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Los cuatro jóvenes, al termino de sus clases, se acompañaron a sus respectivas casas.

Entre ellos jugando y hablando de lo que se les ocurriera. Atraían miradas de toda clase de personas, y más por el hecho que tres de ellos eran muy escandalosos.

—Nos vemos, mi novia y yo iremos a mi casa—Yuqi agarró la mano de la rubia y se la llevó hacia su vivienda.

Las dos personas restantes solo las vieron marcharse. Shuhua de pronto se puso nerviosa, ¿de qué hablaría con Jungkook?, ¿y si se confiesa?

No, podría burlarse en su cara.

—¿Quieres ir por un helado?—cuestionó el mayor—, tengo ganas de uno.

Shuhua sonrió, su débil corazón se emocionaba por tales actos insignificantes. Quería responderle con una afirmación, pero su teléfono empezó a vibrar.

«Mierda, no le cambié el tono»—'Loba' de Shakira empezó a sonar, su madre le obligó a ponerlo porque era su favorita.

Escuchando la risa de Jungkook, lo tomó de su bolso apurada totalmente avergonzada por la situación.

—¿Hola? ¿Mamá?—el pelinegro admiraba el cabello negro intenso de su acompañante, se veía tan suave aunque siempre le mentía diciéndole que olía horroroso, típico de amigos.

—:Shuhua, dejé la llave en la vecina, vas y le pides para que entres a casa:

—¿Qué? ¿Dónde estarás?

—Me llamaron de tu escuela, debo ir por algo importante. ¿Hiciste algo malo?

Su tez pálida se volvió aún más de lo que ya es por lo que dijo su madre, cuando los profesores pedían que llamará a su progenitora siempre les daba excusas de que estaba ocupada. Ha hecho eso en todas sus escuelas por el miedo a que los demás crean que es una mala alumna y compañera.

No podía creer que la directora ya no confiaba en ella para el llamado de su madre. Decidió hacerlo por sí misma y ahora sí hablaría de los problemas de Shuhua.

—N-no... yo... Adiós mamá—cortó deliberadamente la llamada para no levantar sospechas, la mayoría de personas notaban su nerviosismo cuando lo estaba.

—¿Pasó algo, Shu?—Jungkook notó algo malo en su amiga, tal vez ocurrió alguna desgracia, rezó para que no sea tan grave.

—No, solo me dijo que la llave e-estaba en mi vecina—agarró la mano de su amigo quitándoselo de su hombro—. Vámonos.

Ambos caminaron en silencio, uno incómodo, a sus casas. La menor estaba es su propio mundo, pensando en que momento su madre le gritará. Posiblemente hará su típica expresión de decepción y luego le gritará.

—Adiós, Shu—observó al pelinegro irse por hacia el lado contrario a ella. No le dio tiempo para despedirse también.

«¿Y si se enojó?»—era improbable saberlo, aunque no hizo nada malo para que éstel haga.

Tras haber pedido la llave, entrar a su hogar y para poder ducharse, eligió una película al azar para matar el tiempo. Tenía una presentación mañana que obviamente no iba a realizar.

El largometraje no le interesó mucho que llegó a dormirse, sí, era una de esas personas que se dormía con las películas de cualquier género.

Ya sus amigos le han reclamado sobre eso, pero menos le importaba.

Los toques en la puerta principal sonaron como ecos y lograron despertarla de su ensueño.

Uno donde todo era un musical y ella la protagonista que todo le salía mal. Al parecer dormirse con uno de fondo ocasionaba su singular sueño.

—¡Ya voy!—un poco sonámbula caminó hacia el ruido para hacer que dejará de sonar.

No pensó que al abrirla una cachetada impactará en ella, llevó la mano a la zona afectada y miró con desprecio a su agresor.

No obstante, relajó su ceño fruncido al ver a su madre con lágrimas en los ojos—No sabes lo difícil que es criar a un hijo, tú sola. No sabes lo complicado de buscar una escuela cuando te rechazan en varias de ellas. No sabes el dolor que ocasiona no ver un progreso en tus hijos.

Shuhua bajó la mirada lastimera, mordía su labio inferior para tratar de retener las lágrimas que salían sin autorización de sus ojos.

Odiaba ver a su madre sufrir por su culpa.

Su madre se acercó y la abrazó fuertemente mientras ambas sollozaban, su vida fue difícil, sí; sin embargo se tenían una a la otra y el amor de familia nunca se acaba.

🌼🌼🌼

Después de hablar de lo que había pasado y darse un sincero perdón, madre e hija se acostaron juntas para darse cariños.

Su padre las abandonó cuando Shuhua era solo una niña, no tenía rencor a ese hombre, solo decepción. No lo llamaba padre, él no le crío y no tenía intención de hacerlo.

El día siguiente fue uno normal, rutinario como todos.

A excepción de una nueva noticia al llegar a casa.

Se encuentraba pensando que podría hacer, ¿escapar?, ¿rogarle a su madre que no le llevé ahí?, ¿o solo aceptar?

🌼

Tiró su mochila al sofá cuando entró a su hogar, estaba cansada, odiaba la clase de física. El dolor en su cuerpo, siempre lo sufría los jueves, parecía como si la hubieran pisoteando.

A comparación de sus amigos, no era tan atlética.

Ver a Jungkook correr altas velocidades, a Yuqi tener una fuerza increíble y a Soyeon practicar deportes de todo tipo.

Y ella, solo era muy flexible, era muy buena en la clase de gimnasia.

Al veces se sentía un bicho raro porque todos le preguntaban el porqué está con ellos, si son tan diferentes. No sabía que responderles, solo empezá a tartamudear y el habitual sonrojo y nervios no faltaban.

—¡Mamá! ¡Llegué—el sonido y olor de carne siendo cocinaba revolvía su estómago de hambre.

—Hola, cariño—la fémina mayor apareció limpiándose las manos de quién sabes qué—. Tengo una sorpresa. Ya lo decidí.

—¿Qué decidiste, ma?—preguntó sentándose en una silla de la mesa del comedor, suspirando de alegría por su trasero adolorido.

—Irás a clases de oratoria.

Su cabeza, que estaba recostada en la mesa, se levantó de golpe al oír a su progenitora; sus palabras la dejaron en blanco. No sabía como reaccionar, ni qué decirle.

—¿Q-qué?—fui lo único que pudo balbucear.

La mayor suspiró para secuencialmente acariciar las lisas hebras negras de su hija.

—Es lo correcto, mi vida—aseguró—. Sabes que desde que eras más joven tuviste problemas respecto esas exposiciones. No presentabas ni una sola.

—Pero no quiero quiero, mamá—Shuhua se abrazó a la cintura de su madre para tratar de hacerla cambiar de opinión, no deseaba ir a un grupo donde todos la van a juzgar.

—Ya está decidido, mañana irás.

Dicho lo último se separó del agarre de su hija, besando su frente en el proceso, alejándose para ir a pensar como haría que las cosas se solucionen en su colegio.

Las dudas surgieron en su mente.

¿Todos tendrán timidez como yo? ¿Tendré amigos? ¿Qué pasa si se burlan de mí? ¡Quiero ser su amiga, pero no sé de qué hablar!

Frustada de tantas preguntas, volvió a su habitación para poder pensar en lo que ponerse mañana y pasar desapercibido; y no ser humillada.

🌼

5:00 AM

Era lo que marcaba su despertador con el estruendoso sonido del mismo.

Otro día de sufrimiento más.

Levantándose de su dura cama, se encaminó hacia su baño. Al llegar al espejo quiso romperlo en pedazos, la grandes ojeras y sus ojos irritados mostraban lo vulnerable que podía mostrarse. Era la evidencia de lo horrible que puede ser su familia y lo duro de vivir en ella.

Sabe que como la suya hay más, aún así se siente tan sola y sin un motor para seguir en esa casa. Debe ser fuerte si quiere sacar a sus hermanos y madre de ahí.

Después de lamentarse bajo las gotas frías de la ducha, se propuso ponerse de nuevo su máscara de felicidad fingida y salir de nuevo a su trabajo.

Su "hogar" estaba en calmado silencio que le fue sencillo salir de él, sin despedirse.

Había maquillado bien todo su rostro, no quería más preguntas de las que ya tenía. También uso gotas para aliviar y no dejar ver lo tan rojizo de sus ojos. Seguramente al llegar pasaría desprevenido por los demás.

—¡Oye, Hoseok!—gritó al ver a su amigo frente al local esperando y repartiendo boletas que promocionaban su taller.

—¡Hola! Pensé que está vez llegarías más tarde—ambos pelirrojos se abrazaron, el día de ayer se habían visto para arreglar las cosas para sus nuevos alumnos.

—Sabes que soy la que debe instruirlos, no puedo faltar ni dar mal ejemplo—la perfecta sonrisa de su amigo apareció iluminado su rostro—. ¿Dónde está Namjoon?

Hoseok la llevó adentro del lugar y así poder chismear de su día a día.

—Está poniendo los globos—seguido a lo pronunciado, se escuchó un fuerte sonido que alarmó a los dos, gritando agudamente.

La cabeza de un castaño curiosamente se asomó para ver de quiénes pertenecían los gritos por su torpeza—Lo siento, me pasé al inflarlos.

—Nam, casi me matas. Déjame los globos a mí—Hoseok arrebató de las manos el inflador a Namjoon. Sabe que siempre rompe los globos pero igualmente se olvida y le deja ese trabajo—, ve a barrer.

La única mujer empezó a reír por las ocurrencias de ambos, siempre era lo mismo, Hoseok regañando al castaño y él poniendo cara de perro lastimado.

—Estaré viendo que los chicos ingresen, sigan haciendo sus cosas—dejó su cartera en los casilleros de la habitación al lado, exclusiva para ellos.

—¡Okey! —recibio de parte de ambos al unísono.

Antes de irse a la puerta, agarró la bolsita que tenía envuelta en su bolsillo para sacar algo de ahí y llevársela a la boca.

No podía llevar su día a día sin meterse una en su sistema.

🌼🌼🌼

Diablos.

Llegaba tarde a la clase, era cierto que estaba un poco alterada, sin embargo también experimenta unas ansias por ver cómo era todo y si la podrían ayudar.

Quería mejorar y ser como los demás, sin tener miedo a todos y todo, tener buenas notas y ser perfecta.

Vio la puerta abierta aún, felizmente que no la cerraron o su madre le regañaría.

Se notaba decente, una fachada muy bien cuidada con una gran cartel que decía 'Hope with Sunshine'.

El nombre le gustaba, su ánimo subió excelentemente.

Entró por un pasillo y vió una puerta que también estaba abierta. Asomándose pudo divisar a varios chicos sentados frente a un pequeño escenario con un podio en medio.

Caminó hacia la última fila para sentarse, no quería que nadie se diera cuenta que era una tardona, tal vez así podría conocer gente.

—¡Hola chicos! ¡Estoy muy feliz de enseñarles hoy!—los gritos asustaron a todos y procedieron a ver quién era la causante—. Me llamo Seo Soojin y seré su guía en este aventura.

Todos los presentes observaban raro a su maestra, parecía muy ansiosa y eufórica. Respiraba muy rápido, y su movimiento era igual

«Tal vez está muy ansiosa»—Shuhua trató de darle explicación, no obstante escuchaba los murmullos de sus compañeros mas no presto atención.

—Okey, estos chicos frente suyo son Namjoon y Hoseok, también los ayudarán en lo que necesiten. Soy profesora de Oratoria, este chico de aquí—señaló al pelirrojo—, estudia Psicología y el otro Liderazgo.

Los dos chicos, situados a un lado de Soojin, estaban relativamente relajados y acostumbrados a la actitud de la pelirroja, cuando tenían clases siempre fue así.

Así, siempre así.

Ni uno hacia una pregunta aunque tenían entendido que no era un comportamiento normal.

Ninguno preguntaba. Eso era lo que más dolía.

Shuhua los miraban a todos con extrañez, no reconocía rostros, osea que nadie sabía de quién era. Algo con que empezar.

—¡Bien! Ahora se presentarán uno por uno frente al podio y nos dirán todo sobre ustedes y que esperan al salir de esta primera clase.

El ambiente, para la pelinegra, se volvió tenso. Nadie quería salir, el miedo rondaba entre ellos.

Ella tampoco quería, así que por ser más pequeña, trató de esconderse entre la multitud para no ser elegida primera.

—Ya veo que nadie desea. Está bien, los iré llamando uno a uno.

Soojin empezó a seleccionar a los primeros jóvenes, algunos subiendo y hablando entusiasmados y otros casi solamente decían su nombre.

Se quedó viendo un cabello extremadamente negro y lacio, ocultando a una pequeña chica detrás de un corpulento cuerpo de uno de sus alumnos.

»—Tú... oye tú... la que está detrás de Nick.

«¿Quién es Nick?»—se preguntó saliendo de su escondite para ver quién seguía.

Aunque no pudo ver la identidad porque un dedo estaba señalándola.

Esperen.

¡Señalándola!

«¡Mierda!»—sus mejillas enrojecieron por su estupidez.

Ahora todos la miraban, escuchó risas de fondo por su torpeza.

—Y-yo n-no quiero—musitó bajito para no ser escuchada, pero si por la chica pelirroja al frente suyo.

—Vamos, no te preocupes, todo estará bien. Sólo queremos saber tu nombre—Soojin se acercó a la tierna chica miedosa y extendió su mano para que la tomara—. Te acompaño si quieres.

Shuhua estaba indecisa, no confiaba rápido en las personas, hasta se tomó su tiempo para entablar conversación con sus actuales amigos.

Sin embargo, Soojin que sólo la conocía unos minutos produjo una sensación de paz con una sonrisa amable.

Ni hablar de sus mejillas rellenas sin verse exageradas, tan lindas, ojos pequeños con pestañas negras cubriéndolas bellamente y debajo de su ojo izquierdo un tierno lunar que era el toque perfecto a su ya,perfecto rostro.

Mas nada se comparaba a esos lindos labios voluminosos tintados de un intenso cereza. Tan hidratados y suaves que sus ansias por tocarlos no le faltaban.

Soojin de dio cuenta de la mirada de la menor en sus labios haciendo a sus mejillas sonrojarse sin siquiera salir de esa burbuja que habían creado intencionalmente.

Siguiendo su ejemplo dirigió la mirada hacia los de la menor, su piel pálida contrastaba muy bien con sus labios rosas pálidos.

Hoseok al ver el ambiente extraño que tenían esas dos, intervino rápidamente antes de que algún alumno se empezará a quejar.

—¡Profesora Soojin, haremos ya los juegos!—la mencionada reaccionó al llamado separándose de su alumna.

Ni siquiera sintió cuando empezaron a acercarse mutuamente.

—S-sí, yo... seguiremos con el horario—nunca le había pasado algo similar, como si una atracción instantánea apareciera de la nada.

No quería eso y menos con su alumna que debe tener unos cuántos años menos que ella.

Nunca definió su orientación sexual

Pensó que por estar junto a Hoseok y Namjoon, que son unos excelentes chicos y con un gran atractivo, sería heterosexual.

Aunque no salió con ni uno de los dos y no tuvo parejas nunca.

Su alegría mejoró, alguien le empezaba a atraer. A sus 23 años y sin pareja fue burla para sus dos amigos, guión ayudantes.

—P-pero no dije m-mi nombre—susurró para sí misma un poco lastimada. Genial, ahora nadie sabía que existía.

Bueno, así ya no tendría que pasar más vergüenzas.

—Espera, ¿cómo te llamas, linda?—sus mejillas que seguían rojas por el momento anterior, aumentaron en color en su tersa piel.

Nunca nadie le llamó 'linda', no se consideraba una persona bonita, mas escucharlo de parte de Soojin, fue algo una explosión de sentimientos en su inocente corazón.

—Shuhua—ojos negros iluminados fue lo que vio Soojin.

Enserio no quería quitar la mirada de esos expresivos ojos.

🌼🌼🌼

Caminar a su casa parecía un infierno en ese calor, siempre duraba tres horas, la clase, llevaba por lo menos cinco clases. Por suerte su madre la puso en una escuela muy cerca.

—¡Oye! ¡Shuhua!

La voz de una mujer ya conocida llamó su atención. Volteó para observar a su entorno para ver de dónde prevenía.

»—¡Aquí!—venía de su derecha, giró hacia el lado y sintió rozar su nariz con la de contraria.

—¡Dios¡ —gritó cayendo en la acera, golpeó su trasero y sus manos resultaron raspadas— ¡No haga eso!

Su corazón latía estrepitosamente, podía oírlos y eso que no tenía buena audición. Cubriéndose con sus manos el pecho, cerró su chaqueta para tratar de pasar desapercibido.

—Lo siento. No era mi intención—Soojin la ayudó a levantarse de su caída, abrazándola en cuanto estuvo de pie.

Esa simple acción hizo a la mejor sonrojarse, tenía las manos en los hombros de la pelirroja y el perfume de su cabello podía ser el más adictivo de todos, según Shuhua.

El temblor en sus piernas no paraba, no entendía nada de lo que ocurría. La calidez extrema del cuerpo de la mayor era tan confortante, casi nunca abraza. Sólo lo hacía a su madre o amigos.

No podía creer que la mujer que abrazaba su cintura fuertemente tuviera tanta confianza en las personas que recién acaba de conocer.

—¿Oiga podrí-ía solta-arme un poco?—odiaba balbucear pero no podía controlar las sensaciones que estaba experimentando junto a esta desconocida.

Tenía miedo.

Y no por ella sino en que le hagan daño o por sentimientos que tal vez no podrían ser correspondidos.

Soojin reaccionó a lo que hacía y se separó de la menor.

—¡Dios, y-yo lo siento!—sus manos fueron directamente a su rostro para tapar el gran bochorno que acaba de pasar.

«¡Seguramente me acusará de tocarla indebidamente! ¡Carajo Soojin contrólate!»—tendría que llamar a Minnie, su mejor amiga que por suerte era abogada.

—Es-está bien, estuvo lindo—sonriendo bajo la mirada, debía haber alguna cura de como bajar está sensación de mariposas en si estómago.

Suena cliché, pero es lo que siente. Revoltijos agradables en su pancita y un cosquilleo en su corazón.

Nunca le había pasado algo así, a menos no con Jungkook que era su interés amoroso, solo sonrojos.

Un incómodo silencio apareció entre ambas, una no sabía cómo explicar lo que pasó para que no le denuncien y la otra no saber que decir para querer conocer mejor a su unnie.

—¿Cuántos años tienes?—siceramente no quería sonar acosadora, pero le urge saber si era menor de edad.

—Ya cumplí 18 años—Shuhua acariciaba un mechón de su marco cabello.

«Su cabello es tan bello, como ella»—quedó embobada con la dulce chica a su frente.

«¡No, Soojin, es una niña!»

—Ya veo, yo lo siento enserio. No lo volveré a hacer_sentenció decidida a alejarse—. Me voy.

Iba a darse la vuelta para volver a ayudar a limpiar a Hoseok y Namjoon, pero sintió una mano en la suya sosteniéndola.

—No, no quiero que se vayas, unnie—ambas miraron a sus manos entrelazadas.

Se veían tan bien, tan correcto, con tanta calidez.

»—¿Quiere hablar conmigo? ¿O tal vez está ocupada?—preguntó tímidamente Shuhua.

Otra vez.

Otra vez esos esos que la empezaron a hipnotizar. No quería alejarse ni un segundo de ellos, era como si fuera dos chocolates tan deliciosos y quería tenerlo todo para ella.

—No—La pelinegra bajó sus ojos esperanzados—. No, no digo que no tengo nada que hacer.

Vil mentira.

Pobre Nam y Hobi.

Una sonrisa se plasmó en el rostro de Shuhua contagiando a Soojin. Otra vez en su propio mundo. Uno donde el pasado de ambas no existía.

—¿Quiere comer algo?

—Claro, ¿te gustan los helados?

—Mm, no otra cosa. Mejor comamos hamburguesas.—amaba la comida y con unos helados no se iba a llenar.

La mayor solamente se empezó a carcajear, haciendo sentir mal a Shuhua, que pensaba que se burlaba de ella.

Su tierno puchero y su expresión alarmaron a Soojin.

—Eres muy tierna. Vayamos a comer hamburguesas y pizza.

—¡Sí!

Las dos chicas caminaron alejándose del parque en el que estaban paradas.

Se iban sin darse cuenta que ni una se soltó la mano el el transcurso del restaurante.

🌼

«Dios, es muy tarde»

La madre de Shuhua no podía dejar de pensar en dónde se podría haber ido su hija. Ella odiaba salir los fines de semana porque todos sus amigos estaban ocupados.

6:00 PM

Marcó su reloj y sonando la manija de si puerta siendo maniobrada para abrirla.

Ella se cansó de ver los intentos fallidos de abrirla y lo hizo por la persona que estaba del otro lado.

—Yeh Shuhua, me vas a escuchar—la menor estaba un poco desordenada, con el cabello todo revuelto. Como si alguien le hubiera atacado—, ¿pero qué demonios te pasó?

—Eh... yo... ¿me caí?—sonrió inocentemente a su madre.

Tendría varios problemas.

Después de unos regaños y "tiernos" zapes a su persona, por fin pudo llegar tranquila a habitación.

Se tiró en su cama, siendo atacada por sus dos pequeñas mascotas.

Haku y Mata.

—Hola, mis amores—acaricio a los rizos de sus perritos—. Sí, mamá se comportó mal hoy.

Recordó el momento en el restaurante, uno que nunca olvidaría.

Raro para muchos, pero sí, tuvo su prime beso en la primera "cita".

No sabía si debía llamarlo cita, nunca dijeron nada de eso, pero es lo que parecía. Llevaron tomadas de las manos, compartieron miradas muy seductoras entre ambas, y por último el gran beso al final.

—Entonces, ¿dónde estudias?—la pelirroja agarró una servilleta y empezó a limpiar las migajas y restos que quedaban en los alrededores de la boca de la menor.

Shuhua avergonzada por la acción de Soojin, solo sonrió tímida.

«¿Puede haber alguien tan tierna?»

Sí, sabía que su mirada parecía una enamorada, lo entendía.

Solamente que en todas las clases, nunca faltaban las miradas desapercibidas y coquetas de ellas dos.

La menor le dio esperanzas de que tal vez puede también gustarle. Estaba muy emocionada, no sabía de qué preguntar.

—En Holly High School—quedaba más o menos cerca de la casa de Soojin, era porque ahí estudió.

—Yo también estudié ahí, y también en su universidad.

—¿Tiene universidad?—no tenía información de alguna.

—Sí, pero la demolieron hace un año—era una universidad tan criticada.

Namjoon, Hoseok y ella estudiaron ahí.

—¿Por qué no supe de ella?

—La verdad no sé—claro que sabía, descubrieron que era el escondite de uno peligroso criminal.

Uno que odiaba mucho.

—No me dijiste cuántos tienes—Shuhua también había terminando su comida y esta vez ella sola se limpio.

—¿Por qué quieres saber? ¿Y si tengo 30?—su sonrisa coqueta hizo a la menor sonrojarse.

—Pues te cuidas muy bien para tener 30.

Ambas empezaron a reírse de lo dicho, y así siguieron de chiste en chiste, conociéndose mejor, hablando de cualquier cosa que veían en la calle, jugando con sus manos unidas y las múltiples miradas compartidas.

Shuhua rió por la gran anécdota de Soojin.

Una dónde había encontrado a Hoseok y Namjoon besándose, y que fueron atrapados por ella. Tal vez esa sea la razón del porqué no había salido con ni uno de los dos.

—Voy a baño, ya vengo—la pelirroja se levantó y camino a los baños que estaban en alguna parte oculta.

Sí, lo hizo, miró el caminar de su mayor. El increíble cuerpo que se cargaba, su caminar con tanta confianza.

Sus mejillas se calentaron cuando fue descubierta por Soojin mirándola.

La vió sonreír para adentrarse al pequeño cuarto.

Antes que la puerta será cerrada por completo, leyó los labios de la pelirroja.

'Ven'

Fue lo que dedujo, pasó saliva por pensar en cosas indebidas con su mayor. Sin embargo, está vez si quería averiguar lo que podría pasar.

Se paró y casi corriendo se adentro al baño en dónde estaba la chica que le estaba volviendo loca.

Al parecer la clase de oratoria si estaba funcionando.

🌼

Sonrió enamorada al recordar ese momento glorioso.

Aún podía sentir las suaves manos de Soojin en su cintura y las de ella en su cuello rodeándola, mientras sus bocas se encontraban una y otra vez como si no tuvieran lo suficiente de cada una.

Le gustaba una chica mayor que ella, claro que son sólo 5, casi 6 años de diferencia.

Igualmente no podía sacarla de su cabeza.

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