Capítulo 35 La captura.

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"La muerte es la mayor patada de todas, por eso se guarda para el final."

Fionna entra a la habitación de Connell para revisarle los signos vitales después de que fué informada por el hermano sobre su despertar; al entrar encontró a el gemelo que mantenía los ojos cerrados y luego los abrió al sentir la presencia de alguien en su habitación.

La joven doctora se acercó a la cama pero antes inspiró con fuerza para calmar a su corazón desbocado, tres meses habían pasado desde ese dia en que habían discutido, el día de su separación definitiva, ese mismo día en que ella cometió la equivocación en decirle que estaba enamorada de él.

—Bien, veo que ha regresado con nosotros señor Murphy; déjeme revisarlo un momento y después le responderé cualquier inquietud que tenga.

El detective se le veía extrañado, mientras la doctora le pedía muy profesional que hiciera las pruebas para determinar sus reflejos y estado de conciencia, quedó satisfecha con el resultado obtenido.

—Tiene buenos signos señor Murphy, el último incidente no tuvo secuelas, se reaccionó a tiempo para salvar su vida.

Él sólo la miro fijamente.

—Beag álainn, ¿Eres tú?

***********

Brendan y Oscar llegan al hospital en busca de su comandante, durante el camino se ponen de acuerdo con la acción que van a tomar, porque ellos saben lo inteligente que es su jefe y quieren hacer las cosas tranquilamente para poderlo llevar a la Jefatura.

El primero en verlo es Oscar y con un gesto señala a su compañero, ellos ven al hombre que caminaba como gato enjaulado frente a la puerta de una habitación que presumían era de Yury McBlane.

—Comandante. —Le fue llamado su atención.

El hombre se sorprendió al ver a sus efectivos en el lugar y le puso nervioso el hecho, ya que pronto llegaría los hombres de su sobrino para acabar con el cabo suelto que se encontraba detrás de esa puerta.

—Chicos, ¿Qué... qué hacen aquí?

—Señor, se le requiere en la oficina. —contestó inmediatamente Brendan al notar el nerviosismo de su jefe y se puso en alerta al ver su movimiento de cabeza en busca de alguien, a la vez tranquiliza a Oscar cuando este lo mira extrañado y con el conocimiento de haber trabajado juntos por mucho tiempo el joven oficial le deja hacer la trampa.

—¿No puede ser más tarde?

—No. Hay órdenes que debe firmar, jefe. —interviene Oscar.

En su celular suena el tono de mensaje, al revisarlo encuentra la frase clave que usan él y su sobrino para emprender cualquier acción. «Estate listo». Decidió al momento irse con sus hombres para evitar cualquier enfrentamiento y de paso alejarse de cualquier cosa que pudiera comprometerlo.

—Entonces vámonos y que sea rápido, quiero terminar mi día lo más pronto posible. —se marchó convencido de que se dirigía a efectuar un trámite de oficina.

El comandante se dirigió a su auto, mientras los detectives se montaron en la patrulla en la cual llegaron, se pusieron en movimiento camino a la central y por ello Brendan aprovechó para llamar a Gael.

Al tercer timbre contestó el hombre.

—Mcallister al habla.

—Gael habla Brendan, el comandante viene detrás de nosotros, no le informamos el verdadero motivo del requerimiento en la jefatura y le he encontrado nervioso frente a nuestra presencia, parecía que buscaba a alguien.

—¿Te parece extraño su actitud?

—Si. Y más cuando recibió un mensaje a su celular, por lo cual nos hizo salir con rapidez del hospital.

—¿Aún sigue detrás de ustedes?

El joven miró por el retrovisor y confirmó la presencia del auto que le seguía.

—Si.

—Entonces alguien más visitará a la paciente.

—Por Dios. ¿Qué harás?

—Conall está en el hospital, le llamaré para que vigile la habitación, yo me voy a dirigir hasta ahí para hacer las preguntas de rigor a la mujer y los dejaré a cargo de la interrogación al comandante; lo primero que harán será quitarle su teléfono y revisar sus llamadas y mensaje. Lo dejo en tus manos, compañero.

La llamada terminó.
Tiempo después llegaron al lugar y parquearon los autos, ya adentro del recinto y cerca de la sala de interrogatorio, le mostraron la orden de aprehensión y le leyeron sus derechos.

Conmocionado el comandante se sentó en la silla y les entregó su teléfono siguiendo las órdenes de Brendan.

La interrogación se llevó a cabo con total diligencia, con tranquilidad y en vista de la abrumadora evidencia que tenían en contra de él, Kiev confesó todo, culpando totalmente a Sombra con tal de rebajar su posible condena.

*************

Gael recibió el mensaje que antes le había dejado Conall y aprovecho para llamarle mientras salía rumbo al hospital.
Tenía la grave sospecha de que atentarían contra su prisionera, y debía actuar inmediatamente.

—Diga.

—Conall soy Gael, requiero de un favor tuyo. ¿Puedes custodiar la habitación ciento uno?, por favor. Presiento que atacaran a la mujer que cometió el secuestro de los niños para que no pueda declarar en contra de sus cómplices. Yo llegaré en diez minutos.

—Lo haré. —aseveró C.Y Gael, necesito hablar contigo.

—Perfecto yo también, tengo que ponerte al día con la investigación.

********

En la puerta de la habitación no había nadie que pudiera interferir con el trabajo que iba a realizar, debía acortar una vida antes de que destruyeran la suya. Un cabo suelto que debía remediar. No mandó a nadie sino que vino personalmente a hacer el trabajo porque últimamente estaba rodeado de inútiles que le habían dañado la operación, pero todo se acababa aquí, limpiaría el último vestigio que lo atara con esos niños. Y ahora reconocía su error, no debió llevarse al hijo de la psicóloga; pero ya lo hecho, pecho.

El cuarto privado tiene las cortinas cerradas, pero aún así se mantiene iluminado, no está conectada a ninguna máquina que pueda informarles a los de afuera sobre su condición, lo que le dará más tiempo en enterarse de la muerte del paciente.

La mujer está dormida y no sabe de la presencia de sombra, aunque él no tardarán en hacérselo ver. Alista su implemento y se acerca a la línea que tiene conectada a su vena, la despierta con un beso en sus labios porque lo único que lamenta es no tener su cuerpo para saciarse por última vez.

Yury sale del letargo de las medicinas y al tener completa su conciencia, abre sus ojos desmesurados por la impresión de ver al hombre con una jeringa incrustada en la línea de suministro que va a su ser.

—Aunque me mates, te aseguro que todo ya está perdido. Se acabó para ti. —Le dice con odio.

—No querida, se acabó para ti.

—No me importa al fin me reunire con mi hermana y desde arriba nos reiremos de ti y lo sabes.

—No es así, al infierno es a donde vas. —una mueca negra acompañó su frase.

—Entonces, allá te espero. —fueron sus últimas palabras antes de que la esferita de aire entrará a su torrente sanguíneo y le produjera la muerte instantánea.

Cierra la puerta al salir de la habitación y se encuentra frente a frente con Conall, quien no tarda en reconocerlo a pesar de su vestimenta de enfermero.

—Tú.

Después de la sorpresa, Sombra reacciona y lo empuja para tener espacio para correr y emprender su fuga. Pretende dirigirse a las puertas de salida y se detiene al ver a un auto oficial pararse frente a esta.
Recula y se dirige a las escaleras con Conall siguiendo le los pasos.

Gael ve la carrera de un enfermero y del gemelo, pero decide ver a la mujer para ver si no está comprometida su vida, porque sabe que Murphy puede resolver la situación.

En la habitación encuentra a la mujer con los ojos abiertos y sin brillos de vida, aún su temperatura corporal es cálida y empieza a llamar por ayuda al personal.
Los esfuerzos fueron infructuosos y la declararon muerta por el médico a cargo.

El radio transmisor cobro vida informando de una situación con rehén en la terraza del cuarto piso.
***

—Detente Sombra, debes parar, mi hermano despertó y nos confesó tu participación en su intento de asesinato. Además no tienes a donde ir.

No quiso hasta su aliento para contestar, siguió corriendo pensando en su siguiente movimiento, llegó al cuarto piso para intentar perderse entre la multitud antes de que le diera alcance Conall, conocía sus capacidades y lo tomaba en cuenta.

Ingreso al piso y se topó con el ala infantil, ¡Maldición!. Como lograría camuflarse, si la escasez de adultos era mínima.
Pero su suerte giró al salir la psicóloga de una de las habitaciones. Se le acercó y con una navaja muy afilada y la conminó a que siguiera sus pasos.

Beag álainn = pequeña hermosa

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