XX. La verdad

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Valiente es el que se atreve a conocer el corazón a pesar de los carteles de peligro que los demás pusieron a la redonda —Gilraen Earfalas.

El ambiente de camino de vuelta a Seúl fue bastante silencioso y tranquilo, tal parece que ninguno quería volver, aunque no fueron exactamente vacaciones, se sintieron como una. Al final solo fue un fin de semana que se sintió mucho más corto, pero al mismo tiempo satisfactorio, fue espontáneo y mucho más agradable de lo que imaginaron que sería.

Jungkook y Taehyung no se separaron desde que volvieron a casa, se sentaron juntos en el avión y se fueron juntos en el mismo taxi tras despedirse del resto en la salida del aeropuerto. Su llegada a Gangnam fue notable cuando tuvieron a la vista los grandes y altos edificios lujosos, la cantidad de autos caros, los restaurantes sofisticados y los ostentosos bares, había un cambio evidente de atmosfera que exudaba riqueza, todo se veía caro.

La música de fondo del taxi era de algún grupo de chicas, Jungkook no estaba muy seguro de cual era, pero la música era ligeramente movida, un pop suave. Ni él, ni Taehyung volvieron a hablar desde que se bajaron del avión, la distancia entre ellos no era mucha, incluso sus hombros llegaban a tocarse en cada giro que daba el conductor.

Jungkook le había dado al taxista la dirección de su apartamento porque quedaba antes que el edificio en el que vivía Taehyung, luego de que llegaran allí supuso que se despedirían, pero se rehusaba a decirle adiós, aunque estaba cansado por el viaje, pero aun así quería prolongar su momento con el castaño a su lado, tanto como este se lo permitiera.

No quería decirle adiós cuando apenas eran las siete de la noche y sabía que al volver a casa todo lo que haría sería ducharse y tumbarse en el sillón hasta que tuviera el sueño suficiente para dormir.

—¿No tienes hambre? —preguntó Jungkook cuando estaban a punto de llegar a su apartamento, girando por la calle donde todo empezaba a ser más estrecho en comparación a las calles principales por las que transitaban.

—Sí, bastante —admitió Taehyung dedicándole una sonrisa.

Él ya sabía la propuesta que se aproximaba tras aquella respuesta, así que no pudo ocultar su sonrisa cuando Jungkook actuó con cierto nerviosismo y duda. No hacía falta que dijera directamente que también quería pasar más tiempo con él, alargar su momento juntos.

Era cierto que tenía hambre, desde que salieron del aeropuerto su estómago empezó a gruñir y no rechazaría una oferta de cenar con él. Estaba seguro de que seguirían viéndose bastante seguido, fuera o dentro del bar, también sabía que Jungkook tenía dudas de lo que pudiera pasar ahora que ya no estaban de viaje y que cada uno estaría metido en su día a día de adultos.

—Podemos quedarnos en mi apartamento y vamos juntos a un lugar que conozco y cenar, ¿te parece? —cuestionó mirándolo con sus ojos brillantes.

Le causaba ternura siempre que le dedicaba esa mirada llena de inocencia, con sus ojos agrandados y sus cejas levantadas, lo que solo causaba en él un gran deseo de tomarle el rostro entre sus manos, apretar sus mejillas y besar sus labios con besitos, como si de un niño se tratara.

—Me parece perfecto —expresó Taehyung al notar que ya habían llegado.

Era su tercera vez dentro del apartamento de Jungkook y nada había cambiado desde la última vez que estuvo allí. Era mucho más pequeño que el suyo y más minimalista en cuanto a decoración, pero no dejaba de sentirse mucho más acogedor y hogareño. El aroma a Jungkook seguía esparcido por todo el lugar, a rosas y lirios del valle combinado con jabón de pepino y vainilla; si cerraba sus ojos y alguno de esos olores llegaba a sus fosas nasales recordaría al guitarrista de inmediato.

—¿Necesitas algo antes de salir? —cuestionó Jungkook tomando la llave que reposaba en un llavero sobre la encimera.

—Ir al baño.

—Sabes dónde está.

Mientras esperaba pacientemente, Jungkook respondió todos los mensajes que tenía sin ver desde el sábado, incluyendo uno de su madre diciéndole que había estado en su apartamento pero que no lo encontró allí, por otro lado, su hermana regañándolo porque no fue ese domingo a verla y luego estaba el grupo de la banda en el que todos habían dejado un "llegué bien a casa", ahora incluyendo el suyo propio.

—Listo.

Levantó su mirada al notar la presencia de Taehyung frente a él, su cabello estaba mejor acomodado a los lados, y cuando estuvo frente a él notó sus labios más brillantes y rojos por lo que dedujo que tenía bálsamo.

—Perfecto —susurró guiando el camino hacia la puerta—. ¿Te maquillaste? —preguntó a pesar de que ya sabía la respuesta, no quería hacerse la idea errónea de que lo hizo para él, pero de todos modos lo pensó.

—Solo un poco —susurró en repuesta mientras bajaban las escaleras—. Aunque, este labial no durará mucho en mis labios mientras este contigo —admitió con una sonrisita que fue captada por la mirada tímida de Jungkook, quien se sonrojó mientras encendía la moto estacionada frente al edificio.

—¿A dónde iremos? —preguntó de pie junto a Jungkook, quien le extendía el casco que ya había usado antes.

—A Itaewon —dijo al acomodarse en la moto—. Vamos, sube.

—Me sigue dando miedo tu moto —confesó Taehyung.

—Yo te cuidaré, descuida.

Inmediatamente se subió detrás de él, Jungkook siente los brazos de Taehyung abrazar su espalda con fuerza. No podía dejar de sonreír de solo pensar como posiblemente apretaba sus ojos. Sus pies estaban casi en el aire, cuando Jungkook se dio cuenta, las acomodó tal y como lo hizo la primera vez.

—Iré despacio —anunció antes de ponerse en marcha, solo obtuvo como respuesta un asentimiento por parte de Taehyung.

Itaewon en cierta forma era muy distinto a Gangnam, las calles eran más pequeñas y había mucha más gente que venía de todos lados, sobre todo extranjeros. Pero Jungkook conocía el lugar perfecto para comer carne asada y buenos fideos callejeros, no podía decir que no era concurrido, pero si había mucho menos gente y por supuesto que el ambiente era bastante urbano.

Le gustaba salir de los lujos de vez en cuando, no estaba seguro del todo de que tipo de vida llevaba Taehyung, pero teniendo en cuenta su forma de vestir, el auto que conduce y el edificio en el que vive, estaba casi seguro de que era un hombre de restaurantes caros. No es que no pudiera pagar una cita en un salón privado de alguno de esos elegantes restaurantes en el centro de Gangnam, pero prefería mostrarle al chico que le gusta como es él en verdad, que tipo de lugares frecuenta.

Llegaron al lugar cuando más lleno estaba, era una hora notablemente concurrida, pero Jungkook se aseguró de encontrar un espacio en el interior. En la entrada tenía un gran cartel con el menú de los platos que allí eran servidos. Se sentaron al final en una de las esquinas, cerca de las plantas; la mesa redonda era de metal y las sillas de plástico.

—Me hubieses dicho que me cambiara de ropa, honey —susurró Taehyung dejando su móvil sobre la mesa, notando como todo el que pasaba por su lado o el que estaba a su alrededor se quedaba mirándolo, especialmente sus zapatos.

—Estas perfecto así, lindo —comentó Jungkook—. No te preocupes por los demás, de todos modos, es casi imposible no mirarte si tienes ese rostro.

—Me sorprende que hagas este tipo de comentarios sin sonrojarte —expresó, pero tuvo que reírse al ver que las mejillas de Jungkook si estaban bañadas en un color carmesí suave que casi no se distinguía, pero allí estaba.

La conversación no se detuvo ni siquiera cuando comían, ambos estuvieron recordando los mejores momentos en su viaje, fue inevitable para Taehyung mencionar lo que le sucedió a Jungkook esa mañana, lo que por supuesto que hizo que el pelinegro casi se escondiera debajo de la mesa.

Sin siquiera darse cuenta, después de haber compartido la comida, después de haberse reído y avergonzado, llegó la hora de volver a casa y se dieron cuenta de ello cuando casi no había nadie en el lugar y empezaban a recoger las cosas. Aun cuando ya eran las 10 de la noche, ninguno estaba tan cansado como para querer despedirse.

A la salida, Jungkook caminó cabizbajo detrás de Taehyung, sus ojos se detuvieron en el movimiento de su cintura y se sintió avergonzado de ello porque tuvo sus ojos fijos en el trasero del otro, solo pudo agradecer que no fue atrapado por la mirada de Taehyung cuando se volteó para mirarlo, él ya tenía su atención puesta en el grupo de religiosos que pasaba frente a ellos subiendo por la calle contrario al lugar a donde ellos irían.

Mantuvo su mirada en los hombres vestidos con túnicas negras, y eso solo le trajo recuerdos que no quería tener en ese momento, no cuando estaba con Taehyung.

—¿Puedes llevarme a casa? —preguntó el castaño mientras intentaba acomodarse detrás de Jungkook.

—Te llevo a donde me pidas, lindo —susurró Jungkook logrando apartar su mirada y sus pensamientos del chico que le rompió el corazón, a quien extrañamente imaginó ver vestido de esa forma.

Antes de arrancar, vio de reojo a un hombre alto de cabello negro que caminaba al final de la larga fila de religiosos, sintió su corazón acelerarse de solo imaginar que podría ser él, pero una vez más la voz de Taehyung empujó esos pensamientos al fondo de su mente, pero sabía que en el instante que estuviera solo volvería a pensar en ello y hace mucho que no lo hacía.

Estacionó la moto frente al edificio que ya conocía, y vio a Taehyung bajarse cuidadosamente, quien se detuvo frente a él mientras intentaba quitarse el casco, pero teniendo dificultad al hacerlo. Antes de poder seguir intentándolo sintió las manos de Jungkook tocar las suyas y solo escuchó su risita cuando cerró sus ojos permitiendo que él lo ayudara a quitárselo por completo.

Jungkook apagó la moto y se quedó frente al hombre que intentaba mantener su cabello tranquilo debido a lo mucho que la brisa lo estaba moviendo. Taehyung observó cómo los músculos de Jungkook se contraían mientras se cruzaba de brazos estando recostado de su motocicleta.

—Mañana... —masculló Taehyung sin poder terminar la frase al sentir los dedos de Jungkook acomodar su cabello casi de manera perfecta, evitando que terminara de expresarse.

—Puedo pasar a buscar mi maleta a tu casa —terminó de decir apretando el teléfono contra su pecho.

—¿Cuándo salgas del bar? —preguntó Jungkook volviendo a cruzarse de brazos.

—Puede ser antes, salgo muy tarde y tu estarás muy cansado.

—No, te esperaré.

Solo fue capaz de sonreír y baja la mirada, él estaba dispuesto a quedarse despierto hasta que saliera del bar, esos eran los pequeños detalles que hacía que sus sentimientos por Jungkook se intensificaran sin límite.

—Está bien.

—Así quedamos entonces —susurró Jungkook—. Te veo mañana.

—Sí, escríbeme cuando llegues a casa —musitó Taehyung moviendo ligeramente sus pies para darse la vuelta—. Buenas noches.

No dio siquiera dos pasos antes de sentir las manos de Jungkook alrededor de su muñeca, haciendo que se girara sobre sus pies y quedara nuevamente de frente a él. Sus manos llegaron a su cintura y solo sintió como este tiró de su cuerpo hasta quedaran pegados, él aún recostado de su moto con una sonrisita tímida, pero con acciones atrevidas como tomarlo de la cintura con ambas manos y acercar su rostro hasta que quedaran a sólo centímetros de distancia.

—¿Vas a despedirte de esa manera? —cuestionó Jungkook sobre los labios del hombre que no podía dejar de mirar el movimiento de los labios del contrario—. ¿Ya no hay besos?

—Esperaba que tú hicieras algo como esto.

—¿Te gusta que haga este tipo de cosas?

—Me encanta que hagas este tipo de cosas —dijo relamiendo sus labios—. Pero me gustará más si me besas.

—No lo sé —susurró Jungkook apretando su mano en la cintura del otro—. Quizás no debería si tú intención era irte sin darme un beso de despedida.

—No quieras jugar a ese juego, honey.

Taehyung pasó su mano por sus hombros, fingiendo acomodar su camiseta cuando solo quería llegar a sus brazos y darles un ligero apretón. Jungkook terminó sonriendo y girando su cabeza para poder sentir los carnosos labios del hombre que le respondió el beso con la misma necesidad que la suya, casi con urgencia.

Le gustaba sentir el piercing contra su boca y como Jungkook mordió ligeramente su labio inferior antes de separar y plantar sobre sus labios un beso de pico que causó una sonrisa en ambos.

—Ahora sí, lindo —masculló aun cuando sus frentes seguían unidas—. Buenas noches, te escribo cuando llegue a casa.

Sin decir nada más, más bien sin saber que más decir, terminó depositando otro beso de pico sobre sus labios. Sus manos se deslizaron lentamente por los fuertes brazos de Jungkook, hasta que sus manos se encontraron, mismas que tuvo que dejar ir, pero no por voluntad propia y lo último que escuchó cuando entró al edifico fue la motocicleta ser encendida otra vez.

—Joder, cuanto me gustas Jeon Jungkook—masculló para sí mismo en cuanto subió al ascensor.

Aun podía sentir el cosquilleo de sus labios juntos, el pequeño roce del arete que decoraba su labio inferior. Llevó sus dedos a sus labios y acarició la zona en la que fue mordido hace pocos minutos.

Jungkook sabía que pasaría en el momento que estuviera tumbado en la cama después de haberle escrito a Taehyung, quien al parecer terminó dormido después de su último mensaje, porque no volvió a responder. Sabía que su mente no dejaría pasar por alto aquella silueta que creyó haber visto de Ji-seok junto a los demás padres.

A veces se preguntaba cuando dejaría de ver al fantasma de su ex, aunque no sabía de su paradero, dudaba de que estuviera en la ciudad, desde que se fue nunca más volvió a saber de él y tampoco se preocupó por hacerlo. Pero de vez en cuando, en momentos como ese, creía verlo o quizás solo era su mente creando una sombra de un recuerdo o al menos lo que recordaba de cómo era su cuerpo.

El tener que buscar su maleta en el apartamento de Jungkook era la perfecta excusa para ir a verlo al siguiente día. Aunque fue un lunes bastante ajetreado, eso no evitó que tocara la puerta del apartamento del guitarrista, quien lo recibió notablemente medio dormido, pero incluso con su cabello desaliñado y su ropa de dormir, le propuso que cenaran juntos; sin dudar aceptó su propuesta porque no había echado nada a su estómago desde el almuerzo que también tuvo más tarde de lo normal.

Tuvo frente a él a un Jungkook semidormido, pero dispuesto a comer con él y preguntarle qué tal fue su día. Le causaba ternura la manera en que sus ojos grandes se veían casi cerrados mientras masticaba con lentitud la cena que apenas pudo preparar para ambos.

Estuvieron sentados en el piso, en la mesita de muebles que por lo general Jungkook usaba de mesa porque el pequeño comedor que él tenía era parte de las encimeras de la cocina y apenas el solo podía comer allí.

Al ver que Jungkook estaba a punto de quedarse dormido, Taehyung se despidió de él con un beso en la frente, tomando sus maletas e insistiéndole al pelinegro que se quedará en casa, pero al final no pudo convencerlo y este terminó acompañándolo al primer piso. Se mantuvo de pie junto al auto mientras Taehyung acomodaba su maleta en el asiento de atrás.

—Honey, vuelve adentro —le pidió Taehyung desde la puerta de copiloto, sonriendo al ver la cara tan soñolienta de Jungkook.

En lugar de volver al interior del edificio, Taehyung lo vio caminar hacia él con las manos metidas en sus bolsillos y tratando de reprimir un bostezo. Se quedó mirándolo sin saber que haría luego, pero este solo se quedó a su lado y movió su cabeza para apartar el cabello desarreglado que caía sobre su frente.

—Siempre dame un beso antes de irte —le pidió con un puchero en sus labios, una acción que calentó el corazón de Taehyung al ver el cariño con la que le pedía un beso de despedida.

Sin decir nada, Taehyung dejó ir la puerta que sostenía en su mano y presionó la barbilla de Jungkook con su pulgar, levantando su mentón para darle un pequeño beso.

—Escríbeme cuando llegues y si no respondo llámame —le pidió por última vez, finalmente aleteando su mano desde la entrada del edificio hasta que desapareció.

Jungkook intentó mantenerse despierto hasta recibir el mensaje, pero de todos modos terminó rendido entre sus sábanas. No recordaba haber descolgado la llamada de Taehyung, pero el otro sí que recordaba la voz ronca y adormilada de Jungkook cuando a través del teléfono le dijo que descansara.

Los siguientes días de la semana estuvieron llenas de trabajo para ambos, Jungkook tenía los días tan ocupados ahora que su hermana estaba embarazada y con unos malestares que casi no le dejaban trabajar, por lo que él y Seokjin tenían que ingeniárselas entre tomar los pedidos, prepararlos, entregarlos y cuidar de Eun-joo, todo al mismo tiempo, lo que por supuesto hacía que terminara su día más agotado, tanto que apenas podía esperar a que Taehyung llegar a casa para darle las buenas noches y saber que había llegado bien.

Aunque Taehyung tenía muchas cosas que hacer en el bar, nunca se olvidó de enviarle un mensaje a Jungkook, a veces recibía una llamada de este cuando almorzaba, mientras que esa era su hora de recibir la mercancía del bar, se las ingeniaba para seguir hablando con él incluso cuando estaba caminando de un lado a otro.

Como siempre, Jungkook ansiaba la llegada del miércoles, no solo porque probablemente tendría respuesta de la disquera que los fue a ver. No había olvidado que fue el motivo por el que estuvieron en el fin de semana en la isla Jeju.

Aquella tarde del miércoles hacia tanto calor que Jungkook sentía que se derretiría si continuaba haciendo ejercicios. Mientras trotaba de camino a su apartamento, antes de que llegara la hora de tocar en el bar, podía sentir como el sudor bajaba por su espalda. Estuvo concentrado en la música que escuchaba, Gravity de DPR Cream estaba en su parte favorita cuando la silueta de un hombre vestido de traje, con su cabello castaño bien peinado, tan impecable, capturó su atención como siempre la hacía cada vez que lo tenía en frente.

Miró la hora en su reloj y se dio cuenta de que aún tenía tiempo para prepararse para la presentación que tendría esa noche en Tazzys, así que cruzó la calle dedicándole una sonrisa al hombre que igualmente le sonreía estando de pie frente a la puerta del bar, con sus manos escondidas en los bolsillos de un pantalón formal.

—¿Cómo puedes hacer ejercicio a esta hora y con el calor que hace? —cuestionó Taehyung en cuanto el chico llegó a su lado.

—Es rutina —expresó en el momento que Taehyung se dio la vuelta para abrir la puerta—. Además, tú eres el que disfrutará de los resultados, o eso espero.

Jungkook solo pudo escuchar la risa de Taehyung, pero se distrajo al ver un sobre amarillo caer al pavimento cuando este abre la puerta por completo. Su intención al tomar el sobre no era leer lo que tenía escrito en el exterior, pero en cuanto leyó "Esto siempre será tuyo, aunque intentes querer alejarme, lo compré a tu medida", supo que no debió hacerlo, así que solo siguió los pasos de Taehyung al interior del bar y le entregó el sobre que él no había notado antes de entrar.

Su sonrisa desapareció al ver la expresión de Jungkook cuando este le entregó un sobre amarillo, en cuanto distinguió la letra se preocupó de lo que pudo haber leído Jungkook. Solo suspiró y lo llevó hasta su oficina sin decir nada al respecto, no pensó que seguiría lidiando con Juwon después del divorcio, pero en el fondo sabía que ese anillo volvería a él en algún punto de su vida, porque así era su exesposo; todas las cosas que alguna vez le dio, nunca, por egoísta que haya sido en los últimos años, nunca se lo quitaría y al leer lo que decía supo que se trataba del anillo de bodas, mismo que no pretendía conservar por el bien de su salud mental.

En cuanto volvió a estar frente a Jungkook, notó que su expresión volvió a ser la misma, movía su cabeza al ritmo de la música que tenía en sus auriculares inalámbricos.

—Dijiste que tenías algo que decirme del señor de la disquera —comentó—. Aun no recibo una llamada de ellos.

—Sí, ¿no prefieres que esté toda la banda? —preguntó Taehyung mientras bajaba las sillas.

No quería hacer del momento incómodo por lo que ambos ya sabían que habían leído en ese sobre y estaba casi seguro de que Jungkook estaba tratando de mantenerse al margen y no cuestionarle nada. Ambos sabían que se trataba del ex, pero no era ni el momento, ni el lugar para aclararlo, pronto Jungkook tendría que irse y el bar estaba a punto de abrir, así que lo guardó para hablarlo después, cuando tuvieran el tiempo de hacerlo.

—Yo les haré saber antes de empezar el show de esta noche.

—No te voy a mentir, tuve que llamarlo y preguntar sobre ustedes —susurró Taehyung, viendo como el rostro de Jungkook volvía a cambiar, esta vez a una expresión más decaída en el que se notaba más la decepción que la tristeza—. Me dijeron que no pueden costear una banda como Blue Notes, pero no te preocupes, eso solo quiere decir que son demasiado buenos como para firmar con un sello discográfico pequeño.

—Está bien, son cosas que pueden pasar —masculló sin mirarlo a la cara.

Estaba avergonzado, y era difícil de ocultar cuando su expresión era tan evidente que estaba decepcionado de la respuesta.

A pesar de que sabía que podrían tener una respuesta negativa, tenía la esperanza de que este no fuera el caso, porque se esforzaron mucho por demostrar que eran una buena banda y probablemente el tema de su presupuesto como disquera solo fue una excusa para no dar el no que correspondía o quizás si era cierto. Al final, esperaba al menos que tuvieran la decencia de llamarlo a él que era el líder de la banda, sin embargo, tuvieron que darle respuesta al dueño del bar, quien a fin de cuentas fue su intermediario en todo el proceso.

—Darling, tengo que abrir en algunos minutos, ¿podemos seguir hablando de esto cuando salgamos? —cuestionó Taehyung luego de haber visto la hora que marcaba el reloj que colgaba sobre el tocadiscos.

—Sí, yo les diré a los chicos antes de entrar —masculló Jungkook volviendo a mirar a Taehyung a los ojos.

Aunque estaban a pocos pasos uno del otro, Taehyung sentía que la distancia entre ellos debía ser reducida, necesitaba estar más cerca de él y hacerle saber que estaba allí como lo ha estado desde que se conocieron. Así que dio un paso al frente hasta que sus pies chocaran con los zapatos del contrario, levantó sus manos para ahuecar su rostro entre ellas, provocando que sus labios quedaran con un ligero puchero involuntario, y sus ojos brillantes con cejas elevadas le daban esos matices de ternura que derretían su corazón.

—No estés triste, son la mejor banda que he visto hasta ahora, así que no dudes de tu talento solo porque recibiste el primer no, ¿está bien? —cuestionó Taehyung apretando aún más sus mejillas, sin poder evitarlo, presionó sus labios contra los de Jungkook en un pico sonoro que hizo sonreír al pelinegro.

—Nos vemos en un par de horas —masculló tomando las manos de Taehyung cuando esté las apartó de su rostro—. ¿Quieres que toque alguna canción en especial para ti?

—Sorpréndeme, como siempre lo haces.

En su camino de vuelta a casa solo podía pensar en que como le diría al resto de la banda que fueron rechazados, no era la primera vez que le decían que no, antes de empezar a tocar en Tazzys recibieron un no como respuesta en muchos otros bares, pero al menos podía decirles que no fue porque eran malos sino porque eran demasiado buenos, al menos de eso convenció antes de salir del bar.

Al momento de salir apresurado del Tazzys, luego de haberse despedido de Taehyung con otro beso de pico, a la salida sus hombros chocaron con los de alguien más, se disculpó inmediatamente con una reverencia. En cuanto levantó su mirada para ver al desconocido, en ese instante dejó de serlo cuando recordó haber visto ese rostro anteriormente en el bar, su último recuerdo fue aquella noche que pensó que era el dueño del bar.

Aunque el hombre que estaba dentro de Tazzys en ese momento nunca le ha hablado directamente de él, Jungkook en ese momento tuvo la sospecha de que se trataba de su ex o quizás solo seguía paranoico con todo el asunto, probablemente sólo era un amigo y estaba suponiendo cosas.

—Aún no está abierto —dijo Jungkook señalando al bar detrás de él, al notar que este no seguía su camino.

—Lo sé —masculló el hombre escaneando todo su cuerpo con la mirada—. Mi esposo trabaja aquí.

El hombre siquiera le permitió responder cuando entró al bar sin más, solo dedicándole una mirada casi fulminante. "Mi esposo trabaja aquí", podría estar hablando de cualquiera, hizo ademán de volver a entrar y asegurarse de que todo estaba bien, pero al notar que no había incomodidad en el rostro de Taehyung retornó su camino a casa.

Aun así, no pudo dejar de pensar en el hombre y preguntarse quién era él realmente, aquella era la tercera vez que lo veía y que este lo mirara con cierto recelo le causaba intriga. Probablemente era amigo cercano de Taehyung, se preguntó si él sabía que ellos estaban saliendo.

Preocupado le envió un mensaje a Taehyung para asegurarse de que todo estaba bien, no conocía a ese hombre y tampoco sabía la relación que tenían, pero su expresión no le daba buena espina. Se sintió más tranquilo cuando este le aseguró de que todo estaba bien.

La noche cayó casi al instante de que pisó su apartamento, se reunió con la banda en el apartamento de Jimin que era mucho más amplio y cómodo que el suyo y se sintió aliviado cuando ellos se tomaron la noticia mucho mejor que él, a excepción de su mejor amigo que no dejaba de decir que esa noche debían de hacerlo perfecto.

El bar estaba repleto otra vez, esta vez había muchas más chicas jóvenes, por lo que el ambiente estaba lleno de risas, era mucho más energético. No tocaron en el fin de semana y quizás esa era la razón por la que había tantas personas. Lo primero que Jungkook hizo al entrar, fue saludar a Taehyung, no fue un beso, pero si hubo una sonrisa cómplice e incluso un guiño de ojo.

Las canciones que eligieron para esa noche fueron por mucho su mejor elección, aunque no sabían que tendrían un público tan energético esa noche, el que Jimin haya elegido cantar una canción que hace mucho tiempo no tocaban, fue precisamente esa canción que avivó aún más al grupo de mujeres que tenían en frente.

Jungkook abrió sus ojos en el momento que escuchó a alguien gritar "Blue notes" cuando estaba en medio de un solo de guitarra junto al piano de Hyun-jin, de tantas personas que tenía en frente no pudo identificar quien fue. Cuando llevó su mirada al resto de la banda se dio cuenta de que ellos estaban igual de sorprendidos.

Taehyung se encontraba en la barra sonriendo al escuchar los halagos que iban dirigidos a Blue Notes, al parecer la banda ya tenía a sus propios fanáticos. No podía negar que la elección de canciones era bastante buena y animada, tenía mucho trabajo que hacer, y entre tantas personas que atendió en la barra solo una logró borrar su sonrisa inmediatamente apareció frente a sus ojos.

Tenía a Juwon sentando frente a él, mostrándole una sonrisa a medias, le molestaba que siguiera apareciendo en el bar como perro por su casa, horas atrás tuvo que lidiar con su presencia, en ese momento siquiera lo pensó dos veces para echarlo, de todos modos, sabía que estaba allí para asegurarse de que su pequeño paquete había llegado, algo que siquiera se molestó en afirmar o negar.

—¿Qué haces aquí otra vez? —cuestionó Taehyung dejando caer sus hombros tras un suspiro que casi se escuchó por encima de la música de la banda.

—¿Es un bar público, ¿no? —cuestionó acomodando su camisa blanca arremangada hasta sus codos—. Vine a tomar algo, whisky en las rocas por favor.

—No eres bienvenido aquí, sal de mi bar —dijo Taehyung tratando de ser lo más discreto posible, tenía más personas a su alrededor, aunque la mayoría estaban concentrados en la presentación de Blue Notes y en las bebidas que pedían en la barra.

—No vas a sacarme a la fuerza, Taehyung, ambos sabemos eso —declaró con cierta suficiencia en él tono de su voz—. Parece que estuviste divirtiéndote en el fin de semana, porque tus empleados fueron quienes me atendieron.

—¿No deberías estar cuidando a una mujer embarazada? —cuestionó mientras servía el whisky.

Quizás si le daba lo que quería se iría pronto, no esperaba tener que lidiar tan rápido con el hombre que recientemente se convirtió en su exesposo. Aunque tenía la sospecha de que volvería a aparecer, no estimó que sería tan rápido como volviera del viaje a la isla Jeju.

—Ella está bien si es lo que quieres saber, será un niño —dijo llevando su mirada a la banda, notando como el guitarrista tenía su mirada puesta en ellos—. ¿Recibiste el anillo? —preguntó volviendo su mirada al hombre detrás de la barra.

Taehyung casi se abalanzó sobre él cuando sintió como Juwon lo tomó fuerte de la muñeca buscando con su mirada que tuviera el anillo puesto.

—Déjame en paz, hazme un favor y sal de mi vida Juwon. No hagas esto —dijo suplicante al mismo tiempo que apartaba su mano con rabia.

Juwon no dijo nada, sin embargo, tomó el vaso en sus manos y volvió su mirada a la banda que tocaba en el frente. Esta vez el guitarrista tenía su mirada en el público y sonreía a medias, pero en el instante que sus miradas se encontraron, aquella sonrisa fue desapareciendo poco a poco, mientras que Juwon tenía en su rostro una sonrisa ladina moviendo su pie al ritmo de la música y con aquel vaso de whisky en su mano que no tamborileaba en la barra.

—¿Él lo sabe? —preguntó Juwon sin despegar su mirada de chico de pelo oscuro que tocaba la guitarra eléctrica, al mismo tiempo que movía su cabeza al ritmo de la música movida que tocaban, quien ahora tenía sus ojos puestos en Taehyung.

—¿Saber que precisamente?, ¿qué me fuiste infiel?, ¿qué me engañaste por años? —preguntó Taehyung en un tono de voz mucho más alto del que quería.

No necesita hacer un escándalo en medio de las personas, pero aquellas preguntas y la actitud de Juwon solo le llenaba de rabia.

—Que eres un hombre casado.

Al no obtener respuesta por Taehyung, Juwon levantó su mirada para darse cuenta de que este también miraba a Jungkook con una mirada en la que pudo captar cierto arrepentimiento.

—Claro que no sabe, ¿por qué te preocuparías en decirle que eres un hombre que tuvo un matrimonio de casi 10 años?, ¿a quién quieres engañar Taehyung? —cuestionó buscando los medios que volver a tener su atención, no importaba si estaba enojado, odiaba que aquel chico obtuviera su atención con solo una mirada, no se había dado por vencido con él y no lo haría en un largo tiempo.

—¿A quién quieres engañar tú? No estamos casados y si no desaparecer en este momento de mi bar llamaré a la policía y sabes que puedo hacerlo —señaló Taehyung amenazante.

Estaba cansado de que Juwon pensara que no era capaz de hacer las cosas solo porque alguna vez en su vida lo amó. No quería pelear, perder su tiempo discutiendo con él; estaba más que claro de que estaba al tanto del tipo de relación que él tenía con Jungkook y estaba seguro de que su pequeña visita no era únicamente por saber si había recibido su anillo, el letrero de que Blue Notes estaría tocando esa noche era lo suficientemente grande como para que él lo haya visto cuando fue en la tarde.

Juwon se puso de pie frente a la barra, tomándose la bebida de un trago. Taehyung no dejó de observar sus movimientos, deseando que se fuera pronto porque la presentación de Blue Notes estaba por terminar y no quería a Juwon cerca de Jungkook, simplemente quería tuvieran el menor contacto posible, no porque tenía miedo de que el guitarrista se alejara, sino porque conocía a Juwon y sabía que diría cosas hirientes e intentaría lograr cambiar la percepción que tenía Jungkook de él, porque él sabía cuánto le importaba aquello.

—No sé a qué estás jugando Taehyung, pero tú ya no estás para estas cosas, no eres un adolescente y no estás en la facultad —expresó mientras arreglaba las mangas de su camisa—. Eres un hombre divorciado, y no se lo dices a tu guitarrista joven porque sabes que saldrá corriendo en cuanto lo sepa. Descuida, me iré por cuenta propia, no hace falta que hagamos un escándalo porque no quieres que tú noviecito nos vea juntos, imagino que debes estar experimentando cosas nuevas al salir con alguien que no encaja con tus gustos tan exigentes, ¿esto es acaso otra de tus rabietas?, ¿o solo es tu gran necesidad de experimentar lo que no hiciste en la universidad?, ¿al menos te da mejor sexo que yo?

—Lárgate... de mi bar —declaró apretando los dientes, sintiendo su sangre hervir con cada palabra que salía de su boca.

Antes de poder decir algo más, Taehyung se percató de que la música de había detenido cuando ya Jungkook estaba a escasos pasos de él, con su mirada puesta en el hombre que dejaba el bar. No apartó su mirada de este hasta que desapareció entre el grupo de personas en la entrada.

El guitarrista siquiera se molestó en quitarse la guitarra de encima cuando se acercó al castaño que ahora lo observaba expectante.

—¿Está todo bien? —cuestionó el azabache—. ¿No hay que golpear a nadie? —preguntó levantando sus cejas y apretando sus puños sobre la barra.

—No, tranquilo —expresó Taehyung cubriendo con sus manos los puños del contrario—. Está todo bajo control, no te preocupes.

—Si ese hombre te está molestando, dímelo.

—No es necesaria la violencia —le aseguró Taehyung dedicándole una sonrisa que tranquilizó a Jungkook.

Él no sabía quién era el hombre sofisticado que había visitado el bar dos veces en el mismo día, pero por la expresión que tuvo Taehyung mientras estuvo allí cuando él tocaba la última canción de la noche, supo que no estaba del todo feliz de verlo.

No era estúpido, había descartado la idea de que fuera solo alguien cercano a él, esa noche fue evidente que ese hombre era mucho más que un amigo o socio, por la forma en la que este lo observó cuando hablaba con Taehyung, por la sonrisa cínica que mantuvo mientras hablaban, era evidente que se trataba de su ex.

Debía esperar a que Taehyung se lo confirmara, pero le fue imposible no darse cuenta cuando tomó sus manos y Taehyung las apartó con brusquedad y una expresión de asco que no dejó pasar por alto. Entre todo aquello, lo que continúo haciendo ruido en su cabeza fue el: "Mi esposo trabaja aquí", lo que le hizo dudar si realmente era su ex, porque Taehyung nunca mencionó haber estado casado.

Fue entonces cuando recordó, observado como las manos perfectas de Taehyung le preparaba la única bebida que él siempre tomaba, aquella ocasión en la que vio un anillo en su dedo y luego desapareció; también el sobre que encontró en el bar esa tarde, lo que tenía escrito y luego aquel hombre bien vestido, peinado perfecto, zapatos impecables y una postura derecha, se notaba que era bastante el estilo de Taehyung, así que todo cada vez más apuntaba a que él definitivamente era su ex, pero se negaba a creer que estuvieron casados.

Si ese hombre fue esposo de Taehyung, aquello solo disminuía sus posibilidades de tener algo serio con él. Una relación de muchos años era una cosa, pero un matrimonio era algo con mucho más peso y si ellos lo que tuvieron fue un matrimonio, ciertamente no sabría cómo sentirse al respecto, es decir, ¿qué lugar ocupaba exactamente en la vida del hombre que tanto le gustaba si es que este estuvo o sigue casado?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro