un par de motivos

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—soy tu padre, hija mía...

Esas palabras resuenan en la cabeza de Helen en esos momentos. Su corazón le va a estallar en el pecho y siente que sus piernas no le responden.

Comienza a sentir un frío muy extraño y sus párpados se cierran. Poco a poco, un sumbido en los oídos hace que su mente desconecte por completo.

en menos de un minuto, cae inerte al suelo.

Rápidamente, Amenadiel toma en brazos a su hermana y con la ayuda de dios, la llevan hasta su cama.

El pobre Jachico, solo los sigue temblando de miedo. No tiene idea de que le ha pasado a su dueña y tampoco sabe si está bien.

Ya en la habitación, Amenadiel intenta hacer que su hermana despierte yjusto cuando cree que debe parar, Helen abre los ojos.

—helen...¿estás bien? -pregunta su hermano preocupado.

—creo... que se me vajó la presión. Pero ya me siento mejor...espera...padre...¿está aquí?

—si, aquí estoy -dice dios acercándose a la cama.

—por el amor de...por... ¡no puede ser! -exclama la joven al no saber que decir.

—tranquila Helen. Todo va a estar bien -dice dios intentando tranquilisar a su hija.

—es que no puedo creer que estás aquí ¡estás aquí!

—padre, creo que ella necesita descansar. Ya es muy tarde y aún no sabemos si está mejor -dice Amenadiel mirando a su hermana.

Está pálida y sus manos sudan. No se puede creer que el creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible e invisible esté parado al pie de su cama.

Eso tiene que ser una mala señal.

—tranquila hija, no estoy aquí por nada malo. De hecho, estoy aquí para ayudarte -responde dios a los pensamientos de Helen.

—aún no me acostumbro a que me lean la mente pero que bueno que no va a pasar nada malo -suspira Helen

—bueno, será mejor que descanses. Mañana hablaremos de todo esto con más calma -exclama Amenadiel inclinándose para darle un beso en la mejilla a su hermana.

—buenas noches, Amenadiel y buenas noches...padre -responde Helen tras pensarlo un poco.

—buenas noches, hija mía -responde dios sonriéndole a Helen.

Ambos salen de la habitación y Helen se acurruca debajo de las sábanas. Sabe que no puede ponerse boca abajo así que se acomoda sobre su costado derecho y sierra los ojos.

Todo está pasando demasiado rápido. No tiene idea de en que es lo que la ayudará su padre y tampoco si su relación con Sherlockk tenga que ver con eso.

¡en que está pensando!. Su padre jamás trataría de separarla del amor de su vida ¡sería una locura!

No sabe por que, pero comienza a sentir que sus músculos se relajan. Una sensación de cansancio intenso se instala en su cuerpo y en menos de sinco minutos, se queda profundamente dormida.

—eso es, mi dulce niña. Descanza -piensa dios que sabe que Helen está comenzando a preocuparse.

Lo mejor es que duerma un poco. Eso la ayudará a relajarse. Las cosas se pondrán difíciles para Sherlock y ella y él está allí para arreglar eso.

No es para nada suestilo, pero conoce a Helen y está seguro de que no entendería sus señales debido a que ella suele ser muy supersticiosa.

Además, hay otra cosa que tiene que resolver ahí y no va a irse hasta que lo haga.

nadie tiene idea de que él influirá mucho más allá de lo que espera...

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