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—¿Puedo llamarte Jin-ah?

—Por supuesto que sí.

🌼

Otro beso lleno de pasión fue compartido por ambas.

—Jin-ah... ¡Suena tan lindo!

—No sabía que pudieras ser tan cursi, Soo—Namjoon estaba con la escoba en la mano mientras él y Soojin observaban a Hoseok fangirlear con las dos chicas.

Les contó a sus amigos lo que estaba empezando a surgir entre Shuhua y ella.

Sin embargo, se quedó con la boca abierta al enterarse que ellos ya lo intuían.

—Desde el primer día supe que eran una para la otra.

—Ya basta, chicos.

Salió del establecimiento con las bolsas de basura en la mano, pensó que nunca más iba a sonreír de verdad. Estaba tan equivocada.

Su celular empezó a sonar.

Dejó las bolsas en la basura y contestó la llamada sin siquiera ver el nombre.

—¿Hola?

—Soojin, ¿dónde estás? Tus hermanos tienen hambre, puedes traer algo de comer.

Sus ánimos se desplomaron al escuchar la voz de su madre, no quería lidiar con ella después de una gran cita que tuvo.

—Claro, ¿algo más?—sus manos empezaron a sudar, un ataque de ansiedad.

Pensaba que ya no volverían, pasó un mes desde el último.

—Que te mueras.

Después de esa frase cortó rápidamente. No entendía el odio de su madre a ella, quería hacerlo pero no cabía en su cabeza.

Su respiración comenzó a acelerarse, sus lágrimas bajaron por el dolor en su corazón y su estómago quería vomitar todo lo que ingirió con Shuhua.

Se sentó en la acera de la calle muy despacio y trató de respirar a como dé lugar.

Se imaginó a Shuhua con ella dándole ánimos y las dos llevándose de la mano en una linda playa con el sol dándole a su radiante cabello tan oscuro.

Pasados unos largos e insufribles minutos, pudo tranquilizarse y se encaminó hacia sus dos amigos para irse a comprar algo a sus hermanos y madre.

Ya no quería ataques, ya no.

🌼

—Vamos, Soojin. Sólo acompáñame a mí cuarto—era jalada por su padre otra vez, no quería ir a ese lugar dolía lo que le hacían.

Preferiría morir a tener que sentirse tan sucia.

—Por favor, no—esta vez el hombre le dio una cachetada que la mando a llorar en silencio, no quería otro golpe más en el cuerpo.

—Hazme caso, soy tu padre.

Entraron ambos a la habitación, fue recostada en la cama de su madre. Veía a su padre moverse de un lado a otro en la habitación.

A sus cortos quince años no podía dejar de llorar, quería irse a los brazos de su madre.

—Dame tu brazo, SooSoo—ese maldito apodo, penso que sí mamá le había dicho a su padre que ya no le diga así pero no le hizo caso.

—No

—¡Dámelo!—el gritó seguramente se escuchó hasta la alcoba de sus hermanitos de tan solo tres y cuatro años. Ellos no podían salvarla.

»—Sabes, mi dealer me trajo una nueva SooSoo, dijo que te llevará a las estrellas. ¿Vamos juntos?—el cinta elástica fue apretada en la zona de las venas para que salieran a relucir.

Observó a su padre con una cuchara y alguna sustancia en ella, siendo calentada en algún mechero que siente tenía cada vez que entrar en ese maldito infierno.

Lo vio llenar la jeringa a esa sustancia ya calentada y acercarla a esa cena que resaltaba.

Siempre el mismo procedimiento, siempre el mismo pinchazo.

Siempre el mismo dolor y después la breve euforia para tener casi todos de sus pensamientos y emociones nublados por una neblina que trataba de disipar, pero nunca funcionaba.

Así era su vida desde que cumplió los doce, siendo drogada y abusada por su propio padre.

Ese estupido ser humano que nunca más le haría querer a alguien de verdad. Que la rompió en mil pedazos que nunca fueron reparados.

🌼

Habían pasado varios meses desde la primera cita de Shuhua con Soojin.

Después de un par de meses se declaron y fueron pareja. Obviamente los únicos que sabían eran los amigos de Soojin.

No quería hacer pública su relación a su madre, tal vez no la acepte o la botaría por ser diferente.

Al contrario de sus expectativas, las clases de oratoria ayudaron mucho.

Al fin pudo ser un poco más sociable y seguía siendo la misma, gracias a que Soojin fue la que le dijo que no tenía que ser perfecta para agradarle a la gente.

Pudo recuperar el año en presentación que hacía a todos, los trabajos extras, más los exámenes y todo lo relacionado con estudios.

Era sábado, día que tenía que ir a su clase con la profesora/novia Seo Soojin.

Las cosas con ella iban a de bien a mejor.

Recuerda aún su primera vez y cuando se escaparon para ir de viaje juntas a Busan. Una locura para ambas.

Saliendo de su zona segura.

También todas las citas que tuvieron en su cuarto sin que su madre lo supiera. Al parecer Soojin era buena trepando árboles. Muy al estilo High School Musical.

Amaba su vida.

Y todo gracias a Soojin, esa pelirroja que la enamoraba cada vez que la veía.

El tono de su celular empezó a llenar la paz de su habitación, rompiéndola.

—¿Kook? ¿Qué pasó?

Era raro que le llamará a esa hora, eran las siete de la mañana, a esa hora Jungkook estaba en el quinto sueño y despegaba tarde como el perezoso que era.

—Shu, buenos días para ti también. Necesito un favor, tienes que llevarme el libro de química al colegio—¿será alguna mentira?, pero sonaba tan urgente que no podía rechazarlo.

—Está bien, voy corriendo—tomó su libro que el mayor le pedía y salió de su hogar despidiéndose de su madre.

Al llegar a una cuadra del colegio vio a Jungkook esperando por ella, camino más despacio por estar cansada al haber corrido.

Su celular volvió a sonar esta vez tomándolo sin revisar.

—¿Hola?

—Hola, cariño. ¿Dónde estás? La clase ya va a empezar—era Soojin, sí, su novia sabía de su mal hábito de ser tardona.

Hoy era el día en el que iba a llegar sobrada de tiempo, pero no lo logró.

—Estoy con una amigo Jin-ah. No sé si llegaré a tiempo—silencio se escuchó del otro lado del teléfono—. ¿Jinjin, estás ahí?

—Y-yo sí, ¿qué haces con él?—su tono sonó demasiada neutro para alguien seria, porque lo era, como Soojin.

—¿Acaso estás celosa, mi vida?—rió imaginando lo lindo que sería ver los pucheros de la pelirroja.

—No, ¿dónde estás? Voy a recogerte.

Tal vez si estaba un poco celosa, pero no podían juzgarla. Amaba mucho a Shuhua que al veces piensa que depende de ella.

—En mi escuela cariño. ¿Hola? ¿Jinjin?

Cortó.

Al parecer ya a tomado la decisión de venir.

Cuando entrego el libro a su amigo y se dispuso a marcharse junto a él. Apareció alguien que estaba totalmente sudada.

Jungkook jamás la había visto por aquí, sin embargo era una linda y sexy chica.

La joven pelirroja se acercó a ellos y agarró a Shuhua para darle un beso tan brusco y sensual.

La pelinegra se sorprendió, nunca había visto esa faceta posesiva de su novia, le gustaba mucho.

Acarició su cintura para que la suelte por haber recordado que Jungkook estaba ahí con ellos.

—Jin-ah basta. Lo siento Kook.

La mayor solo se abrazó a ella escondiendo su rostro con su cuello como una linda gatita.

—E-está bien. No te preocupes. Gracias por el libro.

Jungkook salió despavorido a contarle a Yuqi y Soyeon que su bebé, Shuhua, tenía novia o amante. Lo que sea.

—Mira lo que hiciste.

Soojin no dijo nada y siguió escondida en su cuello oliéndola. Shuhua solamente la acarició el hermoso cabello rojo brillando a su pequeña 'cereza'.

🌼🌼🌼

Volvieron juntas al local cuando la clase ya había acabado para encontrarse con Namjoon y Hoseok, y salir todos a comer juntos.

—ShuShu amor, ¿puedes traer mi bolso de mi casillero, por favor?—estaba sanando la rodilla de Namjoon por haberse caído, barriendo.

—Claro.

Shuhua se encaminó a los casilleros, nunca había entrado ahí, solo esperado afuera por petición de Soojin.

Buscó el casillero y tratar de abrir lo hizo de golpe cayendo todo en el piso.

—Oh no.

Trato de recoger todo pero se quedó viendo una pequeña bolsa llena de pastillas blancas. Nunca había visto a Soojin hacer consumido alguna en su frente. Pero parecían esas pastillas que le enseñaron en la escuela.

¿Cuáles eran?

Metanfetaminas.

Drogas.

Quedó en shock, no podía creer. Su Soojin nunca haría algo como eso, era cierto que el primer día parecía algo rara, pero nunca la vió en mal estado, ni pidiendo dinero para comprarlas. Nada.

—Te tardas-

Soojin borró su sonrisa al ver a Shuhua con su bolsita.

Se sentó con la menor a su lado cuando la vio llorando, no quería que su bebé lloré. Hizo llorar a lo más preciado que tenía.

—Shuhua, por favor déjame explicarlo.

La menor estaba por estallar y recriminarle todo lo que podría salir mal al consumir drogas, pero entendió que no era su vida sino la de Soojin. Y haría lo que fuera para sacarla de ese mundo.

—Adelante.

—No son drogas, bueno técnicamente lo son, pero no malas. O eso dice mi doctor.

La menor observó a su novia y ésta limpió las lágrimas de sus ojos para darle un beso muy amoroso en su frente.

Le contó todo lo le hacía su padre y cuánto tuvo que soportar.

—... Cuando cumplí 20, denuncie a mi padre. Hize un levantamiento con todos mis compañeros para demoler la universidad en la que estaba, muchos drogadictos se aislaban  ahí. Un narcotráficante lo estaba buscando por robar mercancía y se escondió en la universidad en la que estaba.

—¿Holly?

—Sí, lo atraparon y está en la prisión. Ese hombre me dejó una marca en mi vida y me volvió adicta sin yo quererlo, por eso todo metadonas por el síndrome de abstinencia que tengo. Mi madre me odia por haberla alejado de su esposo.

—Lo siento mucho, Jin-ah.

—Está bien, te amo y quiero recuperarme de esto. Por favor compréndeme.

—Claro que lo hago. Y te voy a ayudar en todo.

El beso más sinceros de todos se los dieron para sella el pacto que hicieron el día en que se vieron por primera vez.

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