III. Blue Notes, indie rock

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Tenía un tiempo sin luchar, pero estoy seguro que no he olvidado como hacerlo. Hoy no me permito estar triste, hoy me permito tener fe; la fe de los que no esperan nada, pero en el fondo, por una vez, anhelan algo —Moonchild

Taehyung no sabía cómo sentirse respecto a la banda que él mismo eligió, no pudieron presentarse porque les faltaba un integrante, mismo que según había entendido, era el líder. Sabía perfectamente que se trataba del pelinegro tatuado que siempre veía caminar por las calles frente a su bar, con su cabello algunas veces atando en una coleta o suelto.

Estaba algo decepcionado porque sus compañeros de banda parecían realmente desanimados al decirle al encargado de evaluación que no podrían presentarse sin él, lo que le pareció respetable y demostró lo unidos que eran, lo cual era una debilidad y una fortaleza para ellos como músicos que buscaban una oportunidad.

También estaba preocupado del porqué el chico no había llegado después de tanto tiempo, pensó en todas las posibilidades. 1) Quizás no pudo salir del trabajo antes, si es que tenía uno. 2) Lo olvidó. 3) Se arrepintió o algo no muy bueno le había sucedido, esperaba fuera cualquiera de las anteriores, menos la última opción, no lo conocía, pero era el rostro que veía frecuentemente desde ese día que entró a su bar tímidamente.

Jungkook no podía estar más nervioso, ha estado ensayando mentalmente lo que le diría a quien fuera la persona a la que se dirigiría para pedir una segunda oportunidad, solo esperaba obtenerla y no arruinar aún más la posibilidad por su mala elección de palabras, posible tartamudeo, o cualquier cosa que revelara su estado nervioso.

—¿Estás bien? —cuestionó Cyrus a su lado, sacando a Jungkook de su burbuja mental.

—Sí, ¿por qué?

—No dejas de mover tu pierna —susurró de manera que solo ellos pudieran escuchar, intentó dejar el movimiento nervioso, pero no lo hizo hasta que sintió la mano del chico apretar su muslo.

Jungkook levantó su mirada para encontrarse con los ojos esmeralda de Cyrus, quien le sonrió de lado, solo en el momento que apartó su mano sintió que pudo respirar regularmente.

—No tengas miedo, nos dejarán tocar, confiamos en ti —masculló volviendo su mirada al frente—. Además, sabes que Jimin no obtendrá un no como respuesta.

Había conocido a Cyrus en la universidad, cuando ya ambos iban a mediados de sus carreras, tuvieron más de una clase juntos, supo que tocaba la batería por pura casualidad, una vez le mostró un vídeo suyo tocando y es por ello que fue la primera persona en llamar para que fuera parte de la banda en la que en ese momento solo eran él y Jimin.

Como casi todas las decisiones que tiene que tomar en la vida, dudó de si era buena idea que estuvieran juntos en la misma banda, considerando el pasado que tuvieron mientras estuvieron en la facultad. En ese momento no se arrepentía de haberlo llamado, porque era una parte de esencial de ellos como banda y ciertamente sabía cómo ser un buen amigo.

Mientras aún pensaba en que diría, su mirada se perdió en aquellos vaqueros azules que Cyrus siempre usaba por dentro de sus botas y ese abrigo rojo de cuadros que nunca podría faltar. Estaba concentrado en ensayar lo que diría que ni siquiera se dio cuenta de que estaba levantando su mano, listo para peinar el cabello rubio y rebelde del chico a su lado que ahora lo observaba con curiosidad.

—Me parece que ya casi están por cerrar, ¿listo?

Su pregunta fue lo que evitó que hiciera algo estúpido, de lo qué definitivamente se arrepentiría luego, no estaba plenamente consciente de lo que hacían sus manos. Ni siquiera se dio cuenta de que ya habían salido las últimas personas del bar y detrás de ellos los empleados; Jungkook no sabía muy bien a quien dirigirse, pero la única persona con la que probablemente hablaría seguía dentro del bar, lo podía ver a través del cristal y por un segundo creyó que él también lo miraba.

Antes de poder siquiera preguntarles a sus compañeros con quien debía hablar, el chico en el que antes tenía su atención ahora se encontraba frente a ellos, y cuando lo tuvo frente a el medio sonriéndole, con su mirada profunda de aquellos ojos almendrados y el cabello aún con algunas hondas cayendo sobre su frente, olvidó todo lo que había practicado decir mentalmente.

Era incomprensible para él como una persona, como un hombre podía ser así de atractivo, le ponía nervioso, más de lo que ya estaba por lo que diría en los próximos segundos.

Ni siquiera escuchó con claridad cuál fue su pregunta, solo tenía a Jimin y al resto de la banda mirándolo con atención, en espera de una respuesta a una conversación que no tenía idea de cómo había iniciado por parte del hombre frente a él, que lo miraba de la misma manera.

—N-no pude llegar por un contratiempo, ¿cree que haya p-posibilidades de que podamos tocar una canción? Tocaremos lo que nos pidan —susurró Jungkook tartamudeando, sintiendo su corazón latir desbocado al ver cómo el contrario se mojaba los labios y escondía sus manos dentro de sus pantalones caqui.

Taehyung había escuchado pocas palabras provenientes de Jungkook, es por ello que el escucharlo hablar de esa manera era algo nuevo para él, algo que le gustaba mucho más de lo que admitiría en voz alta. Estaba seguro que podía notar matices carmesíes en sus mejillas mientras lo escuchaba tartamudear y evitando que sus miradas se cruzaran; por más que quiso mantenerse serio, recordándose que el pelinegro no era el único allí, no pudo esconder la sonrisa que fue escondida rápidamente.

—¿Estás bien? Es decir, no te pasó nada malo, ¿verdad?

La pregunta tomó a Jungkook desprevenido, no esperaba que él le preguntara algo como eso, no cuando prácticamente le estaba rogando que los dejaran tocar, algo que para él era un sacrificio.

—Mmm, si yo estoy bien.

Apenas y podía hablar con claridad, sentía que todo su cuerpo reaccionaba de la peor manera en momentos como ese, por lo que, si Taehyung seguía haciéndole preguntas con sus amigos atentos a cada cosa que él decía o hacía, probablemente se desmayaría de los nervios.

—Bien, pueden entrar, hablaré con el resto antes de que se vayan a casa —comentó Taehyung dejado la puerta abierta para ellos—. Mientras tanto, pueden ir acomodando sus instrumentos.

Jungkook sentía que era el centro de atención mientras aquel hombre siguiera mirándolo cuando hablaba, prefería que tuviera su mirada en cualquiera de los demás, menos en él, quizás era porque sabía que era el líder de la banda o es lo que quería creer.

—¿Lo conoces? —susurró Jimin mientras acomodaba el micrófono a su medida, con Jungkook dejando su mochila sobre el piso detrás de él.

—No, ¿por qué?

—Por cómo te habló y preguntó por ti, parece que sí.

—Solo hablamos cuando vine y nos hemos visto en la calle desde entonces, no lo conozco —explicó en un susurro, terminando de conectar su guitarra azul metálico con destellos brillantes en las orillas de la tapa.

Dos hombres salieron por el pasillo en el que había desaparecido Taehyung minutos antes, y en pocos minutos supieron que se trataba de quienes los entrevistarían. Jungkook los presentó y entre los demás respondieron las preguntas que tenían para ellos.

Desde la barra, Taehyung estaba atento a cada palabra, no es como si tuviera algo que hacer, lo que sí hizo fue evitar mirar por mucho tiempo al guitarrista que presentaba al grupo, porque sabía que eso lo pondría tímido.

A diferencia de lo que ellos esperaban, no le pidieron que tocaran algo de jazz, sino algo de indie rock, igualmente estaban preparados para ello, en realidad es algo que ellos están acostumbrados a tocar. Inmediatamente no tuvo nada más que decir, Jungkook se ubicó en la esquina y se dijo a si mismo que debía tocar como nunca ha tocado en su vida, tenían la oportunidad que querían, lo menos que podían hacer era tocar mejor que nunca.

Por otro lado, aunque Taehyung se dijo a sí mismo que no lo miraría por mucho tiempo, cuando empezaron a tocar 505 de Arctic Monkeys, no pudo evitar poner su atención en el chico que antes se presentaba con timidez; parte de su cabello caía sobre su frente y sus dedos se deslizaban por las cuerdas del instrumento con destreza y lo hacía ver tan fácil, como si fuera tan sencillo como caminar por calle.

Se veía mucho mejor que como se lo imaginaba que estaría tocando una guitarra, su apariencia cambiaba completamente cuando lo hacía, ya no había rastros del chico que se ponía nervioso al hablar, que se sonrojaba por el mismo hecho. Todo lo que podía ver Taehyung era pasión y era evidente para todo el que tenía la mirada en ellos, que amaban lo que hacían.

La manera en la que estaban perfectamente sincronizados entre el sonido del piano, la voz del vocalista que para el género que tocaban era bastante peculiar, rara, difícil de escuchar una voz parecida a la suya, sin dejar en segundo plano su increíble presencia al cantar, era confiado y eso llamó mucho su atención.

Para el final de la canción, Taehyung ya estaba bailando al ritmo de la música entre el guitarrista y el baterista, ambos tocando con excitación, de vez en cuando se miraban, y la sincronización entre ambos era simplemente algo magnifico, se notaba que había conexión entre todos, se notaba la pasión que le tenían y eso fue lo que lo convenció de contratarlos para que tocaran en su bar.

Tal y como se lo propuso, Jungkook y el resto de sus tocaron lo suficientemente bien como para que los aceptaran en ese mismo momento.

Por su puesto que sus amigos estaban más que emocionados cuando salieron del bar, todos subieron al coche de Jimin. Jungkook estaba cansando, exhausto, a decir verdad y lo peor es que aún se sentía culpable por haber llegado tarde, la gran cantidad de cosas que se desataron de repente fue un completo desastre.

Más que sentirse culpable, se sentía enojado consigo mismo por haber tenido que llegar al punto de tener que pedir una segunda oportunidad. Era vergonzoso, pero al menos le había ido bien, pero según su mejor amigo no lo suficiente como para impresionar como querían. Jimin a pesar de estar igual de emocionando que el resto, no dejaba de hablar de lo que pudieron haber hecho mejor.

Blue notes, era exactamente el tipo de banda que Taehyung quería tener en su bar, es por ello que asintió inmediatamente el hombre que estaba a cargo de la primera evaluación.

Despidió a los chicos desde la entrada del bar y notó algo que no esperaba ver en el pelinegro que en cuanto cruzó por su lado, se llevó un cigarrillo a la boca, uno que le pasó el vocalista que ese día conoció como Park Jimin; en su rostro había seriedad, una expresión muy diferente a la de sus amigos, algo que le causó curiosidad.

Quizás debería empezar a hacer una lista de las cosas que le daban curiosidad de Jungkook. No debería, estaba más que consciente de ello, pero no es como si pudiera solo dejar de lado el hecho de que efectivamente, su simple presencia despertaba en el querer saber más.

Ambicionaba saber más sobre él y porque le parecía conocido su nombre, mas no su rostro. ¿Estaba pensando más de lo debido en el chico? Probablemente, pero a pesar de todo, no quería sacarlo de su cabeza, así que por el momento lo dejaría vagar por su mente de vez en cuando, porque hace mucho tiempo que no se permitía algo como ello.

Ahora que estaría tocando miércoles, viernes y sábados a las 10 de la noche en Tazzys, debía organizar sus horarios si no quería que pasara como esa noche tan caótica, así que lo primero que hizo fue casi rogarle a su hermana que pasara por él en las noches en las que él tuviera que tocar por tiempo indefinido en el bar.

Su moto seguía sin poder encenderla y tampoco tenía el dinero para comprar la pieza que le hacía falta. También tenía a Jimin para que lo llevara a casa, pero no quería seguir molestándolo con ello, prefería usar a su hermana mayor para su beneficio ya que ella se quedaba hasta tarde en la tienda y podía seguir el mismo camino de su calle para irse a casa, así que ella era su mejor opción.

Llegó su primer día tocando el bar, aunque no se ponía nervioso por las presentaciones porque casi nunca tenía que hablar y quien hacia eso era Jimin, pero en el momento que notó la cantidad de personas que entraban al lugar, no pudo evitar sentirse nervioso.

Tenían mucho más espacio que en los demás bares, aunque nunca había estado en aquel bar durante la "vida nocturna" de quienes lo visitaban, no podía dejar de mirar a su alrededor el ambiente que de repente empezaba a generarse con la música de ellos de fondo.

Entendió porque todos hablaban de Tazzys cuando se sentía como estar en otra ciudad, al cruzar las puertas era como dar un viaje en el tiempo a los pubs de Londres, tenía esa esencia en su decoración, en el servicio y ahora en la música que ellos tocaban.

Las risas, el bullicio de las conversaciones, el piano de Hyun-jin, la batería de Cyrus, la voz de Jimin y su guitarra, a medida que fueron pasando los días se sintió mucho más cómodo que la primera vez que tocaron y mientras más cerca del fin de semana estuvieran, más gente llegaba, lo que por supuesto era bueno para el bar y la banda.

Cada que sus dedos pasaban por las cuerdas de la guitarra, cada melodía expuesta como producto de ese toque es lo que le hacía sentir vivo. Era como si su existencia cobrara sentido, se sentía útil porque formaba parte de la energía que se generaba en el lugar, no eran ovaciones de pie, ni gritos, ni aplausos infinitos; era el hecho de que no pudiera mantener la mirada agachada viendo como la gente se sentía atraída por ellos, como se movían por el lugar como si fuera su casa, un lugar de escape; eso es lo que era Tazzys: un tiempo que corría de manera distinta al exterior, un tiempo que generaba alivio pese a las situaciones cotidianas, la música sin duda tenía ese poder tan cercano a lo curativo.

No recordaba cuando fue la última vez que llegó a casa feliz, pero en ese momento podía decir que estaba realmente contento cuando llegaba a su pequeño apartamento, tanto que el cansancio acumulado de los días anteriores era insignificante frente a la emoción que crecía en su interior como la llama de un incendio.

Tocar la guitarra era la pasión que avivaba la llama de su incendio. Por primera vez sentía que estaba haciendo algo por él, por lo que siempre ha querido durante toda su vida.

Era imposible no irse a la cama con una sonrisa cuando estaba apenas tocando lo que se sentía ser libre.

Por años se mantuvo de puntillas sobre la pila que formó con sus propios anhelos debajo de sus pies, intentando alcanzar esa nube llena de sueños que apenas podía tocar con sus dedos, así que solo la apreció, hasta que por fin llegó el día en el que pudo sentir el frío de las nubes en su dedo corazón por ser el más largo de su mano extendida hacia su nube de sueños.

Ahora si tenía la certeza de que algún día podría abrazar esa nube con solo con sus manos, sino con todo su cuerpo.

Aquella no fue la excepción para su éxito tocando en Tazzys, la gente empezaba a llegar a ellos, los escuchaban y a veces hasta despejaban el centro para bailar. Ver a las personas disfrutar de algo que a ellos les apasionaba era el mejor pago que podía obtener.

Como cada noche, Jungkook era el último en dejar el bar, se quedaba recogiendo el espacio y su guitarra. Antes de que los últimos clientes salieran, Taehyung lo despedía desde la barra acompañado de un "Buena música hoy", es lo mismo que le ha estado diciendo durante los últimos dos días.

Aunque ahora eran prácticamente compañeros de trabajo, aun le resultaba difícil a Jungkook mirarlo por mucho tiempo a los ojos o siquiera cruzar más de dos palabras con él, así que siempre contestaba con un "gracias" cuando pasaba por su lado con la mirada gacha, en dirección al auto de su hermana estacionado frente al bar.

Las ocasiones en las que su mirada caía sobre el bartender, siempre tenía esa sonrisa radiante cuando servía sus tragos con aquella mirada encantadora, besando las manos de las mujeres, dándole obsequios a algunos hombres. Las pocas veces que lo miró por más de un minuto, cuando el parecía estar muy ocupado, yendo de aquí para allá haciendo un espectáculo con sus cocteles, Jungkook entendió porque era tan conocido por el carismático y súper atractivo bartender.

Desde la noche en la que tuvieron entrevistas, Jungkook no volvió a cruzar palabras con el bartender que tenía tan buena reputación en el bar, al menos no ha pasado de un "gracias" de su parte. Ha querido voltear su mirada en más de una ocasión, pero sabía que si lo hacía arruinaría la presentación y se olvidaría por completo de que tocaba la guitarra.

En cambio, Taehyung no había dejado de mirarlo siempre que tenía la oportunidad, era casi imposible no mirarlo cuando tocaba tan bien y por supuesto que las mujeres que atendía en la barra también hablaban de lo coqueto que era el vocalista, lo encantador que era el baterista, lo misterioso del pianista y lo increíblemente sexy que era el guitarrista, algo con lo que estaba completamente de acuerdo.

—¿Estás seguro que no lo conoces? —cuestionó Jimin mientras recogían sus cosas para salir del bar.

Aún quedaban pocos clientes, pero sus horas de tocar habían terminado y dentro de poco estarían cerrando.

—Que no, ya te lo he dicho, no sé porque sigues con eso.

—Porque él no deja de mirarte, especialmente cuando tienes un solo.

—No es nada de lo que insinúas, ni siquiera hemos vuelto a hablar desde esa noche —expresó Jungkook acomodando su guitarra en el estuche.

—¿Tu qué crees Hyun-jin? —preguntó Jimin llevando su mirada al chico que seguía callado detrás de su mejor amigo, quien lo tomó del brazo para que expusiera su punto de vista.

—Deberías acercarte y hablarle —contestó.

Jimin lo miró alzando sus cejas y sabía que estaba a punto de decir "te lo dije", pero Jungkook interrumpió las palabras que estuvieron a punto de salir de sus labios.

—No lo haré, ¿lo has visto? Estoy seguro que si lo hago digo una estupidez, los hombres como el me ponen muy nervioso —dijo terminando de cerrar el estuche de su guitarra.

—¿O sea que crees que es atractivo? —cuestionó su mejor amigo llevándose una mano a la boca.

—No es que yo crea, es que lo es, viste como tiene a las mujeres aquí, incluso a los hombres —puntualizó.

—Yo sigo diciendo que te veía a ti, ¿tú que dices Cyrus?

—No sé cómo coquetean ustedes, pero yo digo que el si quiere contigo —comentó el rubio con la mirada en Jungkook, encogiéndose de hombros.

—¿De verdad lo crees? —preguntó curioso.

Si Cyrus le afirmaba que ciertamente aquel hombre lo miraba a él y no era únicamente porque le gustaba la música que tocaban, le creería más, ya que Jimin solía decir eso cuando quería hacer que se acercara a alguien.

—Sí, es decir, eres sexy, deberías verte en un espejo más seguido amigo, ¿quién no te miraría?

—Tu.

—Oooh —dijeron sus compañeros llamando la atención de los pocos clientes que seguían en sus mesas.

—Eres coqueto cuando te da la gana, maldito —expresó Jimin empujándolo levemente por los hombros.

No le preocupó el hecho de que estaban haciendo un poco de escándalo, sino la cara del rubio que ahora se encontraba a su lado, tenía esa expresión de seriedad que había visto antes, es por ello que se apresuró en arreglarlo antes de que las cosas se pusieran incomodas.

—Fue una broma, Cyrus, no pongas esa cara.

—Ya lo hablamos, no me gustan...

—Ya lo hablamos, todo bien —le interrumpió Jungkook colgando la guitarra sobre sus hombros.

Por primera vez desde que empezaron a tocar, salieron todos juntos. Después de la conversación e insistencia, cuando cruzaron frente a la barra que ya estaba sin cliente, tan solo con el bartender recogiendo todo; Jungkook sintió sus mejillas arder cuando recibió el comentario de siempre y su respuesta seguía siendo la misma, hubiese quedado ahí si su mejor amigo no fuera el hombre más conversador que conocía.

—Muchas gracias, ¿crees que podamos tomar un trago? —cuestionó Jimin haciendo que Jungkook no pudiera avanzar al detenerse justo frente a él. No sabía a donde mirar o que decir, solo quería salir de allí como siempre lo hacía.

—Por cierto, aún no sabemos tu nombre —expresó esta vez Cyrus, a quien Jungkook miró sorprendido, sentía que estaban haciendo todo eso para probar su punto.

Estaba en medio de sus amigos más sociales y luego estaba el, sintiendo como la mirada del hombre estaba puesta en él, casi quemándole y sus nervios empezaron a hacerse presente de inmediato.

—Soy Kim Taehyung —contestó con su voz profunda.

Tener una buena apariencia física parecía no ser suficiente en sus dotes atractivos, porque estaba seguro que encantaba a cualquiera con esa voz, grave pero lo suficientemente suave como para sentir que te hablaba al oído, podría escucharlo hablarle por horas y no se cansaría jamás. La voz masculina, era su debilidad, y quienes la portaban también. Así que no, no estaba en sus planes tener más contacto del necesario con ese hombre, estaba allí únicamente por una cosa: la música y así permanecería por más que sus amigos quieran hacer lo contrario.

—Les serviría algo, pero ya vamos a cerrar, mañana, ¿les parece?

—Lo que diga Jungkook, eso será —expresó Jimin, buscando su mirada que seguía en los cuadros colgados de las paredes del bar.

No se atrevió en mirar al dueño del nombre "Taehyung", temía lo que pudiera pasar mientras sus compañeros de banda siguieran cerca de el en ese momento, porque claramente estaba seguro de que haría el ridículo.

—Ustedes hagan lo que quieran, debo irme, llegaron por mí —comentó moviendo a un lado a Jimin—. Nos vemos mañana.

Se despidió con una reverencia hacia Taehyung, sin despegar su mirada del piso y finalmente subió al auto de su hermana casi de manera desesperada, dejando salir un suspiro cuando vio el auto en marcha.

—¿Y tú qué? —cuestionó Eun-joo viendo como su hermano parecía tener la mente en otro lado.

—¿De qué?

—Estas sonrojado y suspirando, ¿hay algún chico?, ¿se te declaró Cyrus?, ¿conociste a alguien? —pregunto con emoción.

—No a todo, no pasa nada.

—Como si no te conociera ya, pero está bien, digamos que no hay chico cuando yo sé perfectamente que sí.

No hizo falta decir algo más, ya no tenía energías de llevarle la contraria, porque en cuestión, si había un hombre que lo ponía bastante nervioso, pero no era como ella y sus compañeros de banda insinuaban, al menos eso creía.

Ellos solo quieren verlo, de manera desesperada, con una pareja o al menos con alguien más que signifique que tiene una vida sexual y romántica activa, ya que no tenía ninguna de las dos, no porque no tuviera la oportunidad, sino porque simplemente no duraban o no tenía esa química que para él era esencial para tener algo.

Después de un par de semanas, Jimin seguía insistiéndole en lo mismo, pero él se concentró en tocar su guitarra y hacerlo bien ahora que tenía más atención de los clientes. Fue entonces cuando su mirada, sin intención alguna de que fuera de esa manera, terminó en el hombre que se movía entre las mesas bailando de un lado a otro, animando a quienes les servía.

Era raro que él no estuviera detrás de la barra como era costumbre, incluso hablaba animadamente con una pareja que se encontraba en el centro del bar, parecían cercanos a él. Uno estaba lleno de tatuajes, mientras que el otro era todo lo contrario, bien arreglado, con camisa y corbata, sonriente.

No pudo evitar sonreír al ver como este bailaba al compás de la música con una sonrisa radiante. Tenía una vibra alegre a su alrededor que evidentemente era contagiosa, quiso desviar su mirada cuando Taehyung le sonrió y por simple reflejo le devolvió el gesto.

Tocaban la última canción cuando intercambiaron sonrisas y minutos después volvió su mirada a Taehyung detrás de la barra, fue en ese momento que prestó atención a los detalles que no había notado antes; el era el único sin uniforme, estaba vestido con un conjunto beige, un chaleco por encima de su camisa blanca y la corbata verde pastel opaco, no tenía camisa y pantalón negro como el resto, le pareció extraño y despertó su curiosidad de inmediato.

Esa noche despidió a sus amigos desde la entrada del bar, se sentía extraño porque no había cruzado palabras con Taehyung como cada noche cuando se despedían, él no estuvo allí cuando se marcharon, dejando el bar completamente vacío. Se acostumbró a escuchar su comentario de siempre cuando se despedían, y luego de haber intercambiado miradas y sonrisas durante la presentación, esperaba que esa noche no fuera excepción.

Tuvo que esperar a su hermana en la acera, con su guitarra colgando de su hombro, mirando la hora en su móvil una y otra vez, esperando ver algún mensaje o llamada de ella, pero no había nada.

Taehyung esperaba encontrarse a Jungkook en cuanto terminara la llamada que no quería atender, pero que por insistencia tuvo que hacerlo y eso solo arruinó su buen humor.

Si hubiese sabido ocho años antes que su esposo llegaría a ese punto en el que incluso escuchar su nombre le causara incomodidad, lo hubiese pensado mejor antes de dar el sí a todo lo que le dijo que sí. Ni siquiera se dio cuenta en que momento, recibir una llamada de él se convirtió en algo que solo le causaba infelicidad y le recordaba los motivos por los que estaba en medio de una situación que nunca pensó estar en su vida, muchos menos con él.

Lo primero que hizo fue buscar con la mirada al pelinegro que despedía todas las noches, pero el único en el interior del bar era él. En completo silencio, acomodó las sillas sobre las mesas, cerró todas las ventanas y en el momento que estuvo casi de frente con el ventanal frontal notó la presencia de Jungkook de pie frente al bar, mirando a ambos lados de la calle.

En primera instancia se cuestionó por qué seguía allí, ya había pasado bastante tiempo desde que terminaron de tocar, luego lo vio con intenciones de cruzar la calle y una alerta se encendió en su interior al ver la hora en su reloj y como este seguía allí parado y solo.

—Hey, guitarrista —lo llamó desde la entrada del bar, quien rápidamente miró por encima de sus hombros, sujetando el estuche en el que llevaba su guitarra.

—¿Si? —cuestionó Jungkook con la mirada en el hombre que tenía un semblante muy diferente a como solía verlo siempre, era mínimo pero notable.

—Si esperas a alguien, puedes hacerlo adentro —propuso abriendo más la puerta para dejarlo pasar.

—¿No vas a cerrar? —preguntó Jungkook algo confundido. Él ya sabía que su puesto en el bar estaba por encima del resto, quizás era el gerente o algo parecido, pero dudaba que solo fuera un bartender.

—Todavía recojo —informó.

Sin decir mucho, Jungkook se adentró al interior del bar. Esperaría solo un poco más y volvería a llamar a su hermana, hacerlo dentro de Tazzys era mucho más seguro que afuera a esa hora de la noche.

No pensó mucho en que estaría a solas con el hombre al que ha estado evitándole la mirada y el tener que hablarle. Se sentó en uno de los taburetes frente a la barra, sin saber que decir o hacer, pasó sus manos sobre sus pantalones y apartó los mechones de su rostro que cayeron por inercia cuando bajó la mirada.

—¿Quieres algo de beber? La casa invita —cuestionó Taehyung para romper el silencio que reinaba entre ellos, sabía que el chico no iniciaría una conversación, apenas y lo miraba a los ojos por más de cinco segundos.

Su actitud le parecía tan tierna, nunca había conocido a un hombre que se viera tan bien como el ser así de tímido. Sus ojos redondos se veían más grandes cuando estaba nervioso, mordía sus finos labios dejando ver los dos puntos negros debajo de ellos, como dos chispas de chocolate uno al lado del otro.

—¿Seguro?, ¿tu jefe no te dirá nada por ello? —preguntó Jungkook, intentando relajarse.

Taehyung solo se rio ante su pregunta y negó con la cabeza, sin tener que decir algo más, no lo conocía, pero ya sabai que era bastante tímido, así que si le decía que era el dueño probablemente saldría corriendo y nunca más volviera. El no quería que pasara eso, quería seguir viéndolo en la calle y tocando en su bar.

—Bien, que sea un Gin-tonic entonces —dijo, tratando de aparentar tranquilidad y confianza.

—Sofisticado.

En el momento que Taehyung se dio la vuelta, buscando un vaso para él, Jungkook dejó salir un respiro y se llevó la mano al corazón que le latía con fuerza, misma que apartó en cuanto tuvo al castaño una vez más de frente a él, mirándolo directo a los ojos y sonriéndole a medias.

Se preguntó que tanto tiempo permanecería con vida mientras ese hombre siguiera mirándolo de esa manera.

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