabado a mano tan único. Ahora admiraba a quien con sus manos haya hecho aquellas obras de arte.

El sonido grutal de un animal lo hizo parar de ver aquellas obras arquitectónicas y prestar atención al gran sabueso de 3 cabezas que terminó por parar frente a él mostrándole toda su ilera de dientes, con los ojos encendidos en sangre.

Había sentido miedo... Pero tenía un deja vu con aquello.

La cadena que tenía el gran animal la recorrió hasta llegar a ver una mano sujetar con fuerza mientras que la cadena parecía enredarse hasta su antebrazo.

Levantó más la mirada y encontró la contraria que parecía sorprendida, pero de repente cambió.

El enorme animal dejó de amenazarle y se marchó como si nada, pronto esa mano pálida y delgada fue puesta en su campo de visión, la aceptó levantándose del suelo.

—Bienvenido jungkook o debería decir, señor orden. — aquel hermoso hombre de cabellos negros recojidos en una coleta y sus rebeldes mechones de cabello ondulado le regalo una sonrisa. Ni siquiera entendió bien.

—no entiendo. — dijo contemplando todo siendo lo opuesto a él prado de donde venía. El lugar era simplemente lo opuesto a bello, era demaciado macabro por parte.

—acabas de nacer, siendo mi complemento, en nuestas vidas mortales yo te conocí y eramos el complemento del otro, tu y yo, ahora estamos juntos. — el pelinegro acarició con delicadeza la mano del castaño y la alzó para bezar sus nudillos de manera suave, las mejillas de jungkook se tiñieron de un color durazno. — mi señor del orden, mi amor. 

Entonces retiro su mano con recelo, no comprendía nada y ese chico de cabellos negros no le ayuda en mucho.
—no se quien eres pero no creeré nada de lo que dices, me llamó Antum  no jungkook.

El peli negro pareció enojado pero no espero a que este riera, en la mente de Taehyung era el mismo chico.
Era jungkook.

—necesitas una visita a él santuario de Bien y Mal, lastimosamente no puedo ir allí. —mas bien era para el mismo todo lo que decía. — me presentaré solo esta vez... Comprendo el que no me recuerdes. — El castaño, expentante de la rara actitud que prefirió ignorar atendió las palabras de ese chico. — soy Set, señor caos.... Pero en una de tus vidas pasadas me conociste como Taehyung.

—Dices cosas raras, pero mucho gusto Set o Taehyung ¿Como debería decirte?

—Taehyung.... Solo Taehyung. — parecía más una súplica. —No me conoces pero ven, te mostraré mi hogar y pronto te llevaré a tu santuario, seguro deseas eso.

No hubo más que eso.

Correcciones al final de obra

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