Capítulo 10.🥃

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Perdón

Nada es perfecto, por eso el lápiz tiene borrador. -Anónimo.



Alessandro

Me sorprende y no lo voy a negar, pero como siempre la desconfianza y la paranoia me dice que no le crea, que lo que dice solo es para mantenerme feliz. ¿Por qué no lo hizo antes? después de que iba a verlo con la estúpida excusa de supervisar su estado, es ahora donde dice que se vaya a la mierda es un comportamiento muy sospechoso.

Pero seguiré su juego, y hay dos motivos por eso. Una es que no quiero pelear con ella, quiero que todo funcione bien y que esto sea una relación linda por lo pensado desde que me enteré de mi hija. Otra de las razones, es que ella debe ser la mala, y soy a víctima

Aun así, sabiendo que posiblemente solo es una cortina de humo para despistar mi atención también hay la posibilidad de que ella dice la verdad, de que habló con alguien que le hizo abrir los ojos y que ahora la menos ahora lo quiere intentar.

Estoy feliz por pensar en esa posibilidad, esa que me dice que en realidad me ama, que quiere estar conmigo de por vida y dejar que las cosas funcionen.

Yo estoy bastante seguro que no me escogería a mí antes que todo, aún hay cosas por las que tenemos que discutir, aún hay que hablar de todo lo que pasa entre los dos, que nuestra relación puede irse a la mierda solo por cosas estúpidas.

Si es que tenemos algo de lo que se pueda llamar relación.

De todas formas, por ahora me siento satisfecho de que ella le haya dado este paso para mantenerme feliz y no me quejo. Al menos sé que no irá de nuevo tras ese hijo de perra, ahora solo tengo que encontrar el momento justo para sacarlo del camino con ayuda de mi bella esposa, quiero que ella sea la que presione del gatillo y borre su cara de un solo disparo.

Quizá tenga que armar un plan para hacer algo como eso. Ya pensaré que. Queda un largo camino para logra que Gianna haga lo que quiera, o... Joder, si me pongo a pesar demasiado sobre eso, sobre querer controlarla como antes sé que no voy a poder, no por que ella no se deje o no quiera, ya no puedo hacerlo. No puedo seguir dañándola más de lo que ya lo he hecho...

Odio tener un lio en mi cabeza. Quiero que todo sea como antes.

—Pa-pa-pa —los balbuceos de mi hija me hacen quitara vista de mi computador.

Para cuándo la veo ya está sentada en mi cama con los ojos brillosos y un lindo puchero. Amo cuando despierta de nuevo al no poder dormir. Es la cosa más adorable del planeta.

—La princesa de la casa no puede dormir —ya estoy tomando la en mis brazos. Le acurruco en mis brazos y dejo que se aferre a mí—. Yo sé que extrañas a mamá, pero ella se volvió loca y necesita pensar y nos dejó solitos.

—No... —se queja y empieza a llorar más. Un nuevo balbucea a su corta lista de palabras.

—Hoy dormirás conmigo, nena. Quizá puedes dormir mejor. Ya te cambio de ropa para que duermas más tranquila.

Y así lo hago, dejo de lado todo lo que estaba haciendo. Mientras ella sigue en mis brazos yo voy hasta su habitación por un pijama cómodo para ella. Encuentro un mono rosado con conejos que hace mucho no se lo veía puesto. La pongo en el cambiador con ella quejándose porque le sostenga una vez más. No les prestó atención a sus súplicas y empiezo a cambiar su ropa y de paso un cambio de pañal.

Sonrío satisfecho una vez ella está calentita en el mono rosa que ya está por dejar de quedarle, quizá al siguiente mes cuando crezca un poco más. Para cuando salgo de la habitación Alyna ya está frente a mí con un biberón en las manos. Por lo que deben ser ya más de las diez de la noche.

—Gracias Alyna.

È il benvenuto, signore

Con el biberón y mi hija en brazos, voy hasta mi habitación y la acomoda para darle la leche. En cuestión de minutos ella ya está dormida en mi cama con muchas almohadas a su alrededor.

Cada vez que la veo, me siento tan orgulloso, soy un padre feliz. Alessia es lo más hermoso que me ha pasado.

Los pensamientos de inmediato me llevan a desear otro hijo. sé que ella aun es pequeña y necesita la atención de sus padres, pero sería hermoso tener otro hijo ¿m un niño...

Sacudo mi cabeza y solo me acomodo a lado de mi hija. Tomo una cantidad ridícula de fotos de ella durmiendo, para cuando le doy un beso en la frente yo también quedó dormido.

🥃🥃🥃

El llanto de mi hija es lo que me despierta en una calurosa mañana de verano. Me muevo despacio y aún somnoliento estiro mis brazos para calmarla un poco dándole palmaditas en el pecho, pero no lo hace. Llora más al saber que no tendrá la atención que quiere. No me queda de otra más que levantarme. Abro mis ojos para verla casi sentada en la cama y llamando a su madre, doy un suspiro antes de terminar yo sentado en el lugar.

—Aún no sé cuándo volverá mamá —ya está en mis brazos llorando cada vez menos.

En definitiva, mi hija no podrá sobrevivir sin su madre o sin mí.

Me levanto de la cama solo para ir en busca de algo de leche para mi hija, sin embargo, apenas abro la puerta Alyna ya está ahí con el biberón. Ella conoce mejor los horarios de Alessia que yo.

Buongiorno, signore —sonríe mientras me entrega el biberón

Buen día y gracias.

—No hay de que señor, permiso.

De inmediato ya estoy dándole su biberón, esto la mantendrá tranquila al menos hasta su hora del desayuno. Mientras me paseo por la habitación con Alessia en mis brazos reviso todo el itinerario que hay para el día de hoy, para mí buena suerte, no tengo demasiado que hacer, solo unas cuantas reuniones e ir a Roma para la contratación de nuevos empleados en AlItalia. Quizá puede llevar a mi hija.

Llega un mensaje, y no me sorprende que sea mi bella esposa preguntando por la niña. Nunca por mí, pero siempre me hago la víctima y ella me consiente.

Gianna: ¿Cómo está la bebé?

Alessandro: ¿Yo no importo?

Gianna: Bien, ¿cómo estás?

Alessandro: Perfectamente. Gracias por preguntar y la bebé está bien, ahora mismo toma algo de leche.

Gianna: Bien...

Alessandro: Entonces ¿seguiremos actuando como adolescentes o hablaremos en algún momento?

Gianna: Pensé que me odiabas.

Alessandro: Jamás odiaría a la mujer de mi vida. Ni siquiera estoy molesto. Tú me pediste tiempo

Gianna: Solo necesitaba pensar y creo que lo he hecho.

Alessandro: Entonces te espero para el desayuno. Te amo, moglie

Gianna: Te amo, marito.

Sonrío. Soy como una adolescente.

Dejo a un lado el teléfono para cuando noto que Alessia ha terminado con su biberón y lucha por soltarse de mis brazos. La dejo en la cama con mi teléfono y sus videos mientras yo me preparo para empezar el día.

Se concentra tanto que no existe nada más que ella y el teléfono, no siquiera se percata cuando Berlín sube a la cama y se acuesta a su lado en modo protector.

Me tomo el tiempo de prepararme para el día de hoy, incluso voy por algo de ropa descentre para Alessia y para un cambio de pañal. Se queja cuando le quito el teléfono, pero es cuando le dijo que iremos a desayunar donde su llanto se hace risa

Ella y yo estamos listos para empezar el día.

En el momento que, bajo las escaleras con Alessia en mis brazos, la puerta se abre dejándome ver a mi esposa, lleva la misma ropa de ayer y con los ojos algo hinchados. Me rompe verla así y me odio por eso.

Mi hija grita en el momento que la ve y hace todo su esfuerzo por soltarse de mis brazos e ir a los brazos de su madre.

—Mi niña hermosa —me la quita de los brazos y la llena de besos.

—¿Para mí no hay? —solo me sonríe antes de acercarse y darme un suave beso en los labios.

—Te he dicho que eres muy guapo...

—Lo has hecho... —me saca de lugar su comentario.

—Me gusta como te vez hoy —me guiña el ojo y se adelanta hasta la cocina. Yo me quedo inmóvil por durante unos segundos.

Gianna lleva a mi hija hasta la barra del desayuno, no sienta la sienta en su silla, la sienta en la encimera mientras pone un babero que Alyna le ha facilitado.

No dice nada durante el desayuno, y yo tampoco lo hago por más incómodo que todo se torna. Al menos una hora más tarde Alessia ya ha hecho un desastre con la comida, se queja por lo sucia que está y me pierde que la cargue, pero eso no pasará. Ella solo quiere que todo el mundo se ensucie al igual que ella.

No debí cambiarla de ropa.

—No señorita —lo único que hago es tomar sus dedos sucios de fruta —te darás un buen baño ahora.

—Mientras papá y mamá habla —Gianna de levanta dándole un beso en la frente a la niña—. Alyna encárgate de ella por favor.

Ella solo da una afirmativa y se lleva a Alessia quien se queja, pero no hay llanto después de eso. Es más, escucho una risa. Sonrío, ella sabe cómo cambiarle el ánimo.

—¿Podemos hablar ahora?

—Por supuesto, amor...

Me adelanto hasta detrás de la casa, justo hasta donde están los establos, me quedo ahí está que ella se pone a mi lado.

—¿Puedo convencerte de que no lo hagas? —muestra un tono de súplica.

—No lo creo. Ya hay gente que apartó sus lugares para la comprar. Ya todo está listo y no podemos cancelarlo a menos que se acabe el mundo

—Alessandro...

—Gianna, no comiences de nuevo. No sé cuántas veces te lo tengo que repetir, no me importa si esas mujeres no tienen nada que ver, no puedo confiar en ese hecho. Sus familias se metieron con la gente equivocada y ahora tiene que pagar.

—Pero no es necesario hacer una subasta, ellas pueden seguir en los clubes. Al menos...

—Hay demasiadas y lo sabes. Sabes que algunas están causando problemas y yo no tengo tiempo para esas cosas. Ya está decidió. Lo voy hacer y lo siento, pero no me importa lo que pienses sobre eso.

—Esto también es mío —una lágrima resbala por su mejilla. Es frustración—. Yo tengo derecho a opinar.

—Lo tengo claro, pero sabía que no podía tomar esta decisión contigo. No cuando te pones así. Dolcezza, tienes que entender de una vez por todas sé que no puedes sentir lastima por la gente. Entre más buena eres, más lastimada sales.

Se queda en silencio sin apartar la vista de mí, se limpia la cara y da una leve sonrisa. Ella sabe que tengo razón. Por ser buena la han dañado, apenas se esta reconstruyendo.

—Por fin pude poner un fin a lo de Matteo —cambian el tema de repente. Quiero creerle—. No siento nada por él, Alessandro. Él es parte de mi pasado y ahí quiero que se quede, en el pasado. Solo quiero vivir mi presente y planear mi futuro. Tú estás ahí.

—Amor....

—Te amo a ti y solo a ti. Tú eres todo mi mundo y eres lo único que necesito. Solo te pido que confíes más en mí —solo quiere mantenerme feliz.

Las palabras de Enzo se repiten en mi mente una y otra vez.

No puedo solo cegarme por esa idea. Tengo que poner esa poca confianza en lo dice, creer que ella me ama de verdad y solo quiere hacerlo bien.

—Sé que te cuesta, sé que para ti es difícil creer que te amo o que no siento nada por Matteo, no después de todo lo que pasó. Pero inténtalo, amor. Hazlo por nosotros, por este matrimonio.

Una vez más está mujer me deja sin palabras, me deja sintiéndome como un idiota. Muchas veces le he escuchado hablar con sinceridad a mi esposa, esta es una de ellas. Y por más que quiero decirle que confío en ella, no puedo. Al menos no ahora mismo.

—Y que tú confíes en mí. Quiero que entiendas que cada decisión que tomé es por nuestro bien.

—Lo sé —ya está cerca de mi tomando mis manos.

—Prometo ya no vigilar tus movimientos. Sé que puedo confiar en ti, después de lo que hiciste anoche...

—Ya sé que lo viste todo —se ríe.

—Y voy a golpearlo por besarte, ahora solo yo tengo ese privilegio.

—¿Todo bien, entonces?

—Supongo que sí, yo jamás me enojé, solo que a veces digo estupideces.

—Te amo, mi vida. Nunca pensé que esas palabras me iban a doler. Mi mente me dice que miente.

Soy un desastre.

—Yo a ti hermosa —me las arreglo para sonreír.

Ya la estoy tomando de la cintura y sintiendo sus suaves y deliciosos labios. Joder, como algo tan simple puede matarte y mantenerte vivo a la vez.

No sé cómo llegamos a la cama, no sé en qué momento ella ya no tiene ropa y como es que yo estoy debajo de ella esperando que me haga suyo. Sus delicadas manos y largas uñas se van deshaciendo de mi camisa. Cómo es costumbre algunos botones desaparecen. El cinturón que sostiene mi pantalón desaparece al menos de mi vista, lo dejo por encima de mi cabeza.

Una sonrisa aparece en sus labios cuando baja lentamente mi pantalón, me molesta que no se deshaga de mi bóxer. Una vez fuera se sienta a horcadas sobre mí, se inclina y besa mis labios tan despacio que me desespero.

—Te amo —lo repite sabiendo que una parte de mí no le cree— tú eres el amor de mi vida, aunque no me creas.

Amo que lo diga, pero que lo haga tan seguido me hace sospechar de los motivos por cual los dice. Mantenerme feliz es su prioridad, por una razón que jamás tomé en cuenta. Yo jamás le haría daño a Gianna, jamás dejaría que algo le pase. Me mantiene feliz, se aleja de Matteo solo por un motivo, yo tengo que dejarlo vivo.

Y sí, lo voy a dejar vivo, por qué sé que sufre al pensar que Gianna está conmigo...

O no...

Aun recuerdo cuando ese idiota dijo que ya no quería nada con ella, que todo fue por acercarse a la organización. La amó, sí, pero ya quedó en el pasado. Quizá no le importa que ella esté conmigo, solo quiere ponerla en mi contra, que ella lo libere y pueda seguir con su plan de destruir una de las mafias más grandes del mundo.

Había olvidado por completo aquel detalle que yo sospeché desde que lo conocí, pero no sé lo diré a ella. No aún, no cuando ahora mismo estamos relativamente bien...

Mataré a ese bastardo cuando su padre este frente a mí, cuando el mío esté rogando por su vida. Necesito atraer a todos antes de matarlo.

—Hey... —me toma del rostro —¿Todo bien?

—Júralo... jura que me amas.

Contra todo pronóstico, ella no se pone a la defensiva. Solo me da una sonrisa tienes y besa mis labios una vez más.

—Amor, te amo y juro hacerlo por siempre. Matteo no será un problema para nosotros.

—Sabes que lo mataré en algún momento...

No dice nada, se limita a callarme con un beso y a seguir con lo que sea que estaba haciendo mientras mi mente divagaba.

Me lo prometí una vez. Si ella me hace sufrir yo lo haré el doble. Hasta que pase yo solo disfrutaré de ella y de lo que me da. Ya a la mierda los pensamientos obsesivos que solo me hacen pasar malos momentos.

Sus labios se apartan de los míos y bajan despacio Por mi cuello, por mi pecho, se detiene en mi abdomen solo unos segundos más antes de bajar la única prenda que queda y tomar con sus manos mi erección. Me mira a través de sus largas pestañas, sonriendo antes de abrir su boca y llenarla con mi carne.

Me pierdo, me pierdo de inmediato y no puedo en nada más que en ella haciendo lo que mejor sabe para satisfacerme. Me eleva alto, tanto que no quiero caer. Pero lo hago, me sumo en el orgasmo y me libero haciendo un desastre, uno que ella limpia solo con su lengua.

Ya me río.

Está vez ya no está encima, se tira en la cama, con una de sus manos entre sus piernas, con dos de sus dedos dentro de ella... Joder me siento en una película para adultos. No me cierno sobre ella, separo aún más sus piernas y hundo mi rostro en aquel lugar cálido y húmedo.

Aparto su mano y soy yo quien toma control de su excitación. Saboreo cada centímetro de piel, cada espacio a la que mi lengua y labios tiene acceso. Ya sus quejas no se hacen esperar, no de limita a apagar su voz. Gime fuerte y eso me pone aún más duro.

Al contrario de ella, yo no dejo que se corra, lo que hace que ella se queje de la frustración. No me tomo el tiempo de buscar un preservativo, más por el hecho de que quiero sentirla sin ninguna barrera. Me coloco entre sus piernas, pero no entro.

—Has sido una buena niña y...

—Sigo tomado mis pastillas —acaricia mi rostro.

—Esa es mi chica —la beso.

Mis labios devoran los suyos mientras me abro paso en su interior. Se aferra a mí, gime mi nombre y se mueve al igual que yo.

Los minutos, las horas pasan y nos terminaos cansados, extasiados. Se tira a mi lado y se acurruca en mi pecho, buscando calor, consuelo. Amor.

—Solo cambiaste de opinión y ya me amas —esta es mi arruinar momentos bellos.

—No he cambiado de opinión, solo que ahora te lo digo. Te amo, entiende, solo...

—Él sigue en tu mente —ya cállate, Alessandro.

—Es por eso que ya no quiero saber de él, solo que sigue vivo. Hice mal en estar pendiente de él, pero ya se acabó.

—¿Lo prometes? —me pongo de lado y tomo con delicadeza su rostro.

—Lo prometo...

Lo hace consiente de que una promesa no se rompe. No dentro de la mafia. Voy a confiar en ella y espero no me decepcione.

Yo doy la vida por ella, pero, así como yo doy mi vida, puedo quitarle la suya si algo sale mal y me hiere.




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