XIII. Noches Cambiantes

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Canción del capítulo:
Changes de Hayd
For Us de V

Amor significa abrazar y, al mismo tiempo, resistir muchos finales y muchísimos comienzos... todos en la misma relación —Clarissa Pinkola Estés

El sol de la mañana brillaba con una calidez inusual para la época del año, pero el ambiente estaba cargado de muchas emociones donde predominaba la nostalgia, pero también el orgullo.

Estaban todos reunidos despidiendo a Hyun-jin y Jimin, quienes estaban a punto de entrar al servicio militar. Taehyung se encontraba junto a Jungkook mientras esperaban que sus familiares tuvieran un último momento con ellos. Jungkook apreció desde su lugar como el padre de Jimin se mantuvo serio en todo momento, era una etapa importante para su hijo y sin embargo seguía algo distante con él. 

Namjoon estuvo relativamente cerca de él en todo momento y se sintió feliz de que su mejor amigo tuviera a alguien que lo amaba dispuesto a mantenerse a su lado y brindarle toda la tranquilidad que necesitaba en ese momento.

Cyrus, quien estaba de pie junto a Taehyung abrazaba a Hyun-jin de los hombros cuando este se acercó a ellos para también despedirse. Siempre de pocas palabras, Hyun-jin sonrió con timidez mientras abrazaba a sus amigos uno por uno.

—Nos veremos pronto, hyung—masculló, su voz temblando ligeramente con la emoción contenida.

—Lo harás muy bien, esto es algo para que te veas cool entre tus nuevos compañeros —masculló Jungkook extendiendo una pequeña caja que el menor no tardó en abrir dejando a la vista un reloj negro.

—Gracias, hyung —masculló con la mirada en el accesorio—. Lo usaré muy bien y presumiré que me lo diste tú.

Jungkook solo sonrió con ternura pasando su mano por su cabeza que le causaba cosquillas en la palma de sus manos.

Por otro lado, Jimin no pudo evitar las lágrimas que se deslizaron por sus mejillas en cuanto terminó de abrazar a todos. Acabó casi en llanto cuando llegó a los brazos de su mejor amigo. Jungkook retuvo sus lágrimas mientras abrazaba a Jimin y le entrega la cajita con un reloj que compró a la par con el de Hyun-jin.

—Estás haciendo un escándalo con esas lágrimas —declaró Jungkook medio sonriendo—. Se supone que el llorón sensible soy yo, no me hagas hacer tu papel en público, que fastidio —bromeó intentando mantenerse serio.

—Idiota —masculló Jimin empujándolo de los hombros.

Su mirada se encontró con la de Namjoon, y en ese instante, Namjoon lo abrazó fuerte, como si quisiera transmitirle toda la fuerza y apoyo del mundo. Él siempre limitaba su contacto físico cuando estaban en público y aunque tuvieron toda la noche para despedirse, no fue suficiente para ninguno de los dos.

Si ese día iba a ser la última vez que podría abrazarlo de esa manera, lo haría sin importar cuántos ojos estuvieran sobre ellos porque estaba despidiendo a su amor, a quien no vería por un año y medio.

Namjoon se mantuvo firme y no dejó salir una sola lágrima a pesar de que Jimin tenía el rostro enrojecido por tantas lágrimas derramadas.

—Te voy a extrañar, cariño mío —le masculló Namjoon al oído.

Jimin solo asintió incapaz de decir mucho más que un "yo también".

Jungkook observó la escena con el corazón apretado, sintiendo el peso de la ausencia que vendría. Miró a Taehyung a su lado, quien le dio un apretón de manos reconfortante. Cyrus intentó mantener el ánimo en alto con una broma ligera, pero incluso él, no pudo esconder la tristeza en sus ojos.

Al día siguiente después de haber visto a dos de sus amigos irse al servicio militar, Jungkook se encontraba solo en su habitación. Sus pensamientos se desviaron hacia el fan concert que tuvieron recientemente, donde los fans lanzaron aviones de papel al final del show.

Se levantó y caminó hacia la mesita de noche del lado de la cama de Taehyung, donde uno de esos aviones de papel aún descansaba cuidadosamente doblado.

Recordó cómo al finalizar la última canción, miles de aviones de papel comenzaron a volar desde el público, cada uno conteniendo mensajes de amor y apoyo. La vista fue abrumadora, un mar de colores y palabras que reflejaban el cariño incondicional de sus fans.

Fue realmente conmovedor para él presenciar algo así.

Desplegó el avión de papel que como ese día recuerda haber tomado directamente de la mano de una fanática que se encontraba en primera fila.

Él era el último en salir del escenario y estaba a punto de bajarse de la tarima cuando la escuchó gritar su nombre con euforia y mover su mano casi con desesperación. Fue entonces cuando se acercó a la orilla y le hizo ademanes para que le lanzara el avión rojo que sostenía en su mano.

Sonrió al ver que ella dudó de que él le estuviera hablando a ella, hasta que finalmente se acercó al escenario y le entregó el papel en sus propias manos.

Se sorprendió al ver el destinatario y en cuanto alzó su mirada se encontró con el dueño real de aquel avión papel, por lo que no dudó en dárselo.

Volvió a leer la nota que fue escrita especialmente para Taehyung, misma que fue escrita con una caligrafía apresurada pero claramente legible.

"Para el amor de mi amor platónico:

Aunque posiblemente no lo leas, quiero decirte que eres valiente y fuerte por permanecer junto a Jungkook a pesar de la avalancha de odio y comentarios fuertes. Somos más los que apoyamos su relación, que quienes no. Gracias por hacer feliz a nuestro guitarrista."

Jungkook sintió un nudo en la garganta al leer esas palabras y sonrió sintiendo una vez más alivio. Sabía que Taehyung lo conservaba precisamente por eso, era como quitarse un peso más de los hombros.

Aunque Taehyung no lo decía en voz alta, sabía perfectamente que ver esos comentarios en redes sociales, a pesar de que ambos han reducido sus publicaciones, de hecho, no ha subido nada desde que confirmaron su relación, podían hacerlo libremente, pero preferían mantener un perfil bajo por el momento.

Después de desayunar juntos, Jungkook y Taehyung sacaron algunas cosas que aún tenían empacadas desde que se mudaron. Entre las cosas de Taehyung, Jungkook encontró un viejo álbum de fotos y con una sonrisa nostálgica, empezó a pasar las páginas, encontrando adorables fotos de su novio de bebé.

—¿Quién no querría tener un hijo contigo? Sería hermoso —susurró sin pensar en sus palabras antes de decirlas.

Taehyung levantó la mirada, aún ocupado sacando algunas cosas, pero sorprendido por él comentario de Jungkook.

—¿Realmente estás queriendo decir eso o yo lo estoy interpretando mal? —No puedo evitar preguntar.

—No lo sé. Depende de lo que estés interpretando —masculló Jungkook apenas dándose cuenta de lo que había dicho hace pocos segundos.

Taehyung dejó lo que estaba haciendo y levantó su mirada. Jungkook se quedó expectante a su respuesta, igualmente mirándolo a los ojos. No tocó ese tema con intención de que hablaran de ello, pero no podía negar que era el mejor momento para hacerlo. 

Desde que se mudaron en aquel apartamento ha pensado en todas las maneras en las que debería iniciar aquella conversación, pero nunca encontraba las palabras o el momento adecuado.

—Bueno, es un tema que nunca hemos tocado por muchas razones, pero ya que estás mencionando algo, ¿puedo preguntarte? —susurró Taehyung, ahora evitando su mirada—. ¿Tú realmente has considerado tener hijos en el futuro?

Jungkook se tomó un momento para pensar antes de responder. Debía ser claro con sus palabras.

—Nunca ha estado en mis planes, pero admito que la idea no me parece mala —dijo con sinceridad—. Aunque siento que muchas veces no puedo protegerte lo suficiente, puedo luchar para ser alguien que pueda proteger a su familia.

Hizo una pausa antes de continuar con la mirada fija en el álbum.

—A pesar de siempre estar en el mundo de la actuación, mis padres de alguna manera lo hicieron conmigo y bueno, lo siguen haciendo —señaló, jugando con las esquinas del álbum—. Ya no es... algo imposible para mí. Además, verte con Minha me hizo pensar que también empezaba a ser un sueño para mí antes de que siquiera pudiera darme cuenta.

Taehyung asintió lentamente, absorbiendo las palabras de Jungkook.

—Creo que de alguna manera siempre tuve el pensamiento en el fondo de mi cabeza desde ese día que Juwon te atacó con ese tema en el centro comercial —continuó Jungkook—. Desde ese día me dije a mí mismo que es algo que yo sí puedo darte. Nuestra cercanía con Minha solo trajo devuelta esos pensamientos y los intensificó, ¿sabes?

Taehyung suspiró, comprendiendo plenamente lo que Jungkook decía. Él también tenía aquellos pensamientos cuando pasaban tiempo con Minha, verlo a él en ese ambiente era de sus cosas favoritas, nunca lo decía en voz alta, pero su novio era la persona más dulce, cariñosa y atenta con su sobrina.

«Si es así con ella, ¿cómo sería con un hijo nuestro?» es lo que siempre rondaba por su cabeza cuando veía a Jungkook jugar con Minha o peinar su cabello de la manera más linda.

—Entiendo. Pero no quiero que lo hagas solo para darme algo a mí. Si algo aprendí cuando me negaron la adopción es que no quiero que sea algo que alguien haga por mí, sino que sea una decisión y un deseo de dos.

Jungkook asintió, recogiendo su cabello con una diadema para mantenerlo hacia atrás. 

—Te entiendo y también lo creo así —respondió acomodando mejor el cabello—. No lo digo simplemente para complacerte, sino porque tú me transmitiste esa ilusión de algún día formar una familia. Cada vez que te veo con Minha y la manera en la que la miras a ella y a cualquier niño a tu alrededor, no sé cómo explicarlo.

Hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas. Taehyung dejó de sacar cosas de la caja y le prestó atención, esperando pacientemente.

—Es como si te visualizara conmigo con un niño o niña que sea nuestro, no importa si por adopción o lo que sea, pero que sea de ambos —expresó Jungkook—. Nos veo teniendo una familia, a eso me refiero.

Taehyung sonrió, sintiendo una calidez en su corazón. La alegría y el alivio de saber que Jungkook compartía su sueño de formar una familia lo invadieron. Significaba mucho para él.

—Gracias por decírmelo, Honey. He estado esperando que iniciaras esta conversación porque tenía miedo de que te sintieras presionado si lo hacía yo —admitió Taehyung bajando la mirada a la caja que ya estaba vacía.

Jungkook le sonrió en cuanto levantó su mirada y se acercó más a él hasta alcanzar su mano y acariciarla con cariño.

De esa manera continuaron desempacando en silencio, un silencio para nada incómodo, más bien que dejaba en el aire el entendimiento y la esperanza deslizándose entre ellos mientras acomodaban las cosas en nuevos lugares.

Sus codos rozaban de vez en cuando caminaban por la sala de estar y las manos de Taehyung encontraban la cintura de Jungkook cuando este taladraba las paredes para enganchar algunos cuadros y fotografías suyas.

Un rato después, mientras terminaban de sacar las cosas de la última caja, Jungkook miró a Taehyung con curiosidad.

—Miel, hay algo que siempre he querido saber. ¿Qué fue lo que realmente pasó con la adopción? Con el bebé que intentaste adoptar cuando estuviste casado. ¿Por qué tenías un cuarto de bebé preparado? —se atrevió a preguntar.

Desde ese día en el centro comercial en el que Juwon le gritó todas esas cosas acerca de un bebé que nunca llegó, de esa habitación en la que Taehyung aseguró haber llorado muchas veces, no dejó de preguntarse qué pudo haber sucedido para que llegara a ese punto de ser tan doloroso para su novio como no querer tocar el tema de los hijos.

Por la mirada de Taehyung en los objetos de decoración que sacaba de las cajas, supo que seguía siendo un tema sensible para él.

—¿Sabes qué? No tienes que contármelo —señaló Jungkook ante el prolongado silencio de su novio—. Perdón, no quise traerte ese recuerdo, sólo... tuve curiosidad —masculló con su tono de voz bajando gradualmente.

—No, sólo estoy reuniendo el valor para contártelo —susurró sin levantar su mirada—. Mereces saberlo, de todas las cosas es lo único que no te he contado porque no estaba listo para hablar de eso, ya que como ves, me pone muy sensible.

Taehyung suspiró, sabiendo que eventualmente tendría que contar esa parte de su vida. Jungkook dejó la caja a un lado y gateó hasta quedar junto a él, ambos con la mirada en el balcón que tenían enfrente. La sonrisa cálida que le dedicó Jungkook mientras sujetaba su mano, fue toda la valentía que necesitó en ese momento para hablar del tema que le seguía formando un nudo en la garganta.

—Bueno, intenté adoptar con Juwon, lo intentamos muchas veces y nada parecía funcionar. Hasta que un día se pudo, pero al final nos negaron la adopción —explicó—. Era una adopción internacional y aunque la agencia en Inglaterra nos dijo que calificábamos para tener el bebé, en Corea no reconocieron la adopción y nos la negaron por ser una pareja del mismo sexo. Le dieron la adopción a una pareja heterosexual.

Tras escuchar la explicación de Taehyung no pudo evitar sentir rabia e impotencia de tan solo imaginarlo.

—Llegamos a conocer al niño como otras parejas, pasamos tiempo con él y tuvimos una conexión casi inmediata, por lo que en cuanto nos dieron el primer sí, preparé la habitación para recibirlo, estaba realmente muy emocionado —susurró recordando la felicidad efímera que sintió en ese momento—. Cumplíamos con todos los requisitos para adoptarlo, pero luego nos cortaron las alas a medio viaje y fue muy doloroso para mí.

—Pero... ¿Por qué no adoptaron directamente en Inglaterra? —cuestionó acariciando el dorso de la mano de Jungkook.

—Él estaba establecido aquí en su empresa, era el que mejor ganaba de los dos, así que lo intentamos desde aquí —replicó Taehyung—. Una cosa sí tengo clara y es que aquí no se puede adoptar.

—Eso ya es una conversación para otro momento, mielcito —masculló—. Gracias por contármelo.

Jungkook lo abrazó fuerte, transmitiéndole todo el apoyo que podía ofrecerle, lo besó suavemente en la frente, luego su nariz y sigue repartiendo pequeños besos por todo su rostro, hasta llegar a sus labios y besarlos con suavidad.

—Te amo, Jungkook. Realmente lo hago.

—Y yo a ti mi precioso mielcito —masculló acariciado su cabeza mientras lo miraba a los ojos y juntaban sus frentes.

Tras semanas desde que sus amigos se fueron al servicio militar, siguió trabajando en los últimos detalles del álbum con Cyrus y los productores. Se aseguraron de ver que todo quedara como tenían planeado que sería su tercer álbum.

Abrir los ojos y ver las pequeñas rayas de luz solar reflejadas en la pared de la habitación que compartía con la persona que amaba, era de las mejores cosas de las mañanas. Despertar y tenerlo justo a su lado, abrazado a su cuerpo mientras dormía plácidamente, era reconfortante y cálido.

En el exterior se escuchaba el cantar de algunos pájaros, la primera música agradable que ahora podía escuchar cada día, agregando a ello los ronquidos de Taehyung.

Jungkook se sentía agradecido mientras tiraba de la cuerda de la cortina que amortiguaba la entrada de luz y luego los cristales de las amplias ventanas, una brisa fresca chocaba con su cara, día tras día, como purificándolo.

Aquella era su nueva rutina y pensaba que, a pesar de todo, él y Taehyung no podían estar más tranquilos. Aquel lugar era el perfecto equilibrio entre la modernidad que no dejaba fuera la naturaleza, por ello podía salir cada mañana y, sin necesidad de salir del condominio, recorrer trotando los diferentes bloques del lugar que contaba con diversas especies de árboles frondosos, un entorno amigable que cada día que pasaba curaba poco a poco las ansiedades que antes los atormentaba.

A diferencia de él, su novio era un poco más reservado y prefería estirarse en casa con una manta de yoga y hacer ejercicios para mejorar su núcleo. Taehyung era ese tipo de persona.

Desayunaban juntos y salían juntos de casa. Taehyung se reintegró físicamente en su tan anhelada oficina que no había podido usar tanto como le hubiera gustado desde el principio y Jungkook por su parte empezó a estudiar inglés, meta que se propuso hacía algún tiempo después del viaje a Londres, viendo que, aunque tenía nociones muy buenas del idioma, le faltaba esa fluidez a la hora de expresarse al hablar contrario a la agilidad que tenía para la lectura y la escritura.

Después de haber pasado la mayoría de sus días compartiendo y trabajando con sus compañeros de banda, no se había planteado hasta ese momento realizar actividades solo, aparte de componer y escribir.

En ocasiones había pensado erróneamente que su edad no le permitiría aprender cosas nuevas o que en realidad no necesitaba aprenderlas, pero, al integrarse a la academia, sin muchas expectativas encontró cierta satisfacción, primero porque era un entorno seguro y con una cantidad de estudiantes reducida, en su mayoría aspirantes o debutantes de grupos idols; y segundo recordó esos días donde había disfrutado estudiar y descubrir que no era tan malo como él pensaba.

Una de esas tardes, Taehyung se encontraba en casa mientras Jungkook seguía en su clase de inglés. Ya que estaba solo en casa puso uno de sus vinilos en el tocadiscos y escuchó algo de música mientras regaba sus plantas con cuidado, disfrutando de la tranquila tarde.

Mientras las gotas de agua caían sobre las hojas verdes, notó un auto elegante que se estacionaba en el espacio de Jungkook, junto a su Cadillac y frente a la moto que su novio adoraba. El vehículo, un Hyundai Santa Fe negro y brillante, llamó inmediatamente su atención.

Frunció el ceño, preguntándose quién podría ser ya que ninguno de los dos estaba esperando una visita, fue entonces que vio a Jungkook bajarse del lado conductor del coche, con una sonrisa extremadamente adorable para el castaño que lo observaba desde el balcón quien abrió los ojos de par en par, apenas creyendo lo que veía.

—¡Honey! —chilló emocionado sin poder contener su sorpresa.

Jungkook alzó la vista hacia él, ligeramente sorprendido de verlo en casa. Su plan consistía en darle la sorpresa en cuanto llegara del trabajo, así que una vez terminó su clase de inglés, fue a terminar el proceso para la compra del auto que ha estado planeando desde hace semanas.

—Oh, ya estás en casa —dijo Jungkook aun sosteniendo las llaves en la mano. Su expresión se suavizó al ver a Taehyung en el balcón.

Taehyung se inclinó sobre la barandilla, todavía con los guantes puestos y sus ojos brillando con curiosidad y emoción. Jungkook lo podía notar a pesar de que se encontraba en el cuarto piso del edificio.

—¡¿Y ese auto?! —gritó casi sin poder contener la emoción mientras lo señalaba desde el balcón.

Jungkook soltó una carcajada, encantado por la reacción de Taehyung.

—Sorpresa, baja a verlo y deja de gritar, miel —declaró entre risas, haciendo un gesto para que Taehyung se apresurara a bajar.

Taehyung no necesitó que se lo dijeran dos veces. Dejó la regadera a un lado y se quitó los guantes apresuradamente mientras corría hacia la puerta, con el corazón latiendo rápido por la sorpresa. Cuando llegó al estacionamiento, se lanzó sobre Jungkook, abrazándolo con fuerza antes de dirigir su atención al brillante coche. 

—¡Es increíble! —exclamó, caminando alrededor del auto, admirando cada detalle de este—. No me puedo creer que hayas comprado un coche nuevo. ¿Cuándo planeabas decírmelo?

Jungkook sonrió de oreja a oreja, disfrutando del entusiasmo de Taehyung.

—Quería sorprenderte. Lo recogí después de mi clase de inglés. ¿Te gusta? —preguntó igual de emocionado.

—¿Que si me gusta? —repitió Taehyung, aún incrédulo—. ¡Me encanta! No puedo esperar para dar una vuelta en el contigo.

Jungkook abrió la puerta de la parte trasera y le mostró todas las comodidades del interior, entusiasmado mientras le mostraba su primer auto y le contaba las razones de su elección.

—Es elegante y espacioso, perfecto para llevar a toda una familia —comentó Jungkook de pie junto a la puerta abierta del asiento copiloto, donde Taehyung se encontraba sentado pasando sus manos por todo el asiento color beige que combinaban perfectamente con el negro.

—Eres una celebridad deberías estar comprando coches lujosos —masculló Taehyung sin evitar poder sonreír ante el comentario de su novio.

—No soy una persona presumida —indicó—. Ahora mira lo que más me gusta del auto.

Taehyung se sintió algo atacado. Jungkook entró la cabeza y prácticamente lo acorraló entre sus brazos mientras tocaba algunos botones a los lados de la parte superior del asiento. Contuvo la respiración al tener su rostro tan cerca.

—Puedes poner el asiento extra-confort —informó echando el asiento hacia atrás lentamente, para luego llevar su mano a los botones de la parte inferior—. Y también levantar más los pies o inflar más la parte baja del espaldar.

Jungkook mantuvo sus manos en el compartimento de mandos que dividía los asientos de enfrente, aun acorralándolo entre sus brazos. Su mirada viajó a sus labios dibujados en una sonrisa coqueta mientras que Taehyung sentía que se le iba el aire al tenerlo así de cerca y en aquella comodidad. Solo quería besarlo.

—Se podría tener buen sexo aquí —masculló Taehyung levantado sus brazos para dejarlos caer sobre los hombros de Jungkook, quien apartó su mirada de sus ojos y mostró una sonrisa más tímida.

—Cuando quieras lo intentamos —señaló Jungkook volviendo a mirarlo a los ojos, pero con las mejillas teñidas de un rojo intenso que le causó ternura—. Entonces, ¿damos un paseo ahora mismo? —propuso sacudiendo las llaves frente a él.

—Claro que sí. Invítame un helado.

No perdieron un segundo y salieron del residencial disfrutando de la espontaneidad del momento y de la alegría de compartirlo el uno con el otro. Taehyung no quiso bajarse del coche por la ropa que llevaba, así que terminaron en una colina comiendo helado de chocolate y caramelo, con la capota del auto abierta dejando entrar la brisa de la noche que empezaba a llegar.

—Quiero besarte, joder, quiero besarte ahora —declaró Taehyung al ver cómo Jungkook saboreaba el helado y dejaba una parte en la comisura de sus labios.

Sin darle tiempo a una reacción, Taehyung dejó el helado en el posavasos y tomó el mentón de Jungkook hasta juntar sus labios en un beso sonoro y desesperado. Pasó su lengua por la comisura de sus labios, sintiendo el sabor a caramelo en estos. Sus labios finos eran una combinación entre el frío del helado y el caliente natural de su boca, sin dejar de lado su fragancia floral que estaba por todo el coche.

Estaba completamente enamorado de ese hombre y cada mínima cosa le hacía caer más profundamente en su amor por él.

Y no quería salir de allí, no quería salir de sus mil millones de infinitos de amor por él.

Cada día que pasaba era un nuevo día lleno de emociones despertadas por la incesante cosa llamada amor que le hacía tan feliz, aún más ahora que tenían tiempo para pasar juntos. 

En la hora del almuerzo Jungkook sin duda compartía siempre una deliciosa comida con su novio, cuyo semblante había mejorado igual que él suyo. Verlo sonreír, saborear y hacer sonidos tiernos degustando cada bocado era como sumarle años de vida y sobre todo de felicidad.

—Miel —balbuceó Jungkook aun con una porción generosa de comida en la boca, mientras Taehyung elegantemente hacía ademanes de que comiera despacio.

—Tus manos son hermosas, amor —le halagó cuando ya había terminado bien de masticar. Incluso aquellos gestos, cualquier movimiento le hacía pensar en lo maravilloso que era cada milímetro de su cuerpo.

—Las tuyas también, ahora dime lo que realmente ibas a decir —expresó Taehyung con cierta ternura,  raras veces se ponía nervioso por un cumplido, pero aquello lo había tomado desprevenido, tal y como lo hizo cuando le mostró la comodidad del asiento de su nuevo auto.

—Quiero mostrarte algo, primero me enjuagaré la boca —anunció despreocupado, palabras que ciertamente Taehyung mal interpretó.

—Honey, no tienes porque, comimos lo mismo... espera, ¿enserio irás a lavarte porque vamos a besarnos?

Una carcajada bastante enérgica salió del guitarrista, dejando totalmente descolocado a Taehyung. Jungkook llegó hasta donde estaba y dejó un casto beso sobre sus labios aun oleosos por el almuerzo.

Jungkook levantó del mueble aquel estuche del cual el propietario del bar no se había percatado antes. Sacó del mismo un saxofón que dejó en manos de su novio antes de irse al baño tal y como lo anunció antes.

Fue en ese momento que Taehyung cayó que Jungkook solo no quería ensuciar su instrumento, mismo que ahora sostenía sobre sus piernas. Algo incrédulo, pero al mismo tiempo avergonzado por haber malinterpretado todo.

—Bien miel —expresó al volver a su lado—. Quería darte la sorpresa, los días que no voy a natación en la tarde voy a clases particulares de saxofón en la empresa. He estado practicando mucho —dijo con la emoción de un niño que disfruta de un juguete nuevo.

Tocó algunas melodías que llenaron por completo la instancia y Taehyung con una sonrisa visiblemente orgullosa no podía dejar de observarlo con admiración. Cuando terminó aquella pequeña presentación, se levantó de su lugar y lo besó con pasión.

Jungkook dejó escapar un sonido de sorpresa que fue ahogado por la boca de Taehyung que buscaba tener más contacto con la suya. Ambos sonrieron en medio del beso y el castaño sintió un ligero mordisco en su labio inferior.

—¿Cómo puedes ser tan perfecto en todo? Me impresionas tanto que quiero comerte a besos, honey —declaró sentándose sobre su regazo mientras Jungkook dejaba descansar cuidadosamente el instrumento sobre la mesa.

—No es para tanto miel, pero no te miento, amo que me mires así —admitió abrazándolo por la cintura, mientras Taehyung jugaba con el flequillo que llegaba hasta su mandíbula.

—¿Ahora tocarás Jazz para mí?

—Me aprenderé todas tus canciones favoritas —susurró acercando más su rostro—. Si obtendré esa mirada de mielcito, me convertiré en el mejor de mi clase y te dedicaré cada pieza.

Taehyung solo sonrió orgulloso de su respuesta, lo único que dijo fue un te amo susurrado mientras acercaba su rostro hasta volver a unir sus labios en un beso.

Así fue como Jungkook comenzó a invertir su tiempo, notando que no simplemente lo mantenía distraído, sino que se hacía más saludable física y mentalmente, volvía a experimentar los retos de aprender algo nuevo y ver cómo su mente y su corazón se renovaban.

Cada momento que pasaba ambos podían mirarse y recibir una clase de fuerza intangible que los hacía mirar hacia adelante con esperanza.

Entre tanto tiempo libre, una noche Taehyung le avisó que estaría llegando un poco tarde para la cena. Jungkook decidió hacer algo que estuvo rondando por su cabeza desde año nuevo pero que nunca tuvo tiempo de hacer hasta ese día que estacionó su coche frente a la tienda de tatuajes del mejor amigo de su novio.

La tienda estaba iluminada suavemente, y aunque ya era de noche, varias personas esperaban en la recepción. En cuanto entró, notó cómo las miradas de sorpresa se posaban sobre él, y aunque estaba acostumbrado a ese tipo de atención, siempre le hacía gracia.

Le tomó por sorpresa que la recepcionista, una joven cabello corto y teñido de azul, le dijo que si quería un dibujo y tatuaje del dueño de la tienda debía agendar, pero luego Yoongi apareció en la recepción.

—Puedes pasar a mi estudio, belleza —declaró llevándolo consigo al pequeño estudio detrás de la puerta doble que dividía los demás pequeños estudios de la parte principal.

Allí Jungkook tomó asiento en la camilla frente a Yoongi mientras este se colocaba los guantes negros.

—Taehyung me habló del girasol falso como una flor que representa humildad por lo sencilla que es, la positividad y la alegría por su color. Quiero llevar ese significado conmigo, algo que me recuerde lo que compartimos.

—Entonces vamos a dibujar —señaló Yoongi antes de ponerse en acción.

En medio del proceso del tatuaje en su piel blanca. Ambos hablaron de su relación con Taehyung y de lo felices que estaban ahora que vivían en un buen lugar y tenían mucho tiempo para pasar juntos.

—Te daré un consejo que no me pediste y que sé que te servirá en el futuro, conozco a mi mejor amigo más que a mí mismo —declaró Yoongi tras terminar de tatuar la flor—. Que él te haya dicho que estaba en un nueve de diez de soportarlo aquella vez por lo que pasó con la acosadora, quiere decir que, cualquier mínima cosa, lo hará explotar hasta no soportarlo y él tiende a huir de lo que no puede soportar.

Aquello dejó a Jungkook pensando y algo asustado de que toda la paz que tenían hasta el momento se vería interrumpida por cualquier cosa. Pero no le dio cabida a muchos pensamientos, sólo era un consejo y no debía tomárselo como algo que iba a suceder. El y Taehyung estaban bien así.

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Seis meses.

Ya habían pasado seis meses desde que se hizo un nuevo tatuaje, desde que se fueron sus amigos al servicio militar.

Su vida tomó un ritmo sereno y apacible, lleno de pequeñas alegrías cotidianas que ambos valoraban profundamente. Estaban lejos de los días turbulentos que alguna vez los atormentaron, y ahora, la paz que sentían en su hogar y en su relación les parecía un bálsamo necesario.

Cyrus los visitaba con frecuencia, trayendo consigo una energía vibrante que siempre iluminaba su hogar. Cuando Hoseok y Yoongi se unían a las visitas, el ambiente se transformaba en un caos encantador. Juntos creaban un torbellino de risas, bromas y recuerdos compartidos que llenaban la casa de una calidez inigualable.

A pesar del desorden temporal, tanto Jungkook como Taehyung disfrutaban de esas visitas como si fueran un recordatorio de lo importante que era tener cerca a las personas que amaban.

En medio de esas visitas, hubo momentos que brillaban de la misma manera, como las tardes en las que tenían que cuidar de Minha.

El parque del condominio, con su tranquilo verdor y el sonido de las risas infantiles, se convirtió en su lugar favorito para llevar a su sobrina a jugar. Allí, bajo la luz del sol, se unían a la niña en sus juegos, corriendo por el césped, empujando columpios, y ayudándola a construir castillos de arena en la pequeña zona de juegos. Ver la sonrisa de Minha y escuchar sus risas llenaba sus corazones de un amor que, con el tiempo, había comenzado a transformar sus propios deseos sobre el futuro.

Una noche de lunes, mientras Taehyung terminaba de revisar algunos correos sentado en el comedor, Jungkook recibió un mensaje inesperado en su teléfono. Se encontraba relajado en el sofá de la sala, con la televisión encendida en un canal de música que apenas y le prestaba atención, cuando vio la notificación en la pantalla.

Al abrir el mensaje, reconoció el nombre del remitente de inmediato, Ricky. Era el líder de una banda mundialmente conocida, alguien a quien Jungkook tuvo el placer de conocer durante los premios en los que Blue Notes ganó por primera vez.

Ricky ZB1

Hey Jungkook

Te escribo para invitarte a ti y a Cyrus al listening party de nuestro nuevo álbum que saldrá pronto. Será una noche especial, llena de buena música y amigos. Nos encantaría que pudieran unirse.

Avísame si pueden ;)

Jungkook sintió una oleada de emoción recorrer su cuerpo al leer la invitación. Era una oportunidad increíble, no solo para escuchar el nuevo álbum antes de su lanzamiento, sino también para conocer a más gente de la industria y disfrutar de una noche única.

Sin pensarlo mucho, guardó su teléfono y caminó hasta el comedor en el que se encontraba Taehyung para compartir la noticia con él. Aunque sabía que su novio siempre apoyaba sus decisiones profesionales, algo en esta invitación le hizo desear que Taehyung también pudiera estar a su lado esa noche, aunque la invitación era sólo para él y Cyrus,  y fue exactamente lo que su novio le recalcó.

—Yo estaré en el bar esa noche, hace mucho que no estoy y escucho a los músicos en vivo —consideró—. Así que estaré en lo mío mientras tú estarás en lo tuyo. Puedo llevarte y recogerte para que puedas disfrutar mejor.

Era su primera fiesta con otros artistas, así que estaba más que sólo nervioso, a diferencia de Cyrus que estaba totalmente emocionado y feliz de poder conocer a nuevas personas que estaban dentro del mismo círculo.

Jungkook recibió ayuda de Taehyung en cuanto a la vestimenta, lo que hizo que tuvieran algunas diferencias ya que su novio quería que fuera mucho más formal y él tuvo que recordarle que era una fiesta y se supone que debía ir relajado. Por lo que terminó con los pantalones negros que recomendó su novio y una camiseta del mismo color de mangas cortas. Trató de peinar su cabello largo para que se mantuviera toda la noche, así que algunas ondas fueron la mejor opción.

Taehyung estacionó su auto frente al elegante edificio donde se llevaría a cabo la listening party. Jungkook estaba sentado en el asiento del copiloto, revisando su teléfono una última vez antes de salir. Cuando alzó la vista, encontró los ojos de Taehyung observándolo con cariño.

—Pásala bien, honey —le dijo con una sonrisa, pero también con un matiz serio en su voz—. Disfruta, pero con prudencia. Llámame para venir por ti.

Jungkook sonrió, asintiendo mientras se inclinaba para darle un beso suave en los labios.

—Gracias, miel. Te avisaré cuando esté listo para que pases por mí —masculló sobre sus labios.

Al entrar al edificio, un asistente lo guió hacia un salón privado donde ya se oía la música y el murmullo de las conversaciones.

El ambiente era elegante y sofisticado, con luces tenues que resaltaban la decoración moderna del lugar. Encontró con su mirada la cabellera rubia de Cyrus, quien ya estaba conversando animadamente con un grupo de personas que conoció en los premios. Tras saludarlos brevemente, Jungkook les dejó saber que prefería quedarse en la barra.

—Vamos a tomarnos algunas fotos —le pidió Cyrus al ver que él grupo se marchaba juntos para tomarse fotografías en el lugar que estaba decorado para ello—. Nos tomamos las fotografías y vuelves aquí.

Y así lo hicieron, se tomaron algunas tomaron algunas fotografías para guardar el recuerdo de aquella noche junto a personas que ahora serían parte de su círculo social. Sentía que estaba en medio de personas mucho más jóvenes que él, así que prefirió darle su espacio a Cyrus y se quedó disfrutando del ambiente a su ritmo cerca del bar, con una copa de champaña en la mano.

Cuando llegó el momento de la presentación del nuevo álbum, el salón entero se llenó de una energía renovada. La música era poderosa, con ritmos y melodías que resonaban fuerte en todo el lugar. Se dejó llevar, impresionado por la creatividad y el talento que se desplegaba ante él.

Después de que habían terminado de escuchar todo el álbum, Ricky, el líder de la banda que los había invitado, se acercó a Jungkook con una sonrisa amistosa.

—¿Cómo la estás pasando? —preguntó, inclinándose ligeramente para ser escuchado sobre la música.

—Muy bien —respondió Jungkook igual de sonriente—. El álbum es increíble. Felicidades.

—Gracias, me alegra que te guste. —Ricky le dio un vistazo rápido—. ¿Y tu novio, cómo está?

—Está trabajando ahora mismo —explicó Jungkook con naturalidad.

Era la primera vez que le preguntaban directamente por Taehyung en un contexto fuera de entrevistas. Él era consciente de que todos en esa fiesta sabían de su sexualidad y en qué trabajaba su pareja, pues fue expuesto en las redes sociales y cuando se confirmó su relación fue una información que la prensa amarillista publicó.

—Oh, entiendo. Me alegra que hayas podido venir. —Ricky lo miró de arriba abajo antes de añadir—: Te ves bien, me gusta tu ropa. Te hace lucir sexy.

Ricky era un hombre alto y delgado con una apariencia bastante llamativa y atractiva para cualquiera, su belleza no podía sólo ser ignorada. Tenía su cabello teñido de un rojo intenso que destacaba su mirada felina y sus cejas ligeramente tupidas y largas, sin dejar de lado sus labios en forma de corazón.

Jungkook rió un poco tímido ante el cumplido, y le agradeció mientras dejaba la copa sobre una mesa cercana. Justo en ese momento, Ricky tomó su brazo, sorprendido al notar la cantidad de tatuajes que decoraban su piel.

—Vaya, tienes muchos más tatuajes de los que recordaba —consideró pasando sus dedos por el brazo de Jungkook, acariciando suavemente los diseños entintados—. ¿Cuántos son?

Jungkook apartó el brazo con suavidad, intentando no parecer grosero. Ricky sonrió de manera coqueta, mirándolo a los ojos. El guitarrista se percató del lunar debajo de su ojo derecho y que estaban bastante cerca, es por ello que se alejó un poco mientras fingía acomodar su cabello.

Poner distancia, es todo lo que debía hacer para evitar malentendidos futuros.

—¿Alguno de tu novio? —preguntó con interés.

Ya era la segunda vez que mencionaba a Taehyung y Jungkook no era tonto, sabía que Ricky era abiertamente bisexual, es de los pocos artistas que lo es tan libremente. Y ese contacto, cercanía que antes le pareció amigable, ahora le hacía dudar un poco de sus intenciones.

—No, aún no —respondió Jungkook diciendo una ligera mentira porque su más reciente tatuaje se lo hizo pensando en Taehyung, pero no quería compartir esos detalles con otras personas que no fueran cercanas a él.

—Eso es bueno —comentó Ricky con su mirada fija en la de Jungkook—. Me gustan, se te ven bien.

Después de ese breve intercambio, Ricky le presentó a algunas otras personas. Por suerte, Jungkook se integró al grupo con facilidad, participando en conversaciones y bailando con ellos al ritmo de la música. Se tomaron varias fotos juntos, capturando la noche como un recuerdo que perduraría, no solo como una noche de fiesta, sino como un momento de conexión en su carrera y en su vida personal.

Su anfitrión le pidió una fotografía juntos cuando ya iba por la cuarta copa. Se sentía algo ebrio, pero plenamente consciente de lo que hacía. Agradeció al alcohol por darle la valentía de responder preguntas que estando sobrio no podría responder con facilidad.

Vio como Ricky publicó la fotografía de ambos a las redes sociales y no supo mucho luego. Solo disfruto del buen ambiente y siguió tomando hasta que empezó a reírse muy fuerte y a bailar con algo aturdido, pero Cyrus estaba a su lado para avisarle Taehyung que pasara por él.

Al final de la noche terminó sentándose con torpeza en el asiento copiloto, aunque cerró sus ojos apenas balbuceando una despedida a su anfitrión, este tuvo el atrevimiento de acercarse al auto y saludar a Taehyung al volante.

No le dio mucha importancia, estaba muy borracho como para pensar en la pequeña conversación que tuvieron antes de que Taehyung pusiera en marcha el auto.

Un fuerte dolor de cabeza le atacó mientras se despertaba. Agradeció que su novio dejó las cortinas y ventanas cerradas porque no iba a soportar un rayo de luz. Se lavó y cambió, para cuando salió a la sala de estar se encontró con Taehyung con una de sus camisetas y su cabello sostenido hacía atrás por una diadema de tela blanca.

La resaca que martillaba su cabeza no le permitió apreciar los pantalones cortos de su novio que desparecían debajo de la camiseta holgada. Los abrazó por la espalda cuando este dejó una pastilla y un vaso de agua sobre la encimera.

—Buen día, miel —masculló apoyando su barbilla de los hombros, cerrando sus ojos y disfrutando el aroma a causa del desayuno que ya estaba listo.

—Te divertiste mucho anoche —declaró sonriente dándose la vuelta para notar el enorme puchero de Jungkook que aún mantenía sus ojos cerrados—. Desayuna y sigue descansando. Hoy no tenemos que salir a ningún lado.

Jungkook se tomó la pastilla antes de sentarse en la mesa; mientras comían, Taehyung tenía su móvil en la mano, viendo videos cortos sobre plantas, música y jazz, haciendo cometarios aleatorios de cada cosa que veía. Jungkook estaba a punto de preguntarle algo cuando su teléfono comenzó a sonar. Al ver que era Cyrus, contestó la llamada.

—Amigo, la pasaste de maravilla en la fiesta —anunció Cyrus con voz ronca, claramente también lidiando con los efectos de la fiesta.

—No más que tú —respondió Jungkook riéndose.

—Oh, creo que más que yo. Tanto que te metiste en un nuevo lío.

—¿De qué hablas? —preguntó Jungkook, confundido.

Justo en ese momento notó cómo el rostro de Taehyung cambiaba, su expresión despreocupada se tensaba al revisar algo en su móvil. Jungkook sintió un nudo en el estómago cuando escuchó a Cyrus continuar.

—Entra a Twitter y verás todo el escándalo que hay —expresó su compañero con un tono más serio.

Jungkook rápidamente abrió la aplicación y lo primero que vio fueron varias fotos de él con Ricky de la fiesta, incluyendo una que el mismo pelirrojo subió a su perfil.

En las imágenes, se les veía riendo, bailando y hablando cercanamente. Las redes estaban llenas de especulaciones, y pronto vio un hilo de Twitter titulado: "El Rikook es más real que mi existencia, y el listening party lo prueba." El hilo estaba repleto de fotos y videos de ellos interactuando, no solo en la fiesta, sino también en el evento de la premiación donde se conocieron, todo sacado de contexto.

—Miel —masculló Jungkook algo preocupado, pero solo escuchó como Taehyung suspiró y dejó el móvil en la mesa antes de levantarse y llevarse los platos sucios consigo— No es nada de lo que piensas. No pasó nada con Ricky —dijo rápidamente, tratando de sacar rápidamente de su cabeza cualquier idea errónea que estuviera pensando.

La desesperación lo invadió, y se llevó las manos al cabello, tirando de él mientras intentaba pensar en cómo explicar la situación que no lo dejaba en una buena posición con su novio.

Taehyung se detuvo y lo miró con una mezcla de emociones en sus ojos.

—Está bien, Honey. No tienes que darme explicaciones. —Aunque sus palabras eran tranquilas, había un tono de incomodidad en su voz que no podía ignorar—. Estoy un poco celoso, sí, pero confío en ti. Sé que es solo algo que los fans están inventando.

De repente, con una fuerza inesperada, arrojó los platos que estaba limpiando al fregadero, haciéndolos chocar con un fuerte estruendo. Taehyung se giró hacia Jungkook con el ceño fruncido, dejando en evidencia su indignación.

—Lo que me molesta es lo rápido que la gente saca conclusiones solo por un par de fotos —declaró con la voz tensa—. No me gusta lo fácil que es para ellos juzgar a través de una pantalla, sin saber nada de la realidad.

Jungkook se acercó queriendo calmarlo, pero Taehyung continuó, su voz ahora cargaba un tono de frustración evidente.

—Sabes qué... no me importa, no me interesa. Estoy seguro de que él te coqueteó, ¿cierto? —preguntó alzando sus cejas mientras se secaba las manos con fuerza.

—Bueno, creo que sí, más o menos —admitió Jungkook con cautela—. Pero no hice nada, él sabe que estoy contigo, incluso preguntó por ti.

Ante su confesión, Taehyung entrecerró los ojos con escepticismo.

—Ah, ¿preguntó por mí? —replicó con una mueca y un tono de voz ligeramente irónico—. Eso es solo para saber cómo estamos tú y yo, conozco muy bien a los de su tipo. Una mujer puede quitarme un hombre, ¿pero otro hombre? Oh eso sí que no va a suceder.

Jungkook se asuntó antes las declaraciones de su novio, quien le cruzó por el lado y tomó su móvil frunciendo aún más sus cejas.

—Pero tranquilo, se los haré saber —anunció deslizando rápidamente su dedo por la pantalla de su teléfono.

Tae, no hagas nada de lo que puedas arrepentirte luego —le advirtió Jungkook, preocupado por las posibles repercusiones de lo que sea que estuviera a punto de hacer.

—Sé lo que hago, honey —respondió con seguridad.

Jungkook lo observó con el corazón en la garganta mientras este subía una foto a su cuenta de ambos, abrazados y sonrientes. Junto a la imagen, escribió: "Estamos más que bien😏."

Jungkook observó cómo su móvil vibraba con las notificaciones que comenzaban a llegar. Sabía que las reacciones no tardarían en aparecer y así se quedaron por semanas.

Cuando Jungkook pensaba que ya no hablarían de ello, ahí es cuando le probaban que no estaba en lo correcto. Él no dijo nada, tampoco subió una foto como lo hizo Taehyung en su perfil, la empresa tampoco mencionó algo respecto, quizás por eso seguían alimentado ese rumor en todos lados. Era un completo desastre.

Ricky le envió un mensaje de disculpa por todo lo que estaba pasando, y aunque en su momento Jungkook percibió que sus intenciones era más que amistosas, aceptó sus disculpas.

Decidió hacer algo cuando descubrió a Taehyung leyendo comentarios respecto a su publicación de ellos juntos, era la primera vez que alguno de ellos subía algo desde que se confirmó su relación.

Esa noche en la que se supone que deberían estar descansando antes de volver a su día a día. Jungkook se dio cuenta de que los ojos de su novio estaban brillando, y no por la luz del móvil, sino por las lágrimas que amenazaban con caer. Preocupado, tomó el teléfono de las manos de Taehyung y leyó la fila de comentarios en la que estaba metido.

"Este chico solo busca que hablen de él. Si Jungkook realmente lo amara, ya habría desmentido esos rumores"

"¿De verdad creen que Jungkook se tomaría en serio a alguien tan necesitado de atención como él? En cambio, Ricky está a su mismo nivel".

"Que patético se ve subiendo esto y que sea el único haciéndolo deja las cosas muy claras, se nota que están más que bien rey, pero solo en tu mente".

—¿Por qué los lees? —cuestionó tratando de entender el motivo por el cual Taehyung se estaba castigando al leer ese tipo de cosas.

Taehyung bajó la mirada, incapaz de responder. Jungkook suspiró y, con determinación, tomó su propio móvil de la mesita de noche. Sabía que tenía que hacer algo.

Buscó una de sus fotografías favoritas, una imagen de ambos tomada en un momento feliz y privado. Taehyung lo abrazaba por los hombros y ambos miraba a la cámara, sus cuerpos estaban bastante cerca, hasta el punto que sus cabellos se tocaban.

"No tengo que darle explicaciones a nadie sobre mi vida privada. Sin embargo, no puedo permanecer en silencio mientras atacan a la persona que amo. No hay nadie más que Taehyung que tenga ese lugar en mi vida. Es lamentable ver cómo algunos prefieren difundir odio en lugar de respetar la felicidad de otros. Si necesitan atacar a alguien, háganlo conmigo, pero déjenlo a él fuera de esto. Él no busca atención y no está inventando nada. Nuestra relación no es pública, aunque hayamos confirmado que estamos juntos, pero solo por las dudas, lo amo y sigue siendo la mayor inspiración de mi música. 

@Taehyung22 ILY1KM♾️"

—No tenías que hacer eso —masculló Taehyung buscando el calor de su novio.

—Claro que si —susurró Jungkook envolviéndolo en sus brazos.

Desde ese día, Taehyung no volvió a entrar a las redes sociales, por más curiosidad que tuvo, por más que se vio tentado por las notificaciones en las que se le mencionaba.

Se limitó a seguir el curso de sus días en el bar, donde había empezado a trabajar desde la barra, porque realmente extrañaba hacerlo. Se concentró en seguir vendiendo su bebida y hacer feliz a la gente que visitará a su bar, ya sea por la música en vivo, los buenos cócteles o porque fuera el novio de Jungkook.

Empezaba a resignarse a esas personas que llegaban a Tazzys y le preguntaban descaradamente por Jungkook como si el realmente fuera a hablar de ello. Ya debía estar acostumbrado, pero la verdad es no.

Estaba cómodo con Jungkook llegando a casa contándole las nuevas palabras que aprendió en inglés, las nuevas técnicas de natación y a cómo usar el diafragma para tocar el saxofón, momentos dulces que compartían, y que ayudaban a Taehyung a sobrellevar el peso que sentía por la atención constante que recibían. Pero sentía que jamás se iba a acostumbrar a encontrarse con personas yendo al edifico administrativo de Tazzys pidiendo entrevistas que siempre terminaba rechazando.

Cada día que pasaba se le hacía más y más difícil y ese porcentaje de 9 a 10 solo iba en aumento.

No le contaba a Jungkook de esas pequeñas visitas porque no quería preocuparlo como lo hizo esa noche que tuvo que salir a defenderlo en redes sociales, pero entonces una noche el bar estaba lleno de reporteros que obstruían la entrada, haciendo imposible la entrada de los clientes. Las cámaras parpadeaban continuamente, apuntando hacia Taehyung como si él fuera una celebridad.

Sus nervios estaban ya al límite y eso fue lo que lo llevó a hacer lo que nunca había querido: llamar a la policía. Sentía que su espacio estaba siendo invadido de una manera agresiva e irrespetuosa. No podía soportarlo más.

Al día siguiente, decidió no abrir el bar y en lugar de eso, hablar con Jungkook sobre la situación que lo estaba superando. Esa mañana, mientras desayunaban, buscaba todas las maneras posibles de iniciar la conversación, pero nada parecía ser correcto.

—Honey, estoy en un diez, no... —empezó a decir dejando sus palillos sobre la mesa, recibiendo de Jungkook una mirada confundida con sus ojos muy abiertos.

—¿Qué?, ¿diez? —cuestionó temeroso de que se refiriera a lo que estaba pensando.

Desde que salió el rumor de él y Ricky, ha estado expectante a que Taehyung le dijera que ya no lo soportaba más y por su expresión, advirtió que es justamente lo que estaba pasando.

—No estoy soportando todo esto, quiero irme a Londres. Me siento abrumado con tanta atención, y no creo que esto vaya a mejorar pronto. Necesito tranquilidad, volver a tener paz en mi vida. No puedo seguir así.

Jungkook lo miró con sorpresa y preocupación. Podía ver el dolor en los ojos de Taehyung, pero también sentía un peso en su propio pecho. Después de todo, su vida, su carrera, todo estaba en Corea en ese momento y eso solo le recordó lo que vivió su novio con su exesposo.

—Yo... —Jungkook no encontró las palabras correctas—. No estoy listo para dejar a mi familia aquí. No podemos simplemente irnos y fingir que la empresa para la que trabajo no está aquí. Aunque Jimin y Hyun-jin estén en el servicio militar, Cyrus y yo necesitamos estar disponibles para cualquier cosa que surja. No puedo tomar una decisión tan precipitada.

Taehyung dejó salir un suspiro que le asustó. La manera en la que se acomodó el cabello repetidas veces, desesperado, ansioso. Quizás él también estaba teniendo aquellos recuerdos y fue entonces cuando la advertencia de Yoongi llegó a su mente.

"El tiende a huir de lo que no puede soportar"

—Yo realmente estoy al límite —declaró con su mirada fija en Jungkook, quien estaba paralizado en su lugar—. Nunca he querido ser famoso, y ahora toda esta atención es insoportable. Ya he decidido que lo mejor para mí es irme a Londres. Sé que es difícil para ti, pero quiero que lo pienses. Yo ya he tomado una decisión, honey.

Las palabras de Taehyung resonaban en su mente, haciéndole sentir que estaba a punto de perderlo. Él ya tenía una decisión tomada.

—Entonces no es tan importante lo que yo decida, si de todos modos te irás a Londres —declaró Jungkook con dolor en sus palabras.

—No es lo que quiero decir, te prometí que te diría cuando ya no pudiera más, es lo que hago —expresó acercando su silla a la de Jungkook—. Solo quiero que lo pienses, honey. No estoy pidiendo que renuncies a todo por mí, pero necesito saber que estás dispuesto a considerar lo que necesito, lo que es mejor para nosotros si realmente queremos... ese futuro juntos.

—¿Te refieres a una familia? —cuestionó Jungkook apenas en un susurro.

Taehyung solo asintió mientras se mordía el labio.

—Entiendo que esto es difícil para ti, y no quiero que sufras. Pero irnos a Londres... Es una decisión tan grande, y hay tantas cosas que tenemos que considerar.

—Lo sé, honey, créeme que lo sé —susurró bajando su mirada a sus manos que estaban a punto a tocarse, pero sin llegar a hacerlo realmente.

Entendía perfectamente los sentimientos de Taehyung, desde que todo lo de ellos se supo ha sido mucho más difícil para él sobrellevarlo y le consta.

Finalmente, Jungkook, tomó sus manos y besó sus palmas para luego llevarlas hasta su rostro de manera que su novio ahora la arropaba, pero aún sin mirarlo a los ojos. Notó su labio inferior temblar ligeramente, como odiaba verlo llorar, verlo estar al borde del colapso.

—Mírame —le pidió Jungkook y sintió un nudo formarse en su garganta al ver los ojos llorosos de Taehyung que no apartó sus manos del rostro de su novio—. No sé cómo, pero encontraremos una manera. Si Londres es lo que necesitas, lo consideraré y veré que hago con todo lo demás. Solo prométeme que no tomarás ninguna decisión apresurada.

Taehyung lo observó por un largo momento antes de asentir lentamente.

—Bien, ¿puedes contarme que te llevó al límite?

Esa mañana Taehyung le conto todas las cosas que se estuvo guardado y lo que realmente lo empujó hacia él precipicio de su límite. Jungkook solo pidió disculpas por no darse cuenta y lo abrazó fuerte, lo besó y le recordó cuento lo amaba.

El silencio que siguió durante todo día fue denso, cargado de emociones no dichas y decisiones que amenazaban con cambiar el curso de sus vidas.

Jungkook suavizó el ambiente entre ellos cuando decidió llevarlo al supermercado a comprar ingredientes para hacer galletas de jengibre. Algo de la música favorita de Taehyung llenó la sala mientras ellos se divertían haciendo galletas y ensuciándose las manos de harina.

—Así me gusta verte, miel —masculló mientras amasaba la mezcla sobre la encimera—. Tu sonrisa es demasiado hermosa para ser sustituida por lágrimas.

—¿Esta sonrisa? —cuestionó al mostrar todos sus dientes, alzando sus cejas en el proceso.

Jungkook asintió igual de sonriente, pero en ese momento que ambos empezaron a reír, el teléfono de su novio empezó a sonar de manera insistente.

Taehyung descolgó la llamada despreocupada y aún entre risas, pero su semblante cambió totalmente al escuchar la voz preocupada de su madre del otro lado de la línea. Jungkook lo observó en silencio, su sonrisa también de desvaneció al ver cómo la preocupación se apoderaba de su novio.

—¿Que sucede? —cuestionó Jungkook cuando este colgó la llamada con su madre.

Taehyung tomó un momento para responder, tratando de encontrar las palabras adecuadas después de la noticia recibida.

—Es mi abuela —dijo finalmente con su voz algo temblorosa—. Está muy enferma... Mamá dice que tiene un problema renal y que está muy grave. Quiere despedirse de mí... Necesito irme a Inglaterra hoy mismo.

Jungkook asintió, entendiendo la gravedad de la situación.

—Claro, ve, tienes que estar con ella —declaró Jungkook limpiándose las manos de manera apresurada—. Yo... yo no podré ir contigo porque tengo algunas cosas que atender en la empresa.

Taehyung asintió mientras caminaba hacia la habitación y empezaba a hacer sus maletas de manera apresurada. Jungkook lo observó en silencio, notando que Taehyung estaba empacando muchas cosas, más de lo que cree que necesitaría para un viaje de emergencia.

—¿Cuánto tiempo te quedarás? —preguntó, sintiendo una ligera ansiedad al ver la cantidad de ropa que Taehyung estaba metiendo en dos maletas.

Taehyung se detuvo con sus manos temblorosas mientras doblaba una camiseta.

—El tiempo que sea necesario, honey —respondió en un susurro.

El azabache sintió un nudo en el estómago, pero trató de mantener la calma. Tenía que hacerle saber a Taehyung cuales eran sus verdaderos deseos. Aunque no fuera el mejor de los momentos para hacerlo, era el único tiempo que tenia antes de que se fuera.

—Yo quiero vivir allá contigo, realmente amaría hacerlo —masculló en un tono de voz apenas audible—. Pero tengo mucho aquí que no puedo dejar de la noche a la mañana, por eso solo te pido algo de tiempo para poder despedirme y dejar en orden algunos asuntos, ¿sí?

Taehyung asintió, sin poder mirarlo a los ojos, su cabeza estaba hecha un lío y solo podía pensar en lo mal que podría estar su abuela como para querer despedirse de él. ¿Estaba realmente muriendo?, ¿o solo era otro susto?

Jungkook le ayudó a terminar las maletas al ver que este estaba muy nerviosos y apresurado como para hacerlo. En cuanto tuvieron todo listo, Taehyung llamó a su madre para decirle que ya tenía todo listo y que había conseguido un boleto para esa misma madrugada.

Cuando llegó el momento de despedirse, Jungkook detuvo el auto frente al aeropuerto, pero no salió para evitar que algunas personas los reconocieran. Charlotte decidió esperar en la entrada mientras ellos se despedían.

—Escríbeme en cuanto llegues —le pidió Jungkook, con los ojos brillando por las lágrimas contenidas—. Y si necesitas cualquier cosa, cualquier cosa, solo házmelo saber.

El castaño asintió con expresión melancólica mientras acariciaba la mejilla del hombre frente a él que parecía que iba a llorar en cualquier instante.

—No llores, honey —susurró Taehyung, tratando de mantener su propia voz firme.

—Esto no es una despedida para siempre, ¿cierto? —cuestionó Jungkook con un hilo de esperanza en su voz—. No te estás yendo para siempre.

—Quisiera decirte que no, pero la verdad es que no lo sé —susurró.

Jungkook asintió y finalmente las lágrimas que estuvo reteniendo comenzaron a rodar por sus mejillas. Sin poder contenerse más, lo abrazó fuerte, repitiéndole una y otra vez cuánto lo amaba. Taehyung respondió el abrazo, aferrándose a él como si fuera la última vez que iba a sentir sus brazos alrededor de su cuerpo de esa manera.

—Tengo que irme ahora —informó con su voz casi quebrandose.

El guitarrista asintió y aunque le costaba dejarlo ir, lo hizo. Vio cómo Taehyung bajó del auto y caminó hacia la entrada del aeropuerto. Él se quedó un momento más en el auto, con la frente apoyada en el volante y maldiciendo en voz baja.

Pero algo dentro de él no podía dejarlo ir así. De repente, sin pensarlo dos veces, salió corriendo hacia la entrada del aeropuerto. Buscó desesperadamente la cabellera de Taehyung con la mirada y lo encontró caminando apresurado junto a su madre. Algunas personas empezaron a reconocerlo, pero no le importó.

—¡Taehyung! —gritó Jungkook, corriendo hacia él.

Taehyung se dio la vuelta, confundido al escuchar su nombre, y entonces vio a Jungkook acercándose rápidamente. Antes de que pudiera reaccionar, él tomó su rostro entre sus manos y lo besó en medio del aeropuerto, a la vista de todos.

Sabía que viniendo de Jungkook era sumamente importante y valiente que tomara ese tipo de iniciativas de besarlo en público.

Los flashes de las cámaras eran evidentes, y ya podía leer las noticias y los títulos de dichas fotografías: "Guitarrista y líder de Blue Notes besa a su pareja en medio del aeropuerto, ¿es esto una despedida?" Aun así, ninguno de los dos se detuvo a darle mucha importancia.

Todo lo que importaba en ese momento era Taehyung y el amor que sentía por él.

—Te amo, mielcito. Mil millones de infinitos, no lo olvides —expresó mirándolo a los ojos al mismo tiempo que acariciaba su rostro—. Te veré en Londres. Te alcanzaré en nuestro futuro, ¿siguen en marcha nuestro plan?

—Yo te amo mil millones más, honey —declaró dedicándole una sonrisa—. Y claro que sigue en marcha nuestro plan, hice una promesa en la boda de tu hermana.

Jungkook sonrió recordando el momento en el que terminó con el ramo en manos y entendió perfectamente a que se refería con aquello.

Con los ojos brillando de emoción Taehyung lo miró y no dijo nada más, pero el beso que le dio en respuesta lo dijo todo. Era una promesa, una esperanza de que ese no era su final.

Las turbulencias que enfrentaban en ese momento eran solo nubes pasajeras en un cielo que seguía siendo azul, lleno de promesas y sueños compartidos. Por mucho que la distancia pudiera interponerse entre ellos, su amor era más fuerte, y al final, ese amor los guiaría de regreso el uno al otro, sin importar cuán lejos estuvieran.

Porque en su amor, no existen despedidas definitivas, solo promesas de nuevos comienzos, y Jungkook estaba decidido a hacer que ese nuevo comienzo fuera tan hermoso como el amor que compartían.

Hasta aquí el capítulo de hoy solecitos. Espero que les haya gustado mucho este capítulo tan extenso😬

Estamos cada vez más cerca del final y este despedida temporal en el aeropuerto deja claro el final de todo drama.

Pasaron muchas cosas. Finalmente nuestro JK tiene coche nuevo, tatuaje nuevo, y amigos nuevos de la industria, ¿romanos en cuenta a Ricky o no?😅, es su naturaleza ser coqueto, pero ustedes den su opinión más sincera.

Tae y Jk ya tienen decidido que tendrán hijos en un futuro, pero ahora que Tae tuvo que irse a Londres y Jk le dijo que no por primera vez, ¿creen que ellos podrán tener hijos en un futuro cercano o Jk se tardará en ir con el? Los leo

Adelanto del próximo capítulo: muerte, despedida.

Nos seguimos leyendo pronto.

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