el hermaniversario parte I

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Cuando llegó la noche, comenzó a llover. Helen y Caleb se quedaron viendo una película para intentar que les diera sueño. Pero a ambos les entraron unas tremendas ganas de llorar con el final.
—¿qué les pasa? -preguntó dios en un gesto paternal
—es que...esa película...está...muy...triste -exclamó Caleb sorbiendo por la nariz—es mis huellas a casa ¿verdad? -preguntó dios a Helen que también lloraba
—no, es hachiko -respondió ella —pero mis huellas a casa igual está hermosa
Helen recordó a sus dos perros. Cuanto le gustaría que estuvieran con ella como cuando estaba en su casa.
Definitivamente los extrañaba mucho.
dios los consoló abrazándolos a ambos y el chico le hiso una reverencia amable, mientras que Helen le agradeció con un tierno beso a su padre.
Poco después, cuando se acostaron, Helen dejó caer el brazo sobre la espalda de su amigo y el chico sintió un alivio tremendo.
Helen recordó a Sherlock y la bella estatuilla que le había regalado. Y lejos de sentirse feliz, se sintió muy triste. Lo extrañaba, y mucho
Cuando los chicos se durmieron, ya eran las diez de la noche. La lluvia caía suavemente y el cielo estaba cubierto de nubes. Al día siguiente, el que más tardó en despertar fue Caleb, porque Helen sabía que su amigo necesitaba descansar así que en cuanto se levantó, fue a ayudar a su padre a preparar el desayuno.
Cuando el joven se despertó, el comedor ya estaba listo.—¿saben que día es hoy? -preguntó Helen dándole un abrazo de buenos días a su amigo
—mmm ¿23 de octubre? -dijo Caleb
—no ¡es el hermaniversario! -exclamó ella sonriente—¿qué es eso? -dijo Caleb
—es el día en el que Amenadiel y yo nos conocimos. Lo celebramos cada año pero casi no habíamos podido hacerlo juntos -explicó la joven sin quitar su sonrisa
—pues te aseguro que hoy si podrán -dijo dios sonriendo también
—que dios te...ah, cierto. Gracias padre -dijo Helen con una risita
Los tres rieron y continuaron desayunando con una buena charla sobre sus planes para hoy
—¡hola! -exclamó Lucifer entrando a el departamento
—hola, Sama-dijo Helen sonriéndole
—¿cómo? -se alarmó él
—-sama, diminutivo de Samael -repitió ella
—¡no vuelvas a decirme así! -dijo él poniéndose rojo de ira
—lo siento, pero no puedo decirte otro nombre. Además, no lo hago para que te pongas furioso conmigo -dijo la joven suavizando su gesto y su vos
Se lo pensó un segundo y se acercó a su hermana.
—está bien -dijo sentándose junto a ella para darle una palmadita en la espalda.
Casi cinco minutos después, entró Sherlock y en cuanto la vio, la tomó en brazos y ambos se dieron un beso muy apasionado
—te extrañé -dijo ella intentando recuperar el aliento
—no tienes idea de cuanto me alegra verte -respondió él sonriendo
—ok tórtolos. Es hora de separarse -dijo Lucifer señalando un asiento para Sherlock.
Él gruñó y fue a sentarse junto a Caleb.
—¿y Amenadiel?
—dijo que se tardaría un poco -respondió Sherlock
—es probable que te traiga algo -dijo Lucifer con una sonrisa de complicidad
—¿qué? -preguntó Sherlock extrañado
—es que hoy Helen y Amenadiel celebran el día en que se conocieron -explicó Caleb
—no tenía idea -respondió Holmes pensativ o
Todos advirtieron su expresión y guardaron silencio unos minutos—buenos días -dijo Amenadiel entrando al departamento con una mano en la espaldaHelen corrió hacia su hermano y ambos se dieron un fuerte abrazo.—feliz hermaniversario, Helen -dijo el ángel sonriendo de la emoción.Movió su mano de la espalda y todos vieron con asombro dos correas alrededor de su muñecaDe inmediato, dos perros saltaron al encuentro de su dueña. La chica no podía contener sus lágrimas de felicidad. Nunca en su vida había estado tan contenta.—¡hachiko! ¡Laila! -exclamó ella saltando de felicidad como una niña pequeña—no pararon de llorar en toda la noche, así que pensé que sería bueno traerlos para verte -dijo el ángel soltando las correas de los perros—gra...gra...cias -dijo la joven volviendo a abrazar a su hermano.El ángel le dio un beso en la mejilla y la joven se lo devolvióSe separaron y al mirar a los demás, se dieron cuenta de que hasta Sherlock estaba llorando—¿por qué lloran? -preguntó Amenadiel sentándose con su hermana—porque es demasiado emotivo -dijo Sherlock tapándose la cara—ya quisiera un hermano así -dijo Caleb sorbiendo por la narizHelen puso una expresión de ternura y luego sonrió.Todos pasaron la mañana contando anécdotas de cuando convivían con sus hermanos y aunque Caleb es hijo único, no se quedó atrás. Siempre tubo amigos que lo querían mucho y para él, eran como sus hermanos.—¿y recuerdas la vez que fuimos al centro comercial y nos perdimos? -preguntó Caleb a su amiga con una risita—¡ ¡estaba muy asustada! -respondió Helen riendo también—lo reconozco. Fue mi culpa -dijo el chico cambiando su expresión de repente—pero lo bueno es que encontramos la salida -respondió Helen para no hacer sentir mal a su amigo—gracias a mi -dijo Amenadiel volviendo a reír—¿a ti? -preguntaron Helen Caleb al unísono.—sí. ¿quién creen que le dijo al guardia de seguridad que estaban perdidos?—¿qué? ¿fuiste tú? -dijo Helen incrédula—¡claro! -respondió el ángel con una sonrisa agradable —pero en ese momento no tenía ni idea de que eras mi hermana—compa me calló un ángel de cielo .dijo Caleb en un español casi perfecto—no tiene balas el fierro, ya todas se me acabaron -respondió Helen cantandoAmbos se pucieron a cantar la canción y todos los miraron con cara de confusión por unos segundos, hasta que Lucifer sacó su teléfono y la puso.—¿creen que no se de canciones mexicanas? -dijo él con una sonrisa —es rescate de grupo marca registrada y Junior H—¡haberlo dhico dicho ¡ -exclamó Amenadiel con un acento norteño que su hermana nunca le había oído—¡denle pues! -se unió Sherlock—las clases que te di de español funcionaron -dijo Helen riendo—sip -respondió él sonriendo—baya, veo que les gusta la música mexicana -dijo dios, que hasta entonces no había hablado—es muy buena -dijo Helen riendo aún—sí, la verdad sí-replicaron Lucifer y AmenadielTodos pasaron un rato agradable escuchando música hasta que Sherlock recivió una llamada de Scotland Yard y tubo que irse.Lucifer se fue a los ángeles unos minutos después y Amenadiel le susurró algo a su padre y el asintió.—Caleb, me preguntaba si podrías acompañarme a...—¡claro! ¡a donde usted quiera, señor! -respondió Caleb muy feliz.Ambos le dieron adiós a los hermanos con un gesto y salieron por la puerta.Ambos se miraron por un tiempo hasta que Helen preguntó a su hermano—¿qué pensabas de mí antes de conocerme?—¿bueno Helen...esa es una muy buena pregunta...yo...creía que eras una humana cualquiera. Despiadada, irracional y todo eso. Pero después de ese día, me di cuenta de que eres la única humana de este mundo que no intentó flirtear -respondió el ángel pensativo.
—¿mi madre también intentó ligar contigo?—si—hay dios, que mal -dijo la chica riendoEl ángel también rio y ambos suspiraronambos decidieron quedarse a ordenar el departamento, porque después de todo, no podían salir de él. Al cabo de una hora, Sherlock y Lucifer regresaron tan cansados como si hubieran vuelto de una maratón. Pero para sorpresa de Helen, Sherlock venía acompañado por el doctor Watson.—¡john! -exclamó Helen—¡Helen! ¡me alegra mucho verla! -dijo el doctor Watson dándole una palmada en el hombro—¡a mi también! ¿todo bien? -preguntó ella —sí, por suerte. Sherlock me contó todo loque pasó -exclamó John —tal vez no sea de mucha ayuda, pero estoy preparado para pelear si es necesarioHelen sonrió dulcemente ante su comentario. Admira demasiado a los militares como él, siempre dispuestos a servir con fuerza y valor.—gracias, doctor Watson. Pero yo misma me clavaría esa daga si algo les llegara a... —¡no! -le interrumpieron Holmes, Amenadiel y Lucifer al mismo tiempoElla guardó silencio un momento y suspiró.—créanme. Sería peor para mí perderlos que morir -respondió la joven con una expresión de preocupación.Se hiso otro silencio muy tenzo. Solo fue roto por dios y Caleb, que abrieron la puerta del departamento mientras el redentor decía—no hay que arruinar el día con esto ahora. Recuerden que hoy celebramos el momento en que Amenadiel y Helen se conocieron —sí, es cierto -dijo Lucifer con una ligera sonrisa—¿recuerdan el día que se conocieron? -preguntó dios—lo recuerdo como si hubiese sido ayer -respondió Amenadiel nostálgico—¿Qué les parece si nos cuentan? -preguntó lucifer con una voz repleta de curiosidad. Todos miraron a Amenadiel con expresión espectante y el ángel suspiró—está bien, les voy a contar -respondió por fin.Flashback.Una mañana de octubre, en un tranquilo vecindario de Chicago.Amenadiel camina hacia la casa de Elisaveth. Como todas las mañanas, la irá a recoger para acompañarla hasta la universidad. Algo que al ángel le parece muy agradable, ya que la mujeres una persona muy dulce.camina pensando en el día que le espera. Después de dejar a Elizabet, irá a vera Lucifer a los ángeles. Y por la tarde, se reunirá con Elizabeth para conocer a Helen, su hija y la hermana menor del ángel.No es una idea que le atraiga, porque las adolescentes no le agradan para nada. Y mucho menos si sabe que tiene que decirle que es mitad ángel.Llega a la casa y busca la llave de ésta en su bolcillo. Elizabeth le dio una hace un tiempo, por si alguna vez encontraba serrado el departamento. Entra despacio y casi se desmalla cuando ve que la persona que está sentada en el comedor no es Elizabeth, si no una chica flaca, de cabello castaño y tes morena. llevaba unos jeans azules y una blusa blanca.—¿quién eres? -preguntó la joven con la voz temblorosa—soy un amigo de tu madre -respondió el ángel intentando no mostrar su confusión.—¿de mi madre? MI madre no tiene...ah, ¿vienes a llevarla a la universidad?—si. ¿ella te habló de mí?—bueno, me dijo que quería presentarme a alguien en la tarde. Y no soy tan tonta como para no darme cuenta de que una persona viene todas las mañanas a buscar a mi madre -respondió ella levantándose del comedor para dirigirse a el ángel con inseguridad.—eres muy lista -respondió Amenadiel con una sonrisa—gracias -respondió ella ruborizándose.—¿puedo sentarme? -preguntó Amenadiel con cortesía.—sí, claro -respondió la chica con una voz muy chillona.¡por que no lo había invitado a sentarse! ¡que desconsiderada!. Se dice así misma que Tiene que trabajar en sus modales cuando está nerviosa.—no puedes verme ¿verdad? -preguntó el ángel con curiosidad. —solo su sombra, y con el ojo derecho -respondió ella tímidamente—en ese caso -dijo el ángel acercándose a ella Le tomó una mano y la estrechó con fuerza.Helen sintió algo muy extraño. Era como si estuviera en presencia de algo muy puro.Era como si ese hombre no fuera un humano.La chica retiró su mano y el ángel se sentó. Ella hiso lo mismo a su lado y ambos guardaron silencioFin del flashback—estaba tan nerviosa que no podía ni sentarme -exclamó Helen nostálgica—sí, lo recuerdo. Me diste la mano y tu cara se puso muy roja de repente -respondió el ángel con una sonrisa. —sí, y la verdad es que tenía un buen motivo -dijo la joven poniéndose nostálgica otra vez.—presentías algo sobre mí -afirmó el ángel—sí. Había algo en ti que no parecía ser humano—y valla que no era humano -replicó Sherlock—¿qué pasó después? -preguntó John con emociónHelen y Amenadiel continúan sentados en silencio. El ángel cree que sin dudas, ella tiene que ser Helen, su hermana menor. NO le dirá nada aún, hasta que esté seguro. Pero sabe que la chica tiene el presentimiento de que él no es humano y espera que no se de cuenta antes de tiempo.Por otro lado, la chica está muy nerviosa. Él le parece muy simpático pero no deja de notar que hay algo muy extraño en él. Pero si su madre es su amiga, es porque ella cree que él es una buena persona, suponiendo que lo sea.¡por dios! ¡que está pensando!. Pero podría ser—¿cómo te llamas? -preguntó el ángel suavementeSu voz le inspiraba mucha confianza y a pesar de su presentimiento, no le temía. Al contrario, podía decir que su presencia era muy tranquilizadora para ella. De alguna forma, la hacía sentir segura.—soy Helen -respondió la adolescente nerviosa —¿y usted?Lo sabía, pensó el ángel.—yo soy Amenadiel. Y por favor, háblame de túMuy pronto seremos más cercanos de lo que crees, pensó el ángel entre disgustado y nervioso.—¿Amenadiel? Es un nombre bíblico ¿no? -preguntó la chica con curiosidad—si, así es -respondió élLas sospechas de la chica iban en aumento. Pero ese nombre, ese nombre es de un ángel. Ese ángel detiene el tiempo. entonces ¿él podría ser un ángel? —usted...usted...no es...Tenía que decírselo. Era ahora o nunca.—¡Amenadiel! ¡ya estás aquí!Elizabeth había salido de una puerta y se dirigí hacia ellos.Helen compuso una sonrisa para intentar no mostrar su asombro y Amenadiel se apresuró a responder—sí, creo que llegué antes. Pero no te preocupes, que tu hija me recibió—es un encanto ¿no?—sí, claro que lo es. Y muy lista, por cierto -respondió el ángel sonrienteLa chica volvió a ruborizarse y agradeció el cumplido nerviosa—su discapacidad no le impide ser una chica normal -dijo la madre orgullosa—eso es muy bueno -afirmó el ángel mirando a la joven—mami, ya me tengo que ir -dijo la chica para cambiar el tema—si linda, tu madre también -respondió el ángel con dulzura.Ya estaba comenzando a caerle bien aquella jovencita.La chica se ruborizó otra vez. ¡la había llamado linda!Elizabeth asintió y los tres se dirigieron a la salida. La joven tomó su mochila y Amenadiel reparó en el bastón que había junto a ella.La joven no se dio cuenta de que no estaba en la mochila pero el ángel lo tomó para llevárselo.El blanco y rojo relucían en él. Tenía un mango de goma y cuatro tubos que probablemente le llegarían a la chica a la altura del esternón. —listo -dijo ElizabethLos tres salieron de la casa y Helen consultó su teléfono—aún falta media hora para que entres a la universidad -dijo ella pensativa —yo entro en veinte minutos—entonces lo mejor será que te llevemos a la escuela primero y luego nos ballamos a la universidad -dijo Elizabeth tomándola de una mano.Amenadiel asintió y los tres se encaminaron a la escuela.Al llegar a esta, Helen se despidió de su madre y exclamó—fue un gusto conocerte -Amenadiel—igualmente, Helen -respondió el ángel dándole una palmadita en el hombro —¿pero no se te olvida algo?—¿qué?El ángel hiso sonar los tubos del bastón de la joven y ella se puso roja como un tomate—hay dios, no me había dado cuenta de que...—tranquila, no pasa nada -la interrumpió el ángel dándole el bastón—muchas gracias -respondió ella nerviosa.El ángel rio dulcemente y Helen y su madre Entraron a la escuela dándole adiós con un gesto de la manoFin del flashback. —fue un detalle muy lindo de tu parte lo de el bastón -dijo Helen—no es que iba a dejar que mi hermana menor fuera sin su bastón a la escuela ¿verdad?Ambos rieron y se abrazaron.—ay Amenadiel -dijo la chica conteniendo su risa—¡que! Soy tu ángel de la guarda, ayudarte es lo que hago ¿no? —te quiero -dijo la joven volviendo a abrazarlo
Todos hicieron una exclamación de ternura y Holmes intentó ocultar su cara de amargura—es mi hermano, Sherlock -exclamó Helen cuando ella y Amenadiel se separaron—como es que... — se lo que piensas. Pero yo te amo como nunca había amado a nadie y eso no va a cambiar -lo interrumpió Helen.Sherlock suspiró y miró a Helen mientras asentía. Tenía mucha suerte de tenerla a su lado, y más suerte aún de que ella sea su ángel de Laguarda.
¡hello!espero que el capítulo les haya gustado. Hubiera estado mejor si lo publicaba el 23 de octubre, pero estaba muy ocupada con la prepa y mis clases de piano.¿qué les parece hasta ahora la relación de estos dos?¡prepárence para la parte dos!se les quiere musho.
El hermaniversario parte II

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