IX. Un lugar para soñar

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Canciones del capitulo:

Ruby de Taeyong

Remeber this de Jonas Brothers

En cada despedida hay una promesa de volver, y en cada nuevo lugar, una oportunidad de ser libres y felices juntos —Kim Jade.

El avión con dirección a Inglaterra despegó, elevándose suavemente sobre la ciudad, donde dejaron sus preocupaciones de ser vistos juntos, de tener que medir cada cosa que hacían, de tener que esconder su amor.

Tan solo llegar al aeropuerto y hacer todo el proceso sin que alguien se enterara de que ellos estaban allí, fue bastante complicado. Jungkook tuvo que salir primero, ya que por alguna razón un grupo de fans se enteraron de que él guitarrista estaba viajando ese día. Taehyung entró por otra puerta y se encontró con Jungkook antes de embarcar, fingiendo en todo momento que no lo conocía.

Ni siquiera el usar ropa poco llamativa y cubrir su rostro con una gorra y mascarilla evitó que el pequeño grupo de fanáticas lo abarcaran y llenaran de fotos que claramente él no quería, pero tampoco quería verse grosero, así que solo saludó con su mano y caminó hacia el interior del aeropuerto hasta que ellas no pudieron seguir sus pasos.

Jungkook se sintió un poco más aliviado al ver a Taehyung entrar detrás de el en la fila para sellar sus maletas, volvió a mirar por encima de sus hombros para asegurarse de que su novio seguía detrás suyo.

Mientras embarcaban el avión no dejó de preguntarse cómo es que llegaron a enterarse de que él iba a estar allí, siquiera subió alguna foto que pudiera delatarlo, sólo su familia y Taehyung sabían que se irían a Londres ese día.

No pudo evitar tampoco estar alerta incluso cuando estuvieron dentro del avión, ¿y si alguien les tomaba una fotografía?, ¿y si había alguna fanática con ellos en el mismo avión? Un montón de preguntas inundaron su cabeza, mismas que fueron disipadas al sentir la mano de Taehyung apretar la suya en cuanto se acomodaron en sus asientos.

Taehyung le dedicó una sonrisa cómplice, dejándole saber que aquel viaje hacia Londres era una oportunidad para ellos de escapar de la presión y de recuperar un poco de libertad.

—No te preocupes mucho, hablé con alguien para asegurarnos de que tengamos problemas aquí, ¿sí? —expresó acariciando el dorso de su mano—. Relájate y no pienses tanto. Yo sé cómo te sientes, pero intenta pensar en las cosas que haremos en estas vacaciones, ¿lo harías por mí?

Jungkook solo asintió y apretó aún más sus manos mientras le dedicaba una sonrisa sin mostrar sus dientes. La mirada de Taehyung estaba llena de una emoción que no lograba entender del todo, pero él gustaba ver ese destello en sus ojos, ese brillo que lo quería ver nunca opacado, ya ha visto su mirada triste y sombría, y allí mientras despegan rumbo a Inglaterra supo que no querría nunca ver esa mirada en Taehyung, mucho menos si él era responsable.

—¿Sabes por qué decidí que fuéramos a Londres? —cuestionó Taehyung con una sonrisa juguetona.

Jungkook se tomó un momento para reflexionar antes de responder.

—Porque ambos necesitamos estar lejos del lugar donde no podemos ser completamente libres y recuperar un poco el tiempo que perdimos —susurró acariciado la mano de su novio.

—Exactamente —expresó Taehyung satisfecho por la respuesta— ¿Qué pasa? ¿Estás bien?

Taehyung notó una sombra de preocupación en los ojos de Jungkook. Entendía su incertidumbre de ser reconocido dentro o fuera del aeropuerto, era plenamente consciente de que a pesar de que ya casi no estaban hablando de ello en las redes sociales, debían tener sumo cuidado con ser vistos juntos; aunque si eso sucedía, al menos él ya había dicho que solo eran amigos, lo malo sería que los vieran tomándose de las manos o haciendo cualquiera otra cosa que rompería por completo esa mentira.

Taehyung habló de ello con Namjoon antes de tomar una decisión y sabía que Londres era un buen lugar para que pudiera tener unas vacaciones tranquilas y libres del escrutinio que tenían en Corea.

En medio de su desesperación por hacer algo para que Jungkook no se sintiera miserable o aburrido durante su corto tiempo de descanso, pensó en buscar una opción para hacerlo sentir mejor.

Estaban muy limitados, así que se aseguró de preguntarle a Namjoon que tanto sería reconocido en Londres y en cuanto supo que el rango de popularidad de Blue Notes era muy mínima o casi nula no necesitó de nada más para tomar la decisión de hacer todo lo posible para que ellos tomaran un avión lo más pronto posible.

—Estoy bien —señaló Jungkook—. Ahora estoy pensado en que conoceré a tu familia y eso me pone nervioso.

La respuesta del pelinegro solo hizo que Jungkook solo se riera bajito, acariciando suavemente la mejilla de este.

—No te preocupes mucho por ello, mi familia te amará —afirmó Taehyung apretando la nariz de Jungkook—. Además, creo que necesitas rodearte de mis sobrinos, que salgamos al mercado juntos, que vayamos a todos los lugares que quieras visitar.

Jungkook comprobó en ese momento que la emoción que notó antes en el brillo de los ojos de Taehyung ahora se estaban reflejando en sus palabras. El tono de voz que estaba usando mientras trataba de tranquilizar sus nervios y preocupaciones era lo que necesitaba en ese momento.

—¿Y tu familia sabe que vamos los dos? —preguntó Jungkook mirándolo con sus ojos muy grandes.

No estaba con mucha energía para socializar, mucho menos compartir por mucho tiempo con personas con las que probablemente le costará comunicarse adecuadamente. Estaban pasando muchas cosas por su cabeza, así que solo esperaba no hacer el ridículo frente a la familia de su novio.

—Claro que sí, probablemente mi abuela esté preparando todo un banquete para ti —señaló Taehyung—. Pero tranquilo, sólo pasaremos a saludar. ¿Sabes qué? Haz una búsqueda de los lugares que quieres visitar y dame una lista, yo me encargaré del resto.

Jungkook lo miró con admiración y ternura, era increíble lo sensual que podía ser cuando hablaba de esa manera y lo tierno que se veía mientras alzaba sus cejas y estiraba sus labios casi haciendo pucheros. Su voz gruesa y su rostro bañado en una ternura que solo provocaba que quisiera besarlo hasta el cansancio.

—Te escuchas tan sexy cuando hablas así. ¿Acaso piensas gastar tu dinero en mí de esa manera? —cuestionó Jungkook enarcando una ceja.

—Yo no te insistí por el precio de mi reloj, así que no puedes decir nada más —señaló Taehyung con una sonrisa traviesa—. Además, ¿en qué se supone que debo gastar mi dinero si no es en nosotros?

Una vez en Londres, se dirigieron directamente a la casa de los abuelos de Taehyung. Durante su salida del aeropuerto, se cubrió todo lo que pudo el rostro, estaba algo paranoico, pero después de ver cómo algunas fanáticas se aparecieron en el aeropuerto de Incheon, no era para menos que estuviera tan alerta.

Se sintió mucho más relajado cuando estuvieron dentro del coche que los llevaría a un destino.

—Ya puedes quitarte todo eso, honey —le dijo Taehyung señalando la mascarilla y la gorra que mantenía la mayor parte de su rostro oculta.

—¿Es seguro? —cuestionó Jungkook en cuanto el auto se puso en marcha luego de que su novio haya dado la dirección a la que iban.

—Si no lo fuera, no te diría que lo hicieras —señaló Taehyung sacando el móvil de su mochila—. Londres es enorme, hay muchas otras celebridades que llamarán más la atención, hice mi investigación como todo fan de Blue Notes.

—¿Te hiciste pasar por un fan en redes sociales? —preguntó Jungkook con diversión en su tono de voz.

—Hieres mis sentimientos diciendo que me hice pasar por fan, yo soy un fan —declaró tecleando rápido en su móvil—. Y claro que lo hice, hay una fanbase, pero no son de Londres, la mayoría está al sur de Inglaterra, así que no hay nada de qué preocuparse.

—Supongo que eso me deja más tranquilo —expresó el pelinegro en voz baja.

Taehyung tomó la mano de Jungkook y le dio un apretón reconfortante antes de seguir tecleando en su móvil, mientras que Jungkook se asomó por la ventana, maravillado por la arquitectura y la energía vibrante de la ciudad. Sacó su teléfono y comenzó a tomar fotos, capturando con este la esencia de Londres.

El castaño lo observó con ternura, apreciando la forma en que Jungkook se dejaba llevar por la emoción del momento, totalmente despreocupado y emocionado.

—Ese es el río Támesis —señaló Taehyung acercándose más al cuerpo de Jungkook—. Allá se puede ver el Big Ben, London Eye.

—¿Iremos a allí? —cuestionó Jungkook mirándolo con ilusión.

—Iremos a todos los lugares que tú quieras ir, te recuerdo que este es mi hogar, conozco cada rincón —señaló Taehyung sonriente.

—¿Nos quedaremos con tus abuelos o en un hotel? —cuestionó Jungkook guardando su móvil para prestarle atención a la respuesta de Taehyung, pero su mirada volvió a perderse en los parques y los autobuses rojos que pasaban por su lado.

—¿Hotel? Nada de eso, honey —dijo divertido—. Tengo un apartamento aquí, así que nada de hoteles.

—¿No es en el que vivías antes con...

—No, no —negó Taehyung rápidamente—. Ese lo vendí, me deshice de todo eso. Es uno más pequeño que queda cerca de la casa de los abuelos, me gusta tener mi espacio cuando vengo solo y la cama que tengo en casa de mis padres es muy pequeña, así que decidí comprar uno más pequeño, pero funcional.

Jungkook asintió y no apartó su mirada del exterior hasta que el auto se detuvo frente a una acogedora casa de ladrillos. Bajaron sus maletas y en cuanto subieron los pequeños escalones de la entrada, la puerta fue abierta dejando ver a una mujer sonriente, su cabello corto lleno de canas.

—¡Taehyung! —chilló la mujer que inmediatamente abrazó al castaño, quien le dio un apretón sonriente

—¡Y tú debes ser Jungkook! —exclamó dirigiéndose a él—. ¡Qué alegría conocerte por fin!

Jungkook sonrió tímidamente y se inclinó en una reverencia educada antes de ser envuelto en un abrazo cálido por la abuela de Taehyung.

—¡Eres mucho más alto y guapo en persona! —expresó apretando sus mejillas, sin dejar en ningún mentó de sonreír. Le recordaba a su propia abuela, sólo que mucho más afectuosa—. Las fotos y los vídeos no te hacen justicia.

Gracias, es un placer conocerla —expresó Jungkook en inglés, sonrojándose ligeramente.

Abuela, ya déjalo entrar, puedes halagarlo todo lo que quieras adentro —declaró Taehyung arrastrando ambas maletas hacia el interior de la casa.

Con algo de timidez Jungkook siguió los pasos de su novio en cuanto esté lo tomó de la mano. Hizo ademán de quitarse los zapatos y dejarlos en la entrada, lo que hizo que Taehyung se detuviera en seco.

—¿No se quitan los zapatos aquí? —preguntó al ver la realización en el rostro de Taehyung.

—A veces si, a veces no —expresó Taehyung—. Si sientes que las cosas van muy rápido dímelo, cuando estoy aquí mi ship se cambia a Taehyung británico.

—¿Ya te había dicho que me encanta tu acento? —le preguntó Jungkook continuando su camino hacia la sala de estar.

—Eso creo, sí.

Jungkook solo sonrió y se mostró aún más sonriente en cuanto el abuelo de su novio llegó a su lado junto a su esposa. El señor de cabello canoso que llevaba peinado completamente hacia atrás, abrazó fuerte a su nieto y le susurró algo que no llegó a escuchar.

El hombre posó su mirada en él y caminó lentamente hasta su lugar, instantáneamente Jungkook hizo una reverencia en forma de saludo en el momento que el señor le dio la mano con una sonrisa en el rostro que mostraba su alegría.

Yo soy Reginald Kenneth y ella es Anne Kenneth, estoy seguro que ni siquiera se presentó por la emoción de conocerte.

Jungkook se rio bajito y asintió con la cabeza, mirando de reojo a Taehyung, que solo los miraba con una sonrisa orgullosa. Él pelinegro supuso que era porque estaba poniendo en práctica el inglés que sabe.

Jeon Jungkook, es un placer conocerlos —expresó haciendo otra reverencia.

Deben estar cansados por el viaje, preparé mucha comida, vamos a la mesa —señaló la señora Kenneth tomándolos a ambos de los brazos.

Jungkook esperó sentando en la mesa, mirando a su alrededor. La casa no era muy grande pero tampoco pequeña, estaba decorada con cuadros y fotografías de toda la familia, fue en ese momento que supo lo grande que era la familia de Taehyung.

La abuela de Taehyung se encontraba en la cocina, Anne iba y venía colocando algunas cosas sobre la mesa, mientras hablaba con su nieto algo no entendía en absoluto por dos cosas: hablaban demasiado rápido y en otro idioma.

Dile a tu chico que venga con nosotros, tu abuelo sigue buscando ese disco para ponerlo en el tocador del comedor —expresó su abuela sacando un plato de papas escalfadas del horno.

Es muy tímido, no le hagas muchas preguntas incómodas, tampoco nada de mencionar a Juwon o a su familia, te conozco abuelita —señaló Taehyung con la espátula—. Y habla más lento para que él pueda entenderte, por favor.

Debo admitir que nunca pensé que te vería con un rockero como novio —expresó sonriente—. Tampoco esperaba que fuera un rockero así de tierno. Tiene muchos tatuajes y aretes, se siente un poco... diferente sabiendo que es tu pareja.

Ay abue, todo eso es lo que menos importa. Jungkook es maravilloso en todo el sentido, ahora cuando hablen ya sabrás porqué.

Llámalo para que te ayude con la ensalada, mientras se termina de cocinar esto —le pidió ella haciendo ademán con las manos y moviendo la carne que se cocinaba en la estufa.

—¡Honey! —gritó Taehyung desde la cocina—. ¡Ven aquí!

Jungkook apareció en el umbral de la cocina con sus manos metidas en sus bolsillos, entrando sigilosamente y caminando hasta donde Taehyung se encontraba de pie con dos cucharones en la mano, moviendo un bol lleno de ensalada.

Jungkookie, ¿tienes mucha hambre? —cuestionó Anne mientras apagaba la estufa.

Un poco si —admitió con una sonrisa si mostrar sus dientes—. No imaginé que el viaje sería tan largo.

Taehyung sonrió mientras escuchaba la conversación que tenían Jungkook y su abuela. Su novio estaba mucho menos rígido que hace minutos atrás y le agradaba ver cómo le brindaba su ayuda, aunque en algunas ocasiones lo escuchó tartamudear o pensar mucho antes de hablar, lo que le hizo entender que el realmente estaba esforzándose por decir las palabras correctas y con la pronunciación adecuada.

—Espero que te guste la comida. Si no es así, por favor dímelo y te preparo algo más asiático —señaló la mujer.

Jungkook la miró sorprendido de que le haya hablado en coreano, un coreano básico y con alguno que otro error de pronunciación, pero se dio a entender perfectamente.

—Sí, ella sabe un poquitín de coreano —señaló Taehyung—. Papá le enseñó.

—Su coreano es muy bueno señora Kenneth —respondió Jungkook dejando sobre la mesa el plato de ensalada.

Una vez lista la mesa, cuando están a punto de sentarse, el sonido de la música en el tocadiscos llamo la atención de todos, pero aún más al señor Kenneth caminando hacia ellos mientras bailaba al ritmo del jazz suave.

—¡Abuelo, me dijiste que ya no tenías este disco! —chilló Taehyung emocionado mientras se sentaba junto a Jungkook en la mesa.

Desde la última que estuviste aquí, lo busqué por mar y tierra hasta que di con él hace poco, puedes quedártelo —señaló el hombre dentándose a la cabecilla de la mesa.

No, déjalo aquí, fue un regalo de papá —expresó—. Wow, me recuerda mucho a él.

En ese momento Jungkook entendió mucho mejor la razón detrás de la emoción de Taehyung, incluso lo vio moverse en su lugar mientras servía en un plato la cena que preparó su abuela.

La bienvenida de la familia de Taehyung fue cálida y afectuosa. Los abuelos, aunque hablaban principalmente en inglés, trataban de hacer sentir a Jungkook cómodo, aunque a veces necesitaban la ayuda de Taehyung para traducir algunas cosas.

Cuando la conversación se volvió más rápida y fluida, Jungkook tuvo dificultades para seguir el ritmo y se lo hizo saber a Taehyung con tan solo una mirada muy confundida.

—Mi abuelo estaba diciendo que mi padre hubiese gustado de ti —dijo Taehyung—. Tenían muchas cosas en común, empezando por el amor a la música.

Eso es algo que Taehyung ya me había dicho —respondió Jungkook con una sonrisa, mirando a Taehyung para confirmar haberlo dicho correctamente.

La noche llegó y con ello la hora de despedirse de los abuelos. El azabache agradeció ese poco tiempo que estuvieron compartiendo, durante aquella bienvenida no pensó ni una sola vez en todo lo que tenía que ver con el vídeo y las fotos, nada que le preocupara llegó a su mente. Se sintió relajado, recibido y muy cálido en el hogar de los abuelos de su novio.

La señora Anne era muy alegre, tenía una risa escandalosa, lo que contrastaba a la perfección con los chistes de su esposo. Se sintió bienvenido en todo momento.

Espero que te sientas como en casa —dijo la abuela—. Tenemos muchas historias que contarte y lugares que mostrarte, pero eso lo podemos dejar para otro día, ustedes disfruten de sus vacaciones y manténganse alejados de las redes sociales.

Jungkook asintió agradecido. Taehyung y él estaban en la entrada de la casa con sus maletas en mando mientras se despedían de ellos.

Muchas gracias por la cena, estuvo deliciosa —expresó Jungkook—. Nos aseguraremos de volver pronto, ¿cierto? —cuestionó llevando su mirada al hombre acomodaba las mangas de su camiseta con suma concentración.

Haremos todo lo que tú quieras, honey —declaró Taehyung girando sobre sus talones al notar la llegada del taxi que pidió para ambos—. Ya tenemos que irnos. Abuelos los amo, nos vemos pronto.

Vayan con cuidado.

Taehyung y Jungkook se despidieron con una última reverencia antes de caminar hacia el taxi que los esperaba. Mientras se alejaban, Jungkook miró hacia atrás y vio a los abuelos de Taehyung saludando desde la puerta, sus rostros iluminados por las luces cálidas de la casa.

—Honey, sé que estás agotado, pero haremos una parada rápida en la casa de mis padres que esta como a cuatros esquinas —le hizo saber Taehyung—. Tengo que recoger algunas cosas antes de llegar a mi apartamento.

Él no tenía problemas en hacer una parada más si luego de eso llegarían a su lugar y descansaría juntos. Realmente se sentía cansado, aunque lo atribuía también al hecho de que comió bastante durante la cena y ahora todo lo que necesitaba era una cama.

Cerró sus ojos por el breve segundo en el que estuvieron de camino a casa de sus padres. Siguió los pasos de Taehyung cuando salieron del coche y ahora se dirigían a la puerta de una casa que se encontraba en un vecindario igual de tranquilo que el de sus abuelos. La casa se encontraba en una calle cuesta arriba.

Al entrar a la casa, Taehyung le mostró el hogar donde había crecido. Era acogedora y estaba llena de recuerdos. Fotos enmarcadas adornaban las paredes, capturando momentos importantes de la vida de Taehyung y su familia. Algunas de las cuales incluían a un joven Taehyung, sonriente y lleno de vida.

Mientras Taehyung subía al segundo piso se quedó mirando las fotografías en la sala de estar y una imagen en específico llamó su atención. Taehyung en sus cinco o siete años, sonriente con su padre en algún parque, vio la sonrisa de su padre y confirmó que Taehyung era como una copia de este. Se notaba tan feliz juntos, se notaba el amor que se tenían.

—Ya podemos irnos, honey —la voz de Taehyung lo sacó de su burbuja en la que se sumergió mientras miraba las fotos familiares.

—Tu casa es muy linda —señaló Jungkook ayudando a Taehyung con el bolso que apenas podía sujetar—. ¿Aquí fue donde creciste?

—Sí, aquí es donde pasé mi infancia y tengo los mejores recuerdos con mi padre —expresó mirando con él la fotografía que colgaba de la pared beige—. En esta foto, fui al bar con el antes de que pudiera abrir, tenía 10, fue nuestro último año aquí.

Jungkook volvió a seguirlo hasta el coche que los esperó en la entrada de la casa. Durante el camino, Taehyung acarició la mano del hombre a su lado cuando este se estaba quedando dormido, se notaba que estaba cansado. Sacó su móvil cuando la curiosidad de saber que sucedió en el aeropuerto le invadió.

Tuvo miedo de encontrarse con que muchas personas supieran que Jungkook estaba viajando a Londres, pero se relajó cuando todo lo que había en tendencia respecto a Blue Notes, eran los en vivos de Cyrus que seguían causando revuelo. No estaba preparado para ver al compañero de banda de su novio, aparecer frente a la cámara tan solo con un par de pantalones cortos y armar una vestimenta en vivo.

Ahora entendía la razón de que la mayoría de las Gems estuvieran hablando de ello. Sonrió al ver al rubio subir algunas fotografías en el espejo de una tienda.

Miró a Jungkook quedándose dormido e intentando permanecer despierto, no dejó de acariciar su mano mientras guardaba el móvil. Mientras estuvieran en Londres no tendría de que preocuparse, podía besarlo y caminar de la mano con él por las calles.

Sonriente, Taehyung apartó el cabello de la frente de Jungkook, quien se giró para verlo con algo de soñolencia, lentamente dejo caer su cabeza sobre su hombro y finalmente se dejó vencer por el sueño que la invadía.

Jungkook abrió sus ojos cuando después de algunos diez minutos de camino, se bajaron en una calle llamada Welbeck Way, sacaron sus maletas y mientras Taehyung le paga al taxista, Jungkook se estrujó los ojos y miró la calle sin salida en la que se encontraban, frente a él había un edificio de ladrillo rojo de cuatro pisos, mismo que esta coronado por un tejado del mismo color.

Una vez en el cuarto piso, Taehyung se detuvo frente a la tercera puerta del pasillo y uso un juego de llaves que saco de su bolso para abrir la puerta. En cuanto las luces fuero encendidas, recibieron la bienvenida del pequeño pero acogedor apartamento de planta abierta.

—Bienvenido a casa —señala Taehyung cerrando la puerta con cerradura detrás de él.

Jungkook arrastró su maleta por el pequeño pasillo que conducía al interior del apartaestudio de su novio, no era grande, era lo suficientemente espacioso para los dos, ya que todo estaba en un mismo lugar a excepción del cuarto de baño. De hecho, le recordaba mucho a su antiguo apartamento, con la diferencia de que Taehyung tenía su lugar mucho mejor decorado y ordenado.

Las plantas a su alrededor no podían faltar, los cuadros y libros tampoco. Podría decir, sin que su novio se lo dijera, que era su apartamento. Su personalidad estaba casi viva en aquel lugar y le gustaba.

Dejó las maletas junto al comedor redondo que quedaba frente a la pequeña cocina con encimeras de granito y gabinetes de madera color gris.

Vio a Taehyung dejar sus llaves sobre la encimera de ladrillo rojo que dividía la cocina de la sala de estar. La ausencia de paredes divisoras entre una zona y otra causaba una sensación de amplitud.

La sala de estar constaba con dos sillones, uno de dos plazas color blanco y otro de tres plazas de tela marrón mostaza. Jungkook dejó su bolso de mano en unos de los pequeños taburetes frente a la encimera de ladrillo y su móvil en la mesa de centro de cristal.

Caminó hasta el dormitorio que se encontraba a la izquierda de la sala, en un nivel más alto al que se podía acceder al subir dos escalones. Estaba dividido por un muro blanco sobre la cual reposaban algunos libros y plantas, lo que le agregaba más privacidad.

Sin pensarlo mucho, Jungkook se dejó caer sobre la cama matrimonial con un marco de madera y ropa de cama blanca. Frente a la cama se encontraba un sillón negro ideal para estirar las piernas y leer alguno de los libros que su novio poseía.

Elevó su mirada hasta el ventanal en arco de la pared de ladrillo rojo que cubría toda esa zona junto a la cama. Era la única ventana del lugar, por lo que cubría esa pared completa. Junto a la ventana reposaba una gran planta verde, igual que al lado del sillón negro. Sonrió al notar la presencia de las plantas de Taehyung incluso en la zona del dormitorio.

Elegante, minimalista y muy Taehyung, es cómo definiría el lugar donde se quedaría junto a su novio durante las próximas semanas.

—Te quedarás dormido, mejor quítate la ropa y acomódate bien, honey —sugirió Taehyung mientras abría su bolso de mano al dejarlo sobre el sillón negro.

—Mielcito, estoy exhausto —admitió en voz baja mientras se deshacía de sus pantalones—. Pero no pienso dormir sin ti, acuéstate conmigo.

Sin pensarlo mucho, Taehyung se quitó la ropa y la cambió por una camiseta holgada, lo único que dejó en su cuerpo antes de apagar las luces y tumbarse boca arriba en la cama. Ambos se sumergieron en un silencio, con sus miradas en el techo, el castaño miró a su alrededor algo nostálgico.

Su mirada se mantuvo fija en las luces del exterior que se reflejaban en el ventanal. Haber visitado la casa donde creció y ver esas fotografías le trajo recuerdos de su infancia en Londres. Cerró los ojos y, por un momento, se dejó llevar por una memoria muy querida, una tarde especial con su padre en el bar.

Era una tarde de primavera, el sol brillaba a través de las ventanas del bar, creando patrones de luz en el suelo de madera. Taehyung, con solo diez años, corría por el lugar con la curiosidad y energía de un niño, observando a su padre mientras preparaba todo para la noche.

—Papá, ¿por qué pones esa música? —preguntó Taehyung, deteniéndose junto al tocadiscos que su padre había encendido. La melodía de una vieja canción de jazz llenaba el aire, creando una atmósfera cálida y acogedora.

Su padre, un hombre alto y delgado con una sonrisa siempre presente en su rostro, se agachó para estar a su altura.

—La música es el alma del bar, hijo. Hace que las personas se sientan bienvenidas y felices. Cada vez que pones una canción, creas un ambiente —expresó sonriente, tomando las manos de su hijo y acariciándolas con cariño.

Taehyung asintió, aunque no comprendía del todo las palabras de su padre, quien se alejó de él y le dio la vuelta a la gran barra.

—¿Y qué tipo de música le gusta a la gente? —cuestionó Taehyung mirándolo con curiosidad desde el sillón de cuero que quedaba de frente a la barra.

—Depende de la persona —respondió su padre mientras ajustaba algunas botellas detrás del mostrador—. A algunos les gusta el jazz, a otros el rock, algunos prefieren la música clásica. Lo importante es que encuentres lo que te gusta y lo compartas con los demás.

—¿Puedo elegir una canción? —preguntó Taehyung con sus ojos brillando entusiasmado.

—Claro que sí, mi Tyungie. Ven, te enseñaré cómo funciona esto —expresó su padre sin dejar de sonreír en ningún momento, guiándolo hasta el tocadiscos.

Juntos, seleccionaron un disco y lo colocaron con cuidado. Pronto, la voz de Ella Fitzgerald con la canción Dream A Little Dream Of Me, resonó en el bar, y Taehyung sonrió ampliamente.

—Me gusta esta —declaró el niño, moviendo la cabeza al ritmo de la música.

Su padre rió suavemente y lo cargo en sus brazos, haciendo reir a Taehyung.

—A mí también, hijo. A mí también me gusta.

Pasaron la tarde juntos en el bar, escuchando jazz en el tocadiscos, Taehyung ayudando a su padre a limpiar mesas, organizar sillas y asegurarse de que todo estuviera en orden. Taehyung seguía haciendo preguntas, cada una más curiosa que la anterior.

—Papá, ¿por qué tenemos tantas botellas? —preguntó mientras inspeccionaba la fila de coloridas bebidas detrás del mostrador.

—Cada una de estas botellas tiene un sabor diferente, una historia diferente —respondió su padre—. Y cuando las mezclas, puedes crear algo nuevo y especial. Es como la vida, Tyungie. A veces, las mejores cosas vienen de combinar lo inesperado.

Esa tarde quedó grabada en la memoria de Taehyung. La paciencia y el amor de su padre mientras le enseñaba sobre el bar, la música que llenaba el aire y la sensación de estar creando algo especial juntos. Era uno de esos recuerdos que siempre llevaba consigo, un fragmento de su infancia que guardaba con cariño. La dulzura y el amor con la que pronunciaba el apodo que le tenía; solo su padre le decía Tyungie, solo él y nadie más, ni siquiera su madre usaba ese apodo con él porque sabía lo único que especial que era.

De vuelta en el presente, Taehyung abrió los ojos y miró a Jungkook acomodando las almohadas a su lado. Se acercó más a él y lo abrazó por la espalda, apoyando su cabeza en el hombro del pelinegro.

—Estaba recordando a mi padre —dijo en voz baja—. Me enseñó tantas cosas, especialmente sobre la música y cómo esta puede conectar a las personas.

Jungkook sonrió y giró ligeramente sus cuerpos hasta hacer que Taehyung quedara recostado de su pecho, besó la frente de su novio y acomodó su cabeza en la almohada mientras acariciaba su espalda.

—Seguro estaría muy orgulloso de ti y de todo lo que has logrado.

—Espero que sí —respondió Taehyung, sintiendo una combinación de nostalgia y gratitud—. Estoy feliz de poder compartir estos recuerdos contigo, ahora que estas aquí.

Ambos se quedaron así por un momento, hasta caer rendidos en un profundo sueño.

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10:30 am de la mañana, era la hora que marcaba el reloj de la pared en la sala de estar cuando Jungkook despertó en la suavidad de las sabanas de la cama, por un momento olvidó donde estaba hasta que vio el ventanal en arco por donde se filtraba la luz solar que le daba en la cara.

Se estiró en la cama y con su mano peinó su cabello que seguramente estaba hecho un desastre. Desde donde estaba podía escuchar la voz de Taehyung hablando en inglés y en cuanto bajó los dos escalones del dormitorio presenció la imagen de Taehyung de pie frente a la estufa, sosteniendo su móvil con su hombro.

Respirar el aroma que provenía de la cocina le abrió el apetito de inmediato. Él no lo había notado hasta que lo abrazó por la espalda y besó su cuello con dulzura. No dijo nada porque este seguía al teléfono, aparentemente trabajando porque pudo entender algo sobre el bar, bebidas y la música en vivo.

—Es probable que pase por el bar en estos días —expresó terminando de servir las salchichas que se cocinaban en el sartén junto a las rodajas de tomate, mismas que también fueron a los dos platos que tenía en la encimera.

Jungkook solo presenció cómo este terminaba de servir el desayuno y colgaba la llamada antes de darse de la vuelta.

—Buenos días, buttercup —expresó sonriente tomándolo de la cintura, lo que hizo que Jungkook apoyara su frente de los hombros de Taehyung.

Inhaló su aroma y quiso quedarse allí para siempre. Estaba recién duchado, los sabía por su cabello aun algo húmedo y por la frescura de su piel a pesar de que estuvo expuesto al caliente de la estufa. Su aroma seguía siendo el mismo de siempre, lavanda y tomillo con algo de melocotón. Fresco y suave.

—No me digas que estabas trabajando en nuestras vacaciones —inquirió Jungkook ladeando su cabeza sobre los hombros de Taehyung, alzó su mirada y pasó sus dedos por la barbilla del hombre que lo abrazaba por la cintura.

—Lo siento, honey, tengo que aprovechar que estoy aquí para ver que estén funcionando las cosas en el pub —expresó—. No es lo mismo a hacerlo desde el otro lado del mundo.

—Bueno, te lo dejaré pasar solo porque hiciste el desayuno.

—Vamos a comer, imagino que debes estar hambriento —señaló Taehyung cuando ambos se sentaron en el pequeño comedor de tres sillas—. Dormiste como un bebé.

—Tu cama es cómoda y estaba muy cansado —consideró Jungkook tomando los cubiertos que su novio dejó frente a él.

Taehyung vio al pelinegro poner toda su concentración en el desayunó que preparó. Tuvo que salir rápido y comprar algunas cosas en el supermercado antes de que este se despertara. Mientras él dormía, desempacó algunas de sus cosas y las acomodó en los lugares correctos, el levantarse temprano le dio la oportunidad de hacer muchas cosas.

—Ya tengo la lista de los lugares que quiero visitar —expresó Jungkook con sus mejillas llenas de comida.

—¿A dónde quiere ir mi guitarrista? —cuestionó Taehyung tras terminar de darle el ultimo bocado a su pan tostado con revoltillo de huevo.

—Me gustaría visitar el museo de Harry Potter y el de Sherlock Holmes también, visitar el Big Ben y subir al London Eye en la noche —empezó a decir Jungkook—. Son las únicas cosas que sé que están aquí, como lo conoces mejor que yo, creo que los demás lugares pueden ser de tu elección.

—Me parece perfecto, estamos cerca de Baker Street, así que podemos ir a pie hasta el museo de Sherlock,
vamos al mercado de Camden y almorzamos allí, compramos algunas cosas, luego bajamos hasta el Big Ben cruzamos el puente de Westminster y subimos al London Eye, cenamos comida coreana en Arang y terminamos nuestra noche con un par de bebidas en Tazzys Pub —explicó Taehyung al mismo tiempo que escribía en su móvil y hacía una lista de todo lo que acababa de mencionar.

Jungkook se quedó petrificado en su lugar mirándolo con sorpresa, totalmente impresionado.

—Mielcito, que hables así, sólo me dan ganas de besarte hasta que ya no pueda respirar —admitió Jungkook, lo que causó que Taehyung riera por la repentina seriedad de su novio.

Después de terminar su desayuno, Jungkook se duchó y alistó rápidamente, estaba emocionado por salir a conocer la ciudad y cada uno de sus rincones. Estaba maravillado con todo lo que le rodeaba desde que salió del aeropuerto, así que no era para menos que estuviera ansioso por salir a la calle.

Aquella mañana se sentía libre y con la valentía de salir con Taehyung sin tener que ocultarse. Aquella mañana solo era Jungkook el novio de un británico-coreano que lo llevaría a conocer su ciudad natal en sus vacaciones. Ese día no sería Jungkook el guitarrista y líder de una banda.

Salieron del apartamento en Marylebone, listos para iniciar su primer recorrido de vacaciones en Londres. El sol se asomaba sobre los edificios de ladrillo, y la brisa matutina traía consigo la promesa de un día lleno de aventuras.

—¿Seguro que no quieres usar mascarilla? —cuestionó Taehyung en cuanto salieron del edificio.

—El gorro es más que suficiente, además, me dijiste que no tenía de que preocuparme —expresó mientras acomodaba su bolso sobre sus hombros.

—Entonces, estamos listos —declaró Taehyung tomando la mano de Jungkook en cuanto salieron a la avenida principal.

Por instinto, lo primero que hizo Jungkook fue mirar a su alrededor cuando Taehyung entrelazó sus dedos, nadie los estaba mirando. Cruzaron la calle y caminaron entre los edificios y casas, incluso fueron saludados por algunas personas que cruzaban por su lado. Al notar aquello, Jungkook se sintió más relajado y se acercó más al cuerpo de Taehyung, quien ladeó su cabeza para dedicarle una sonrisa llena de dulzura.

—Compremos algo de tomar en Arro —sugirió Taehyung señalando la cafetería de fachada negra que estaba en la esquina después de que cruzaran la calle.

Compraron bebidas frías y siguieron su recorrido caminando hacia el museo de Sherlock Holmes. Jungkook tomó algunas fotografías de las calles, incluso grabó con su móvil un vídeo de los autobuses que cruzaron frente a ellos cuando esperaban su turno para cruzar y le envió el vídeo al grupo familiar con sus padres, hermana y cuñado Seokjin.

Jungkook
Este lugar es hermoso. Estoy muy emocionado, puedo tomar a mi novio de la mano sin que nadie nos juzgue tanto.

Eun-joo
Disfrútalo mucho, hermanito. Te lo mereces.
Y no olvides traernos algo de regalo.

—¿Falta mucho para llegar? —cuestionó Jungkook cuando el semáforo se puso verde para ellos seguir caminando.

—De hecho, ya estamos en Baker Street —señaló Taehyung mirando a ambos lados de la calle.

—Que emoción —expresó Jungkook tomándolo del bagazo y abrazándolo con alegría.

La calle Baker estaba tranquila a esa hora, y cuando llegaron al museo, se maravillaron con la detallada recreación del hogar del famoso detective. Jungkook, emocionado, tomó fotos de cada rincón, mientras Taehyung observaba con ternura el entusiasmo de su pareja, le tomó todas las fotografías que le pidió, incluso posaron juntos en uno de los tantos salones mientras una mujer las tomaba la fotografía.

—Es como estar dentro de una historia de Sherlock —expresó Jungkook, mirando los objetos cuidadosamente expuestos.

Al salir del museo, tomaron el tren desde Baker Street Station hasta Camden Town, se dirigieron al mercado, donde las calles estaban llenas de vida, con puestos de comida, tiendas de ropa vintage y artesanías.

Tal y como Taehyung lo planeó, almorzaron en uno de los puestos, disfrutando de la variedad gastronómica y fue como visitar otro país.

—Esto es increíble —dijo Jungkook, saboreando un plato de carne asada y papas fritas con una serie de ingredientes que desconocía—. Cada sabor es una sorpresa.

—Y aún nos queda mucho por descubrir —respondió Taehyung, guiñándole un ojo.

Compraron algunas cosas en el mercado, pequeños recuerdos para llevar a casa y ropa que llamó su atención. Luego tomaron el metro hasta el Big Ben. El imponente reloj los recibió con su majestuosa presencia, y caminaron juntos hasta el puente de Westminster, disfrutando de la vista del río Támesis y del Parlamento.

—Es tan hermoso —expresó Jungkook, maravillado.

El sol empezaba a ocultarse cuando estuvieron frente al London Eye, mucho más más gente parecía haber salido a la calle ese día, porque la zona estaba muy concurrida, pero eso no evitó que Jungkook se tomara todas aquellas fotografías y selfies con Taehyung. Quería más que sólo guardar el recuerdo en su corazón, que permaneciera en una fotografía.

Después de haber hecho una larga fila, finalmente se subieron al London Eye cuando ya había caído la noche por completo. Las luces de la ciudad brillaban como estrellas a sus pies. La vista desde lo alto era impresionante, y ambos se tomaron un momento para apreciar el panorama.

—Gracias por traerme aquí —susurró Jungkook, apoyando su cabeza en el hombro de Taehyung.

Estaba feliz de poder pasar ese momento con Jungkook, se verlo entusiasmado cual niño pequeño en una tienda de dulces y juguetes. No podía evitar mirarlo durante todo el día y asegurarse de que estuviera realmente feliz y sí que lo estaba. Lo podía notar en su sonrisa que apenas había desaparecido, también en su emoción por cualquier cosa, hasta por un pequeño souvenir de The Beatles; lo pudo notar cuando subieron al London Eye y su mirada brillante que estaba perdida en el horizonte.

Si Jungkook estaba feliz, él también lo estaba.

—No tienes que agradecerme —respondió Taehyung, abrazándolo por los hombros—. Quiero compartir estos momentos contigo, siempre.

Jungkook giró su cabeza para mirarlo a los ojos y no pudo evitar darle un beso corto en los labios. Fue algo fugaz, pero tan satisfactorio para ambos poder hacerlo fuera de cuatro paredes.

Después del London Eye, visitaron ese restaurante coreano en Mayfair, mismo barrio donde se encontraba Tazzys, por lo que no estaban muy alejados del pub.

La familiaridad de los sabores les hizo sentirse un poco más cerca de casa, pero con el encanto de estar en una ciudad nueva para Jungkook, mucho más emocionante para Taehyung.

La última vez que estuvo en Londres fue para reordenar su vida pasada y ver a su familia, casi nunca visitaba tantos lugares en un día, de hecho, hace mucho tiempo que no hacia ese tipo de recorridos por Londres, por lo que estaba tan emocionado y feliz que su pareja de hacerlo juntos.

—Este día ha sido maravilloso y apenas es nuestro segundo día aquí —señaló Jungkook mientras comían—. Si seguimos como vamos, tendremos que trabajar en Tazzys para tener dinero.

Taehyung se rio por su comentario.

—Que no se te olvide que soy el dueño, la mayor parte de las ventas van a mi cuenta —señaló Taehyung—. Así que del dinero no deberías preocuparte.

—Lo sé, hyung, solo bromeaba —expresó Jungkook riendo mientras se cubría la boca con una mano y terminaba de tragar la carne asada—. Eres quien patrocina este viaje, no se me olvida que intenté pagar esta cena y no me dejaste, ya veo que mi dinero como artista no será gastado en este viaje.

—Puedes pagarme de otra manera y lo sabes —consideró Taehyung.

—¿Con sexo?

—Iba a decir con amor, pero el sexo también funciona.

Terminaron la noche con un par de bebidas en Tazzys. Jungkook estaba impresionado por lo diferente que era el pub, era mucho más grande que el de Gangnam. Empezando por la arquitectura, las paredes estaban revestidas de paneles de madera oscura decorada con cuadros y fotografías antiguas. También un tocadiscos que se veía mucho más antiguo que el que tenía Taehyung en Seúl.

El ambiente dentro del Pub era elegante y relajado. Después de que Taehyung saludara a todos y lo presentara como su novio con cada persona que iba a saludarlo, finalmente se sentaron en la barra y fueron atendidos como cualquier otro cliente.

La música era en vivo definitivamente era el fuerte de Tazzys. La atmósfera se volvió mucho más divertida y Jungkook solo quiso pararse a bailar junto a las demás personas que también lo hacían con sus parejas.

Después de tres tragos, Jungkook tuvo el atrevimiento de tomar la mano de Taehyung y llevarlo con él a la pista de baile. Entre risas tontas, Taehyung dejó que Jungkook lo tomara de la cintura y guiara el baile que tenían, claramente eso hizo que llamaran la atención, no solo porque era una pareja de hombres bailando en un pub, sino también porque se trataba del dueño y su amado.

El pelinegro estaba feliz de poder bailar de esa manera con Taehyung, frente a grupo de personas que empezaron a animarlos a medida que el blues que tocaban en vivo llegaba a su final, y el pelinegro no había apartado su mano de la cintura de su novio, tampoco dejo de sonreír en todo momento.

Mostró su felicidad, mostró públicamente su amor por Taehyung besándolo al final de la canción y riéndose con sus mejillas sonrojadas mientras volvían a su lugar en la barra.

Jungkook se sentía cada vez más atrevido con cada trago y Taehyung lo observaba con una sonrisa.

—Te amo, mielcito —susurró Jungkook al ponerse de pie entre las piernas de Taehyung.

—¿Qué tanto? —cuestionó Taehyung dejando caer sus brazos sobre los hombros de Jungkook.

—Mil millones de infinitos —le susurró en ingles antes de juntar sus labios una vez más.

—Yo te amo por mil millones más —masculló contra su boca—. Vamos a casa, honey.

Volvieron al apartamento cuando la noche ya estaba avanzada, eran alrededor de las once de la noche cuando Taehyung cerró la puerta detrás de ellos y las luces fueron encendidas, esperaba que Jungkook se tumbara a la cama exhausto como la noche anterior, pero cuando se giró sobre sus talones para ver a su novio supo que la noche apenas iniciaba para él.

Jungkook, con la valentía que le daba el alcohol, miró a Taehyung con una chispa traviesa en los ojos.

—Tengo una sorpresa, no tan sorpresa para ti —expresó tomando su pequeña maleta de mano y llevándola consigo al interior del pequeño baño.

—¿Qué debo hacer? —cuestionó Taehyung desde la sala.

—Siéntate en el sofá y espérame, miel.

Esperar, eso fue lo que hizo Taehyung mientras solo escuchaba a Jungkook tararear alguna canción en el baño. Tenía una sospecha de lo que Jungkook iba a hacer, así que apagó una de las luces y solo dejó la lámpara central encendida, esa sería suficiente luz para apreciar la sorpresa no tan sorpresa de su novio.

Jungkook se miró una última vez en el espejo del baño. Sonrió para sí mismo en cuanto apreció lo bien que se sentía la lencería en su piel, no se la había puesto desde que Taehyung la compró para él, porque quería hacerlo cuando fuera a usarla de verdad, solo para él.

Esa noche sí que la iba a usar para él y era probable que se la dejara puesta mientras Taehyung lo hiciera. Deseaba que su novio lo tomara y lo hiciera gemir su nombre, en parte culpaba al alcohol por sentirse tan caliente, pero también a Taehyung por hacer cosas que lo hacían tan sexy.

Antes de salir, se acomodó bien el cabello y se aseguró de que todo estuviera en su lugar. Se sentía tan atrevido que le adelantó algo de trabajo a Taehyung.

En cuanto salió del baño, la atención de su novio se posó sobre su cuerpo y lo siguió con su mirada, curioso. Jungkook caminó lentamente hasta el con sus manos en la cintura, se dio la vuelta y camino de un lado a otro frente al hombre que estaba sentado en el sillón con sus piernas estiradas.

—¿Qué opinas? —preguntó Jungkook, deteniéndose frente a su novio, sus ojos brillando expectantes de su reacción.

La intensidad en la mirada de Taehyung hizo que Jungkook se sintiera algo intimidado, pero también deseado cuando este lo observó de la cabeza a los pies.

—Modela para mí, muéstrame esas piernas y presume ese lindo trasero que tienes, yo te estaré mirando y te diré que tanto me gusta.

Esa era de una de sus fantasías, Jungkook lo sabía, no solo porque se lo dijo después de que Taehyung le modeló cada una de su ropa interior provocativa y lo cogió con ella puesta, sino también porque podía verlo en su mirada llena de lujuria.

Jungkook hizo lo que le pidió. Caminó de un lado a otro, moviendo sus caderas de manera provocativa bajo la penetrante mirada de Taehyung.

El llevaba puesto un par de panties de encaje negro con liguero incorporado, se ajustaban tan bien en su cintura que Taehyung sentía que iba a enloquecer mientras Jungkook siguiera moviendo sus caderas de esa manera. El color resaltaba su tono de piel, causaba que se viera como porcelana, suave y delicada, su pecho estaba expuesto y su cabello completamente suelto caía sobre sus hombros con ligeras hondas que se formaban en las puntas.

El pelinegro deslizó sus manos por sus piernas decoradas por las ligas negras que se ajustaban a sus muslos tonificados y sujetaban las medias del mismo color.

De repente, Taehyung se empezó a desvestir sin apartar su mirada del cuerpo de Jungkook y quedó únicamente en boxers, delatando su excitación que se podía apreciar a través de la tela de su ropa interior.

—Te ves increíble, honey —halagó Taehyung en voz baja y ronca—. Ven aquí

Jungkook obedeció acercándose a Taehyung, quien lo tomó de la cintura y lo atrajo hacia su regazo. Sus manos recorrieron la suave tela de la lencería, explorando cada centímetro de la piel de Jungkook, para luego unir sus labios en un beso desesperado, ansioso, lleno de la misma intensidad con la que sus manos tocaban el cuerpo del otro.

—¿Te gusta? —preguntó Jungkook con una sonrisa coqueta, enredando sus dedos en el cabello esponjoso de Taehyung.

—Me encanta —respondió el castaño.

— Quiero que me hagas tuyo, con esto puesto —susurró Jungkook, rozando sus labios en el oído de Taehyung.

El no necesitó más invitación, tomó el rostro de Jungkook entre sus manos y lo besó con fiereza, juntando sus lenguas en un beso aún más sucio y descarado. Jungkook soltó un suave suspiro, sintiendo cómo el calor aumentaba en su cuerpo. Se arqueó contra Taehyung, buscando más contacto.

Pudo sentir las manos de Taehyung apretar sus nalgas y deslizarse por debajo de la lencería, tanteando en esa zona sensible que hizo que se retorciera ante la introducción de un primer dedo.

—¿Te lubricaste antes? —cuestionó Taehyung apartando su rostro tan solo un poco para poder apreciar el rostro lleno de excitación de Jungkook.

Un segundo dedo se introdujo en su interior con demasiada rapidez, además de que pudo sentir la zona humedecida.

—Si lo hice, quiero que vayamos al grano hoy —admitió entre jadeos—. S-solo quiero que me llenes de ti, miel.

—Eres mucho más atrevido con un par de tragos, ¿no es así? —consideró Taehyung sacando sus dedos de su interior—. Date la vuelta, recuéstate de mi pecho.

Jungkook empezaba a sentirse algo mareado por la excitación. La sensación de los dedos de Taehyung en su interior aun cosquilleaba su entrada y la parte delantera de la ropa interior estaba casi igual de humedecida. Su dureza doliendo contra la fibra del encaje.

—Muy bien, ahora abre las piernas y déjame prepararte —ordenó Taehyung cuando Jungkook lo abrazó por encima de sus hombros para mantener el equilibrio, recostándose casi completamente del pecho del hombre que estaba estirado sobre el sofá.

Volvió a sentir los dedos de Taehyung en su interior en conjunto con su boca caliente en uno de sus pezones. El castaño podía escuchar los gemidos de Jungkook contra su oreja mientras los movimientos de sus dedos fueron incrementando.

—¿No hay condón?

—Olvida que los hay y éntralo ya —ordenó Jungkook entre gemidos.

Sonriente, Taehyung tomó una mano de Jungkook para que este mantuviera el pantie a un lado y el pudiera alinear su erección en su entrada cómodamente. En el instante que estuvo profundamente en su interior, tomo las piernas de Jungkook y apretando los dedos en el interior de sus muslos, empezó un movimiento lento que fue incrementando.

Jungkook se encontraba sobre el regazo de Taehyung, gimiendo de placer con cada penetración, su espalda enfrentando el pecho de su pareja. De vez en cuando ladeaba su cabeza hasta encontrar la mirada lujuriosa del castaño que se adueñaba de sus gemidos placenteros con cada embestida.

Las manos de Taehyung se movieron con confianza, acariciando y explorando, provocando gemidos y suspiros de placer de Jungkook. Cada toque, cada beso, era una promesa de la pasión que estaba por desatarse.

—Eres tan hermoso —jadeó Taehyung con su voz profunda—. Quiero escucharte gemir mi nombre.

Jungkook respondió con un gemido suave, sus caderas moviéndose instintivamente hacia Taehyung. Los labios de Taehyung se encontraron con los suyos en un beso profundo y apasionado. El guitarrista sintió que el mundo desaparecía a su alrededor, dejando solo el calor y la conexión entre ellos.

La noche se llenó de pasión, de sus gemidos y susurros, de la pasión que compartían. Taehyung guio cada movimiento, cada ritmo, llevando a Jungkook al borde del placer una y otra vez. Los sonidos de su amor llenaron la habitación, una sinfonía de deseo y devoción.

Cuando finalmente alcanzaron el clímax, fue como si el mundo explotara en luz y color. Jungkook gritó el nombre de Taehyung, su cuerpo temblando con la intensidad del momento. Taehyung lo siguió, gimiendo contra su oído mientras se deshacía en su interior.

Ambos notaron el desastre de sus cuerpos con la respiración agitada, el abdomen de Jungkook lleno de su propio orgasmo, mientras que su entrada no fue la excepción, en cuanto Taehyung salió de su interior todo el líquido salió, se escurrió por sus muslos y chorreó parte de las piernas del castaño, ensuciando también las medias.

—Me pregunto si yo te hago sentir así de bien cuando soy yo quien te coge —cuestionó Jungkook con una sonrisita, dejando caer su cabeza sobre los hombros de Taehyung, aun recuperando el aliento.

—Claro que si, honey —declaró—. Tú tienes mucha más fuerza que yo en ese sentido, así que es igual de placentero, quizás más.

—Tu masculinidad es prominente, así que eso te da muchísima ventaja para dejarme... así, con todo el cuerpo temblando —consideró besando su mejilla.

—¿De verdad estas dudando de ti mismo ahora?

—No, solo me dio curiosidad —declaró Jungkook levantándose con cuidado del regazo de Taehyung—. Vamos a limpiarnos y a la cama.

Taehyung se encargó de limpiar a Jungkook en la ducha, ambos se bañaron bajo la misma regadera hasta quedar completamente limpios.

Se acomodaron sintiendo la suave presión de las sábanas y el calor de sus cuerpos aun desnudos. Las luces estaban apagadas, y la habitación estaba envuelta en una tranquila oscuridad que sólo era interrumpida por el suave resplandor de la luna que se filtraba a través del ventanal.

Taehyung lo abrazó, envolviendo a su novio en sus brazos con una calidez protectora. Jungkook suspiró contento, sintiendo la seguridad y el amor de su amado. Mientras sus ojos se cerraban lentamente, no pudo evitar pensar en lo que había vivido hasta ahora y en cómo Londres le había ofrecido una nueva perspectiva.

Entendió por qué Taehyung amaba tanto Londres. Allí, lejos de las miradas inquisitivas y las restricciones de Corea, sentían una libertad que les permitía ser ellos mismos sin temor a las repercusiones. Era una sensación liberadora, y ahora, más que nunca, comprendía por qué Taehyung eligió Londres para tomar sus vacaciones en un momento tan difícil para su relación.

En Londres, podían escapar de la presión y el juicio constante, podían disfrutar de su amor sin reservas.

Mientras Taehyung acariciaba suavemente su cabello, Jungkook se preguntó cómo es que él había soportado vivir en Corea, donde su relación debía mantenerse oculta. Admiraba la fortaleza de Taehyung y su capacidad para enfrentar la adversidad con una sonrisa. Se sentía agradecido por tener a alguien tan valiente y dedicado a su lado, pero al mismo tiempo se sentía mal que tuviera que ocultar su amor al estar con él.

A medida que el sueño comenzaba a arrastrarlo, Jungkook murmuró en voz baja, apenas audible:

—En algún momento de mi vida, realmente me gustaría vivir en Londres.

Taehyung lo abrazó un poco más fuerte, besando suavemente su cabeza.

—Entonces, lo haremos —respondió con su voz suave y tranquilizadora—. Viviremos aquí juntos, cuando llegue el momento.

Con esas palabras, Jungkook se permitió caer completamente en el sueño, sintiéndose seguro y amado.

Habían explorado la ciudad, compartido risas y experiencias, y culminado la noche con una intimidad que solo fortalecía su vínculo. Londres les había dado un día perfecto, y estaban listos para descubrir aún más juntos.

Todo hasta que llegara el día de irse y dejar atrás esa libertad de amarse.

Hola hola solecitos, espero que les haya gustado el capítulo de esta semana.

Estuvo lleno de mucho amor y cositas lindas. Fue un capítulo bastante largo en comparación a los anteriores.

Jungkook conoció a los abuelitos de Tae y tuvieron un primer recorrido por muchos lugares de Londres, finalmente Jungkook le modeló esa ropa interior bonita, cuéntenme que les apreció😏

Los pensamientos de Jk acerca de cómo Tae ha soportado estar en una relación tan limitada cuando ya conocía la libertad, ¿creen que sea un problema para Tae a largo plazo el tener que ocultar su verdadera relación con Jungkook?, ¿creen que algún día puedan vivir juntos Londres?

No duden en comentar sus opiniones y/o teorías de lo que podría suceder después de este viaje de vacaciones.

Adelanto del próximo capítulo: reconciliación, méritos y revelación.

Nos seguimos leyendo en la próxima semana

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