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No comprendía lo que pasaba, SeokJin siempre le había dicho por medio de llamadas que todo estaba bien y que no era necesario que regresara pronto, todo el tiempo le aseguro que JiMin se encontraba bien, extrañándolo, pero bien.

Bueno, ahora sentía que Jin le había mentido completamente.

Nada estaba bien, nadie estaba bien. De ser así no se encontraría en esos momentos frente a la camilla de su tutor en coma.

Suspiró. El sentimiento de culpabilidad comenzaba a inundarlo, si tan sólo nunca se hubiese ido, JiMin seguiría amándolo y SeokJin se encontraría consciente. Posiblemente no hubiese evitado que este cayera en una profunda depresión después de la muerte del detective, pero al menos hubiera estado ahí para él y para el pelirosa.

En esos momentos sentía una gran culpabilidad por haber dejado que JiMin saliera a la calle sin compañía, pero también sabía que no era su dueño y que no podía imponerle cosas, menos cuando las cosas entre ellos dos estaban colgando de un hilo.

De pronto, sintió como alguien hacia entrada a la habitación, levantó su mirada y la llevó hasta la puerta, donde se encontraba un oficial de policía con dos cafés, uno en cada mano.

—Suga…—Saludó el oficial con sólo mencionar su nombre. Sabía del estado del chico y no quería abrumarlo con condolencias que no llevarían a ningún lado.

—¿Quién es usted?—Frunció su ceño con extrañeza.

—Soy el detective Jackson, fui compañero y ayudante del detective Kim.—Se presentó brevemente, para después entregarle uno de los vasos de café que traía consigo.

Suga dudó por unos momentos en tomarlo, pero después accedió. No había desayunado ni descansado de su largo viaje, así que lo menos que podía hacer era ingerir ese café que con fortuna lo mantendría despierto el resto del día.

—¿Qué fue lo que sucedió?—Inquirió, con su vista fija en algún punto de la habitación.

—El detective Kim falleció en una persecución y el doctor Kim intentó quitarse la vida debido una fuerte depresión, al parecer ellos dos habían formado un lazo sentimental tan fuerte. Fue gracias al joven JiMin que el doctor Kim no murió, él se encargó de darle los primeros auxilios y de llamar a la ambulancia, de no ser así los resultados hubiesen sido fatales.

—No lo entiendo, ellos apenas y se conocían, ¿por qué SeokJin hizo eso sabiendo que tenía a dos menores de edad bajo su responsabilidad y no sólo eso, sino una vida por delante?—Inquirió para si mismo, pues sabía perfectamente que el detective a su lado no podría respondersela.

—Aveces… el amor es tan raro y tan difícil, es uno de los intrusos más hermosos que pueden llegar a nuestras vidas. No siempre se tiene que conocer a una persona de años para encariñarse profundamente, aveces solamente se necesita verla a los ojos y encontrarse con que está sintiendo lo mismo que tú. Y yo creo que ese es el caso del detective Kim y el doctor Kim, solamente bastó verse a los ojos para saber que ambos estaban sintiendo lo mismo él uno por él otro.

El menor lo miraba perplejo, sin atreverse a interrumpirlo o contradecirlo, sabía que tenía razón, aquellos dos se habían enamorado profundamente en cuestión de segundos. Y entonces, una vez que el detective terminó, lo comprendió todo, él había sido testigo de ese amor, de como brillaban sus ojos cada vez que se veían y de como suspiraban en silencio cada vez que se encontraban alejados.

—Ojalá todo fuera como antes…—Un largo suspiro escapó de sus labios, llamando la atención del detective.

—Joven Min, ¿podría acompañarme?—El mencionado frunció su ceño, para después asentir, se puso de pie y comenzó a seguir al detective en un recorrido silencioso hasta el elevador del hospital.

El detective presionó un botón, las puertas se abrieron y entraron en completo silencio. En cuanto las puertas se cerraron, el detective comenzó a teclar varias veces los botones, de una forma tan extraña pero sincronizada, como si este supiera exactamente que hacer, así que Suga no soportó la curiosidad y preguntó…

—¿A dónde vamos?

—Este es el único lugar en donde estaremos seguros.—Le respondió el detective con seguridad en su tono de voz, mientras seguía concentrado en su tarea.

—¿Seguros de qué?—Insistió ante tanto misterio.

—Hay micrófonos con audio en todo el hospital, en la habitación del doctor Kim y ni se diga de la casa de NamJoon. Así que este es el único lugar en donde podemos hablar libremente, no hay mucho tiempo pero sí el necesario para contarte toda la verdad.

—¿Micrófonos? ¿Para qué? ¿Cuál verdad?

—NamJoon está vivo, en estos momentos se encuentra trabajando de incógnito, está tratando de reunir todas las pruebas necesarias para hundir en la cárcel al inspector Lee.

—¿Qué tiene que ver mi padre en todo esto?

—El mandó a matar a NamJoon, o al menos eso Intentó. NamJoon fue a renunciar a la oficina de Lee, al parecer discutieron y NamJoon terminó golpeandolo y eso sólo terminó por incrementar la furia de Lee. Al momento de salir de la comandancia, Lee ordenó a todos los oficiales iniciar una persecución para atrapar a NamJoon, quien no contó con la presencia de una patrulla a su costado y terminó por ser impactado contra un edificio. Todos pensaron que NamJoon había muerto instantáneamente, pero no fue así, logró salir del automóvil rápidamente, pero cuando quiso salir por la puerta trasera fue interceptado por los oficiales al mando de Lee.

—¿Qué sucedió después?

—Para cuando el doctor Kim llegó, dijeron que el cuerpo había sido trasladado, que ya no contaba con signos de vidas y no fue posible verlo, hasta el funeral, pero allí tampoco lo pudo ver, la caja estaba cerrada, causando enojo en el doctor Kim.

—¿Qué sucedió con NamJoon?

—Él fue torturado por los hombres de Lee, pero en poco tiempo logró escapar, Lee lo amenazó diciéndole que se alejara de SeokJin o sino revelaría que el hijo que espera Irene es de él.

—¿T-tú como sabes todo esto?

—Él me lo contó, también me pidió que te dijera que es el encargado de llevar flores a la habitación de tu tutor. Él está ocupado tratando de hundir a tu padre, pero para eso necesita tú ayuda…

—¿Mi ayuda?

—Así es, tú más que nadie puede estar cerca de él sin que sospeche.

—P-pero, yo lo odio y no quiero verlo ni pintura, quiero ayudar para que pagué por lo que ha hecho, pero me niego a volver a verlo.

—Aveces es necesario hacer unos cuantos sacrificios a cambio de la paz que teníamos hace tiempo, ¿no?—Fue entonces que pensó en JiMin, en su familia feliz, en ese calor cálido que había existido en el departamento, aquel que quería recuperar a cualquier precio.

Y bueno, ya sabía cual era el precio.

—Acepto.—Asintió decidido. Jackson asintió con una media sonrisa en sus comisuras.

—Me mantendré en contacto contigo por medio de este celular para darte las ordenes de NamJoon.—Le entregó discretamente un celular, el cual guardó de inmediato entre su sudadera.

—Gracias y dile a NamJoon que todo esto lo hago por mi familia.

—Por supuesto, aunque él lo sabe perfectamente.—Las puertas del elevador se abrieron.—Suerte.—Le deseó, para después salir y caminar sin mirar atrás…

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