XIV (Pt1). Por nosotros...

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Canción del capítulo:
Afire Love de Ed Sheeran

El plazo del amor es un instante y hay que hacerlo durar como un milagro —Mario Benedetti

═══🎸 🍸 °*• Taehyung •*° 🍸』━🎸═══

Todo sucedió tan rápido para ambos que siquiera tuvimos tiempo de pensar mejor en la conversación sobre mudarnos a Londres. Soy consciente de que estaba poniendo a Jungkook en una posición difícil y que probablemente mis deseos estuvieran rozando el egoísmo, sin embargo, humanamente experimenté el límite de lo que podía soportar y me dije a mi mismo que al final no era egoísta pensar en mi bienestar. Evidentemente aunque siempre estuve dispuesto a soportarlo, me di cuenta que resistir de esa forma me estaba rompiendo por dentro.

Nadie nos dijo que sería fácil, ambos éramos conocedores de cómo serían las cosas una vez se confirmara nuestra relación, pero igualmente confiábamos en que encontraríamos la manera de sobrellevarlo.

Aunque mi deseo era irme a Londres en busca de algo de paz para mi estabilidad mental, que estaba al borde de perder el control, no estaba en mis planes que me iría de esa manera. No esperaba una noticia que me obligara a tomar el primer vuelo a Inglaterra porque mi abuela estaba gravemente enferma y las probabilidades de que estuviera en sus últimos días eran altas.

Me sentía atrapado en un torbellino de emociones. Dejar a Jungkook en un momento en el que nuestra relación enfrentaba desafíos no era lo que yo quería, pero la llamada de mamá y la gravedad de la situación con mi abuela me obligaron a tomar una decisión rápida.

Yo estaba dispuesto a esperar un poco más por Jungkook, organizar todo e irnos juntos cuando los dos estuviéramos listos, pero por alguna razón del destino, esa salida se apresuró y ahora volveríamos a estar separados, no por un par de calles, ni a un viaje en coche de distancia, esta vez la barrera entre nosotros era mucho más grande y eso solo significaba que sería mucho más difícil.

La distancia física entre nosotros ahora se sentía como un abismo emocional en el que iba en caída libre sin saber que tan fuerte sería el golpe, y aunque sé que Jungkook me entiende, la culpa me carcome. Desde el momento en que subí al avión, no he dejado de preguntarme si estaba siendo muy egoísta al querer mudarme a Londres, al alejarme de la atención que viene con ser el novio de una celebridad.

—Volverás en cuanto resolvamos esto cariño —alentó mi madre sentada del lado de la ventanilla del avión.

No dije nada en respuesta, ni siquiera yo mismo podía darme una respuesta de ello. ¿Volveré tan pronto cuando ya no tenga nada más que hacer en Londres?, ¿estaba huyendo? No estoy muy seguro de lo que estoy haciendo, simplemente hay tanto en mi cabeza que siquiera puedo llegar a distinguir las emociones que lideran la lista.

Le dije a Jungkook que no sabía si era una despedida para siempre, pero la verdad es que no me veo capaz de dejarlo de esa manera. Dejé que mi yo abrumado y desorientado respondiera por mí, debí decir en su lugar, "No es un adiós para siempre, sin embargo, necesito uno temporal para estar un poco más tranquilo".

Por mucho que lo piense no puedo solucionar y mucho menos alejar el deseo de querer estar lejos de gente desconocida buscándome, grabándome todo el tiempo, hablando de mi relación en las redes sociales, atacándome, llamándome mentiroso y necesitado de atención, era demasiado para mi y el que se presentarán en el único lugar donde tenía algo de paz, fue la gota que rebosó el vaso.

No sabía que era fan de lo discreto y privado hasta que supe lo que es estar con una celebridad. Es agotador estar alerta en la calle, de ver cómo algunas personas se te quedaban mirando con curiosidad o como me tomaban fotografías "a escondidas". Saber que no volvería a tener una vida normal como cualquier ciudadano común no fue tan aterrador hasta que me hice consciente de todo lo que la gente es capaz de hacer.

No puedo culpar a Jungkook de ello, de hecho, sólo puedo culpar a las personas que no saben lo que es el respeto o la privacidad de las personas y lamentaba que mi novio tuviera que soportar mucho más solo por ser una figura pública.

El avión aterrizó en Londres bajo un cielo gris despertando en mí una súbita nostalgia.

Cuando mi madre y yo llegamos al hospital, el ambiente frío y estéril me golpeó de inmediato. Caminé a pasos apresurados por los pasillos hasta llegar a la habitación de mi abuela. El corazón me dolió al verla allí, tan frágil, conectada a máquinas que controlaban sus signos vitales y una cánula nasal alrededor de su nariz, pero aún con esa luz en sus ojos que siempre he admirado.

—Mi Tete —me dijo con una voz débil, pero firme.

Me acerqué a su cama y me extendió su mano, misma que tomé con cuidado, sintiendo su piel arrugada y aún cálida contra la mía. Nos quedamos en silencio por un momento, como si no hiciera falta decir nada, como si las palabras no fueran suficientes.

—¿Cómo te sientes abuela? —cuestionó en un susurro.

Verla de esta manera tan vulnerable era nuevo para mi, ya que ella suele ser una mujer sana y alegre. Así que, verla que apenas podía articular palabra, era algo difícil de procesar.

—Cansada, pero feliz de poder verte, estoy resistiendo mucho —comentó.

Solo asentí acariciando su mano. Su comentario me dejó un sabor amargo en boca y un sentimiento que pesó en mi corazón como tener kilos de concreto en mi pecho.

Mamá estuvo un tiempo hablando con el doctor acerca de la condición de la abuela, pero sólo llegué a escuchar muy poco y todo lo que tuve que saber es que estaba en un estado bastante grave y me asusté, porque ella sabía que él tiempo que le quedaba era poco.

—Mamá, iré a resolver algo y vuelvo, ¿si? —susurró mi madre tomando la mano de la abuela—. Habla con él de lo que me mencionaste, pero no hagas mucho esfuerzo.

Mamá se despidió de ella y nos dejó solos en la habitación.

—¿De qué habla?

—No es nada, tómalo con calma mi niño —masculló ella—. Ahora dime, ¿por qué ese semblante tan cansado? Aquí la enferma soy yo.

—Es por el vuelo, abuela —susurré acomodando mejor sus almohadas en su espalda.

—Tu y yo sabemos que hay algo más, ¿que sucede? Pensé que estarías aquí con Jungkook, ¿está trabajando?

Ella me conoce demasiado bien como para darse cuenta de que mi cansancio es por pensar demasiado. Por sentir demasiado.

—Si, él tiene muchas cosas que hacer y según recuerdo, tenía una sesión de fotos mañana, no pudo venir por eso, ¿quieres llamarlo? —cuestioné pero ella me dedicó una sonrisa al mismo tiempo que me sonreía.

—No evadas el tema —señaló—. ¿Qué pasó?

Sabía que mi abuela no dejaría de insistir hasta que le contara lo que estaba pasando en realidad, aunque no era mentira las razones por las que Jungkook se quedó, así que suspiré y me preparé para contarle todo.

Sabía que podía confiar en ella, así que dejé salir todo lo que había estado guardando. Le conté de todo de principio a fin, desde el rumor con Ricky, la foto que publiqué y la reacción de la gente, incluso le hablé sobre los reporteros que me llevaron al límite y a tomar la decisión de mudarme a Londres.

—Taehyung, el amor no es fácil —dijo suavemente—. Siempre habrá momentos en que sientas que el peso del mundo está sobre ti y, a veces, la solución más simple parece ser huir. Yo sé cómo eres y sé que estás intentando escapar de lo que te está atormentando en este momento, pero también hay algo más ¿cierto?

—Si, pero no quiero entrar en detalles porque no me quiero hacer mucha ilusión abuela —mascullé bajando la mirada—. Claro que decidí mudarme a Londres por otras razones, pero no me dio tiempo a hablarlo mejor con Jungkook.

—Asegúrate de hacerlo cuando se vuelvan a ver —me pidió apretando mi mano.

Sus palabras me tocaron profundamente, y las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos. Me sentía más sensible de lo habitual últimamente, cualquier cosa me hacía llorar fácilmente y eso también me desesperaba.

—Y no estás siendo egoísta por querer encontrar estabilidad mental —continuó diciendo mi abuela—. Es natural querer protegerte a ti mismo. Pero también es importante recordar que las relaciones requieren sacrificio, compromiso y comunicación. Si mudarte a Londres es lo que necesitas para sanar, entonces hazlo. Pero asegúrate de que sea una decisión tomada desde el amor y la claridad, no desde el miedo o la desesperación.

Desesperación y miedo, esas serían las palabras que definiría cómo me sentí cuando tuve que cerrar el bar por un día y mencionar en voz alta lo que ya había estado rondando por mi cabeza desde que la empresa confirmó mi relación con Jungkook.

Estaba desesperado, abrumado, y muy cargado emocionalmente. Todavía lo estaba, pero el haber pasado algo de tiempo tranquilo con Jungkook antes de salir corriendo a Inglaterra, me hizo sentir mejor.

—No te precipites en tomar una decisión, mi niño —concluyó mi abuela—. Habla con Jungkook, comparte tus miedos y preocupaciones con él. Juntos encontrarán una solución. Pero nunca olvides que por un amor genuino siempre vale la pena luchar, incluso cuando parece difícil.

Ella apretó mi mano una vez más, y me sentí mucho tranquilo, agradecido de tenerla en mi vida aunque fuera por el corto tiempo que tristemente le quedaba dada la gravedad de su enfermedad.

Miré el anillo de bodas que llevaba en su otra mano, ese símbolo de un amor que había durado toda la vida, y me prometí a mí mismo que haría todo lo posible por proteger mi relación con Jungkook y hacer que funcionara. Siempre encontrábamos la manera.

Ella parece haberse dado cuenta de hacia dónde se fue mi mirada, y me sonrió con algo de melancolía y orgullo.

—Gracias abuela, significa mucho para mi que me digas esto —susurré—. Necesitaba escucharlo y quien mejor que tú.

Sonrió aún más y tomó mi mano con más fuerza antes de apartarla lentamente y quitarse el anillo de oro blanco que recordaba en su dedo anular.

—¿Sabes? Siempre quise hacer esto con alguna de mis hijas, pero creo que tú eres el indicado para esto, porque te amo y sé que estás dudando mucho en estos momentos —murmuró jugando con el anillo en sus dedos—. La vida es corta y no hay mucho tiempo para sobrepensar las cosas, estuviste casado y aunque adoraba a Juwon, yo sé que no lo amabas, no como he visto que amas a Jungkook.

» En la vida, hay decisiones importantes que debemos tomar, algunas antes que otras. Pero te aconsejo que no tardes mucho en hacerlo, aunque sientas que sea algo pronto para dar ese paso nuevamente, aunque quizás tengas miedo de que no salga bien como la última vez. Puedo asegurarte con los ojos cerrados, mi querido nieto, que estás con el hombre indicado. Con el hombre que tu padre amaría para ti y con el que tú abuelo y yo te visualizamos desde que nos contaste que te gustaban los de tu mismo sexo.

Ya sabía a dónde iba toda esa charla, ella solo estaba preparando el terreno para algo más grande. Lo podía sentir en mi interior.

Sus palabras solo me hacían querer llorar, porque exactamente sabe como me estoy sintiendo en torno a ese tema en específico sin que yo tenga que decírselo.

Estoy con el hombre indicado eso lo sé desde que volví por él a Corea para año nuevo, desde que pronuncié el primer te amo, desde que él abrió su corazón al mío completamente. Lo sé y aún así no dejó de tener miedo de dar ese paso que me parecía gigante porque ahora si podía darle el valor que antes no había podido.

—No esperes mucho tiempo para casarte otra vez, el tiempo vuela y nosotros nos vamos quedando sin alas para seguirle el paso —declaró—. Sabes que Jungkook es todo lo que realmente siempre quisiste tener como familia, así que quiero que tengas esto y se lo des a él.

Me quedé sin aliento. No me lo esperaba. Nunca había hablado así de Juwon cuando nos casamos. Este gesto era mucho más que un simple regalo; era una señal de que veía algo en Jungkook y en mí que quizás ni siquiera yo había comprendido por completo.

Recibí en las manos el anillo de oro que ella siempre llevaba puesto.

—¿Estás segura, abuela? —pregunté algo incrédulo de que me estuviera dando algo tan preciado para ella. Que lo estuviera haciendo me hacía sentir que se estaba despidiendo y eso me entristecía.

—Claro que estoy segura —reafirmó—. Prométeme que serás feliz, y que le darás este anillo a Jungkook —insistió, mirándome con esa seriedad que sólo ella podía tener.

Sentí un nudo en la garganta que terminé disolviendo a fuerza de voluntad. Saqué uno de los bolsos pequeños de mi maleta de mano y allí guardé bien el anillo de la abuela. De inmediato saqué el móvil de mis bolsillos y le escribí a Jungkook para hacerle saber que ya estaba en el país.

—¿Quieres verlo ahora? Podemos hacer una videollamada.

Ella asintió e intentó acomodarse en la camilla mientras ambos esperábamos que Jungkook contestara, hasta que finalmente apareció en el cuadro del teléfono, mostrando una sonrisa a medias.

Jungkook estaba notablemente en una sesión de fotos tal y como se lo había dicho a la abuela. Su rostro estaba ligeramente maquillado, con un peinado diferente a lo habitual, que dejaba su frente al descubierto.

Luego de saludarme y preguntarme si no hubo problemas para llegar, moví un poco la pantalla hasta mostrar el rostro de mi abuela, a quien él saludó con alegría. Sostuve el móvil mientras ellos conversaban con naturalidad, sólo se podía ver una parte de mi rostro en la pantalla, pero aún podía ver la sonrisa radiante de Jungkook y me sentí feliz al ver a la abuela contenta al hablar con él.

—Oh querido, no te quitamos más tiempo, tienes que seguir posando para las cámaras —señaló mi abuela tratando de mostrar su mejor sonrisa a pesar de su situación—. Me hubiese gustado abrazarte, pero me conformo con todos esos halagos a una vieja como yo.

—No diga eso, señora Kenneth —expresó Jungkook.

—¿Nos puedes dejar solos un momento? —preguntó con su mirada puesta en mí.

Su pregunta me sorprendió pero entendí que quizás querría decirle algo a Jungkook, no porque yo no pudiera escucharlo sino porque era algo exclusivamente para él, muy probablemente me delataría respecto a las cosas que le conté.

Si hubiese estado en otro momento, me negaría a su petición, pero decidí complacer sus deseos. Aunque no dejó de darme curiosidad, dejé el móvil cuidadosamente sobre sus manos y salí de la habitación.

Cuando salí caí en la realidad de la situación de mi abuela al ver el rostro afligido de mi madre y mi abuelo. Me acerqué a ellos y abracé a mamá por los hombros mientras me explicaba la situación en la que se encontraba la abuela.

Fue entonces cuando supe que ella no estaba para nada bien. Me peepcupe aun mas cuando mama me dijo que de hecho estábamos presenciando su mejor momento, ya que había estado presentando síntomas como vómitos, desorientación e incluso convulsionando desde que fue ingresada al hospital.

Ella sabía perfectamente que se iba a morir y es por ello que decidió un tratamiento paliativo que solo alivia el dolor y la mantendría cómoda hasta que el momento llegara. Típico de mi abuela.

—¿Y en cuanto tiempo puede...?

Mamá no pudo terminar la pregunta mientras abrazaba su bolso contra su pecho y esperaba una respuesta del médico.

—Hable con el resto de su familia y por el estado de gravedad de la insuficiencia renal y las complicaciones que tiene por su edad, estimamos que en pocas semanas —declaró el doctor.

—Está bien, doctor, muchas gracias —respondí al ver que ni mi madre, ni mi abuelo pudieron hacerlo.

—Ustedes quédense con ella un rato, yo iré a llevar las maletas a casa y vuelvo —les hice saber luego de despedirnos del doctor—. Ella estaba hablando con Jungkook.

Al entrar a la habitación detrás de mamá la encontramos sonriéndole a la pantalla y la voz de Jungkook a través del altavoz diciendo: "Es por eso que lo amo tanto, y puede estar tranquila sabiendo que me encargaré de hacerlo feliz. Lamento no poder estar ahí para abrazarla".

—No te preocupes cariño, te quiero mucho —expresó su abuela aleteando su mano—. Te dejaré con Taehyung que está aquí.

Tomé el móvil el móvil y mi abuelo saludó estando detrás de mí, pasaron algunas palabras y finalmente Jungkook se despidió de mí con un te amo. Él no quería colgar, ni yo tampoco, pero ambos teníamos cosas que hacer.

Durante los siguientes días me concentré en pasar el mayor tiempo con mi abuela y cuidar de ella, al menos hacer todo lo que ella me pidiera que hiciera, y estar a su lado todo el tiempo posible. Cada día que pasaba iba empeorando para todos, verla cada vez más cansada, con poco apetito, en algunas ocasiones desorientada y totalmente perdida.

Me dolía verla de esa manera, pero también sabía que era igual o más difícil para mi abuelo quien no se quiso apartar del lado de mi abuela por más que ella estuviera sin ganas de ser alimentada, él se quedaba a su lado todo el tiempo. Aún cuando ella olvidaba algunas cosas por momentos, él solo sujetaba su mano y le hablaba con cariño.

Ella de alguna forma ya se había despedido de cada uno a su manera, y saberlo solo hacía más doloroso la idea de perderla en cualquier instante. Quien más se aferraba a la posibilidad de un milagro era mi abuelo, pero todos éramos testigos de la pérdida de su brillo y de cómo sus síntomas fueron empeorando en el lapso de pocos días.

Aquella mañana estaba en una videollamada con Jungkook, lo llamé apenas terminé de leer su nota en la app que descargó para mi en una ocasión parecida a esta.

Notas para mi amor:

Te extraño.
No sabes cuanto te extraño miel.
Apenas han pasado cinco días desde que te fuiste y la casa se siente tan vacía sin ti, la cama se siente aún más vacía, extremadamente grande y fría sin el calor de tu cuerpo junto al mío.

Perdón por no poder estar ahí para ti en este momento, perdón por hacerte las cosas más difíciles, perdón por todo lo que has tenido que soportar por estar a mi lado, no lo mereces, tampoco mereces tener que pasar por encima tus deseos y bienestar mental por amor.

Lamento tanto que siempre tengas que esperar por mi, pero miel, realmente espero que esta sea la última vez que tengas que hacerlo, porque estoy haciendo todo lo posible para que así sea.

No llenaré mi primera nota desde que te fuiste de promesas vacías, pero te preguntaré una sola cosa ¿Puedes esperar una última vez por mi?

Te ama y te extraña,

Honey.

Jungkook tomó la llamada de inmediato, allá ya eran las cinco de la tarde y él pareció estar llegando por la ropa que llevaba puesta. Su sonrisa que como luz en mis días sombríos y escuchar su voz me trajo la tranquilidad que estaba necesitando tanto en ese momento.

Lo primero que hice fue decirle lo mucho que también lo extrañaba, que mi apartamento a pesar de ser pequeño se sentía tan grande y vacío, ya que la última vez que estuve aquí, él llenaba gran parte del silencio en el que ahora me sumergía cada día.

Le hice saber que realmente no tenía nada por lo que disculparse, que siempre fuimos conscientes de que cosas como estas iban a suceder, y que solo estaba muy abrumado.

—No tienes que apresurarte con nada, honey. Volveré cuando termine de resolver todo aquí y lo decidiremos juntos —indiqué—. Además, recuerda que eres mi luna, que siempre volverás a aparecer ante mí, y me sentiré tranquilo, que esperaré que siempre que vuelvas, podamos caminar como si nunca te hubieras ido, como si la naturaleza solo te mantuvo escondido.

—No me estoy apresurado, miel, pero ya tomé una decisión y hablé con mi familia, como esperaba no fue un tema fácil, pero todos entendieron mis razones —explicó con la mirada gacha.

—¿Estás seguro? —pregunté incrédulo por su confesión.

—Claro que sí, nuestro plan sigue en marcha y sé que es lo que tengo que hacer para que ambos lo logremos juntos — expresó alzando su mirada—. Puede que sea complicado y que tenga que resolver algo igual de importante para mí pero descuida, mielcito, que yo tengo todo bajo control y solo hacen falta un par de reuniones para llegar a un acuerdo.

Sonreí al escucharlo hablar tan elocuente.

—Gracias, honey, por siempre buscar la manera de hacer que funcione por más difícil que parezca. A veces siento que no hago nada más que presionarte con mis cosas —susurré.

—No son cosas tuyas, es nuestro y no me presionas a nada, es solo que nos vimos envueltos en todo ese rumor estúpido y luego lo de tu abuela. Yo creo que la vida nos está tratando de decir algo y eso está más que claro —expresó mientras se acostaba en la cama—. Así que ya dejemos de buscar un culpable y hagamos lo que tengamos que hacer para tener lo que ambos queremos.

—Eres alguien tan maduro que solo quiero besarte y abrazarte, buttercup.

—La ciencia dice que con el tiempo terminas pareciendo mucho a tu pareja, creo que ahora tiene sentido para mí —halaga sonriéndome a través de la pantalla—. Ahora, concéntrate en tu abuela que te necesita mucho más que yo.

—Te amo, honey —susurro al ponerme de pie–. Te escribiré luego.

Sonreí al ver como el sonrío a la cámara y me mandó corazones de colgar.

Eran las 10 de la mañana cuando pasé a recoger a mi abuelo para ir juntos al hospital, pero al llegar no había nadie en cama, lo que por supuesto que me extrañó ya que por lo general el siempre me esperaba listo por las mañanas ya que mamá siempre se quedaba por las noches junto con una de sus hermanas.

En cuanto saqué mi móvil con la intención de llamar a mamá, en ese instante la imagen de contacto de ella brilló en mi pantalla, al escuchar su desesperación en la línea telefónica supe que algo andaba mal y por eso la ausencia de mi abuelo en casa.

—Te estuve llamando pero solo entraba el buzón de voz, no quiero preocuparte mucho pero mamá está convulsionado y empeora.

Ella no tuvo que decir nada más, podía escuchar en su voz que las cosas iban mal.

—Voy de camino — indiqué—. ¿El abuelo está allí?

Si, llegaron hace poco.

—Ya casi llego, mom. Trate de mantener la calma.

Cuando finalmente llegué, jadeando y con el corazón en la garganta, vi a mis familiares reunidos en el pasillo. El ambiente era pesado, estaba cargado de una angustia palpable. Sus rostros reflejaban la gravedad de la situación y en ese momento supe que el tiempo que quedaba era poco.

Me acerqué a ellos intentando mantener la compostura, pero la ansiedad me carcomía por dentro. Nos sentamos a esperar respuestas por parte del médico, pero la espera se volvió insoportable y el tiempo parecía haberse detenido. Mi madre estaba a mi lado, con un semblante de preocupación y desconsuelo, mientras que mi abuelo estaba sentado al otro lado, con la mirada perdida en el suelo.

Después de lo que pareció una eternidad, el médico finalmente apareció. Su expresión era sombría y cuando sus labios se movieron para hablar, sentí que mi corazón se detuvo.

—Lo siento mucho —dijo con su voz llena de pesar—. Hicimos todo lo que pudimos, pero la Sra. Anne ha fallecido.

La realidad de sus palabras me golpeó con la fuerza de un tren. Por más que preparé a mi subconciente para recibir esta noticia, de igual manera no lo puede creer en cuanto el doctor pronunció aquellas palabras.

Sentí que el mundo se desmoronaba a mi alrededor y un vacío insondable se instaló en mi interior. Mis piernas casi fallaron, pero logré mantenerme de pie, aunque apenas podía respirar.

Miré a mi madre, que estaba a mi lado y vi cómo las lágrimas comenzaron a correr por su rostro. La abracé con fuerza, sintiendo su cuerpo temblar contra el mío. Sabía que tenía que ser fuerte para ella, pero las lágrimas que intenté retener comenzaron a brotar de mis ojos. Apreté los labios, pero el nudo en mi garganta se hizo cada vez más grande, haciéndome imposible hablar.

En ese momento, una enfermera se acercó para ayudar a mi abuelo, quien parecía poder desvanecerse en cualquier momento, mientras se apoyaba en una de sus hijas. Luego vi apoyarse en la pared, con la mirada perdida, mientras intentaba comprender lo que acabábamos de escuchar, intenté acercarme a él pero en ese momento fue sujetado nuevamente por una de las enfermeras.

Toda esa escena en aquel pasillo de hospital me trajo recuerdos de otro día, otro momento en el que mi vida se hizo pedazos: el día en que perdí a la persona que más admiraba, mi padre, quién abandonó este mundo cuando yo tenía sólo diecinueve años.

El mismo vacío, el mismo dolor indescriptible. Sentí que el pasado y el presente se entrelazaban, y todo lo que quedaba era una inmensa sensación de pérdida.

Abracé a mi madre aún más fuerte, deseando que pudiera ofrecerle algo de consuelo, pero sabía que ninguna palabra, ningún gesto, podría aliviar el dolor de perder a uno de tus padres. Mi propia tristeza se desbordaba mientras sollozaba en silencio, sin poder detener las lágrimas que caían, compartiendo con ella la pena de otro adiós que nunca estuvimos preparados para dar.

Cuando el médico nos dijo que podíamos entrar a despedirnos, mis tías y mi madre fueron las primeras en pasar. Las vi alejarse lentamente por el pasillo, sus figuras estaban encorvadas por el dolor, mientras que yo me quedaba atrás, paralizado, luego vi a mi abuelo completamente deshecho entrar la habitación y luego salir de allí aún peor.

Yo no quería enfrentar lo que me esperaba al otro lado de esa puerta, pero sabía que tenía que hacerlo.

Cuando llegó mi turno, respiré hondo antes de entrar. La luz tenue y el silencio que envolvía el cuarto hicieron que todo se sintiera irreal. Al acercarme a la cama, todo a mi alrededor se deshizo y lo único que existía era ella. Mi abuela era alguien siempre tan fuerte y llena de vida, pero ahora yacía en la cama, desconectada de las máquinas que antes mantenían su frágil cuerpo vivo.

Mis pies parecían anclados al suelo, pero finalmente logré moverme y me senté junto a ella. Sus rasgos, aunque serenos, estaban marcados por la lucha que había librado con aquella enfermedad. Al tomar su mano, aún sentía un leve calor en su piel, como si una parte de su vida todavía se aferrara a este mundo.

Apreté su mano con fuerza, buscando un consuelo que no encontraba.

Con una mano temblorosa, acomodé su cabello, su suave melena plateada que tanto acaricié en mis años de infancia. Una sonrisa melancólica cruzó mi rostro al recordar todos esos momentos, los cuentos antes de dormir, las risas compartidas en las tardes de verano, ser consejos sabios que nadie más que ella pudo haberme dado, y el apoyo incondicional característico de un abuelo. Pero esa sonrisa se desvaneció rápidamente cuando sentí las lágrimas comenzar a correr por mis mejillas.

Me incliné hacia adelante, apoyando mi cabeza en su pecho, abrazando su cuerpo inmóvil. Su olor familiar me envolvió y en ese momento dejé salir todo el dolor que antes estuve conteniendo. Las lágrimas caían libremente ahora, empapando su bata mientras yo lloraba en silencio.

—Prometo... —susurré en un hilo de voz—, que le daré tu anillo a alguien muy importante y seré muy feliz, abuela —susurré con la voz quebrada—. Solo lamento que no puedas verme formar una familia. Sé que tú también siempre has querido eso para mí.

Mi voz se apagó en un sollozo ahogado mientras la realidad de su ausencia se hacía más y más pesada en mi pecho. Acaricié su mejilla algo hinchada una última vez, inclinándome para darle un beso suave en la frente, ya sintiendo la frialdad de su piel.

—Ten un buen descanso, abuela —murmuré con el corazón roto en mil pedazos.

Me levanté lentamente, como si cada movimiento que daban mis pies mientras me alejaba de ella, me costara un esfuerzo sobrehumano. Cada paso hacia la puerta me acercaba a un abismo de dolor del que no sabía cómo escapar. Cuando finalmente salí de la habitación, mi madre estaba allí, esperando. Intenté mantenerme fuerte, morderme el labio para contener las lágrimas, pero en cuanto ella abrió los brazos, me derrumbé, otra vez.

Me lancé a sus brazos y los sollozos que había tratado de reprimir estallaron con fuerza. Lloré por mi abuela, por todo lo que ella había sido y todo lo que habíamos perdido. Lloré por mi padre. Lloré por mi.

Por todas las cosas que he cargado sobre mis hombros en los últimos años. Desde mi matrimonio fallido, hasta la muerte de mi padre. Lloraba por mi relación con Jungkook, por la presión constante, los comentarios hirientes, el tener que esconder lo que más amaba del mundo. Lloraba por tener que estar lejos de él en este momento, por no poder compartir con él este dolor que me estaba destrozando por dentro.

Todo esto se acumulaba en mi pecho, haciéndome sentir como si estuviera ahogándome. Me sentía como si estuviera cargando el peso del mundo sobre mis hombros y en ese momento, todo lo que quería era dejarlo caer, dejar de ser fuerte por un instante, dejar de aparentar que todo estaba bien y simplemente llorar.

Y así lo hice, en los brazos de mi madre, lloré por todo lo que alguna vez no lloré.

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Despedir a Taehyung en el aeropuerto no fue tarea fácil. Jungkook sintió un gran vacío al verlo marcharse al otro lado del mundo y sin fecha de retorno que era lo que más le preocupaba. La gente a su alrededor que aún le tomaban fotografías y lo grababa sin nada de disimulo pero fue lo que menos le preocupó en ese momento.

Cuando finalmente salió del aeropuerto, se encontró rodeado de una multitud de personas, todas armadas con cámaras y teléfonos. Cada paso que daba hacia su coche era un recordatorio de la razón por la que Taehyung quería mudarse a Inglaterra.

Los flashes de las cámaras seguían cegándolo mientras avanzaba, el ruido de los murmullos y gritos de los reporteros que aparecieron en la escena golpeaba sus oídos aturdiéndolo, pero Jungkook se mantuvo en silencio, con la mirada fija en el camino, deseando poder desaparecer del ojo público.

«No era una despedida para siempre», eso fue todo lo que se repitió una y otra vez mientras salía del aeropuerto con miradas y cámaras fijas en él.

Se convenció a sí mismo que Taehyung solo estaba muy abrumado y cargado de emociones como para darle una respuesta en la que implicara la posibilidad de una ruptura al considerar o siquiera intentar volver. Es por ello que esperó a que fuera él que llamara y descolgó en el instante que vio su nombre en la pantalla, a pesar de que estaba en medio de una sesión de fotos.

Los días que siguieron estuvieron llenos de actividad con sus tres clases y el trabajo en la agencia, pero la ausencia de Taehyung en casa era enorme, por lo que se sumergió en la rutina, intentando distraer su mente, misma que podía llegar a ser su peor enemiga.

Jungkook habló con su familia acerca de la posibilidad de mudarse a Londres. Sabía que su novio no solo quería escapar de la atención constante, sino que había algo más profundo en su deseo de mudarse.

Durante una conversación con su padre, expresó sus pensamientos y le explicó que no solo era por la presión mediática que Taehyung sentía en Corea, sino también porque ambos sabían que mientras permanecieran allí, no podrían casarse ni formar la familia que ambos deseaban.

Su padre lo escuchó con atención, y después de un largo silencio, le dio un consejo que se mantuvo en su mente por los siguientes cinco días.

—A veces, para lograr lo que realmente queremos, debemos hacer sacrificios. Ya lo experimentaste cuando decidiste que ibas a ser artista y aun sin nuestro apoyo saliste adelante, aun sin las comodidades que como familia te ofrecimos en su momento. Si crees que mudarte es lo que necesitas para ser feliz con Taehyung, entonces lucha por eso. Pero asegúrate de que ambos estén de acuerdo en lo que significa ese cambio para sus vidas.

Su madre se lo tomó con mucha sorpresa y algo de tristeza, a pesar de que no tuvieron la mejor de las relaciones por un largo tiempo, al menos ella sabía que podía ir a buscar a su hijo de vez en cuando, pero mientras estuviera viviendo del otro lado del mundo todo se complicaba.

Eun-joo se pusieron feliz por él sabiendo cuál era su propósito al hacer ese gran cambio en su vida, pero ninguno pudo ocultar la tristeza que aquello generaba. Jungkook iba a extrañar cuidar a Minha y jugar con ella. Que él se mudara a otro país, significaba que solo se verían para las festividades, si es que existía la posibilidad.

Él ya lo había decidido cuando habló con su familia, iniciar una nueva vida y con la persona que ama. Era un paso en la vida que tarde o temprano iba a tomar.

Jungkook comenzó a investigar los detalles del proceso para poder mudarse a Londres. Pasó horas revisando documentación, hablando con asesores y considerando todas las implicaciones que tal movimiento tendría en su vida y en su carrera. Sabía que el camino no sería fácil, pero cada obstáculo parecía pequeño en comparación con la posibilidad de un futuro feliz al lado de Taehyung.

Sin embargo, había un asunto que no podía ignorar: Blue Notes. En ausencia de su mejor amigo Jimin, Jungkook decidió hablar con Namjoon. Sabía que mudarse a Londres tendría un gran impacto en el grupo, y necesitaba entender las posibles consecuencias.

—¿Qué tan malo sería para Blue Notes si me mudara a otro país? —le preguntó a Namjoon mientras compartían un café en una de las cafeterías cerca de la empresa.

—No te voy a mentir, hyung, no sería fácil. La banda es una unidad, y tu ausencia se sentiría profundamente, pero... —hizo una pausa antes de continuar sus palabras—, como manager, mi trabajo es encontrar soluciones. Podría proponerle a la empresa algunas alternativas, pero todo depende de lo que tú y el resto de la banda estén dispuestos a hacer para que esto funcione.

Las palabras de Namjoon no fueron un alivio en su totalidad, pero sí le dieron a Jungkook un pequeño rayo de esperanza. Sabía que tendría que hablar con los otros miembros de la banda y con la empresa, pero al menos ahora tenía una dirección.

Con cada día que pasaba, la decisión de mudarse parecía más clara, y aunque todavía quedaban muchas cosas que hacer, no desistió, en cambio le hizo saber a Taehyung todo lo que estaba haciendo para lograrlo.

Ese día después de hablar con Taehyung por videollamada se fue a dormir dejándole un mensaje a su novio haciéndole saber que podía enviarle un mensaje a cualquier hora. Le preocupó no recibir noticias de él, como de costumbre y fue una de las razones por las que quiso llamar, aun así, sólo esperó despierto toda la noche hasta terminar dormido con el móvil contra su pecho.

El sonido especial que le tenía a Taehyung, lo despertó. Era un mensaje de su novio, a las 3 de la madrugada, lo que quiere decir que en Londres eran alrededor de las siete o ocho de la noche.

Taehyung
Honey
¿Estás despierto?

Jungkook
Si, miel, ¿qué sucede?

Taehyung
Solo quiero escuchar tu voz un rato, ¿puedo?

Jungkook
Claro que sí, ¿videollamada?

Taehyung
No, sólo llamada.

Aún medio adormilado, Jungkook se sienta en la cama y un leve sentimiento de preocupación comenzó a formarse en su pecho después de leer las pocas palabras de Taehyung, cuya simplicidad parecía cargada de una urgencia silenciosa . Sintió que algo no estaba bien , sin dudarlo, marcó su número recibiendo una respuesta inmediata de su novio, pero lo único que escuchó fue un suave mmmh, como si no quisiera hablar.

—Amor —susurré—. Quería contarte algo hoy, pero supuse que estabas ocupado con tu abuela. Hoy terminé mi curso de inglés y completé mi agenda de trabajo, así que espero estar contigo pronto —expresó estrujándose los ojos.

Él dijo que quería escuchar su voz, así que inmediatamente pensó en algo que pudiera decirle, pero el silencio que siguió le pareció interminable. El único sonido que escuchaba era la respiración pesada de Taehyung al otro lado de la línea, fue entonces cuando se dio cuenta de que algo andaba muy mal.

—Miel, ¿qué pasa? —preguntó con notable preocupación—. ¿Por qué no estás hablando? ¿Sucede algo?

Un sollozo desgarrador rompió el silencio, llenando a Jungkook de una angustia difícil de describir. Se levantó de la cama rápidamente con el corazón acelerado, tratando de entender qué estaba ocurriendo.

—Mielcito, ¿qué sucede? —repitió esta vez con su voz cargada de desesperación.

Su llanto se intensificó y Jungkook sintió una impotencia abrumadora. Por un momento, el silencio solo estuvo roto por los sollozos ahogados de Taehyung. Jungkook intentó calmarlo, pero las palabras se le escapaban, incapaz de ofrecer consuelo desde la distancia.

La desesperación invadió su cuerpo de manera que siquiera pudo mantenerse tranquilo dentro de la habitación completamente a oscuras.

Entonces, algo en su mente hizo clic. Taehyung estaba en Londres para estar con su abuela, y su corazón se hundió al pensar en lo que eso podría significar. Su mente corría, intentando prepararse para lo peor, pero cuando finalmente escuchó la voz rota de Taehyung, sus pies se detuvieron abruptamente.

—La abuela falleció esta mañana —susurró y Jungkook se dejó caer en la cama completamente en silencio—. Solo quería escucharte para tranquilizarme porque no he podido dejar de llorar desde entonces.

Jungkook cerró los ojos con fuerza, sintiendo cómo el dolor de su pareja traspasaba la distancia entre ellos.

—Miel... —susurró con la voz quebrada, buscando las palabras adecuadas, aunque sabía que no existían—. Lo siento mucho... Ella estará en un lugar feliz. Al menos pudiste despedirte de ella.

El sollozo de Taehyung se escuchó nuevamente, y Jungkook deseó más que nunca poder estar a su lado, abrazarlo y darle el consuelo que tanto necesitaba.

Odió estar lejos de él, a tantas horas de distancia y sintió cómo su pecho se oprimía al escucharlo llorar.

—Sé que iba a pasar, pero no estaba preparado para que fuera tan pronto —sollozó nuevamente y Jungkook sintió cómo las lágrimas comenzaban a correr por su propio rostro.

Se quedó allí, en la oscuridad de su habitación, escuchándolo llorar. Quería hacer algo, cualquier cosa para aliviar su dolor, pero sabía que en ese momento lo único que podía ofrecerle eran sus palabras reconfortantes y su presencia a través de la línea telefónica.

—Miel, estoy aquí contigo —dijo finalmente—. Estoy aquí y no vas a pasar por esto solo.

Mientras Taehyung continuaba llorando en silencio, Jungkook se quedó en la línea, compartiendo ese dolor a la distancia, sintiéndose impotente pero decidido a estar allí para él, sin importar lo difícil que fuera.

Apenas tenía algunas horas de haber dormido, se quedó la mayor parte de lo que quedaba de la madrugada despierto, con Taehyung en la línea, hablándole solo para que escuchara su voz.

Preparó sus maletas para 15 días y se subió al primer avión con dirección a Londres. Apenas pudo dormir durante el viaje, pues estuvo pendiente del móvil, dejó de hacerlo cuando finalmente estuvo frente a la puerta del apartamento de Taehyung.

Dejó caer sus hombros al ver el semblante de Taehyung, completamente roto, el dolor de su pérdida era visible en sus ojos hinchados y sus mejillas rojizas.

Jungkook se quitó la mochila que cargaba dejándola caer sobre el piso y lo abrazó con fuerza, acarició su cabello y sintió como este se aferró a su cuerpo de la misma manera.

—Siento no haber estado aquí antes —masculló al sentir el cuerpo de Taehyung sacudirse—. Siento mucho tu pérdida, miel.

Taehyung no esperaba la llegada de Jungkook, fue por eso que lo llamó, para tener consuelo al menos a través de su voz, pero el que haya llegado tan pronto a su lado solo le demostró la magnitud de su amor y que su abuela tuvo mucha razón. Él era el indicado, de eso no había dudas.

—G-gracias por estar aquí conmigo —susurró Taehyung aún sin dejarlo ir—. Te amo, y te necesitaba tanto, que creo que lloré mucho por eso también.

—Ya estoy aquí, miel —musitó acariciando su cabello—. Y siempre volveré a ti, soy tu luna y siempre lo seré.

Taehyung se quedó abrazándolo fuerte mientras se tranquilizaba bajo sus brazos y su aroma floral que lo envolvía aún estando de pie en el umbral de la puerta.

El sonido del móvil de Taehyung hace que se separe de Jungkook, quien termina de entrar sus maletas al pequeño apartamento, mientras escucha a su novio hablar por teléfono.

—La ceremonia y el funeral serán dentro de unos minutos —declaró Taehyung al colgar—. ¿Quieres ducharte?

—No, vine preparado —expresó señalando su ropa completamente negra—. Solo avisaré que estoy aquí y que volveré en un par de semanas.

Antes de salir junto a Taehyung, Jungkook le avisó a su madre, hermana y a Namjoon que tuvo que ir rápido a Londres, se limitó a dar muchas explicaciones y fue al punto. Aunque ellos quisieron hablar con su novio, él lo rechazó, el mejor que nadie sabía que no estaba en posición de hacerlo.

El clima en el exterior se sentía igual de triste que el ambiente en la ceremonia que se llevaría a cabo en uno de los salones del cementerio.

Las costumbres inglesas eran muy diferentes a las coreanas, así que se sintió algo extraño estando en un funeral donde había un oficiante que dirigía la ceremonia.

No había ritos tradicionales, ni ofrendas de comida, ni reverencia. Solo la familia y amigos reunidos para despedir a su ser amado, compartiendo recuerdos y anécdotas.

Hubo un momento de silencio, una pausa en la que cada uno pudo reflexionar en sus propios términos, recordando a Anne en la intimidad de sus pensamientos. El silencio en el salón solo era interrumpido por el suave susurro del viento y el ocasional sonido de un sollozo contenido. Jungkook permaneció firme junto a Taehyung durante todo este tiempo, su mano entrelazada con la de él, brindándole un apoyo silencioso mientras estaban sentados al frente.

En el entierro, Jungkook abrazó a Charlotte y a los demás miembros de la familia cercana. Aunque conoció a la mayoría de ellos durante sus vacaciones de ese año, la ocasión le hizo sentir una profunda conexión con ellos, una familia que ahora consideraba también suya.

Taehyung no lloró en ese momento, pero Jungkook podía ver las lágrimas amenazando con escapar de las esquinas de sus ojos, y eso le dolía, porque sabía que solo estaba tratando de ser fuerte.

Después del entierro, todos se dirigieron a la casa de los abuelos de Taehyung. El lugar estaba impregnado de recuerdos y, a pesar del dolor, había una calidez familiar que se sentía reconfortante. Las tías de Taehyung y su madre habían preparado comida y bebida para todos. La casa estaba llena de murmullos suaves, conversaciones en voz baja y abrazos reconfortantes.

Jungkook siguió los pasos de su novio al ver que este salía al patio de la casa, un lugar que parecía más tranquilo, alejados del bullicio en el interior de la casa.

Allí, bajo un azul lleno de nubes blancas, Taehyung se acercó a una vieja guitarra que pertenecía a su abuelo y se la pasó a Jungkook.

—¿Podrías tocar Imagine de John Lenon?, ¿te la sabes? —cuestionó Taehyung sentándose frente a él en forma de indio—. Era la favorita de ella, siempre la cantaba los fines de semana.

—A ver —susurró Jungkook acomodando la guitarra sobre sus piernas, afinando las cuerdas antes de empezar a tocar la canción que su novio le pedía—. Si se cual es, pero nunca la he tocado.

—No importa —masculló Taehyung mientras se tumbaba en el césped del patio, mirando las nubes que se desplazaban lentamente por el cielo.

Jungkook asintió y comenzó a tocar una melodía suave y melancólica. La guitarra, aunque era un poco vieja, todavía tenía un sonido cálido que llenaba el aire, mezclándose con el susurro de las hojas y el crujido leve del viento. Mientras tocaba, sus ojos no se apartaron de Taehyung, quien seguía acostado en el césped, con los ojos fijos en el cielo, como si estuviera buscando respuestas en las nubes.

Cuando terminó la canción, un silencio profundo envolvió el patio. Jungkook dejó de tocar, dejando que las últimas notas se desvanecieran en el aire, fue entonces cuando notó que Taehyung estaba llorando en silencio. Las lágrimas rodaban lentamente por sus mejillas, brillando bajo la tenue luz del día. Sin decir una palabra, Jungkook dejó la guitarra a un lado y se acercó a él, abrazándolo con suavidad.

Lo atrajo hacia su pecho, acariciando suavemente su cabeza, tratando de consolarlo de la única manera que sabía.

—Estoy aquí contigo —susurró mientras sentía los sollozos de Taehyung contra su pecho—. Estoy aquí.

Taehyung no dijo nada, simplemente se acurrucó más cerca, dejando que sus lágrimas cayeran libremente. Jungkook lo sostuvo con fuerza, permitiéndole liberar el dolor que había estado acumulando.

Mientras Taehyung lloraba en sus brazos, Jungkook se sintió abrumado por el peso de todo lo que su pareja había soportado. Se prometió a sí mismo que estaría allí para él, en cada paso del camino, que haría todo lo posible para asegurar que Taehyung nunca se sintiera solo en su dolor.

Durante los siguientes días, Jungkook se convirtió en el refugio silencioso de Taehyung, quien apenas hablaba; sus respuestas eran cortas y sus gestos lentos. Había perdido a alguien muy importante, y el duelo era un proceso que cada quien manejaba a su manera. Así que se mantuvo cerca, ofreciéndole su compañía, su apoyo, sin exigir nada a cambio, solo estando ahí para él.

Un día, su madre y Eun-joo, llamaron para poder hablar con Taehyung y por primera vez en días una pequeña sonrisa se asomó en sus labios cuando vio a la pequeña Minha frente a la cámara.

La llamada terminó después de unos minutos, y aunque breve, el gesto había logrado iluminar un poco el sombrío ánimo de Taehyung.

—Te queremos mucho, Taehyung —fue lo último que dijeron mientras se despedían de él.

—Gracias por llamar también las quiero —susurró antes de colgar.

Jungkook tomó el móvil de las manos de Taehyung, quien se volvió a acostar en la cama. El ya tenía cinco días de haber llegado a Londres, pero la manera en la que su novio estaba lidiando con el duelo le empezaba a preocupar.

—Miel, ¿no quieres que vayamos a comer algo afuera? —preguntó Jungkook con suavidad, tratando de animarlo un poco más aprovechando que en ese momento tenía mejor semblante que el resto de los cinco días anteriores.

—No tengo ganas de salir —respondió apenas en un susurro.

Jungkook dejó salir un suspiro y se acostó a su lado apoyado de sus codos. Taehyung tenía sus ojos cerrados y su respiración era tranquila cuando alzó una de sus manos y acarició su cabello castaño oscuro, sintiendo la suavidad de este entre sus dedos.

—Vamos, cariño. Necesitas salir de aquí —musitó Jungkook sin dejar de acariciar el cabello del hombre a su lado.

—No tengo ánimos... tampoco creo que debería —replicó abriendo sus ojos y ladeando su cabeza para mirar a Jungkook a los ojos, quien le sonrió sin mostrar sus dientes.

—¿Por qué no deberías?

—No debería permitirme hacer muchas cosas —susurró levantando su vista al techo.

Jungkook le acarició suavemente el brazo, tratando de transmitirle un poco de consuelo.

—Mielcito, no puedes detener tu vida. Piensa en lo que a tu abuela le gustaría que hicieras en su ausencia —señaló con ternura, buscando llegar a él de alguna manera—. Podemos ir a un lugar que a ella le gustaba mucho visitar, si esto te hará sentir menos... ¿culpable?

Taehyung volvió a mirarlo sonriéndole de la misma manera.

—El teatro —murmuró con una pequeña chispa de emoción en su voz.

—Podemos ir al teatro —dijo Jungkook ampliando su sonrisa—. Buscaré las funciones que hay. ¿Cómo se llama?

Taehyung, aunque aún con tristeza en sus ojos, asintió lentamente, considerando la idea de honrar a su abuela de una manera que ella habría disfrutado.

—El Apollo Theatre, nos gustaba ir a ver musicales —informó.

—¡No se diga mas! —vociferó Jungkook levantándose de la cama y palmando las piernas estiradas de Taehyung—. Nos conseguiré un buen lugar. Arriba a ponerse más hermoso.

Taehyung sonrió al verlo sentarse en el sillón negro frente a la cama con la luz del móvil iluminando su rostro mientras deslizaba sus dedos por pantalla y se mordía el arete en su labio inferior.

—Hay una función de Wicked, ¿quieres esa? —preguntó aún concentrado en su teléfono.

—Si, me encanta —admitió Taehyung.

—Entonces, parece que tú y yo tenemos una cita en el teatro —indicó tomando las manos de Taehyung y acercándolo más a él hasta que éste terminó sentándose a horcajadas sobre él.

—Si, es una cita —declaró dejando un beso fugaz sobre sus labios antes de ponerse de pie.

No pudo evitar sonreír al ver la emoción de Jungkook mientras lo ayudaba a elegir un atuendo para esa noche. Él no tenía mucho que elegir cuando tenía planeado usar colores oscuros, pero su novio le hizo cambiar de parecer.

—Nada de ropa oscura —señaló—. A la señora Kenneth le gustaba mucho el color verde y el amarillo. Deberías usar esos colores.

Jungkook se dio la vuelta para mirar al hombre detrás suyo que no dijo nada al respecto.

—¿Qué? —cuestionó.

—Me tratas como si fuera un bebé —admitió Taehyung.

—Pero... —masculló dando dos pasos adelante hasta quedar muy cerca de él, lo tomó de la cintura y terminó de cortar la distancia entre ellos—. Eres mi bebé.

—Oh, no acabas de decir eso —se quejó Taehyung tratando de escapar de los brazos de su novio.

—¿Qué?, ¿qué tiene de malo que seas mi bebé? —preguntó con los brazos abiertos mientras veía a Taehyung llevarse la ropa al baño, donde se encerró.

—¡Que soy mayor que tú, aquí el bebé de la relación eres tú!

—¡Qué importa! —gritó Jungkook desde la puerta—. ¡Eres mi bebé y punto!

—¡Ya cállate!

Jungkook sonrió al escuchar una pequeña risa del otro lado de la puerta. Desde días en que el apartamento era puro silencio y sus visitas a la casa de su madre y de su abuelo se sentían tan tristes, que volverlo a escuchar así de energético le hacía sentir mejor.

Escuchar aunque sea una mínima risa de su parte, era mucho considerando el duelo que estaba atravesando.

Fueron al teatro y vieron Wicked el musical. Apreció a Taehyung disfrutando de cada segundo que pasaba allí. Se notaba mucho mejor y él estaba feliz con eso, con ver como su novio volvía a tener ese brillo.

Aquella noche, las calles de Londres estaban algo concurridas precisamente por la gran cantidad de personas que fueron a esa misma función. Vio a algunas personas, jóvenes en su mayoría, poner su atención en ellos, pero eso no hizo que él dejara ir la mano de Taehyung cuando salieron del teatro, tampoco cuando caminaron juntos cerca del río.

Aprovechó que ya estaban afuera y lo llevó a cenar a un lugar que no estaba muy lejos del teatro, tampoco es como si él pudiera ubicarse a la perfección, pero se ayudó con una búsqueda rápida en internet antes de que la función terminara. Él lo único que quería era que Taehyung saliera poco a poco de la profundidad de su tristeza y siguiera adelante.

Durante la cena, comieron en la terraza, Jungkook prefirió arriesgarse a ser conocido o no cumplir con el deseo de Taehyung.

Jungkook era más que consciente que desde el lanzamiento de su última canción con Blue Notes, se internacionalizaron un poco más, aunque la atención no era para nada como en su país, llegó a notar varias miradas curiosas mientras salían del teatro y cuando llegaron al restaurante también.

—Ya he solicitado la visa familiar, hay algunos documentos que debo entregar y para ello necesito tu ayuda, miel —anunció Jungkook mientras cortaba un pedazo de carne.

—Si, hay muchos requisitos con los que debes cumplir, primero te darán una visa que tendrás que renovar cada dos años y luego podrás optar por la residencia completa, pero ya veremos eso con el tiempo —consideró Taehyung—. Te ayudaré con todo lo que necesites, honey, no te preocupes.

—Solo hay una cosa que debo atender, aun no he hablado con la empresa de esto, pero se lo comenté a Namjoon.

—¿Estás seguro que quieres mudarte y no lo haces porque te sientes presionado?

—Ya te lo había dicho miel, esto es algo de los dos y nuestro plan implica que vivamos aquí, ¿no?

—Si, pero...

—Entonces, no hay más nada que pensar —señaló—. De lo demás me encargaré yo. No te preocupes mucho. No quiero que te preocupes por nada, mielcito. Quiero que te concentres en ti y en lo que te haga sentir mejor. Yo haré lo mismo. Este es un nuevo comienzo para nosotros y quiero que lo enfrentemos juntos, con calma ¿si?

Taehyung asintió, sintiendo que un peso se levantaba de sus hombros. Aún había dolor en su corazón por la pérdida de su abuela, pero tener a Jungkook a su lado hacía todo más soportable.

—Vi nuestras fotos en el aeropuerto —susurró Taehyung bajando su mirada—. Se hizo todo un escándalo, pero muy pocas personas dicen cosas negativas, creo que tus fans están de nuestro lado.

—Claro que lo están —masculló Jungkook buscando entre sus bolsillos—. Dejaste esta nota en casa y se que significó mucho para ti, consérvala.

Taehyung tomó la nota que seguía envuelta en forma de avión y sonrió al recordarlo. "Para el amor de mi amor platónico", fueron palabras reconfortantes para él después de todo el lío que se armó en las redes sociales desde que confirmaron su relación y él necesitaba escucharlas de alguien.

—Muchas personas, por no decir todos... saben que estamos aquí —susurró guardando la nota en su bolsillo.

—No le prestes atención en eso, siempre y cuando no invadan nuestra privacidad, pueden saberlo, yo voy a protegerte de todo, pero tienes que decirme si pasa algo inusual, ¿si? —señaló Jungkook—. Concéntrate en mí, en nosotros.

—Lo haré, honey, lo haré —replicó mientras recibían el postre—. Solo quiero que estemos bien y que nos tomemos el tiempo necesario para organizarnos.

—¿Con tiempo te refieres a separarnos hasta que podamos vivir juntos de nuevo? —preguntó alarmado—. Se que dijiste que no sabías si ibas a volver, pero, ¿realmente te quedarás aquí?

—No.

—Se un poco más específico ¿a que me dices que no, mielcito? —le pidió sin poder comer ni un poco del postre que ya su novio disfrutaba con una sonrisa ladina en el rostro.

—Con tiempo, me refiero a que me iré contigo a casa —señaló—. Aquella vez hablé desde la desesperación, pero tuve tiempo de pensarlo mejor y no puedo solo dejar Tazzys a su suerte, también tengo que organizarme antes de dar este gran paso y quiero que lo hagamos juntos.

La sonrisa de satisfacción de Jungkook fue excepcional. El brillo de sus ojos aumentó y este se levantó de su lugar para ir hasta él y abrazarlo por la espalda, besando una y otra vez su rostro.

—Si, así lo haremos. Saltaremos a esta nueva etapa de nuestras vidas, juntos y de la mano —masculló Jungkook aún abrazándolo—. Sé que va a ser difícil volver a tener toda esa atención, pero voy a protegerte de ellos, debí hacerlo mejor.

—Confío en ti —susurró Taehyung besando el brazo de Jungkook alrededor de su pecho—. Confío en nosotros.

—Yo también confío en nosotros —declaró Jungkook dejando un último beso en la mejilla de Taehyung antes de volver a sentarse frente a él.

Taehyung se sintió aliviado al escuchar esas palabras, sabiendo que tenían un plan y que lo enfrentarían juntos, con calma y a pasos decisivos. Jungkook estaba allí con él en el momento más difícil, y eso le daba la fuerza que necesitaba para seguir adelante.

Mientras disfrutaban del postre, se permitió relajarse un poco más, sabiendo que lo estaban haciendo por ellos, por su futuro juntos, por su amor.

¡Bienvenidos al maratón de Show Me!

Espero que hayan disfrutado este capítulo a pesar de lo triste que fue. Admito que fue difícil de escribirlo y por eso nos tardamos más, pero se logró.

Taehyung pensó mejor las cosas, Jungkook ya tomó una decisión y entre ambos llegaron a un acuerdo para iniciar el proceso de mudanza juntos, como todo lo que han hecho.

Cuéntenme que les pareció, ¿creen que Jungkook tendrá dificultades para poder mudarse a Londres?, ¿la banda tendrá que separarse?, ¿el no podrá incumplir con el contrato y hacer lo que quiere con Tae?, ¿que tanto podrá esperar Tae?

Dejemos un corazón blanco para la abuelita ———>

Adelanto del próximo capítulo de hoy: regreso, Londres.

No seguimos leyendo en dos horas❤️

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